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Sí, el sexo con la regla puede ser (muy) placentero: apunta estos 6 consejos

Más o menos, las mujeres tenemos 400 reglas desde que nos viene por primera vez hasta la menopausia.

Así que entre los días de sangrado fuerte y los que simplemente manchamos un poco, nos pasamos con sangre o restos entre las piernas más de 2000 días de nuestra vida.

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Los suficientes como para que ni me plantee pasarlos religiosamente sin tener sexo. Las ganas siguen ahí, quizás en mayor o menor medida en función del momento o del ciclo. Pero si hay deseo, ¿cómo pensar en no tener ningún tipo de actividad?

Para mí, en concreto, hace que el periodo sea mucho más llevadero. Recuerda que el orgasmo siempre te va a ayudar a que las molestias se pasen (la combinación ibuprofeno y clímax es mi favorita durante esos días).

Pero también es cierto que podemos hacer que el polvazo nos resulte más apetecible. Así que ahí te dejo mis recomendaciones para que te tires a la piscina (menstrual) y te animes:

  1. Si por lo que sea te da pavor que se te acerquen cuando sangras (que no pasa nada), recuerda que el clítoris está lejos de la vagina. En concreto unos cuántos centímetros más arriba. Con un tampón o una copa menstrual te aseguras de que no se convierta en el gran olvidado, sino en el protagonista. ¿Quién dijo que el sexo es solo penetración? Tócate (o que te toquen) o atrévete a que te hagan ese cunnilingus que te mereces, que cambiar por completo el revestimiento uterino es un trabajo que bien se merece que te mimen.
  2. Un minuto de silencio por esas sábanas/mantas/colchón que alguna vez nos hemos cargado con el sangrado. Ya que sacar la mancha roja cuesta horrores (acuérdate que solo se van con agua fría), mi consejo es que te hagas con una buena toalla negra para que te despreocupes por tu ropa de cama. No solo proteges tus sábanas de lyocell, sino que te aseguras de que vas a poder seguir usando la toalla ya que con el color oscuro no se apreciará ninguna mancha. Pero es que la sangre es tan buen lubricante que no deberías perder la ocasión de usarla a tu favor.
  3. Ayúdate de estos aliados: una copa menstrual para tener sexo, juguetes que te estimulan el clítoris o en definitiva cualquier cosa que te haga sentir cómoda y excitada son claves. La cosa es que disfrutes y llegues al orgasmo.
  4. El agua caliente es tu mejor amiga. Y no solo dentro de la bolsita que se puede calentar en el microondas. La temperatura disminuye el dolor y rebaja la inflamación (de ahí que también se utilice para los partos en el agua). Mi sugerencia es que muevas la acción al baño y confíes en el chorro de la ducha. Si te lo aplicas sobre la tripa, notarás un alivio inmediato y si bajas unos centímetros, estimulas el clítoris. Dos pájaros de un tiro.
  5. Que suba la temperatura literalmente. Más allá del baño, es fundamental no quedarse fría. Si hay que dejarse la camiseta puesta, se deja. Si hay que tener sexo con la manta térmica en la tripa, se tiene también.
  6. Evita las posturas en las que la penetración sea profunda. El cuello uterino se estrecha y es probable que notes más molestias (dile adiós al perrito en esos días). Si te pones tú encima, haces la cucharita lateral o el misionero te asegurarás de que no te duela nada.

Duquesa Doslabios.

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Dime en qué fase menstrual estás y te diré cómo es tu vida sexual

Me encantaría que todos los días del mes me sintiera predispuesta a tener sexo. De verdad, sería una gozada que bastara con tomar la decisión y no dependiera de las fases que pasa mi cuerpo.

Pero lo cierto es ahí pincho y corto entre poco y nada. Son mis cambios hormonales ligados a la menstruación los que hacen que me vea afectada, desde mi estado anímico a lo que me pasa entre las piernas.

I LOVE CYCLO

De hecho es una de las cosas que más echaba de menos cuando utilizaba la píldora anticonceptiva, que no solo la lubricación natural brillaba por su ausencia sino que perdía totalmente la libido -que sube naturalmente en algunas fases-.

Vamos, que no tenía sentido utilizar un método anticonceptivo para tener sexo si yo misma no quería tener sexo.

Aunque aparentemente soy una persona muy estable, mi cuerpo cambia cada semana del mes.

