Archivo de la categoría ‘masturbación’

¿Conoces el curioso origen del conejito vibrador?

¿No te da la sensación de que los juguetes sexuales son algo como muy moderno?

Entre que ahora tienen la tecnología de un motor de avión en miniatura o los puedes manejar a distancia con aplicaciones, parecen salidos de una película futurista.

juguete sexual doble estimulación

WOMANIZER

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Especialmente cuando te remontas a un par de generaciones atrás en el tiempo y no te imaginas a tu abuela con algo de este estilo en el cajón de la mesilla del dormitorio.

Pero no, los juguetes no son un invento del siglo XXI, llevan aquí mucho, mucho más tiempo.

Y son también la prueba de que la concepción del placer, especialmente el femenino, ha ido cambiando.

No sé si lo recuerdas, pero antes de que nos arrollara el boom del estimulador de clítoris, ya había un juguete con el que nos temblaron las piernas.

Te puede interesar leer: Succionadores de clítoris para orgasmos sin prisas

Te diré más, cuando alguna conocida me pregunta qué juguete considero un imprescindible, está reñido con el famoso succionador: el conejito vibrador.

El conejito vibrador es un invento maravilloso que, además de tener un dildo que se introduce por dentro y suele tener movimiento -para dar en los puntos claves de la vagina-, tiene un apéndice que estimula la parte exterior del clítoris.

Maravilla de los dioses. O de los ingenieros.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Mara Mariño (@meetingmara)

Puede que las lectoras de mi quinta recuerden que ese juguete lo petó en la pantalla (y en ventas) gracias a Sexo en Nueva York, pero su origen se remontaría al año 710 d.c. en Japón (sí, has leído bien, 710, no 1710).

Según Lovehoney Group, la empresa de bienestar sexual, el primer juguete tenía el nombre de Harigata -búscalo en Google porque las fotos son curiosas-.

Este objeto estaba hecho de piedra, madera o carey, que se le daba forma fálica, y se utilizaba o bien para masturbación o como complemento en las relaciones sexuales acompañadas.

Algo que deja en evidencia que, ya hace más de mil años existieran estos objetos, faltaba mucho por averiguar del placer femenino.

Sí, la sexualidad se reducía solo a la penetración hasta con los juguetes de cuerno de búfalo.

Y que en cuanto a materiales, podemos sentirnos afortunadas de haber nacido en esta época y no estar masturbándonos con algo que te puede clavar astillas en la piel.

Quizás por eso el conejito vibrador fue incluso más revolucionario que el succionador, porque fue el primer juguete en decir: «Vale, la penetración está muy bien, pero que no se nos olvide esto que está aquí encima».

Fue así como el clítoris entró en escena.

Entonces por muy fan que soy del succionador y sus virtudes (como la de llegar al orgasmo en apenas unos segundos), sí que cuando tengo tiempo y busco mayor intensidad prefiero la estimulación simultánea.

Porque los japoneses sabrían mucho de tallar cualquier material que se les cruzara por el camino para darle forma fálica, pero en mi opinión, los juguetes que van a por ambas zonas, son invencibles.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Conocer a tu vulva como a tu mejor amiga, el objetivo de esta plataforma ‘online’

Soy de las primeras que, cuando una amiga le viene con alguna de sexo, aboga por el «tienes que explorarte, ¡experimenta contigo misma!».

Como si eso fuera fácil o algo…

vulva masturbación placer femenino

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Nuestros comienzos en el mundo del placer son bastante inocentes y torpes. Que si un peluche por aquí, el cabezal de la ducha por allá…

Terminas encontrando formas en las que disfrutarte, pero parece que nunca llegas a descubrirte del todo.

Por ser un tema del que no se habla en las charlas de quienes sí hemos recibido educación sexual en el colegio (no daba tiempo más que para lo fundamental de cómo poner un condón o el ciclo menstrual), llegamos a la edad adulta sin tener ni la más remota idea de cómo funciona nuestro cuerpo en el sexo.

Así que descubrir Climax.how ha sido toda una sorpresa.

Para que nos entendamos, es como hacerte un máster online intensivo en tu vulva (pero también en tu erotismo personal).

