Archivo de agosto, 2022

Los ‘gurús del amor’ en Instagram se equivocan sobre ligar

Si quieres que la chica que te gusta no deje de pensar en ti, «sé el primero en abandonar una conversación», «sube fotos con mujeres atractivas», «métete con ella»

Estos son algunos de los consejos que ciertos ‘expertos’ en el amor comparten en sus redes sociales para que sus seguidores, hombres en su mayoría, aprendan lo que consideran nociones básicas del ligoteo.

chico ligar

PEXELS

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No se queda ahí, por supuesto.

Lo que publican estos gurús digitales, que van de aliados de Cupido, son solo pequeñas píldoras que sirven de gancho para el verdadero objetivo, que sus followers terminen comprando sus cursos o participando en sus campamentos.

Y podrías pensar que, viendo que sus consejos están a medio camino entre una comedia romántica de los 2000 y lo que hoy en día consideramos masculinidad tóxica, no tienen mucho alcance.

Pero lo cierto es que su popularidad está por las nubes y, lo que es peor, realmente quienes les siguen creen sus dos máximas principales: la primera que todas las mujeres somos iguales, una masa uniforme lista para ser cazada por ellos con su manual de tácticas.

La segunda, que esas tácticas funcionan.

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A lo que verdaderamente animan es a adquirir una serie de comportamientos que son incompatibles con una relación sana.

En definitiva, quien termina apostando por hacerme sentir que ‘tengo competencia’, que me dejan en leído o que no me tratan de buena manera es la clase de persona que no quiero en mi vida.

Porque esas teorías rancias de que cuando más te gusta una persona, más tienes que ignorarla para que te haga caso, que solo tienes que pensar en ti o que tienes que ser siempre inalcanzable e indomable -sin escribirle todos los días ni mostrar interés-, es algo que se ha quedado en cuando teníamos 15 años.

Es más, son cosas que nos resultan tan familiares porque son las mismas que hacía Mario Casas interpretando a Hache en Tres metros sobre el cielo.

Los 12 años transcurridos desde el estreno de la película no han pasado en balde. Los protagonistas han crecido, como nosotras. Y ya no queremos ese trato de parte de nadie.

Que te llame «fea» ya no es buena señal. Es algo que interpretas como red flag.

Lo mismo pasa cuando sigue a rajatabla esas actitudes hipermasculinas que tanto aplauden en los cursos. Con muestras de violencia o de desapego, siendo incapaz de hablar de sus propios sentimientos.

Se mantiene esa idea de que el hombre debe ser algo inalcanzable emocionalmente y debe huir de todo tipo de compromiso.

No es que busquemos convertirnos en el centro del universo teniendo a nuestro crush atado a la pata de la mesa para no perderle nunca de vista.

Queremos libertad para ambos miembros. Y lo que no vamos a pasar -ni aceptar como método de ligue- es ser tratadas con desprecio o indiferencia.

Por eso, me encantaría decirle a esos expertos de pacotilla que la mejor manera de llegarle a alguien es mediante el respeto, el cuidado, la dedicación de tiempo, de ganas, la comunicación sincera, la ternura…

Porque donde nos hacen sentir bien, ahí es.

Mara Mariño

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¿Un clavo saca a otro clavo?

Me han roto el corazón. En trocitos pequeños, de los que se clavan como agujas en el pecho.

Y, llegado el momento, me planteaba si esa sensación podía desaparecer con la llegada de alguien más. Si un clavo sacaría a otro clavo.

pareja amor

PEXELS

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Me he dicho «Vamos a probar» y he salido al ruedo.

Me he quitado la ropa aún pensando en otra persona y he sido capaz de perderme en unos brazos que no eran los mismos que echaba de menos.

Y lo he disfrutado.

Ha sido un cambio de aires, una novedad, un placer esperado, pero luego, pasado el buen rato, ahí estaba de nuevo el recuerdo de mi clavo.

No se había ido a ningún sitio, solo estaba distraída y no pensaba en que lo llevaba conmigo.

El clavo te acompaña por mucho que pruebes otros sabores, a otras personas, aunque cambies de etapa y empieces de cero en un sitio.

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Un clavo es compatible con otro clavo, pero no existe ninguna ley matemática según la cual se sustituyan.

Lo que sí he podido comprobar es que llega un día que el clavo no está.

Se ha caído por el camino.

Ha sido fruto de seguir con tu vida. De llenarte de experiencias, recuerdos nuevos, risas que saben a primeras veces.