El primer día del ciclo, que es cuando baja la regla, suele ser una semana fatídica para las que, como yo, tenemos dismenorrea. Es el periodo más molesto por culpa del dolor, pero también la ocasión perfecta para combatirlo a golpe de orgasmo.

Que aunque los niveles de estrógeno y progesterona están por los suelos, la lubricación de la sangre hace que sea un momento tan bueno como cualquier otro (en otras palabras, sí tienes el chichi para farolillos). Y como decía, nada como un orgasmo haciéndole la competencia a cualquier analgésico a la hora de combatir el dolor menstrual.

A continuación, una semana después, empieza la fase folicular. Que recibe ese nombre por los folículos de los ovarios, los que empiezan a crecer por obra del estrógeno, mi hormona favorita.

Es la que hace que nos sintamos más activas y con ganas de experimentar (sí, prueba de una vez ese juguete, mándale un mensaje tan calentito como el interior de una mascarilla o desfila para ti en lencería, se acepta todo lo que te excite).

La tercera fase, la de la ovulación, tiene lugar unas dos semanas después de la menstruación. En el momento cumbre en el que se libera el óvulo, el estrógeno se dispara, lo que afecta directamente al deseo sexual. En otras palabras, en teoría es cuando vas a estar más salida. En mi caso, en la práctica, pues también.

Si a eso le sumamos que es el momento del mes en el que más fluido producimos (cuando estamos más lubricadas y el sexo resulta más placentero sin necesidad de lubricantes añadidos) es la ocasión perfecta de inaugurar la barra libre sexual.

A partir de ahí, de llegar a la cumbre del bienestar vaginal, toca agarrarse que vienen curvas (hormonales). Despídete de los estrógenos porque en la fase lútea es la progesterona la protagonista.

¿Sabes cuando te sientes hinchada como un globo, irritable y cansadísima? Ella es la responsable de todo.

Y claro, con semejantes síntomas no es ya solo que tengamos menos ganas de sexo, es que no nos sentimos ni cómodas con el propio cuerpo.

Al sentirnos así, el nivel de deseo cae en picado. ¿Que podemos aprovechar para practicar sexo a modo de descarga de endorfina? Por supuesto, aunque con la premisa de que es un momento en el que hay que escuchar a nuestros cuerpos.

Cada una de nosotras y cada menstruación es un mundo. Puede que los bailes entre la progesterona y los estrógenos no te afecten (qué suerte).

Y por mucho que esta explicación te ayude a entender por qué hay veces que estás tan excitada y otras que no te enciendes ni con los Vengadores sin camiseta, lo resumo en que si te apetece adelante y, si no quieres tener sexo y prefieres acurrucarte con una manta viendo una serie, es tan sencillo como decirlo.

Recuerda que la otra persona no es una aplicación de trackeo de tu ciclo.

Duquesa Doslabios.

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¿Cambia la regla en verano? La menstruación en la época más calurosa del año

Aunque muchas firmaríamos por tener un verano en el que la regla nos diera un respiro (sobre todo después de que la agenda se nos ha colapsado después del confinamiento), nos va a tocar acordarnos de meter el clásico neceser de supervivencia para esos días del mes.

Como Pilar Ruiz, la directora de comunicación de Intimina (marca de cuidado íntimo para mujer), me confirma, el ciclo no es que cambie en la estación más calurosa del año. Sin embargo sí podemos sentirlo un poco diferente.

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¿Cómo nos afectan los cambios de estación a la menstruación?
En realidad, las estaciones del año no afectan directamente a nuestra menstruación. Es cierto que no percibimos la regla de la misma manera en verano que en invierno, por ejemplo. Durante el verano, por acción del calor y el ejercicio al aire libre, podemos percibir más inflamación y sentirnos más hinchadas que en otras épocas del año. El agobio, la temperatura y los largos días pueden generarnos malestar, más retención de líquidos o deshidratación, y esto afecta a nuestro cuerpo y estado.

En invierno, por otro lado, estamos más caseras lo que nos puede generar la sensación de tener mayor dolor pero menor hinchazón. Solemos tener más antojos de chocolate (¡por qué no!) y nos sentimos más cansadas. Cada mujer es diferente y la regla, según nuestro estilo de vida, nos afecta de formas distintas. Es un proceso natural y cada una decide vivirlo de la mejor manera.

