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Seis hábitos para que retomes y mejores tu vida sexual al volver de vacaciones

Ayer iba mentalizándome, en el viaje en coche de vuelta a Madrid, de que era el momento de despedirme del verano.

Fin de las puestas de sol sin mirar el reloj para volver a casa, de los planes a cualquier hora o de tomar mi dosis diaria de tarta de queso (porque claro, no iba a hacerle el feo a la repostería cántabra).

SKYN USA

Sé lo que viene ahora al regresar a casa: la rutina y mi vida ordenada. Y aunque echaré de menos la temporada más despreocupada del año, puesta a volver a retomar hábitos, he descubierto que tengo un incentivo añadido.

Y es que algunas de mis costumbres son claves a la hora de tener una vida sexual más placentera.

Así que si, como yo, estás enfrentándote a la depresión posvacacional, deja que te anime diciéndote que este año tienes motivos extra para adoptar estos buenos hábitos:

  1. Dormir bien: ¿recuerdas lo de dormir 8 horas del tirón? Es el momento de recuperarlo. Si mantienes tus noches entrecortadas te arriesgas al gatillazo. Y es que un descanso ineficiente lleva a la disfunción eréctil (así como a una respuesta femenina incorrecta a los estímulos del sexo).
  2. Hacer algo de ejercicio. No es necesario que te pongas a correr en cuanto sueltes la maleta. Pero si se te resistía la idea de apuntarte al gimnasio, es un buen momento para retomarla. Una buena condición física mantiene el sistema vascular en forma (más sangre en los sitios a los que debe llegar). Además el deporte es una dosis de chute de endorfinas. Si te sientes feliz y te ves bien, la libido se pone por las nubes.
  3. No fumar. El pitillo de después déjalo para las películas de los 90. La nicotina es un vasoconstrictor, por lo que afecta a las venas del pene especialmente.
  4. Intenta controlar el estrés por tu salud y por tu vida íntima. El cortisol y la adrenalina, dos sustancias que producimos cuando los niveles de estrés nos superan, afectan a la respuesta de tus hormonas cuando se trata de tener sexo.
  5. Alcohol y cafeína en cantidades controladas. El primero puede incrementar la ansiedad y es una droga depresiva. El segundo es vasoconstrictor. Procura tomarlos de manera esporádica si no quieres que te afecten al rendimiento en la cama.
  6. Vuelve a una dieta sana. Ya he comentado en este post que hay alimentos que mejoran tu vida íntima. Y no, no hablo de las ostras o las fresas cubiertas de chocolate. El aguacate, la miel, el jengibre o las espinacas aumentan tus ganas de tener sexo. No te olvides de meterlos en el carrito de la compra si quieres aumentar el placer con tu pareja sin necesidad de que empecéis a quitaros la ropa.

Duquesa Doslabios.

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Placer para él: cómo encontrar su Punto P, la zona erógena masculina escondida

Mi despertar sexual tuvo dos momentos. El primero cuando descubrí que tenía algo entre las piernas que servía mucho más que para hacer pis.

El segundo cuando aprendí a utilizar mi propio clítoris.

En el caso de los hombres, es algo parecido. Hablar de las pajas desde pequeños es algo casi tan normal como comentar de qué tocaba el bocata ese día.

Pero no es hasta que se da con el punto P que se descubre un nuevo mundo de sensaciones.

CALVIN KLEIN

El punto P es como ir a tu supermercado del barrio, es fácil de encontrar si sabes a dónde hay que ir.

Pero si no es tu caso, deja que te acompañe en este camino de descubrimiento.

Para no ponerme intensa con la biología, basta con saber que ese lugar se encuentra en la próstata, justo debajo de la vejiga.

Y si la presionas, además de ganas de hacer pis, produce un placer estelar.

Un desencadenante de miradas perdidas, boca entreabierta y respiración jadeante.

Puedes llegar por dos vías. La primera que te aconsejo es la superficial, a modo de aproximación y preparando el terreno.

Vete al punto final de los testículos. Allí verás que, hasta llegar al ano, encuentras una zona virgen (virgen por decir algo, suele estar con bastante pelo) que puedes acariciar con los dedos o recorrer con los labios.

Masajea suavemente e intercala haciendo más fuerza aprovechándote de la versatilidad de la lengua.