Aunque, explicado de forma más técnica, la plataforma centrada en el placer femenino cuenta con una serie de vídeos que están basados en estudios científicos.

Puedes encontrar desde ‘clases’ de cómo tocarte, con métodos que nunca habías probado, hasta descubrir quiénes son tus aliados (quién iba a imaginar que tu respiración, una silla o la propia costura de tus vaqueros iban a echarte una mano).

Es más, aun llevando cinco años escribiendo este blog (y alguno más de vida sexual), algunos de los vídeos me han hecho aprender cosas que no sabía, como que mediante respiraciones o movimientos se puede aumentar el flujo sanguíneo para ayudar a la excitación.

Te puede interesar: Este es el reto semanal que despierta tu deseo (y puedes hacer con amigas)

O cómo podemos ejercitar los músculos internos para que el orgasmo o dure más o venga seguido de varios.

Otra de las cosas que me gustaría destacar es que las técnicas que aparecen en los vídeos -además de forma muy explícita, por lo que no vas a tener ni una duda ni media- se pueden poner en práctica por nuestra cuenta.

Y, para la alegría de tu pareja, también explican la forma de integrarlas en la actividad sexual estando acompañada.

Por último, y aunque no tiene nada que ver con lo que se aprende en los vídeos, las modelos que aparecen en ellos son la mejor prueba de que las vulvas son todas diferentes -de color, forma, textura y hasta pelo- y perfectas. 

Así que no solo vas a terminar la serie sabiendo mucho más sobre tu cuerpo y con muchas ideas para poner en práctica con tu pareja, sino que si tenías algún tipo de complejo, se te va a pasar descubriendo la variedad que hay de genitales gracias a unas intérpretes con las que vas a sentirte muy identificada.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Primeras veces con juguetes no siempre son buenas (y por eso debes repetir)

Si me pongo a recordar qué tienen en común todas mis primeras veces en la cama con alguien, es que no son precisamente las mejores de mi historial.

Ni las más placenteras, no te voy a engañar.

juguete sexual gato

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Los nervios -de los que sean-, el primer contacto íntimo y no conocer de nada ese cuerpo nuevo (o qué le excita), hacen que pueda estar bien, sí, pero se convierte en un punto de partida.

Y de ahí hacia arriba (si es que se repite la experiencia).

Con los juguetes sexuales pasa un poco lo mismo. Hay algunos -los menos- que, nada más estrenarlos, te hacen darlo todo.

Pero para la mayoría se necesita un poco de rodaje. Y es el caso de Enigma Cruise de Lelo.

A primera vista parece sencillo: un estimulador de clítoris con vibración y un apéndice con la curvatura perfecta para estimular la parte interna (que llamamos malamente ‘punto G’).

Nada que no haya probado antes por separado.

Sin embargo, siendo algo tan distinto a lo que había probado por unir ambas cosas, no terminaba de pillarle el tranquillo.

Vamos, que hubo orgasmo pero sin fuegos artificiales.

En ese momento es fácil caer en el «A lo mejor este juguete no es para mí».  De la misma forma que te planteas que, si de primeras el sexo no es fabuloso, no tienes tantas ganas de repetir.

Pero eso es lo que tenemos que cambiar y volver a probar.

Porque la segunda vez, más relajada, cambiando la posición y modificando los patrones de vibración, fue increíble.

Te puede interesar: Este es el reto semanal que despierta tu deseo (y puedes hacer con amigas)

Mi conclusión fue que, al igual que deberíamos darnos siempre un tiempo con alguien con quien empezamos a tener sexo, los juguetes deberían recibir el mismo tiempo de prueba.

Que a veces es tan fácil como seguir intentándolo hasta que se les coge el punto, pero nunca darnos por vencidas antes del rodaje.

Y, además en el caso de los que son para vagina, a veces no es ya la posición, sino usar lubricante o leer las instrucciones.

¿Mi consejo? Vuelve a tu mesilla de noche y recupera el que habías descartado.

Está hecho para ti, solo tienes que darle otra oportunidad (o las que sean) hasta que lo descubras.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

¿En qué pensamos mujeres y hombres cuando nos tocamos?

