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El Sexo en el Edén, un auténtico coñazo

Lilih es mi verdadero nombre. Cosas de mi madre, que un día descubrió que tenía una antepasada judía y acabó creyéndose prima hermana de Golda Meir. El caso es que le dio por los nombres bíblicos y, sin saberlo, acabó por ponerme, salvo por una letra, el de una mujer muy especial. Lilith (o Lilit, según varios escritos) fue la primera esposa de Adán, bastante antes de la creación de Eva y, por tanto, la primera fémina en pisar el jardín del Edén. Pero para desgracia de aquel, lejos de la sumisión inicial de su sustituta, ella no se consideraba inferior ni creía que tuviera que guardarle obediencia a su hombre.

Así que Lilith, una mujer tan hermosa como libre, empezó a hartarse de que Adán la mangoneara todo el rato y le dijo que qué narices era eso de tener que hacer siempre el amor en la postura del misionero. “¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual”.

Lilith, por John CollierVamos, que quería follar como a ella le diera la gana, y no como pretendía exigirle el mojigato de Adán. Pero este seguía erre que erre, ya que consideraba que Lilith era solo una de tantas bestias del campo creada para ayudarle. Harta de quejarse en vano, invocó a Dios pronunciando su divino nombre, algo prohibidísimo por aquellos tiempos, y se dio el piro. Ni Edén ni leches, debió de pensar, y los dejó a los dos con un palmo de narices.

Ya liberada, se instaló a las orillas del Mar Rojo, donde habitaban muchos demonios. Y como resultaron ser bastante más diestros en el catre que el bueno de su marido, los convirtió en sus amantes y dio a luz miles de niños demonio. Adán, entretanto, no pudo más con el ataque de cuernos y no paró de lloriquearle a Dios hasta que este, harto de escucharlo, mandó tres ángeles pelín radicales en busca de Lilith, a la que amenazaron con matarle 100 hijos al día si no regresaba.

Ella maldijo su suerte, pero dijo que la prefería mil veces a volver al Edén y a la sumisión a Adán. Desde entonces, las tradiciones judías dicen que intenta vengarse matando a los niños menores recién nacidos, especialmente a los incircuncisos. Y así fue como Lilith pasó de habitar el paraíso a verse convertida para unos y otros en un ente maléfico, una criatura maligna y de oscuridad que pagó un alto precio por desafiar a Dios y al hombre y confiar en su propio criterio.

Pues eso, que yo no ando secuestrando niños, independientemente de cómo tengan la pilila, ni yaciendo con demonios (bueno, con alguno que otro sí que lo he hecho, ahora que lo pienso…), pero la verdad es que Lilith me cae de puta madre. Por cierto, a la mía le hubiera dado un infarto de saber quién estaba detrás del nombre que acababa de ponerle a su hija. Bendita ignorancia.