¿Lo tienes? Segundo paso: intenta tener un lubricante a mano -puede apañarte la saliva, pero se seca antes-, e introduce un dedo por el ano.

No necesitas ni llegar a lo más profundo de su ser ni meter los 5 dedos, un pie o el cuello de una botella.

Ve con uno y, en cuanto esté introducido, presiona hacia arriba. Como si quisieras tocarle el ombligo desde dentro.

Ese bulto que notas (lo encuentras muy a mano, está a 5 cms de distancia de la entrada) es la próstata.

Ahora te toca a ti escucharle, analizar sus movimientos y descubrir qué le produce más gusto.

Si ir con suavidad, recorrerlo por encima o presionar con algo más de fuerza.

Como última recomendación, no te olvides de su pene. Puedes masajearlo al mismo tiempo de arriba a abajo o dedicarle atención con la boca mientras te encargas de meter el dedo.

Si de primeras te parece más complicado que aprender a conducir, por la cantidad de cosas que tienes que tener en cuenta, sugiérele que se toque mientras tú te dedicas a la espeleología.

Una vez te veas con mayor seguridad prueba a ejercer el multitasking y darle a todo. Eso sí, siempre con las uñas cortas y las manos limpias.

Duquesa Doslabios.

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Ideas que puedes probar en la cama desde ya para salir de la rutina sexual

Novedad, qué bonito nombre tienes. Sobre todo cuando se relaciona con la cama.

Por mucho que intentemos evitarlo, somos animales de costumbres. Las dinámicas y la rutina se cuelan en nuestra vida sexual estancándola.

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Pero evitar que, por tercera vez en esta semana, terminemos en el ‘misionero’ de siempre, podemos variar un poco la experiencia.

Tener una vida íntima divertida en la que no falten las sorpresas es algo que nos une a la mayoría.

Según los datos del Barómetro de Control, 8 de cada 10 jóvenes españoles participantes en la encuesta respondieron que le gustaría probar cosas nuevas en la cama.

Podríamos echarle la culpa a la pandemia y a que el 63,2% de los encuestados dijeron que tenían menos sexo que antes.

Pero lo cierto es que la monotonía ya era algo que existía antes del Covid-19. Y, para combatirla, te dejo algunas ideas:

  1. Cambia de lugar: tanto físico como geográfico. Atrévete a salir del clásico camino y recorre otras zonas que ni sabías que podían resultar eróticas. Fuérzate a salir de la cama y echa ese polvo encima de la lavadora que tanto has visto en la nueva temporada de Valeria. Vete de viaje y déjate llevar en la playa (cuidado con los mirones). Y, si no tienes vacaciones, espera a que esté bien entrada la madrugada y cuélate en el ascensor para echar uno de esos rápidos -entre el miedo de ser pillados y la gracia por la incomodidad de tener sexo en un metro cuadrado.
  2. Las fantasías están para cumplirlas: la ola de calor parece la excusa perfecta para tener la casa bien aireada y aprovechar el aire que corre en sitios como la terraza y, de paso, arriesgarte a que te pillen los vecinos. Di lo que te gusta, una sesión de BDSM, sexo en la piscina o juegos de rol, y planea cómo ponerlas en práctica. Solo con pensarlo irás calentando el terreno para cuando llegue el momento.
  3. Coge toalla, crema, mucha agua y vete a una playa nudista: no hay nada como liberarte de la imposición de la ropa para sentirte más libre que nunca. Ver a tu pareja en la misma situación, y rodeados de personas en pelota picada, se convierte en una experiencia muy excitante. Aprovecha la intimidad que dan esas rocas delante de la cala salvaje para tocarle. Sin bañador ni bikini de por medio, todo está mucho más a mano.
  4. Y si el nudismo no va contigo, hazlo con ropa. Pero no con cualquiera. Más allá de echar ese polvo urgente en el que parece que no hay tiempo de esperar a bajarse los pantalones ni a sacarse las bragas por las piernas, puedes convertirlo en un fetiche. Un vestido de largo intermedio que tengas que remangar o abrir su camisa y utilizar los extremos para empujarle hacia ti son dos buenas alternativas si quieres añadir variedad.
  5. Sal de las posturas de siempre, esas que tiendes a repetir porque siempre funcionan. Improvisa. Sube una pierna, baja la cabeza, ponte bocaabajo en el 69 vertical o busca en Google la lista de posiciones del kamasutra y vete a una por día. Puede ser una buena forma de descubrir penetraciones más profundas o de ver a tu pareja desde otra perspectiva.
  6. Echa uno rapidísimo. En tiempo récord. Sin pensarlo ni darle vueltas. Prepara el preservativo y ponte a ello. El sexo produce más ganas de sexo, así que es una forma de asegurar repetir más adelante (y quizás incluso con más tiempo).
  7. Pasa una noche fuera. Por mucho que innoves entre las sábanas, hay algo que no cambia: tu cama sigue siendo tu cama. Misma forma, mismo cabecero, mismas patas, misma orientación… Una escapada a un hotel, a un apartamento o incluso de acampada es perfecta para salir del entorno conocido.
  8. Vídeos eróticos para subir la temperatura: que cada uno escoja una película que le guste. Podéis verla en compañía y, como diría Rigoberta Bandini, «a ver qué pasa». Es la ocasión perfecta para que busques un vídeo que se ajuste a tus gustos sexuales o para dejarle caer un fetichismo. Además de excitaros viendo el vídeo juntos, ¿por qué no intentar ponerlo en práctica mientras tanto? Puede daros un sinfín de ideas.
  9. Mastúrbate mientras le miras hacer lo mismo. Se me ocurren pocas cosas tan íntimas como entrelazarte con la mirada de otra persona en el momento que estás a punto de explotar de placer (o incluso dejarte llevar por el orgasmo sin despegarse las pupilas). El reto es el de convertirte en voyeur y excitarte con su imagen a la vez que hacen lo mismo contigo. Requiere mucha confianza y quitarse muchas presiones de encima -como la forma en que te masturbas que no se ajusta demasiado a lo que ha visto en el porno-. Una vez lo consigues, además de clímax asegurado, notarás que estáis más en conexión que nunca.
  10. Cambia la franja horaria: todos tenemos un momento del día que, por unas razones o por otras, se convierte en nuestro favorito. Puede ser nada más despertarse de una siesta de varias horas o justo antes de ir a dormir. Lo importante es que le des un giro al reloj sexual y busques la ocasión cuando menos parezca encajar. Que se despierte en plena madrugada por una ejecución de premio de sexo oral o pon la alarma un poco antes para empezar el día con un buen chute de serotonina. No falla.

Duquesa Doslabios.

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Vacaciones lejos de tu pareja: así puedes mantener viva la llama en la distancia 🔥

Jornadas de trabajo más cortas, tardes largas y las vacaciones a la vuelta de la esquina. Lejos de la apretadísima rutina -esa que casi no nos deja tiempo para respirar-, el verano se presenta como la época dorada para disfrutar en pareja.

Para aquellas que resisten la crisis previa a las vacaciones (sobre todo en este año que parece el encargado de hacernos recuperar todo lo que no se pudo hacer en 2020), toca un nuevo desafío: no siempre se disfrutan en compañía.

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Ver a la familia por separado, esa escapada con el grupo del colegio o el viaje que quedó pendiente con la amiga de la infancia relevan las cenas para dos, el plan de cine con algún roce desprevenido cuando sube el volumen de la acción de la película y, por supuesto, las noches en las que no solo aprieta la temperatura por la ola de calor.

Recortar la distancia revalidando el deseo es algo que, según Sara Martínez, experta en Comunicación en EroticFeel, es más fácil ahora que nunca gracias a las nuevas tecnologías.

Para ella, ponerle remedio a los meses sin contacto físico pasa por mantener una comunicación abierta y, sobre todo, liberarse de los prejuicios dejando las vergüenzas a un lado.

¿Cómo podemos acercarnos a nuestra pareja si en verano tenemos planes por separado?
La tecnología facilita las cosas. Las videollamadas, los mensajes, los emails… hay muchas maneras de mantener el contacto. De lo que se trata es de que ese contacto sea lo más provechoso posible, de no perder la intimidad pese a la distancia.