Y, más en concreto, ¿cómo afecta el verano con la subida de temperaturas? ¿Altera el flujo de alguna manera?
El flujo menstrual no debería verse alterado por una estación específica. En caso de que eso sucediera, deberíamos consultar con un profesional para ver qué puede estar sucediendo. Sí es cierto que el verano puede hacernos sentir más incómodas los días de regla por el tipo de ropa que usamos, el calor agobiante, los largos días en la piscina o la playa… De hecho, según un estudio de Intimina, el 63% de las mujeres elige evitar bañarse en la playa o piscina cuando tienen la regla y el 67% siempre lleva consigo los productos de higiene íntima para evitar comprarlos en el destino vacacional.

Durante los días de regla es fundamental hidratarse bien y beber mucha agua, de este modo evitas la retención de líquidos y mejoras la piel; a la vez que debemos cuidar nuestra alimentación con comidas ricas en nutrientes. Cuidarse adecuadamente nos evitará malestares, hinchazón o molestias adicionales que puedan surgir por estar en verano. Además, es importante descansar bien, durmiendo un mínimo de 8 horas diarias y no olvidar la ingesta de hierro durante y tras la menstruación, para tener buenas reservas.

También la vida social cambia en los meses de buen tiempo, ¿cómo compaginar la agenda con la regla?
Es importante destacar que cada mujer es diferente y, por lo tanto, no hay fórmulas mágicas. Nuestra vida debe ser la misma, con o sin regla, ya que nada debe impedirnos disfrutar de lo que nos apetezca hacer: salir a terrazas, ir a la piscina, bailar o tumbarnos en el sofá a ver una película.

¿Es la copa menstrual una buena alternativa para el verano?
¡Claro que sí! No solo por ser hipoalergénicas y totalmente respetuosas con el equilibrio íntimo, gracias a la silicona de grado médico con la que están fabricadas; sino también porque previenen el crecimiento bacteriano. Pero lo más importante es que se pueden llevar hasta 12 horas, lo que las convierte en un complemento ideal para los largos días de verano. No se nota, y nos permite hacer todos los planes sin problema.

Normalmente, la copa resulta muy práctica si tenemos un baño cerca, ¿cómo convertirla en la mejor aliada para los días de playa/piscina?
Es importante mencionar que podemos usar la copa menstrual durante 12 horas, por lo que es posible estar en la playa durante largas jornadas, bañarse y tomar sol sin ninguna preocupación. Luego, al llegar a casa, solo es necesario enjuagarla y volver a usar.

En caso de que tengamos que cambiarnos en un baño público, para que sea lo más cómodo posible, desde Intimina recomendamos llevar preparado un kit para la menstruación: en una bolsa con cremallera, introduce la copa menstrual Lily Cup Compact de INTIMINA, ideal para el bolso por su estructura plegable, junto con toallitas húmedas, desinfectante de manos y agua embotellada. Además, nuestras copas van guardadas en una funda para estar más protegida.

¿Le puede afectar al material el cloro del agua, la arena o la sal del mar?
Si la copa se coloca de manera correcta, no la notas y no tiene contacto con el exterior. Tanto el cloro del agua, la arena o la sal de mar no deberían afectarla, porque al encontrarse en el interior de nuestra vagina, ni deja escapar flujo ni que entre agua en nuestro interior.

Para aquellas amantes del senderismo, ¿cómo podemos limpiar la copa en pleno campo si nos encontramos de ruta?
Es muy simple: una vez nos la quitamos, vertemos su contenido, la limpiamos con un poco de agua o papel higiénico y volveremos a introducirla. Es importante recalcar que debemos esterilizarla entre 5 y 8 minutos en agua hirviendo antes y después de cada ciclo.

A la hora de viajar, ¿qué ventaja tiene la copa frente a los tampones?
La copa menstrual cuenta con la comodidad y practicidad de que podemos llevarla puesta hasta 12 horas sin notarla en absoluto, y es importante también que con ella no generamos residuos que a veces no sabemos ni dónde tirar. Además, comprar compresas y tampones en países no occidentales a veces no es tarea sencilla, no solo por su elevado precio sino porque pueden llegar a ser inexistentes.

Según un estudio de Intimina, 3 de cada 10 mujeres (31%) aseguran haber tenido problemas para acceder a productos de higiene íntima durante un viaje. Por lo que la copa menstrual, al no ocupar apenas espacio en la maleta, puedes llevarla siempre contigo y no tener que buscar productos para la regla en el destino, asegurando una protección fiable durante todo el viaje.