Y ahí, justo ahí, ves el hueco del clavo. Tampoco recuerdas en qué momento exactamente lo has perdido.

Lo único que queda de su paso es algún que otro recuerdo y, quizás con un poco de mala suerte, el daño de haberlo arrastrado tanto tiempo.

Pero lo bueno de las heridas es que sanan sin que tengas que hacer nada. Porque el cuerpo es muy sabio y el corazón igual. Se reconstruye solo.

Y de repente el pulso no engaña y se acelera. Alerta, puede que estés ante un potencial clavo.

O quizás no. Puede que este no venga para clavarse y hacer daño, sino para compartir tu felicidad.

Mara Mariño

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El sexo como necesidad y otras incongruencias de la asistencia sexual

Los días que el cuerpo puede aguantar sin agua, si se deja de beber, son tres.

Entra en una espiral en la que baja la presión arterial, el corazón se contrae menos, envía menos sangre, se da un shock circulatorio y se produce la muerte.

Sin embargo, ninguna falta de sexo lleva al organismo a un punto crítico.

sexo personas discapacidad

PEXELS

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Con este ejemplo, quizás un poco macabro para empezar la mañana, quería reflexionar acerca de algo que se está mencionando mucho estos días.

El debate de si se debería permitir que las personas con discapacidad reciban asistencia sexual.

Y es que uno de los principales argumentos que se utilizan es el de que el sexo es también una necesidad que necesita ser cubierta.

Sin embargo, como comentaba, necesidad es algo imprescindible, como el agua, la comida, el oxígeno que se necesita para respirar…

El sexo, por mucho que se una a esa palabra, no entra en la lista.

Permitir que se convierta en un motivo para aprobar la figura de esos ‘asistentes’ sexuales es abrirle la puerta a una prostitución disfrazada de algo que no es.

¿Cómo no ampliarlo a más sectores de la población si empezamos a levantar la mano? Si damos luz verde, porque consideramos el sexo un derecho básico, puede reclamarlo también una persona célibe involuntariamente.

Se nos cuela la explotación sexual, sobre todo si echamos un vistazo a quiénes reclaman este ‘servicio’: hombres, en su mayoría.

Pero independientemente de la demanda, nadie debería convertirse en un medio para el placer sexual.

Más si la razón por la que presta esa asistencia es el dinero y no el deseo (no me sirve la excusa de que se hace por voluntad propia si de poder dedicarse a cualquier otra cosa, lo haría).

Se tira de esa lástima que puede producir la situación de incapacidad de llevar una vida sexual como la del resto. Pero el hecho de que no sea como la del resto, no significa que no se pueda tener una vida sexual.

Además de que es el equivalente a negar que las personas con discapacidades no puedan considerarse parejas sexuales.

En mi opinión, la solución no está en regular esta asistencia.

Sí en dar con alternativas que permitan a las personas con discapacidad salir más, conocerse y tener espacios habilitados donde poder vivir sus relaciones sexuales (si contamos con un baño para personas con discapacidad, ¿por qué no una habitación de hotel?).

Desarrollar juguetes o herramientas que les faciliten disfrutar de su sexualidad y, por supuesto, dar una formación específica para que sus parejas -y ellas mismas- puedan familiarizarse con su manera de entender el sexo.

Eso es lo que realmente solucionaría su deseo de mantener una vida sexual activa (ojo, deseo, que no necesidad).

De otra manera, lo que estamos haciendo es ponerles un pez sobre la mesa en vez de enseñarles a pescar.

Mara Mariño

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Aprender a ligar (bien) cuando sales de fiesta: la campaña de esta sexóloga en Bilbao

¿Cuántas veces has salido de fiesta y han dado por hecho que, por ser amable, estabas insinuándote?

¿Y cuántas veces has tenido que decir que no estabas interesada en tener nada con una persona y no ha dejado de insistir hasta que has sacado la baza de que tienes pareja?

¿Por qué solo te dejan tranquila si saben que ‘perteneces’ a otro?

Punto Morea Bilbao

EL BLOG DE LILIH BLUE

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Nuestras nociones de flirteo no son precisamente las mejores. Pero, ¿y si eso pudiera cambiar? ¿Y si pudiéramos salir de fiesta y ligar bien?

Esa era el objetivo que Melanie Quintana, la sexóloga que se encuentra detrás de la plataforma de educación sexual Somos Peculiares, se propuso.