Soy partidaria de que cada uno viva su sexualidad como le salga del genital. Que los gustos sean por colores y que, cada vez que compartimos la cama, sea como un copo de nieve, única.

Pero no puedo evitar analizar hasta qué punto nos creemos que es libre lo que despierta nuestro placer.

Y es algo que me he preguntado viendo el último estudio de Diversual sobre la masturbación.

mujer placer

PEXELS

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Porque una de las cosas que más me han llamado la atención es que la mayoría de los hombres recurren a la pornografía como recurso principal (81%) para estimularse durante la masturbación.

La mayoría de las mujeres (82,9% en cambio) a la imaginación.

Solo tengo que hablar con un par de amigas para dar con la explicación a esta diferencia, no nos sentimos identificadas con el porno.

Las escenas planeadas desde el punto de vista masculino, los cuerpos hipersexualizados, que solo salgan las actrices en pantalla o que el denominador común de la trama sea la sumisión y usar a la mujer como una vagina en lata, hace que muchas de nosotras no conectemos sexualmente con estas imágenes.

Al no utilizarlas para estimularnos desde pequeñas -algo que sí les pasa a ellos- nos toca buscar una fuente alternativa de placer: nuestra cabeza.

Es ahí donde se desarrollan las mayores fantasías. Que pase algo con el profesor de Pilates, una historia con el compañero de trabajo, sexo en un lugar imposible, esa amiga…

El cerebro es nuestro proyector y, las películas mentales que nos montamos, la pornografía.

Y si algo tiene de positivo es que es única y personalísima. Que se adapta a lo que nos pasa a diario y las cosas suceden tal y como nos gustaría.

Esta ventaja, respecto a las imposiciones de la pornografía, suponen que no estamos sujetas a comportarnos como vemos en una pantalla por lo que ha decidido un director.

Nosotras decidimos y dibujamos cómo queremos que sea.

Te puede interesar: Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Y no digo que cortar con las películas eróticas y empezar a darle a la fantasía sea lo único aceptable desde ya.

Pero sí creo que puede hacernos un favor.

Masturbarse mejora el autoconocimiento que tenemos sobre nuestro propio cuerpo. A mejor autonocimiento, mejor resultado en la cama cuando estamos con alguien más.

Y, si ese conocimiento es impuesto, replicamos lo que vemos, pero no conectamos con lo que nos gusta verdaderamente.

Algo que sí se consigue a fuerza de hacer el trabajo de pensar qué es lo que nos estimula (y usarlo como material la próxima vez que nos toquemos en la intimidad).

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Este es el reto semanal que despierta tu deseo (y puedes hacer con amigas)

Tres amigas y un dilema sobre la mesa: nuestro deseo sexual estaba un poco de capa caída.

Así que nos propusimos algo, durante una semana nos dedicaríamos a tener (al menos) un orgasmo al día y comprobar qué pasaba con esa falta de motivación íntima.

mujer masturbación orgasmo

LELO

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

He pertenecido a varios grupos a lo largo de mi vida, el del colegio, la universidad, el del trabajo, el piso compartido… Pero ninguno como «Pepitillas».

Este grupo de WhatsApp se fundó el mismo día en el que tres chicas quedamos a merendar en una tarde cualquiera de primavera.

La misma tarde en la que nos negamos a seguir con la libido por los suelos y nos propusimos hacer todo lo que estuviera en nuestra mano (literalmente) para cambiarlo confiando en algo que he defendido un sinfín de veces en el blog.

No necesitamos tener sexo en compañía para mantener el deseo sexual activo. La masturbación es lo único que nos hace falta.

El objetivo del reto era experimentar en carne propia cómo iba respondiendo nuestro cuerpo a una rutina de orgasmos de los que cada una tendría que encargarse.

Mientras que el desafío era libre -cada una podía decidir cómo y de qué manera llegar al orgasmo- lo que se convirtió en requisito imprescindible era avisar a las demás cuando ya estuviera conseguido.

Fue así como ese grupo de Whatsapp también servía como recordatorio de los deberes de cada día de tener al menos un orgasmo.

Y, una vez cumplida la tarea, mandar el emoji con el visto verde a modo de fichaje.