¿Y a nivel físico?
En lugar de mandarle fotos de tus desayunos o de la copa que te vas a tomar a media tarde, mándale un mensaje contándole lo que te gustaría estar haciendo en ese momento. En vez de reenviarle memes absurdos envíale por sorpresa un juguete sexual que tú puedas controlar desde la distancia. Busca ratos para hablar a solas. La distancia, bien llevada, puede ser un revulsivo para la pasión y una manera fantástica de intensificar el erotismo. ¿Son las tres de la mañana y no puedes dormir por el calor? Mándale un correo describiendo lo que vais a hacer en cuanto volváis a veros o recordando aquel encuentro que todavía hace que te tiemblen las piernas.

¿Por qué es importante no descuidar nuestra vida sexual?
Porque el deseo mantiene una relación viva. Al principio, esas primeras llamadas o mensajes dan cierta vergüenza, pero una vez superado el pudor, la pareja se fortalece, se pierden inhibiciones y se tira más de la imaginación que en el cuerpo a cuerpo. La complicidad entre ambos aumenta muchísimo y es el momento ideal para dar rienda suelta a las fantasías eróticas. Imagina eso que te pone a mil y cuéntaselo detalladamente. Descríbele cómo te estás tocando y lo que estás sintiendo. El sexo telefónico y la utilización de los nuevos juguetes sexuales que se pueden controlar a distancia abren un mundo de posibilidades. No tienes esa sensación del tacto de la piel, del sudor del otro, pero descubres otra manera de experimentar la sexualidad y tiene un componente de novedad y transgresión que lo hacen sumamente excitante.

¿Qué juegos o artículos podemos utilizar para ello?
La juguetería erótica se ha puesto las pilas y la mayoría de las marcas más reconocidas y prestigiosas cuentan ahora en sus catálogos con juguetes que se pueden controlar a través de una aplicación gratuita descargada en el móvil. La elección, por tanto, depende de los gustos de cada uno. Si quieres masturbar a tu pareja en la distancia pero también en público (algo que por cierto recomiendo), los estimuladores de clítoris para braguitas como el Satisfyer Sexy Secret, el Liebe Panty Vive o el WE-Vibe Moxie son perfectos. Para el pene, el mejor estimulador para utilizar en público y controlar a distancia sin que nadie se entere es el anillo vibrador Lovense Diamo.

Si buscáis poder masturbaros a distancia pero simultáneamente el Lovense Nora y el Lovense Max son mi opción favorita. El Nora es un conejito rampante muy potente y el Max un masturbador masculino. Y ambos se pueden sincronizar, es decir, el Nora con otro Nora o con un Max, y el Max con otro Max o con un Nora. El juguete reaccionará a los movimientos del otro, es una maravilla.

LOVENSE

¿Cómo podemos vencer la vergüenza de una videollamada sexual?
Como decía antes, la vergüenza es completamente normal al principio. El contexto cambia y puedes tardar un poco en sentirte cómodo. El único secreto es la confianza en la pareja. Dejad que las cosas fluyan sin poneros metas. Estar pendiente de si alguien te pilla o abre la puerta de la habitación tampoco ayuda. Buscad un momento de intimidad para sentiros relajados. Y no pretendo hacer apología de nada, pero la vergüenza se pasa más rápido con una copa de vino.

¿Qué aconsejarías de cara a organizar una llamada de este estilo?
Un pestillo en la puerta y un buen rato por delante. Las prisas y, como ya he dicho, el temor a que alguien pueda aparecer de repente pillándote en una situación comprometida, son los enemigos número uno de una videollamada sexual. Busca la intimidad. También es importante que te sientas sexy. Algunas personas lo consiguen con la camiseta que regalaba Cola Cao con el bote de cinco kilos en los 90 y otras necesitan algo un poco más sofisticado. Y evidentemente no empieces a hablar de la rozadura que te han hecho las sandalias o del cocido que te acabas de meter entre pecho y espalda. Se trata de erotizar el ambiente con las palabras y los gestos. Empieza a hablar, tócate, utiliza juguetes sexuales y explícale lo que te gusta y cómo te gusta.