En su primer año como directora ejecutiva del Punto Morea (Punto Morado) en Bilbao, no solo sacó adelante el proyecto para que la Aste Nagusia 2022 (la Semana Grande) contara con un espacio seguro, sino que fue más allá uniéndolo a la divulgación de educación sexual.

«Siempre ha habido carpas que han promovido las relaciones libres, la prevención de ITS, el VIH, pero nunca ha habido educación sexual en el Punto Morea. Sí divulgación o campañas relacionadas con el feminismo, pero nunca educación sexual como tal», dice la sexóloga.

Su stand, un mix de colores que arrasa en Instagram estos días por ser uno de los rincones más fotografiados de las jaias, no es solo un punto de encuentro para mujeres de todas las edades, que se acercan por curiosidad algunas y con un firme convencimiento otras.

«Esperad, que vengo con mi nieta», dice una señora hablando con una de las técnicas en igualdad del Punto Morea.

Otra le cuenta a su hija, mientras le colocan una de las pulseras que se han diseñado para la campaña (que lleva escrito ‘Solo sí es sí’), que nadie debe tocarla sin su consentimiento.

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Además es un lugar de bienvenida para que, como la propia Melanie nos cuenta, se acerquen otras asociaciones feministas para fomentar la sororidad con cualquier colaboración.

Pero, ¿cómo consigue un puesto en unas fiestas populares ayudarnos a ligar mejor?

Además de los talleres de educación sexual que se están impartiendo en los diferentes barrios de Bilbao, acompañando la acción, el puesto es en sí mismo una declaración de intenciones.

«De primero de flirteo, toma nota: Sí es un deseo. No es un límite», dice una de las paredes donde más se fotografían las asistentes a las fiestas.

«Debe haber un Punto Morado porque siempre pasan cosas», dice la sexóloga. «Intentamos prevenirlas, pero no podemos pretender que desaparezca la violencia si no hay educación de base».

Por eso su stand, en pleno corazón de las fiestas bilbaínas, resulta tan impactante: «Las campañas del ‘no es no’ se quedan escasas y se basan en la negativa. No queda trasfondo de cómo aprender a relacionarnos mejor».

«Respeto, ligoteo sano, consentimiento, límites y deseos» son el foco de los mensajes, desde la educación sexual, que aparecen tanto en el punto (en euskera y traducido al inglés y castellano) como en las pulseras que reparten.

Son otros de ellos el «Mi no tiene suficiente fuerza, no necesito añadir que tengo pareja», «Los límites que pongo son para respetarme, no para ofenderte» y «Sin responsabilidad afectiva no juego».

«La propuesta fue llegar a la raíz del problema. Necesitamos educación en cómo nos relacionamos. De nada vale decirnos así no puedes relacionarte. Hay qué enseñar cómo podemos hacerlo bien y bonito», afirma la experta.

¿Alguno de los tips para ligar de fiesta -o en cualquier lado- que dan en el stand?

«Cómo nos podemos decir que sí a algo mediante la comunicación asertiva, conquistarnos de forma sana respetando lo que los demás desean, cómo podemos hacer para gestionar un rechazo, porque no somos una croqueta, a todo el mundo no le podemos gustar. Y a todo el mundo no le puede gustar nuestra forma de interactuar o ligar con ellos».

«También el poder decirle a alguien ‘Me encantas’ incluso sin hacer alusión al físico. Tocar el pelo y otros códigos. Ni todo es blanco ni negro, es en los grises donde podemos jugar».

Y es que hay algo que, a la orilla de la ría de Bilbao, la sexóloga nos recuerda: «Se pueden tener gestos de cariño y de ternura sin que sean soeces, estamos buscando conquistar, no follar».

Mara Mariño

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No es que no queramos ser madres, es que no nos lo podemos permitir

Solo dos de mis amigas son madres. El resto ni nos lo planteamos ahora mismo.

Al borde de los 30 años, o incluso habiéndolos superado, muchas no tenemos ni ingresos fijos, porque nos siguen ofreciendo contratos basura o salarios por los suelos.

Está en la inopia quien piensa que, con esta situación, podemos tener estabilidad económica.

pareja chupete

PEXELS

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Tampoco hemos ahorrado mucho ‘gracias’ a los alquileres, que se comen nuestros -bajos e irregulares- sueldos.

Para nosotras es imposible apartar un pedacito para pensar en el futuro, y más si tenemos en cuenta que, en España, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 28,6%.