Pasaron varias cosas interesantes a lo largo de esa semana.

La primera, lo divertido que era pertenecer a esta sororidad de masturbadoras y poder hablar sin pelos en la lengua de por qué nos retrasábamos ese día o incluso compartir algún material que pudiera servirnos de ayuda (un vídeo de chicos bailando realmente anima a cualquiera).

También nos sirvió para motivarnos a seguir el reto cuando a lo mejor se echaba la noche encima y avisábamos a la que faltaba por hacer el check.

Pero sobre todo para compartir cómo nos íbamos sintiendo, especialmente cuando una pasó del modo letargo a que se lo empezara a pedir el cuerpo. Nuestro mayor triunfo, el objetivo de las «Pepitillas» se había conseguido.

Y eso que, a mitad del reto, casi nos rendimos. Una decía que se sentía igual, sin mucho deseo sexual.

Si a eso le sumas que muchas veces lo dejábamos a última hora, cuando más costaba y no nos apetecía, era normal que mantenernos fieles al challenge diario fuera el mayor reto.

En mi caso, al poco de empezar, enseguida noté que la libido me aumentaba.

De hecho se convirtió en imposible mandar mi check orgásmico antes de ir al gimnasio, donde las respiraciones de los que estaban entrenando me despertaban de nuevo.

Era como si el orgasmo me despertara y estuviera receptiva todo el día.

Soy consciente de que, haciendo esto, no hemos descubierto la penicilina. Pero nos quedamos con el triunfo de haber comprobado, con las propias amigas, que somos nosotras mismas las primeras capaces de mantener el deseo encendido.

El gran beneficiario, además de sentirnos más activas, fue sin duda nuestro suelo pélvico y dedicarnos ese ratito a nosotras hablándolo con toda la naturalidad del mundo.

Así que recomiendo que cualquiera se apunte al reto. Aunque si es con amigas, como hice yo con mis «Pepitillas», es todavía mejor.

Es más, le hemos puesto ya punto final (solo hemos necesitado una semana para notar los resultados) y una no descartaba seguir poniéndolo en práctica otra semana más.

Al final, no hay nada más adictivo que el placer.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

La unión hace el placer: cuando él es quien tiene una buena colección de juguetes

Es casi tan habitual ser yo quien pone el repertorio de juguetes sexuales en la cama, que rara vez me he encontrado a quien tuviera colección propia.

Y no ya porque dieran por hecho que tendría algún que otro artículo motorizado para la cama, sino porque, hasta hace nada, la mayoría de hombres no se planteaban tener algo así en casa.

juguete masturbacion

PEXELS

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Mientras que nosotras hemos recorrido un camino larguísimo, hasta el punto de que cuesta encontrar a quien no tenga un succionador de clítoris, la relación de los hombres con los juguetes sexuales no se ha fortalecido tanto.

Una de las razones puede ser porque, socialmente, la masturbación masculina nunca ha sido tabú.

La facilidad de la mano también hace parecer innecesario buscar fuentes alternativas de placer.

Entonces parece casi extraño que ellos puedan tener artículos sexuales para usar o bien por su cuenta o en pareja.

Quizás es más común en personas que practican el BDSM asumir que, seguramente, cada uno tenga un buen repertorio de cuerdas, esposas, pinzas, floggers o mordazas.

Pero cuando se trata de que él saca del cajón un succionador o un dildo, ¿debería cambiar la cosa?

Si somos las primeras que reivindicamos la importancia del clítoris en la cama y hasta hemos llegado a descubrir toda la intensidad que nos produce mediante juguetes, ¿por qué iba a resultarnos raro que él tuviera un producto sexual del estilo para dar el máximo placer a su pareja?

No se nos puede olvidar que los juguetes son aliados para todos, hay cosas que un pene, una lengua o unos dedos no pueden hacer.

Sobre todo si tenemos en cuenta que se contratan a ingenieros aeronáuticos para replicar -en miniatura- la potencia de un motor de avión en el interior de tu succionador.

Además, puede ser algo que tenga de otra relación o que simplemente le apeteciera comprar para tener como parte de su colección.

Te puede interesar: Si la relación se termina, ¿cómo repartimos los juguetes?