Si no podemos hervirla en ese momento, ¿cómo podemos guardarla de una forma higiénica?
Lo importante es hervirla antes y después de cada ciclo. No es necesario esterilizarla durante la menstruación. Con lavarla con agua es suficiente. Por otro lado, si no estamos en casa y no disponemos de los utensilios para hervir la copa, una opción son las tabletas esterilizadoras, que permiten esterilizar la copa menstrual en agua fría durante 15 minutos.

Una vez acabado el ciclo, ¿podemos compartir la copa -una vez desinfectada- con otra mujer?
No, no es recomendable compartir la copa menstrual. Más allá del factor higiénico, también es importante saber que hay una copa para cada mujer y cada una debe encontrar la que mejor se adapte a sus necesidades.

¿Es el verano una buena época para animarnos a probarla si nunca la hemos usado?
Sin duda. De hecho, ¡cualquier momento del año es bueno para iniciar el cambio! Lo que recomendamos es probarla antes de que comience la regla para poder aprender a colocarla, acostumbrarnos a ella y conocer cómo funciona nuestro cuerpo. Seguro que una vez que prueben la copa, no la cambiarán por nada del mundo.

Duquesa Doslabios.

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Que la regla no te fastidie el día de playa con estos consejos

Es imposible que no tengamos la ‘suerte’ de que, al menos, una de las reglas nos caigan en el día que habíamos planeado ir a la playa o la piscina.

(Y eso si no te baja en medio de un paseo por la orilla con un crush, como me pasó a mí hace unos años).

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Así que como nuestra amiga Inés (por lo de que viene cada mes), es probable que aparezca también en verano, aquí van mis consejos para que sobrevivas a esa jornada de la mejor manera.

La preparación es fundamental. Tienes que pensar bien qué vas a meter en la bolsa. Ropa suelta, un alijo de ibuprofeno y ‘paracetamoles’ que podría nutrir a una residencia de ancianos…

Mi truco para esos días es dejar las compresas en casa y hacer de la copa la mejor apuesta.

Es a prueba de fugas siempre y cuando la vayas vaciando con regularidad, una razón por la que es fundamental que, en cuanto llegues, localices y te pongas cerca del baño.

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¿Que la copa no va contigo? Pues antes de salir de casa, recorta un poco el hilo del tampón -no tanto como para que no puedas tirar luego de él para sacarlo- para evitar que salga a pasear por fuera de la braguita del bikini.

Y hablando de ropa de baño, lo mejor para ese día es que lleves los bañadores o bikinis que tengas de color negro. Así, si notas la fuga, sabes que solo vas a enterarte tú y que no vas a cargarte el conjunto (que ya sabemos lo que cuesta que salga el manchurrón de las bragas).

Si, como yo, cuando estás con la regla, solo quieres fundirte con el sofá y la manta, pero te apetece el plan veraniego, intenta trasladar a la playa o a la piscina la comodidad de tu casa.

Será fundamental que, además de ropa suelta, lleves algo que puedas atarte alrededor de la cintura -para tapar la fuga camino al baño o por si te entra frío-.

Tampoco puede faltar una toalla o manta en la que poder tumbarte en postura fetal si las cosas se ponen feas con los dolores. No subestimes el poder de la camiseta de tu amiga dándote calorcito sobre la tripa, cualquier solución en ese momento de crisis es bienvenida.

Dicen que el calor ayuda a que baje mejor la sangre, pero le va a hacer un flaco favor a tu cara si justo acabas de explotarte el clásico grano hormonal. Si la protección solar es fundamental, que no falte la crema de SPF 50 para que no te queden luego las marcas.

Por mucho que te pueda la pereza, recuerda también que moverte, ya sea dentro del agua como dando un paseo (lo de jugar al voley o a las palas míralo en función de cómo estés de dolorida) ayuda.

Y para terminar, planifica bien la comida que vayas a llevar. Por mucho que te apetezca comida basura -las patatas de tu amiga Laura parecen llamarte a voces- es mejor que te mantengas alejada de alimentos salados, bebidas azucaradas o gaseosas y te limites a beber mucha agua y a comer de forma equilibrada. La hinchazón te lo agradecerá no convirtiéndote (todavía más) en una bola de aire.

Duquesa Doslabios.

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Socorro, la cuarentena me está revolucionando la regla

Si hubiera un trivial de típicas cosas de la cuarentena, me quedaría sin tachar la casilla de «Me he cortado flequillo en casa». Aunque las de «También tengo insomnio por las noches» y «Se me ha alterado la regla» serían las primeras que marcaría.