Independizarnos supone tirarse en plancha a la precariedad. Terminar viviendo en un estudio de 60 metros cuadrados, sumándole unas facturas de luz y gasolina por las nubes, y un carrito de la compra más caro que nunca.

Donde apenas dos personas pueden revolverse y mantenerse, como para pensar en incluir a una tercera.

La hipoteca es imposible de imaginar si no tienes un contrato indefinido. Y tu única opción, en el caso de no poder pagar esa entrada al piso, es que te ayuden tus padres.

Si es que pueden, porque las pensiones no están para tirar cohetes, y a lo mejor todavía están pagando una letra o manteniendo a otro hijo (o ambas cosas).

Tampoco podemos plantearnos dejar el trabajo y buscar uno nuevo. Para empezar no tenemos una red económica de seguridad.

En segundo lugar, ser mujer ya te aumenta las posibilidades de formar parte del grupo con mayor tasa de desempleo. Para nosotras, no hay garantía de conseguir un trabajo mejor.

Y tener esta edad, no pone las cosas fáciles precisamente. Es más probable que le den el trabajo a él si os presentáis al mismo puesto un hombre y una mujer.

Animarse a ser madre cuando las reducciones de jornada son la trampa, es como darte un chapuzón en una playa llena de medusas. Vas a salir peor de cómo entraste o, tratándose de la vida laboral, no volver a entrar en tu vida.

Esa correspondiente bajada de salario, si pides menos horas (cosa que hace el 30% de las mujeres respecto al 8% de los hombres), es lo único que se respeta. Los horarios para facilitarte la dinámica con el nuevo miembro, ya son otra historia.

La flexibilidad de parte de tu jefe ni está ni se la espera.

No nos preparan para una maternidad que viene con una capacidad de ahorro mermada, dificultades de reincorporarnos a la vida laboral (lo que nos empuja a abandonar nuestra trayectoria profesional) y vivir, desde ese momento, por y para los cuidados.

Nos hemos preparado estudiando, hecho la carrera, el máster o el posgrado, los idiomas y más cursos para seguir actualizando los conocimientos, hemos vivido fuera para tener más y mejor experiencia laboral

Renunciar a todo ello, sin poder volver al punto en el que estábamos antes de tener un hijo -como si pueden lograr los hombres que son padres, que no ven su puesto afectado ni relegados a proyectos con menor importancia-, nos parece una pérdida enorme.

Es injusto.

Empleamos toda nuestra vida en convertirnos en mujeres adultas para vernos en el embarazo siendo tratadas con paternalismo desde que damos el aviso de que hay un bebé a bordo.

Como si no estuviéramos presentes aunque seamos las madres, las protagonistas de nuestra experiencia con la maternidad, sufriendo violencia obstétrica.

Todo esto sin contar con la gran dificultad de dar con un compañero que esté alineado con el feminismo. Que entienda que la pareja no es sumisión ni ceder a sus órdenes porque es el ‘hombre de la relación’.

Que sois dos y ambos tienen igualdad de condiciones. Algo bastante difícil de encontrar si tenemos en cuenta que no reciben una educación de tratarnos como miembros del mismo equipo.

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Y compartir la crianza no es sencillo si se sigue educando al sector masculino en que el mayor peso de la crianza sigue recayendo en nuestros hombros en vez de un 50% para cada uno.

Si tienes la suerte de que, con quien estás, se encargue de la mitad, haréis malabares para dar con un hueco en la agenda para que vuestra relación de pareja no se quede por el camino.

Eso si cuentas con la ayuda de una niñera o de tu familia porque el tiempo es limitado y no llegas a todo.

No me olvido de que tendrás que pagar una guardería, que cuesta casi como el alquiler, porque la municipal tiene lista de espera desde antes de que te quedaras embarazada. Tu bebé aún no ha nacido, pero ya no llegas a conseguirle una plaza.

En definitiva, no es que no queramos ser madres. Es que no podemos permitirnos serlo.

Así que a lo mejor hacer deporte, tatuarnos, cuidar a los perros o gatos, salir con las amigas es lo que sí nos entra en el presupuesto cuando, a día de hoy en este país, elegir el camino de la maternidad es elegir ser más pobres, más dependientes de nuestras parejas y estar más expuestas a que, si la relación termina, no habremos podido ahorrar lo suficiente como para empezar de nuevo solas.

Hace falta mucho valor para decir que quienes no podemos tomar esa salida «solo nos preocupa conseguir derechos», porque precisamente consiguiendo hacer desaparecer estas desigualdades que enumero, la maternidad no resultaría tan inalcanzable para muchas.