¿Qué más da siempre y cuando esté perfectamente desinfectado (o se use un preservativo en su defecto para cubrirlo)?

Personalmente, dar con quien tenga juguetes propios me parece sexy. No solo es una green flag de que es curioso y está dispuesto a experimentar haciendo de nuestra vida sexual algo variado y entretenido.

También es consciente de cómo quiere hacerme disfrutar (y está preparado para ello).

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Adiós al mito de que las mujeres tardamos más: es que nos planteamos el sexo mal

«Estoy tardando demasiado» y «Ya debería haber llegado» son los dos pensamientos más frecuentes que tengo cuando llego tarde para ver a una amiga, y me pilla tráfico, y cuando estoy con otra persona en la cama y no consigo alcanzar el orgasmo.

pareja cama

LELO

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Lo peor es que llego a agobiarme hasta tal punto de lo estar a la altura de ciertas expectativas de velocidad que lo que hago es pedirle que pare.

En esas ocasiones, siempre contesto lo mismo. Algo tipo «No tengo el día» o «Pueden ser las hormonas» son las primeras excusas que se me vienen a la cabeza, mi mayor boicoteado de orgasmos.

Y lo que hago es dar la razón de algo que no es del todo cierto: que nosotras tardamos más que ellos en corrernos.

Esta creencia está tan extendida que ha llegado a relacionarse la virilidad con el tema de la duración en la cama.

Ya no es el tamaño, sino que pueda aguantar 17 horas y 45 minutos penetrándote como un taladro. Lo que haga falta con tal de que llegues al orgasmo.

Pero llega un estudio realizado por la tienda erótica Diversual, con motivo del Día Mundial de la Masturbación, y resulta que descubro que estaba equivocada todo este tiempo.

La diferencia entre la media de tiempo que mujeres y hombres dedicamos a la masturbación, es más pequeña de lo que esperaba.

Ellos le dedican unos 4’54 minutos de media, nosotras 5’38.

Y más de la mitad de participantes, en ambos casos, afirmaron llegar siempre al orgasmo mediante esta vía.

Así que esto significa que el problema no es que biológicamente las mujeres necesitemos auténticas maratones sexuales, sino replantearnos qué estamos haciendo en la cama.

Pero claro, es difícil que no se llegue a la conclusión de que nuestros genitales son casi como un Escape Room, imposible de superar, si seguimos considerando la penetración la práctica estrella del dormitorio.

Ahí no es que vayamos a necesitar algo más de esos cinco minutos y medio, es que no va a haber forma de que cruces el umbral de «vale, me está gustando, pero necesitaría algo más».

Ese ‘algo más que nos falta’ es el clítoris. El mismo que nos tocamos siempre que nos masturbamos bajo el abrigo de la sábana -no vaya a ser que entre alguien en la habitación- y que queda fuera de la trama entre el pene y la vagina por mucho que nos esmeremos en hacer el misionero, el perrito o el pretzel.

Te puede interesar: Así le puedes enseñar a que te haga llegar al orgasmo

Así pasa, que más del 60% de las mujeres recurrimos a los juguetes de forma regular (solo el 6% de ellos) para masturbarnos habitualmente.

Con todos los productos que han puesto ahora el clítoris bajo el foco, no nos faltan vibradores, succionadores y demás en la colección.

Que el 80% llegamos más fácilmente al orgasmo es el tercer resultado de la encuesta que demuestra que el problema no es que nos tomemos nuestro rato o que, como en mi caso, sea una razón para agobiarnos.

Lo que queda claro es que mientras sigamos centrándonos en la penetración, en vez de dar placer mediante otras prácticas como el sexo oral o la propia masturbación, el mito de que somos las tardonas del dormitorio va a seguir en nuestra cabeza.

No es que necesitemos más tiempo, necesitamos tocarnos el clítoris.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

De mi yo treintañera a mi yo de 20 años: tranquila, el sexo mejorará

Hoy, que he cruzado el umbral del tercer dígito, no podría parecerme mejor momento para analizar como han sido estos últimos diez años.

De ahí que, a ti -mi yo que se estrenaba en la veintena-, haya decidido escribirte esto.