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En un primer momento pensaba que podía ser algo aislado, pero por lo visto, somos muchas a las que la menstruación nos viene y va un poco a su rollo.

Ahora parece que va a bajar, ahora se te retrasa y, un mes después (cuando no la esperas para nada hasta dentro de unos días), se te adelanta.

Y en mi caso, esto era algo que nunca me había pasado. Desde la primera de ellas, todas mis reglas han venido con la puntualidad de un reloj suizo.

Quitando la emoción por algún viaje -la única vez que también llegó antes de tiempo-, parecía que mi cuerpo estaba de acuerdo con la norma no escrita de que iba a venir cada 30 días.

Así que el hecho de que ahora vaya un poco por libre, me ha preocupado. Y no solo a mí. Algunas de mis amigas también habían tenido cambios.

Aunque no hemos sido encuestadas para el último estudio de Intimina, empresa especializada en productos de salud íntima femenina, podríamos ser los mejores ejemplos para su informe del ciclo menstrual durante el estado de alarma.

Según su informe, el 63% de las mujeres de entre 26 y 45 años ha experimentado cambios en su ciclo como consecuencia del confinamiento, sobre todo las que estamos entre 26 y 35 años.

El retraso medio es, según el estudio, de unos cinco días y encima, muchas de nosotras, pasando las reglas más dolorosas.

Y es que no, al menos en mi caso, no imaginaba cómo podían llegar a afectarme los cambios de hábitos.

Que no salga casi a ningún lado, los nervios por la situación o que viva al borde del ataque de nervios porque mi vecina grita cada dos por tres a su bebé, son algunas razones que tienen mi ciclo tan alterado como las noticias de que va a llegar el cambio de fase a Madrid.

¿Y la solución? Pues, sorprendentemente, muy a mano: descanso, dieta equilibrada, caminar (ahora que podemos)…

Aunque claro, ¿cómo voy a descansar si sigo con el insomnio cuarentena? ¿Cómo voy a comer sano si la ansiedad por el estado de alarma interminable y mis revolucionadas hormonas parecen llevarme solo al cajón de chocolate? Vamos, que estando así, lo raro habría sido que mi regla no se volviera un poco loca.

Duquesa Doslabios.

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Ya hay una copa menstrual que te permite tener sexo (y sin manchar nada)

Hace cinco años empecé a usar la copa menstrual y, desde entonces, hablo maravillas de ella. Es fácil, práctica, perfecta para disfrutar de un día de playa o de spa sin miedo y, sobre todo, respetuosa con el medio ambiente.

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En este tiempo han ido evolucionando. Ahora las encuentras con una especie de pitorro para poder vaciarlas sin tener que sacarlas de dentro, con aplicador y hasta con sistema antiderrames.

Aunque el modelo más sorprendente que he descubierto es aquel que te permite tener relaciones sexuales ¡con ella puesta!

Pero, en un mundo en el que el uso de la copa menstrual está cada vez más extendido, ¿por qué utilizar este modelo? Pilar Ruiz, responsable de Comunicación de Intimina, la marca responsable del Ziggy Cup, la copa pro sexo, nos lo cuenta.

Y es que por mucho que hayamos naturalizado tener relaciones sexuales durante esos días, y como la propia Pilar me confirma según datos del estudio que realizó la marca en 2019, ·todavía parece ser que no son compatibles: «Cerca del 70% de las mujeres considera que no es algo que le guste hacer especialmente durante esos días. De hecho, para los hombres la respuesta es muy similar.»

Que una copa menstrual se pueda llevar mientras se tienen relaciones, ¿es la forma de revertir esta situación?
Hemos lanzado al mercado esta copa menstrual para todas aquellas mujeres que quieren olvidarse de la regla en cualquier momento. De esta forma, las ayudamos a que se sientan más seguras, ofrece total libertad. Es extraplana y diseñada para proporcionar total comodidad, sin importar la actividad que se realice. Es muy suave y fina, y cuenta con un borde doble a prueba de fugas.

¿Por qué crear una copa en concreto que se puede dejar puesta con lo sencillo que es quitarla si se quieren tener relaciones?
Esta copa menstrual no bloquea el canal vaginal, ya que está apoyada contra el cuello uterino, muy similar a como lo hace un diafragma anticonceptivo. De todas formas, puede usarse también como una copa menstrual normal, no solo para mantener relaciones sexuales con la regla. De hecho, recoge el fluido protegiendo hasta 12 horas seguidas gracias a su gran capacidad, independiente de la cantidad de flujo. También está especialmente dirigida a mujeres que tienen el cérvix más alto para una total comodidad.