En cuanto al texting, ¿puede ser también una forma de disfrutar de la otra persona?
«Josefina. No te laves. Voy», así le anunciaba por carta Napoleón Bonaparte a su amada que se preparara para la fiesta. Y tampoco se quedaba corto el escritor Henry Miller en sus misivas: «Quiero joder contigo salvajemente. Lo que tuvimos no fueron más que entremeses. Vuelve aquí y déjame que te la meta, por detrás. Quiero hacer de todo contigo». Ya ves que no hemos inventado nada. Los mensajes subidos de tono tienen la capacidad de despertar nuestra imaginación y de excitarnos. Generan expectativas. Así que sí, son una manera sacar a relucir el ingenio y disfrutar de la otra persona.

¿Cómo podemos iniciarnos en esta práctica?
Solo se trata de dejarse llevar. No hay que buscar mensajes eróticos en Google ni pedir consejo a los amigos. ¿Qué te gustaría estar haciendo en ese momento? Escríbeselo. ¿Tienes una fantasía sexual? Confiésasela. ¿Qué es lo que más te excita de esa persona? Cuéntaselo. Empezar siempre es lo más difícil, una vez metido en harina la conversación fluye sola.

Duquesa Doslabios.

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Comunicación en la cama: lecciones básicas del idioma que se aprende sin ropa

La sincronización entre las sábanas va mucho más allá de llegar al orgasmo al mismo tiempo. Es aprender a leer e interpretar lo que quiere la otra persona.

Y ponerlo en práctica, por supuesto, haciendo de los dedos, lengua o genitales las herramientas de escritura sobre el tapiz de la piel para probar que hemos entendido su lenguaje.

SavageXFenty

Aunque llegar a entenderlo a la perfección es un proceso de traducción por el que podemos perdernos al principio.

No se nos enseña a atender a las necesidades sexuales de otra persona. Y tampoco a prestarles atención.

Conocemos las propias gracias a las terminaciones nerviosas que nos indican que la visión de esa lengua enroscada en nuestro pezón nos excita.

Pero conocer cómo afectan nuestros intentos de dar placer es un ejercicio no ya de empatía -ponernos en el lugar de cómo podemos tocar o acariciar-, sino también de escucha activa y, sobre todo, de memorizar.

Se puede esperar al momento de acción. Aprovechar la cercanía de una oreja para susurrar al oído un sugerente «Quiero que me hagas esto».

Pero también exprimirlo y usarlo como juego hablándolo en otro momento. Se puede convertir en una conversación subida de tono por WhatsApp o en directo.

Expresarnos de forma sincera recordando qué nos ha gustado más de lo que han puesto en práctica sobre el cuerpo es un estímulo positivo ideal para potenciar esa memoria.

De la misma manera que un «Sí», «Sigue», «Más rápido» o «Despacio», esas las palabras comodín que sirven de ayuda, pero también de aliciente.

Los sonidos, gemidos y miradas son grandes indicativos de los que dar rienda suelta cuando llega el momento de disfrutarse.

Incluso no encontrando las palabras es fácil interpretar cuando la respiración se acelera o el cuerpo comienza a arquearse.

La forma no expresada de decir «Vas por el buen camino».

Personalmente, encuentro excitante por partida doble cuando te cogen la mano -o la parte del cuerpo que sea- y te indican cómo hacerlo a su gusto.

En ese movimiento silencioso (cargado del morbo de saber que lo que hagas a continuación siguiendo sus indicaciones, va a ser acierto asegurado) es tan instructivo como estimulante.

Ya que cada uno tiene unos gustos distintos, podemos mostrarlos guiando, indicando o incluso mostrando cómo hacerlo.

Doy fe de que ver una masturbación en vivo y en directo es la manera más efectiva de que se quede grabada la lección en la retina.

Duquesa Doslabios.

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Necesitamos más lencería erótica masculina (y hombres que se atrevan a llevarla)

Cuando me compré lencería exclusivamente para el sexo fue para mi primera vez.

Y no pude haber elegido peor el diseño: un espantoso culotte con volantes en rosa y gris.

En aquel momento me parecía la mezcla perfecta entre atrevido y naíf, pero a la hora de la verdad ni era cómodo para llevar por debajo de la ropa y encima daba un calor increíble.

MACHOUNDERWEAR

Con los años mis gustos se fueron puliendo. Ya no buscaba tanto el estilo de fantasía, sino transparencias y máxima comodidad, por lo que los tangas de encaje cogieron el relevo.