PEXELS

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

El sexo mejorará. Tu repertorio de fantasías, también. No le des tanta importancia a que haya un sentimiento detrás cada vez que te bajas las bragas. Es culpa de tu educación católica. Permítete disfrutar sin apegarte a nadie.

Deja de pensar que algo no va bien porque no llegas al orgasmo en la penetración. Estás perfectamente. Sabes cómo pasártelo bien con tu clítoris. Úsalo.

No te preocupes tanto por el tamaño de su pene. Te da igual por el punto anterior. Preocúpate por cómo mueve la lengua.

Sé sincera. No digas que le llamarás si no vas a hacerlo. Admite que no sientes química entre vosotros y que no habrá una segunda cita, así no pierde el tiempo escribiéndote y tú no te sientes tan agobiada cada vez que lo hace.

No le saques defectos a tu cuerpo porque la publicidad te diga que debes hacerlo. Vas a querer a tus celulitis y estrías porque son parte de ti.

Que no, no tienes las tetas pequeñas, así están perfectas.

Masturbarte cuando te duele la regla va a ayudarte a que se te pasen antes los dolores. Ponlo en práctica cuanto antes.

No te hagas la cera en el pubis. Van a dejar de salirte pelos en algunas zonas para siempre.

De hecho, no te obsesiones tanto con la depilación. A mi edad deja de preocuparte cortarte los pelos y te preocupa más cortarte la uña del índice para no arañarte el clítoris.

¿Y esa postura que tanta vergüenza te daba? Ahora es tu favorita.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Las 20 mentiras sobre el sexo que todos hemos escuchado

El sexo es como un idioma: se aprende practicándolo.

Y si repetir una y otra vez no es lo único que se necesita para mejorar, sí que ha hecho que descubriera la cantidad de mitos que me he llegado a creer desde que empecé hasta hoy.

PEXELS

1 – Que era virgen y solo me podría ‘quitar’ la virginidad un hombre.

2 – Que mi vagina siempre debe oler a rosas o estar recién lavada con agua y con jabón. Que el pene igual. Que ese olor particular, que empapa la habitación, es algo sucio.

3 – Que si no hay penetración en algún momento, no cuenta como tener sexo. No, ni aunque te haya follado con la boca o con los dedos.

4 – Que sin penetración, no podía llegar al orgasmo en pareja.

5 – Que todo acaba en cuanto él se corre, porque no se puede seguir. Que solo queda limpiarse con el papel y ponerse a otra cosa.

6 – Que si no hay amor, no se puede tener sexo. Que hay que esperar a tener una conexión emocional más profunda porque solo con atracción física no basta. O es de guarras.

7 – Que si te dejas dar por detrás, también. Que él nunca se queda con la que tiene sexo anal.

8 – Que en el sexo lésbico no hay que usar protección porque no hay riesgo de quedarte embarazada. Que no hay anticonceptivos para la vulva.

9 – Que si solo haces sexo oral, no hay riesgo de que te contagies de nada.

10 – Que el tamaño del pene importa. Y la duración también.

11 – Que para dar placer a una vagina, tienes que hacer mete-saca. Muy rápido, como si inflaras una rueda de bicicleta con una bomba de aire.

12 – Que son ellos los que siempre tienen más ganas. Que a nosotras nos apetece (o nos gusta) menos.

13 – Que la píldora anticonceptiva es tu mejor amiga. Que vas a tener una vida sexual increíble y no va a afectar a tu libido para nada. Y si afecta, tienes que comportarte como si nada.

14 – Que es como en el porno.

15 – Que si ya has dicho que sí, no puedes decir que no si de repente, o por lo que sea, cambias de idea. Que no le puedes dejar ‘a medias’.

16 – Que el sexo en el agua es una pasada. Que ya sea en la ducha, piscina o bañera, el líquido ayuda a que todo sea más fluido.

17 – Que es algo muy limpio y aséptico cuando en realidad terminas en una mezcla de flujos, semen, sudor y babas (y siempre pringarás tus sábanas).

18 – Que la vagina siempre está preparada para tener sexo. Que no cambia ni la facilidad a la hora de lubricar ni su posición según el momento del mes.