¿Puede llegar a proporcionar más placer a la mujer en el orgasmo?
Está diseñada para ofrecer un máximo confort sin tener fugas durante las relaciones sexuales. En este caso, no proporciona más placer, pero sí decimos que mantener relaciones sexuales con la regla es beneficioso. Al experimentar estimulación sexual, los niveles de oxitocina del cuerpo aumentan, haciendo que la glándula pituitaria bombee endorfinas que amortiguan cualquier dolor que puedas sentir por los cólicos. Mantener relaciones sexuales durante la menstruación puede aliviar en gran medida las molestias.

¿Es solo para utilizar durante el acto sexual o se puede llevar más horas puesta como es el caso de las copas convencionales?
Puede llevarse hasta 12 horas seguidas. Al igual que las copas menstruales convencionales, ofrece las mismas ventajas: se adapta al cuerpo y no se nota, es ultrasuave, hipoalergénica, se puede guardar en su funda higiénica y es reutilizable hasta dos años.

¿Dónde tenemos que colocarla para que no se note durante el sexo?
Se recomienda tener experiencia previa en el uso de otros modelos de copas menstruales. Si ya tienes práctica con ellas, estos son los pasos que recomendamos:

· Localiza la parte trasera de la copa (o más profunda) y asegúrate que esta parte queda apuntando hacia ti. Aprieta los bordes laterales hasta formar un 8.

· Siéntate cómodamente en el inodoro y relaja tus músculos vaginales. Inserta la parte trasera empujándola con el dedo hacia el coxis. Una vez el borde trasero haya pasado tu cérvix, empuja el borde delantero hacia arriba hasta colocarlo detrás de tu hueso púbico. La copa rodeará tu cérvix y recogerá tu flujo menstrual.

A la hora de introducirla, entiendo que se pliega como una copa cualquiera, pero ¿es sencillo sacarla?
Para extraerla, primero recomendamos lavarse las manos con agua y jabón. Tras ello, la usuaria debe sentarse cómodamente en el inodoro y relajar los músculos vaginales. Después, se tiene que insertar un dedo para enganchar la parte delantera. Posteriormente, hay que deslizar la copa suavemente y paralela al suelo para evitar derrames.

Duquesa Doslabios.

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¿Y si el que no quiere tener sexo con la regla es él?

Como mujer, noto cómo me cambia el cuerpo cuando estoy con la regla. Flujo aparte, mis ‘bajos’ no reaccionan de la misma manera que durante el resto del mes.

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Hay reglas en las que tengo tanto dolor que solo quiero tumbarme. Otras que el sangrado es tan abundante que, cada dos horas, me toca cambiar la copa.

Y, aunque en la mayoría de esas veces, mi deseo sexual se ve bastante afectado, tengo también casos en los que, con sangre o no, tengo ganas de jugar.

No siempre he podido hacerlo. Confieso que solo en pareja me he sentido en confianza como para tener sexo en ese momento del mes.

Como yo, conozco varias amigas que opinan muy parecido. Algunas prefieren hacerlo y otras no, pero si en algo hemos coincidido es que, por lo general, a nuestros compañeros no les importa que haya sangre de por medio.

Sin embargo conozco también el caso contrario de un amigo que, en sus palabras, prefiere «no manchar el sable».

La simple expresión de ‘manchar’ ya hace que se considere la regla como algo sucio, por lo que se relaciona con sensaciones de desagrado e incluso repulsión.

Si eres de esas personas cuya pareja siente asco (o eres tú quien, solo de pensarlo, siente repugnancia), hay varias cosas sobre las que puedes reflexionar al respecto.

En primer lugar, la regla no es algo sucio. Es una fase del ciclo menstrual femenino, por lo que la higiene, si es la normal, no es un problema.

Tener la regla no es sinónimo de que el momento se convierta en una escena de películagore. Hay momentos que se sangra más, otros que se sangra menos. Y, ¿lo mejor? Que se pueden aprovechar esos ratos de menor cantidad de flujo para tener relaciones,

Incluso para quienes tengan miedo de ver la más mínima gota de sangre, se pueden tranquilizar si la otra persona está utilizando una copa o un tampón, ya que evitan que salga el flujo (y deja el clítoris a la vista y bien despejado para cualquier tipo de estimulación externa).