O quizás es que es una afirmación que se puede permitir quien no se enfrenta a ninguno de estos problemas por haber nacido hombre.

Mara Mariño

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Conocer a tu vulva como a tu mejor amiga, el objetivo de esta plataforma ‘online’

Soy de las primeras que, cuando una amiga le viene con alguna de sexo, aboga por el «tienes que explorarte, ¡experimenta contigo misma!».

Como si eso fuera fácil o algo…

vulva masturbación placer femenino

PEXELS

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Nuestros comienzos en el mundo del placer son bastante inocentes y torpes. Que si un peluche por aquí, el cabezal de la ducha por allá…

Terminas encontrando formas en las que disfrutarte, pero parece que nunca llegas a descubrirte del todo.

Por ser un tema del que no se habla en las charlas de quienes sí hemos recibido educación sexual en el colegio (no daba tiempo más que para lo fundamental de cómo poner un condón o el ciclo menstrual), llegamos a la edad adulta sin tener ni la más remota idea de cómo funciona nuestro cuerpo en el sexo.

Así que descubrir Climax.how ha sido toda una sorpresa.

Para que nos entendamos, es como hacerte un máster online intensivo en tu vulva (pero también en tu erotismo personal).

Aunque, explicado de forma más técnica, la plataforma centrada en el placer femenino cuenta con una serie de vídeos que están basados en estudios científicos.

Puedes encontrar desde ‘clases’ de cómo tocarte, con métodos que nunca habías probado, hasta descubrir quiénes son tus aliados (quién iba a imaginar que tu respiración, una silla o la propia costura de tus vaqueros iban a echarte una mano).

Es más, aun llevando cinco años escribiendo este blog (y alguno más de vida sexual), algunos de los vídeos me han hecho aprender cosas que no sabía, como que mediante respiraciones o movimientos se puede aumentar el flujo sanguíneo para ayudar a la excitación.

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O cómo podemos ejercitar los músculos internos para que el orgasmo o dure más o venga seguido de varios.

Otra de las cosas que me gustaría destacar es que las técnicas que aparecen en los vídeos -además de forma muy explícita, por lo que no vas a tener ni una duda ni media- se pueden poner en práctica por nuestra cuenta.

Y, para la alegría de tu pareja, también explican la forma de integrarlas en la actividad sexual estando acompañada.

Por último, y aunque no tiene nada que ver con lo que se aprende en los vídeos, las modelos que aparecen en ellos son la mejor prueba de que las vulvas son todas diferentes -de color, forma, textura y hasta pelo- y perfectas. 

Así que no solo vas a terminar la serie sabiendo mucho más sobre tu cuerpo y con muchas ideas para poner en práctica con tu pareja, sino que si tenías algún tipo de complejo, se te va a pasar descubriendo la variedad que hay de genitales gracias a unas intérpretes con las que vas a sentirte muy identificada.

Mara Mariño

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Placer con la regla si lo haces con tu pareja: lo que sí y lo que no

Cada mujer es un mundo y quería empezar recordando que eso de que con la regla estamos que nos subimos por las paredes más calientes que el asfalto de Madrid en agosto, no siempre es del todo cierto.

Hay días que te apetece un buen meneo y otros que tienes todo tan inflamado que lo más cerca que quieres un pene es a cinco metros. Nuestra libido es una montaña rusa esos días del mes.

pareja besándose

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Y por esa razón, saber qué puede ayudarnos durante esos días para que el placer entre en la ecuación es fundamental.

Los orgasmos son analgésicos naturales que disminuyen el dolor por la liberación de hormonas y neurotransmisores, así que más vale que les des una oportunidad.

Como creo que sola te las apañas (no tengo ninguna duda de ello), he decidido centrarme en cómo puedes hacer si estás en pareja.

Porque no siempre funciona, o bien porque la otra persona no tiene ni idea de cómo nos sentimos en ese momento concreto, o por desconocimiento de qué puede poner de su parte.

Y aunque, como dije al principio, cada una de nosotras es diferente, prueba con prestarle atención a esto para empezar.

Lo que sí:

Comunica en qué momento estás, si te duele o no o de qué manera te puede resultar más cómodo. Y esto va de que exteriorices que por tu bajón hormonal te apetece un polvo de esos cariñosos a que digas que te dé cinco minutos para ponerte la copa y así pueda practicarte sexo oral.