Hubo incluso una vez que, animada por la perspectiva de ampliar horizontes, me hice con uno de esos diseños tipo body que se podían enganchar con las medias.

He de admitir que, por mucho que tuviera que dedicarle un buen rato a descifrar dónde iba cada extremo, verlo en acción merecía mucho la pena.

Sujetadores con tiras cruzadas, picardías, medias altas… En todos estos años en los que pasaba por mi cajón de ropa interior una variedad de diseños digna de desfile de Victoria’s Secret, lo que lucían mis acompañantes masculinos para esas situaciones era casi lo mismo.

El clásico boxer de algodón tipo pantalón corto ajustado con la cintura elástica que lleva el logo de la firma.

Vale que el color no era siempre el mismo. Además de negro podía darse la ocasión de toparme con un calzoncillo en azul o en rojo, pero no pasaba de ahí la variedad de ropa interior.

Estando en pareja, recuerdo que le dejé caer a mi novio lo mucho que me gustaría verle con lencería erótica.

Fantaseaba con él luciendo unos calzoncillos de cuero, algo tipo arnés rodeándole el pecho o incluso un tanga,

¿El único problema? Que a la hora de la verdad, de ir a buscar esos diseños que rondaban mi cabeza, no era ni tan fácil dar con ellos ni había tanta variedad.

Para empezar, si la lencería masculina de esas características no es sencilla de encontrar.

Que tengas que ir exclusivamente a una tienda erótica a encontrar variedad en lencería masculina (mientras que nosotras podemos dar con diseños atrevidos en casi cualquier tienda de ropa interior) deja claro que, para la sociedad, solo es el cuerpo de la mujer el que debe potenciar su sexualidad.

Además, lo que sueles encontrar yendo a los sex shops suele estar entre los diseños de broma al más puro estilo despedida de soltero o conjuntos más centrados en el BDSM.

Entre uno y otro extremo no hay tanta opción.

Así que lanzo un llamamiento no solo a las marcas, sino a los propios consumidores. Sí, el cuerpo masculino es igual de bonito que el femenino.

Y sí, a las mujeres también nos gusta que nuestra pareja se ponga sexy para nosotras.

El erotismo es una carretera de doble sentido.

Duquesa Doslabios.

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Por qué es importante que los hombres (también) giman en la cama

El ceño fruncido, el gesto crispado, el cuerpo rígido, las manos hundidas en tu cintura como si no hubiera nada más a lo que aferrarse en todo el mundo.

Y, en unos segundos, la boca semiabierta, la mirada perdida, el pulso por las nubes y la cadera contraída.

Sí, él se ha corrido y ha sido maravilloso.

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Creo que pocas cosas me excitan tanto como ver a un hombre en pleno orgasmo. Es para mí un disparador automático.

Al igual que si gime o jadea desde que empezamos a calentarnos.

Los gemidores (por llamar de alguna manera a quienes expresan su gusto más allá de una respiración fuerte) son una especie en peligro de extinción.

Lo habitual entre los millennials de mi generación, educados por un porno heterosexual básico, es ser más bien discretos.

Han recibido un mensaje contundente de las películas eróticas: tú, como hombre debes ser rudo, dar caña, meter un azote, hacerla gritar de gusto hasta que te clave las uñas. Podrás disfrutar, sí, pero de una manera silenciosa.

Y no es ni porque los hombres tengan un registro vocal más grave y biológicamente sean incapaces de gemir (como he leído en algún sitio) o porque solo entre nosotras haya escandalosas.

Viendo cualquier escena porno al azar en la que estén teniendo sexo un hombre y una mujer damos con la explicación.

Si tenemos en cuenta que las películas eróticas mainstream -las populares- son unos productos pensados en su mayoría para un consumidor heterosexual, lo último que este quiere es planos del hombre más allá de un pene de refilón que entra y sale.

Es raro que al actor se le vea la cara o se le oiga. Justo lo contrario que sucede con la actriz, la protagonista de los primeros planos tanto por su cara como por sus genitales.

Así que con una educación sexual escasa, muchos tienden a imitar lo que sucede en la ficción en su vida íntima. Así que es más probable que, tomando nota de las escenas con las que lleva masturbándose desde su adolescencia, reproduzca el comportamiento silencioso.