Y aunque cada uno es libre de hacer lo que quiera, ¿no es mejor pensar en que la regla es algo normal y seguir disfrutando del sexo?

Duquesa Doslabios.

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¿De qué depende el color de la sangre durante tu menstruación? La regla no es solo roja

La primera vez que me vino la regla, en medio de un examen de Ciencias Naturales del colegio, recuerdo ir al baño y descubrir una mancha marrón que, realmente me hizo dudar de si aquello era la regla o si la prueba me había dado demasiado miedo.

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Que como mujer en el siglo XXI, con toda la información que hay a nuestro alcance, no las tuviera todas conmigo, demuestra lo poco que normalizamos un tema tan básico en nuestras vidas (¡en las vidas de la mitad de la población!) como es la menstruación.

Por mucho que los anuncios de compresas se empeñen en representar la sangre con un líquido azul, más parecido al suavizante de la lavadora que a lo que encontramos entre las bragas, no es que nos ayude precisamente.

Lo cierto es que la regla no siempre es roja, pasa por diferentes matices y todos son absolutamente normales.

Pero, ¿de qué depende de que sea uno u otro?

Tenemos que empezar por el principio, el ¿de dónde viene la sangre? Del endometrio principalmente, el tejido que expulsamos durante la menstruación.

Un revestimiento que formado por muchas venas, que son las que ayudan a que el óvulo se pueda desarrollar, una vez llega a la zona, mediante el torrente sanguíneo.

Al llegar la menstruación, las venas se constriñen y se reduce la cantidad de sangre hasta luego desprenderse. No sucede de una sola vez. Es un proceso lento y controlado, lo que hace que lo veamos de diferentes tonalidades.

Cuando manchamos de color marrón oscuro, suele ser porque la sangre es más antigua y ha estado expuesta al aire, ya que reacciona con el oxígeno y se oscurece. Puede ser, por ejemplo, porque sea de una anterior menstruación y no llegara a descender por el cérvix.

El rojo oscuro suele venir después, hacia mitad de ciclo o por las mañanas e incluso venir acompañados de coágulos oscuros (si los ves casi negros no te preocupes).

A este granate le sigue el rojo pasión, el momento culmen, la sangre es nueva. Es un color que se ve a mitad de ciclo o en los días en los que el sangrado es más abundante. La señal de que todo funciona con normalidad.

Si es rosada puede ser porque estés excediéndote con los entrenos y no te alimentes correctamente. También se puede dar si estás con algún tratamiento hormonal.

Hasta ahí los colores habituales que la mayoría de nosotras encontramos varias veces al mes. Sin embargo, hay ciertas tonalidades que son señales de alerta y que deberías conocer.

Una sangre grisácea puede ser un indicativo de que has contraído una enfermedad de transmisión sexual. En el caso de que se dé en el embarazo, es algo que también se debe hacer mirar. Naranja también puede ser un síntoma de infección o bien de que estás embarazada (puede pasar entre los 6 y los 12 días después de la concepción), mientras que si es morada puede significar que los niveles de fibra que consumimos no son suficientes.

Lo importante es que conozcas tu sangrado, tus colores y la cantidad que sueles expulsar por mes para que sepas identificar si la salud de tu periodo es óptima.

Duquesa Doslabios.

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Mi vida sexual después de la copa menstrual

Que la copa menstrual ha llegado para cambiarnos los periodos, es algo que ya sabíais. Pero no se queda solo ahí, también nuestra vida sexual puede verse beneficiada por su uso. Y es algo que he ido descubriendo en este tiempo.

GTRES/Duquesa Doslabios

Quizás la más sorprendente de todas fue descubrir que el lubricante cada vez era menos necesario. Vale que la sangre siempre ayuda a que todo fluya, pero en esos días en los que se está yendo o está a punto de bajarte, días en los que el tampón mini parecía imprescindible, pasan factura a la flora vaginal.

Puede que sean un apaño estupendo para no ir manchando calle abajo, pero lo cierto es que absorben mucho más que la sangre, lo que se traduce en sequedad cuando el momento de la intimidad surja.

Y hablando de que surja. ¿Hay algo más cómodo que, antes de pasar a la acción, pasar al baño, quitártela, vaciarla, lavarla y dejarla ahí? A diferencia de los tampones o compresas no tienes que preocuparte de hacer paquetes estratégicamente envueltos con el envoltorio y con papel higiénico para que no sospeche de lo que hay dentro.