Busca tu comodidad: no es el momento de ponerte a hacer contorsionismo o liarte con juegos extremadamente complicados. Tumbada boca arriba se cortará el flujo de sangre y estarás más a gusto. Las almohadas son las grandes aliadas. Ponlas debajo de la cadera o encima de tu tripa si necesitas una fuente de calor extra.

Esponja menstrual: ya os hablé hace unos días de que es muy socorrida para que solo te preocupes por disfrutar, en vez de si tienes que poner la lavadora nada más acabar el polvo. Y, si por lo que sea te da cosa que la otra persona pueda estar en contacto con tu sangre (que no debería, aun así), también te permite olvidar ese agobio.

Lubricante: si el flujo es abundante, vas a disfrutar de un polvo fantástico donde todo fluye como la seda. Pero ¿y si es de esos días en los que manchas de manera intermitente? Si bien la penetración es opcional (será que no hay opciones a la hora de tener sexo), en caso de que quieras ponerla en práctica, un lubricante te ahorrará la sensación de tirantez.

Posturas period-friendly como el misionero, la vaquera o la cucharita son algunas que recomiendan desde Lelo e Intimina, que han analizado en qué posiciones nos encontramos más cómodas (y podemos alcanzarnos mejor el clítoris para que el orgasmo esté asegurado). Si tienes dudas de cómo ejecutarlas, ficha las fotos.

posturas sexuales regla

LELO/INTIMINA

Lo que no:

Estar bocabajo: poner el peso de tu cuerpo sobre tu tripa no es la mejor de las ideas, ya que puede empeorar el dolor. Colócate siempre prestándole atención a tus sensaciones y cambia de posición en cuanto notes la más mínima punzada (porque suele ir a más si aguantas sin moverte).

Penetración profunda: eso que es tan placentero cuando todavía no has ovulado y el cuello de tu útero está alto, se convierte en un auténtico infierno. El repiqueteo en el cérvix hace que disfrutar sea casi imposible, así que mejor apuesta por posturas en las que el ángulo no te resulte molesto.

Quedarte fría: parece impensable teniendo en cuenta las temperaturas del verano, pero los aires pueden ser muy traicioneros si estás sudando y de repente te enfrías. Una camiseta a mano o simplemente taparte la tripa con la sábana pueden salvarte la vida, créeme.

Olvidarte de la protección: vale que el riesgo de embarazo es menor, pero el que sigue siendo el mismo es el de contraer una infección de transmisión sexual. Es más, al haber sangre de por medio, el riesgo de transmitir el VIH es todavía mayor, así que sé responsable y no os la juguéis.

Mara Mariño

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‘El orgasmo producido por la estimulación directa de la próstata es mucho más placentero’

Son varias las ocasiones en las que he recibido mucha insistencia por practicar sexo anal (en mi ano, por supuesto).

Y, alguna que otra vez, le he propuesto al chico en cuestión probar también por el suyo y así experimentar juntos ese increíble placer que me vendía.

pareja sexo

PEXELS

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Sin embargo, su rechazo era tajante. Reaccionaba como si su ano fuera una especie de zona mística donde la entrada de cualquier artículo, o parte del cuerpo, fuera casi un sacrilegio hacia su persona.

Lo que era toda una sorpresa cuando, algo más tarde, aprendí que es precisamente por detrás por donde los hombres tienen un sinfín de terminaciones nerviosas que son vía directa al orgasmo (sin transbordo ni nada).

En el caso de las mujeres, el tema de los puntos es casi como un abecedario. Dime una letra y te diré con qué parte del cuerpo (supuestamente), vas a llegar al clímax.

Como dice Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de Lelo.com, «aparecen puntos como champiñones. Que si el punto G, el U, el A, etc»

Hay tantos que, como ella misma sugiere, «cuando se acaben las letras, podemos hacer como las matrículas y poner números».

El de ellos, en cambio, es más sencillo, más directo y, aun con todo, menos conocido: el Punto P, que vendría a ser su equivalente.

Pero, ¿por qué esa zona en concreto con lo fácil que era llegar a los genitales? ¿Qué tiene el Punto P que da tanto placer, pero aun así cuesta tanto de disfrutar? La experta nos lo resuelve.