Si eso dejando salir algún que otro resoplido, pero poco más.

Lo que esto consigue a la larga es que muchos hombres desarrollen una asociación negativa cuando se trata de hacer ruidos en la cama.

Mientras que asumen de manera natural que es la mujer la que tiene que tener una reacción más parecida a lo que han visto (cuando muchas no nos convertimos en sopranos).

Porno aparte, hay algo que tenemos que recordar. En la cama, cada gesto es un feed back.

Un tirón de pelo puede significar «por ahí no», un empujón «dame más» y un gemido «no te haces una idea de lo mucho que me está gustando esto así que no se te ocurra parar».

Y es algo que funciona en ambas direcciones, así que expresarnos tanto con el cuerpo como con señales vocales sirve de ayuda para que la otra persona sepa si se está disfrutando de la práctica o incluso si está cerca el orgasmo.

Así que ante la duda, amigo, gime, exprésate y gózalo, porque además de servirnos de guía, nos excita.

Duquesa Doslabios.

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¿Es el 69 la postura más sobrevalorada?

Antes de que en el colegio aprendamos el número π (3,14) hay uno que todos conocemos, el 69. Bien porque te lo ha dicho el espabilado de turno de la clase o porque, investigando con el ordenador de casa, diste con un fondo de pantalla en el que salía acompañado del logo del conejito de Playboy.

Igual no sabías cómo funcionaba la mecánica, pero tenías algo claro: 69 es igual a sexo. Lo mejor es que han pasado unos 20 años y muchos (me incluyo en este grupo) seguimos sin entender todos sus secretos.

«Es que no puede ser tan complicado«, pensabas en un primer momento. «Su cabeza en la entrepierna, la mía en la suya y a comernos».

Pareja en ropa interior

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Ya te toque arriba o abajo, llega un punto en el que piensas «¿Estoy cómoda? ¿Qué hago con esta pierna? Se me está durmiendo el brazo…».

Te puede interesar: Las grandes ventajas de cambiar de postura en la cama

Porque el 69 tendrá muchas cosas, pero cómoda no es. Ni a la hora de acoplarse por el tema posiciones ni aguantando mucho tiempo en la postura (y menos aún en verano, me recuerda una amiga puntualizando esa fricción que se da entre barrigas).

Es infinitamente más fácil llegar al orgasmo en otras posturas que teniendo que estar concentrándote en hacer una felación mientras intentas que tu culo no le aplaste la nariz.

La falta de concentración es lo que, tras una rápida encuesta en Instagram, mis seguidores seleccionan como principal inconveniente.

«Quien mucho abarca poco aprieta», «Vamos a centrarnos en una sola cosa para hacerla bien», «De uno en uno se disfruta más», «Ya estoy mayor como para tener que hacer todo a la vez», son algunas de las opiniones que salen de la pregunta.

Sin embargo la tenemos erotizada hasta el punto de que hemos tenido que ponerla en práctica para descubrir que es de todo menos eso.

Aunque no todo son desventajas. No ocupará los primeros puestos de la lista de las posiciones más prácticas, pero es innegable el poder que tiene a la hora de conectar.

Por esa razón, no creo que debamos descartarla del repertorio. El hecho de tumbarte sobre alguien dejando -y teniendo- sus genitales a escasos centímetros de la cara, es tan visual que sirve para intimar.

Vale que no es para relajarse y disfrutar. Más bien se trata de una postura activa que, por muchas variantes que le metas (el 69 vertical, el lateral, el medio sentados…) solo gana puntos como complemento de otras posiciones, no como plato principal.

Pero sí que me quedo con su carga erótica al acercar la sexualidad dos personas y quitarnos la vergüenza de que nos vean así: en bolas y primer plano. Con el cuerpo expuesto y el objetivo claro de pasarlo bien y hacer disfrutar.

Duquesa Doslabios.

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Llegar al clímax a la vez es posible: trucos para compartir el orgasmo

Cuando llevas tanto tiempo llegando al orgasmo a destiempo con la otra persona, correrse a la vez es algo que te parece que solo pasa en las comedias románticas.

Es en las películas cuando los protagonistas alcanzan la cumbre del placer justo en el mismo momento para, después, desenredarse cayendo entre las sábanas.

