Firma invitada M.C.M.E. para El blog de Lilih Blue
«Cuando nos enamoramos, queremos compartir todo con esa persona: nuestros sentimientos, intelecto y apetencias sexuales giran a su alrededor. Nos las prometemos felices y nos lanzamos a una vida en pareja, mediante contrato o sin él. La duración del enamoramiento es limitada: «no es bueno estar en la nube todo el rato» nos aseguran los expertos en química cerebral. Pero el amor permanece y nos aventuramos en una etapa criando hijos, que llenarán nuestras noches y días.
Nuestra vida como pareja se puede ver reforzada o debilitada, porque nuestra prioridad son esos pequeñines a los que hay que cuidar. Vamos sumando aniversarios mientras los hijos crecen. Tal vez ya ni los celebres, o te regale, después de olvidarse los últimos años, un jersey horroroso y le dices que muy bonito, (pobre, que ya que se acordó).
Con el paso del tiempo cimentamos la soñada vida común, acumulando experiencias gratificantes y agravios. Las discusiones pueden ser un «más de lo mismo», porque, nuestra memoria, no permite que nos olvidemos de antiguos rencores, que saldrán una y otra vez, cuando surja un desencuentro.
Nos volvemos tan previsibles, que es fácil dejarnos llevar por la rutina. Es posible que un silencio denso, insoportable, esté multiplicando la distancia, a una escala cósmica, del espacio que separa las butacas en las que sentados, veis alguna pantalla. Y pasan lustros, décadas, y te ves en la mitad de tu vida, con el tiempo lleno de ocupaciones.
¿Y el tiempo para el sexo? Las amistades te dicen: «A los cincuenta lo que quieres es dormir, o prefieres leer un libro antes que ponerte al tema, o tienes más ganas que tu pareja, que ya casi ni te mira«. Igual estáis instalados en la falsa calma de los que llevan tiempo juntos y apenas comparten sus inquietudes y mucho menos sus ilusiones, y ya ni siquiera discuten porque les parece un esfuerzo inútil, y el sexo esporádico.
Como dice la canción de Luz Casal: «Y no me importa nada, nada…escucho tus bobadas acerca del amor y del deseo… Que rías o que sueñes, que digas o que hagas… Por mucho que me empeñe… Que vengas o que vayas…»
La pareja necesita tiempo para compartir ideas, afecto y el deseo sexual, porque si no, su vida puede resumirse en un compartir piso, con derecho a roce o no. Buscar tiempo para los dos, para hablar de lo que pensáis y sentís. Poner en común para mejorar. Elegir actividades para disfrutar juntos. Planificar un viaje. Revisar todo lo que se puede cambiar. Olvidar lo que no permita avanzar. Organizar una cena o comida romántica de vez en cuando. Hacer todo aquello que os impulse a seguir adelante juntos, porque creáis que merece la pena.»