¿Qué se estimula exactamente?
La próstata, una glándula masculina ubicada en el interior de la zona pélvica bajo la vejiga y frente al recto y está entre unos 3 a 5 cm entrando por el ano. Su tamaño es similar al de una nuez y su forma anatómica recuerda a una castaña. Su función primordial es, como en las vías de los trenes, el ‘cambio de aguja’, decidir qué conducto de los que la atraviesan tiene preferencia de paso para la uretra; si el que permite al hombre orinar o el que permite expulsar el semen (prueben a que un hombre eyacule y haga pipí a la vez y verán a lo que me refiero…).

De ella depende también el que, con sus contracciones (que en este caso son orgásmicas), el semen se impulse hasta la uretra. Un buen suelo pélvico permite presionar a voluntad la próstata para mantener el control sobre la eyaculación. También cumple una función capital en la producción de líquido que contribuye, junto al esperma producido por los testículos (y que apenas es un 2% de lo eyaculado) y los otros fluidos seminales.

¿Por qué esa zona da placer?
Es el órgano que interviene primero en el orgasmo masculino. Y al estar recubierta de terminaciones nerviosas, la próstata proporciona sensaciones que van desde buenas a verdaderamente intensas cuando se la masajea o estimula. Cuando un hombre está a punto de tener un orgasmo, lo primero que ‘se pone en marcha’ es la próstata y, en cuestión de medio segundo, la eyección de semen. Es decir, los orgasmos de los hombres, aunque no lo sepan, se hacen en dos tiempos: 1) contracciones de la próstata y luego 2) eyaculación. La dificultad de notar estos dos tiempos es porque entre el momento 1 y el 2 existe muy poco tiempo. Y no son pocos los hombres que desconocen cómo funciona su proceso orgásmico.

¿Cómo estimularla?
La estimulación de la próstata se puede hacer de dos maneras posibles: o bien desde dentro entrando por el ano (con los dedos, o con un masajeador prostático o también directamente con sexo anal por parte de tu pareja) o bien presionando con los dedos o algún juguete erótico el periné (desde fuera) –el periné es aquella zona entre los testículos y el ano-.

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¿Cómo es el tipo de orgasmo que se puede alcanzar? ¿Es igual que el que se consigue mediante la estimulación del pene?
El orgasmo producido por la estimulación directa de la próstata es mucho más placentero e intenso que el que se consigue mediante la estimulación del pene. Y muchas veces, más rápida. Además, un hombre que sabe reconocer muy bien los dos tiempos que comentábamos más arriba puede bloquear la eyaculación (sin dejar de llegar al clímax. Es lo que solemos llamar ‘orgasmo seco’) con lo cual no necesita tiempo de recuperación porque no pierde ninguna energía (la famosa fase refractaria y de resolución), se recupera más fácilmente y es capaz de tener múltiples orgasmos.

Un hombre también puede tener un orgasmo estimulando la próstata y el pene al mismo tiempo o de manera sucesiva, ¡es la sensación más intensa de todas! Según estudios recientes, el 33% de los hombres afirman tener orgasmos más fuertes y prolongados cuando incorporan el masaje prostático.

¿A qué crees que se debe que muchos hombres heterosexuales se muestren reticentes a atreverse con las prácticas que implican su ano?
Por una serie de tópicos y creencias que, curiosamente, no existían en la Grecia clásica y la Roma Antigua (sí, hemos ido a peor…). Realmente todos estos tópicos se afianzan cuando se empieza, desde la Clínica, a acuñar una serie de prácticas sexuales ‘no reproductivas’ y a tratar a los sujetos sexuados bajo epígrafes de ‘desviados’, como fue el caso con las palabras ‘sodomita’, ‘homosexual’, etc. que no existían hasta que se hizo en el siglo XIX (Época victoriana) un decálogo de estas supuestas desviaciones.

Actualmente, todavía se asocia la estimulación de la próstata con el ser gay. O en el caso de hombres heterosexuales, se asocia con que han ‘cambiado’ de orientación. ¡Es absolutamente erróneo y ridículo! Otro cliché que existe es que si pruebas la estimulación prostática, ya no vas a querer practicar otras eróticas. ¡Estúpido! Además, todos y todas tenemos ano y recto. No tienen orientación sexual, entonces ¿por qué queremos atribuirles una?

¿Cómo conseguir que se familiaricen con esa zona y la vean como una fuente de placer?
La próstata, estimulada directamente o no, siempre interviene. Decir que algo no te gusta porque ‘dicen que…’ es tan estúpido como decir que un plato concreto no te gusta sin haberlo probado antes. Pueden empezar a experimentar poco a poco con probar el anilingus que es practicar sexo oral en el que entran en contacto el ano o el perineo de una persona y la boca o lengua de otra. Es muy placentero. E ir siguiendo con un dedo (de manera externa de momento).