19 – Que usar juguetes sexuales significa que no estás satisfecha con tu pareja. Que no vas a poder volver a disfrutar del sexo sin ellos. Que son para pervertidas.

20 – Que lo que hace que seas un buen amante son las ganas, en vez de la comunicación, la reciprocidad o la confianza.

(Y, si quieres, puedes seguirme en Instagram,  Twitter y Facebook).

Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Era el tabú por excelencia cuando las millennials íbamos al colegio. Mientras que el hecho de que nuestros compañeros se hicieran pajas era la conversación diaria, que alguien insinuara que te hacías «dedos» era el fin del mundo en aquella época.

Ni las chicas de mi generación ni yo tuvimos las cosas fáciles en ese aspecto.

PEXELS

En el momento en que era algo de lo que sentir vergüenza, pasaba a ser un tema que no te atrevías ni a hablar en tu círculo de amigas (nunca sabías cuáles no estarían en tu clase al año siguiente).

Así que descubrir(se) a una misma era algo privado, como para ellos, pero además secreto.

Cuando llega la edad adulta, cambiamos de círculos, el tema se normaliza.

Sentimos que, por fin, podemos sacar nuestra manera de masturbarnos -o en quién pensamos al hacerlo-, en una conversación con una amiga, después de esa clase en la universidad.

Nos ha costado su tiempo, pero finalmente hablamos de ello y lo ponemos en práctica.

Porque no es solo admitirlo abiertamente, es hacerlo por nuestra cuenta.

En uno de los estudios más recientes sobre la evolución de la sexualidad femenina, que nos ha costado llegar a la masturbación, es aún más evidente.

Mujeres de la Generación Z y millennials disfrutamos de una vida sexual individual constante (casi el 50% de las 2.000 mujeres españolas se masturban con frecuencia).

Pero la cifra va disminuyendo conforme la edad aumenta.

Y es que aunque la masturbación parece algo sencillo y normal hoy en día -gracias Satisfyer por abrir el melón del clítoris-, aún pesan cosas en nuestra contra.

Para empezar, ese tabú continúa hasta el punto de que hay mujeres que, cuando se les pregunta acerca de sus hábitos íntimos, no son capaces de contar que lo hacen cuando quizás si lo ponen en práctica.

La vergüenza de ser humilladas en clase por hacerse dedos aún pesa por muy lejos que queden los años de colegio. Es un tabú que se nos ha pegado tanto al cuerpo que hasta nos impide tocarnos.

Luego están las que se masturban pero no saben que lo hacen. Si en las películas eróticas todo lo que vemos es una penetración constante, es imposible saber si lo que ponemos en práctica para darnos placer -tan distinto al porno- es realmente masturbarse.

Te puede interesar: Las mujeres no nos masturbamos como crees (y el porno tiene la culpa)

Como dice el cómico Ritxi Olivé, ese movimiento que ejecutamos sobre nuestro clítoris se parece más a un patrón de desbloqueo del teléfono móvil que a lo que vemos en la pornografía.

Así que puede que de pequeña empieces frotándote contra un peluche, una mesa o simplemente apretando las piernas, que, como no son dedos, como masturbación tampoco cuenta (o eso pensamos en aquel momento).

Por suerte, hoy en día, las divulgadoras de este tema, nos encargamos de explicar casi desde el principio cómo hacer para tocarse incluso para aquellas que no saben por dónde empezar.

Ahora aprender cómo funcionamos es tan fácil como escribir en el buscador de Google «Cómo masturbarme».

Por último, están aquellas que, del agobio que les produce el tema, son incapaces de dedicarse ese rato para ellas y liberarse en ese sentido.

Las cifras nos alejan todavía un poco de ellos, pero vamos por el buen camino.

Y, ya que he sacado el tema del colegio, aprovecho para poneros esto de deberes para casa y seguir mejorando los porcentajes para el próximo estudio.

El tocaros, viviros, sentiros y disfrutaros. Os deseo todo el placer que podéis daros sin ayuda de nadie que no seáis vosotras.

Está en nuestra mano cambiarlo. Literalmente.

Duquesa Doslabios.
(Ya puedes seguirme en Instagram,  Twitter y Facebook).