Que por detrás duela ‘no es normal’ pero sí ‘lo habitual’

Y es el momento de cambiarlo, o al menos ese es el objetivo con el que Esperanza Gil (@sexperanza en Instagram) empieza su taller ‘Sexo anal: del Au al Guau’ en Amantis.

La sexóloga, empieza haciéndonos reflexionar sobre la motivación que tenemos a la hora de practicarlo: si es curiosidad por la experiencia que nos ha contado alguien, queremos probar cosas nuevas, por si es algo que solo excita a nuestra pareja…

En definitiva, nos invita a analizar si realmente lo deseamos.

pareja sexo anal

PEXELS

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Supongo que la respuesta es afirmativa cuando todos los que nos encontramos en el taller hemos acudido sabiendo que iba a tratar de hacer de una experiencia que puede ser algo dolorosa, en muy placentera.

Como nos explica, no es ‘raro’ que nos produzca malestar cuando, generalmente, practicamos por primera vez con alguien más.

«Comenzamos en pareja cuando habría que comenzar por uno mismo», explica.

Pero, ¿cómo vamos a prestarle atención si es algo que brilla por su ausencia cuando se habla de masturbación o autoexploración, siempre más centrada en los genitales?

Erotizar nuestro ano es nuestra asignatura pendiente. Y no es fácil porque no hay muchas representaciones de él. Y las que hay no se aproximan a la realidad (como por ejemplo, el secreto a voces de que tiene pelo y en la pornografía lo eliminan).

Además, la relación que tenemos con él es más médica que sexual. Para hacerlo más erótico, Esperanza nos propone mirarlo en el momento, sacar una fotografía mental e incluso tocarnos mientras lo observamos -aquí la ayuda de un espejo es fundamental-.

Antes de empezar a hacer nada, hay que llegar a un punto de relajación muscular y mental, porque sino, como explica la sexóloga, «producimos cortisol, una hormona que hace que todo se tense y se cierre».

Evitarlo pasa por sentir que estamos haciendo algo que nos hace sentir seguridad y analizar qué nos haría tener esa sensación, como por ejemplo haber recopilado información sobre práctica, tener a mano toallitas, lubricante, saber que mi pareja conoce mis límites…

Si la comunicación es importante, en el sexo anal todavía más. Por eso durante la práctica hay que estar aún más pendiente del lenguaje verbal y no verbal: hay que ir comunicando si así bien, si mal, si hay que cambiar el ritmo o, directamente, parar.

«No es normal que haya dolor pero es habitual. Tendemos a normalizar el dolor, especialmente las mujeres», afirma la experta.

Aunque si duele deberíamos analizar por qué puede ser: si es una cuestión de que no ha habido tiempo, lo hemos probado en pareja y no a solas… Pero nunca ignorarlo, ya que es una señal del cuerpo.

Respecto al sangrado, algo que resulta muy habitual porque la mucosa es muy fina y tiene muchos capilares, es algo que tenemos que controlar.

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Porque si es abundante y persistente sí hay que ir al médico (aunque no te asustes por ver un pelín de sangre, ya sabes que es muy escandalosa).

Lo que Esperanza insiste en que grabemos a fuego es que la persona que lleva la voz cantante, o es activa, es la persona penetrada (y no al revés), ya que es quien marca el ritmo.

Y lo mejor es que, con el invento de los arneses sexuales para hacer pegging, cualquiera puede escoger ese rol.

Mara Mariño

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