Si no sientes todavía la suficiente confianza como para que vea la copa apoyada en su lavabo -yo la dejaba sobre un poco de papel si no me fiaba de la higiene de la casa del susodicho-, (aunque, plantéatelo, ya te está viendo desde todos los ángulos) puedes envolverla y guardártela en el bolsillo.

Otra de sus enormes ventajas es que, como todo va por dentro, no tienes que preocuparte de tener los labios o las ingles manchadas, algo que siempre sucedía con la compresa y ya te obligaba a montar el circo en el baño. Algo a lo que, además, seguramente sumabas el agobio de «Seguro que se pregunta por qué tardo tanto».

Y, por supuesto, ante la perspectiva de pasar la noche fuera, no necesitas preocuparte por llevar tampones encima o por si va a haber artículos de higiene femenina en la casa de la persona a la que ves. Basta con tu copa, y hasta la puedes llevar puesta.

Aunque, si tuviera que quedarme con la que ha sido para mí la mayor mejora, sin duda, sería poder quedarme desnuda abrazada a la otra persona, los mimos del después.

Vale que con el tampón podía hacerlos de igual manera, pero el hilillo blanco no es la cosa más natural del mundo junto a las pieles desnudas. Con la copa ya no tenía que renunciar a ese placer y no lo he hecho desde entonces.

Además, para aquellas a las que le cueste ponérsela (no siempre es igual de sencillo o estamos igual de relajadas), el pospolvo es el mejor momento para introducirla, ya que el espacio suele estar aún flexible por la actividad y permitirá que la copa se ajuste estupendamente.

Duquesa Doslabios.

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6 mitos de la copa menstrual que deberías dejar de creer

La copa menstrual es un objeto tan diferente a los productos de higiene femenina a los que estamos acostumbradas que es normal que circulen leyendas sobre ella.

Facebook lacopamenstrual.es

Algunas de las más comunes, y al mismo tiempo, que más nos preocupan, distan bastante de ser verdaderas. Hoy me encargo de arrojar algo de luz sobre ellas y seguir afirmando que la menstruación con copa es la menstruación mejor.

Para empezar, la copa no se cae mientras vas andando. Tampoco si echas a correr o montas en bici. La copa está diseñada con forma de campana para mantenerse sujeta mientras recoge el flujo menstrual. Es importante sin embargo, encontrar la que es más apropiada para cada una. La talla (cambian factores como el diámetro, longitud o grosor) puede ser diferente en función de si hemos tenido hijos.

No se pierde por dentro del cuerpo. Es uno de los mayores miedos, meter aquello y no volverlo a ver nunca más. Sin embargo al final de la vagina tenemos el cérvix, un estrechamiento antes del útero que impide que desaparezca en nuestro interior. ¿Para sacarla si por un casual notas que está especialmente arriba de la vagina? Empujar hacia abajo como si quisieras tirarte un pedo, pero vaginal.

A diferencia de los tampones que, por culpa de los materiales secan las paredes vaginales y están relacionados con el Síndrome del Shock Tóxico, la copa no tiene este problema, por lo que puedes dormir con ella tranquilamente. Al estar hechas, en su mayoría de silicona quirúrgica, no hay inconveniente en que la lleves puesta mientras duermes.

Y no, aunque te tumbes la sangre de la copa no sube al útero. ¿Recuerdas el cérvix de antes? Pues a partir de ahí no pasa nada. No, ni por mucho que te pongas a hacer el pino. Las contracciones del útero hacen que descienda el líquido aunque desafiemos a las leyes de la gravedad.

La copa menstrual no te ‘quita’ la virginidad. Socialmente, una persona es virgen hasta que tiene sexo con otra, por lo que no es algo que dependa del recipiente de silicona. Sí que es cierto que, si eres un poco manazas, puede que te rompas el himen sin querer, algo que también te puede pasar con los tampones. Pero ni vas a darte cuenta ni supone una gran diferencia en tu vida tenerlo o no intacto.

Puedes hacer pis y caca con la copa puesta. Y no solo eso, sino que es una maravilla de cómoda. No tengas miedo de que se escurrirá al wáter porque, como decía al principio, tus músculos están trabajando, aunque no te des cuenta, para tenerla sujeta.

Duquesa Doslabios.

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