SKYN USA

Y aunque lo que aparece en pantalla suele formar más parte de la ficción que representar nuestra realidad, que se dé es algo bastante especial. No solo por la sincronización, también por dejarse llevar acompasadamente compartiendo el placer.

Eso no quita que lo importante sea disfrutar, sí, pero para quienes -como yo- pensábamos que era imposible, hay formas de buscar el instante.

Imposible porque casi parecía necesario que se alinearan los planetas y las estrellas para coronarnos juntos.

Con paciencia y una pizca de práctica, podemos poner de nuestra parte para que consigamos el orgasmo compartido.

Ya hablé hace un tiempo de los gatillos sexuales (que no gatillazos), una serie de estímulos que nos hacen corrernos enseguida y pueden ir desde recibir un cachete, un dedo en el culo o, por qué no, palabras al oído.

En cualquier caso, mirarse a los ojos podría ser un buen punto de partida. La excitación de ambos es más fácil de captar si se esta frente a frente que si es mediante una postura en la que no se aprecian las expresiones.

Y no hay nada más morboso que ver cómo alguien experimenta un placer que provocas tú, dicho sea de paso.

Para esos casos en los que uno de los dos toma la delantera, no hay nada como parar sin llegar a frenar. Es decir, cambiar la práctica y dedicarse a tocarse, acariciarse, pellizcarse o chuparse.

También aquí pueden entrar en escena aliados como los juguetes (sobre todo aquellos que más nos aceleran).

Y luego seguir, una vez empatados en excitación, hasta el final.

Duquesa Doslabios.

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Si te pone esta cara, puede que seas fetichista del ‘ahegao’

El día que un fabricante de juguetes me contó que su producto estrella era un asiento de madera con un agujero para poder defecar en el pecho de la persona que se pusiera debajo, entendí que sobre gustos sexuales no hay nada escrito.

Y un poco por ahí van los tiros de la última moda que está triunfando en internet. No es el nuevo succionador de clítoris, un revolucionario masturbador masculino o la postura que realmente consigue estimular el punto G, es la pose que ves bajo estas líneas.

@STARBITERZER

Esto de ponerse bizca mirando hacia arriba, a la vez que sacas la lengua, tiene un nombre: ‘ahegao’ y es una tendencia que viene desde Japón.

Aunque de primeras solo pueda parecerte una cara rara, tiene una connotación sexual importante, ya que se usa para expresar placer o éxtasis tanto en el manga erótico como el hentai o los videojuegos.

Al principio, el término se utilizó para definir las cara de una actriz porno teniendo un orgasmo. Luego se empezó a popularizar y se extendió por la cultura otaku (personas aficionadas al anime).

El término se ha disparado en internet hasta el punto de que en las webs de contenido erótico o en cualquier red social encuentras millones (MILLONES) de chicas haciendo la ahegao face.

Incluso hay profesionales -llamadas ahegaoers– expertas en hacer la cara (como Belle Delphine, la que vendía el agua de su bañera a precio de oro) y hasta quienes añaden complementos como espuma o líquidos (blanquecinos, por supuesto, por si alguno sigue sin pillar la referencia).

El gesto juega entre la diversión y la perversión. Para mi quien mejor lo resume es el youtuber Juanito Say cuando dice que la razón del éxito del ahegao es precisamente «la expresión de la sexualidad sin ser demasiado explícito o estar desnudo«.

Solo hay dos cosas que me llaman la atención de la pose y de las que me gustaría reflexionar. La primera es el hecho de que, buscándola en redes sociales, solo se encuentren mujeres interpretándola. No hay hombres que la imiten.

¿Cómo me lo tomo? ¿Como que quizás hay un posado equivalente masculino -igual con solo un ojo enseñando los dientes a la vez que se levanta la nariz- o como que a nosotras este tipo de poses no nos seducen por igual?

La segunda es que no verás ahegaoers de más edad que las veinteañeras entrecruzando la mirada y con la lengua hacia fuera (y oye, que si te gusta ¿por qué no hacerlo a tus cuarenta?).

¿Estamos ante otra manifestación de la cultura sexual basada en la infantilización y sumisión de la mujer?

Duquesa Doslabios.

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