En cuanto a la penetración, se debería practicar también con un dedo, de manera muy suave, con paciencia y solo cuando el hombre esté muy excitado. También está lo que llamamos el pegging. En parejas heteros, las mujeres se ponen un arnés y penetran a su pareja para estimularle la próstata de manera directa. Y no dejan de ser heteros… De todas formas, para que las cosas cambien de manera drástica, y siento mucho insistir nuevamente en ello, hace falta urgentemente una asignatura reglada de Educación Sexual.

¿Qué juguetes aconsejas para estimular esta zona?
Objetos de placer específicamente diseñados para esta zona, es decir que tengan un tope. No nos olvidemos que el ano y el recto suelen más bien expulsar y no al revés. Cuando se usa algún tipo de vibrador para esta parte, si no hay tope, automáticamente nuestro recto tendrá tendencia a “chupar” literalmente lo introducido. Así que este tope es imprescindible para evitar que el objeto introducido se quede dentro. Uno de los mejores masajeadores prostáticos de Lelo es HUGO, tanto para novatos como para hombres más experimentados porque estimula la próstata tanto por dentro como por fuera (a través del periné) gracias a su conformación y sus dos motores. LOKI Wave es otro best-seller de la marca. Lo recomendaría para hombres más experimentados, ya que la parte introductoria es más gruesa. Para los hombres que quieren algo más sencillo (pero no menos eficaz), Lelo acaba de desarrollar un masajeador prostático más fino llamado BILLY 2. Si bien todos ellos están recubiertos de una silicona biomédica, siempre recomiendo que se pongan a los juguetes un preservativo

Y si lo hacemos con los dedos, ¿recomiendas alguna técnica?
Para los novatos en penetración anal, recomiendo empezar por el dedo meñique. Es el más pequeño. Más que nada para no hacer daño y que el hombre se vaya acostumbrando a la introducción de los dedos. Lo ideal sería ir preparando poco a poco, posteriormente, esta zona de nuestra anatomía con algún plug-in muy pequeño (son dilatadores y hay de todos los tamaños). Pero solo si apetece. Y obviamente, usar un buen lubricante acuoso, como si no hubiera un mañana… Desde Lelo, tenemos uno de los mejores, nuestra llamada Hydratante Personal.

Mara Mariño

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5 podcast de sexo para este verano (o cuando quieras)

Ahí va un dato que no sabías de mí: lo paso fatal en los aviones. Es entrar a la cabina y agobiarme. Del momento del despegue ya ni hablamos. Entre el zarandeo, la velocidad, el miedo a volar y el ruido, solo pienso en escapar.

chica placer

PEXELS

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Así que una amiga me recomendó para el miedo a volar ponerme música durante el vuelo. Hice el cambio por los podcast y las cosas entre los aviones y yo van mucho mejor, tengo que admitirlo.

No sé si es el hecho de escuchar voces conocidas o que siempre tiro por temas que me interesan, pero consigo alejarme de todo.

¿Y por qué tipo de podcast tiro? Pues, como imaginarás, los de sexo están entre mis favoritos.

Así que tengas o no miedo a volar, o simplemente estés en busca y captura de podcast que te acompañen a todo, he querido compartir algunos de mis últimos descubrimientos.

Estos son cinco de los que he escuchado recientemente y, cada uno por unas cosas y otras, merecen que les des una oportunidad este verano:

  1. Macho Alfalfa: ¿quieres zambullirte en lo que es ser un hombre español heterosexual? Este podcast es para las que no sabíamos que nuestros compañeros del colegio se masturbaban juntos de pequeños, pero poniendo los cojines en el sofá a modo de biombos. Esta puerta a la mente masculina que abren Raúl (@masculinidadsbersiva) y Guillermo (@damepistachos) es un poco escatológica, pero si disfrutas de ese tipo de humor -como es mi caso-, te va a encantar.
  2. Los relatos de Bantia: una noche con sorpresa en un hotel es a donde te llevarán los audiorelatos eróticos de Bantia. Si tienes entre 20 minutos y media hora, cierra los ojos y piérdete en las historias de los clientes que pasan por el establecimiento de una protagonista que se encarga de que la experiencia de sus visitantes sea más que satisfactoria. El único spoiler que te voy a hacer es que te costará mantener las manos alejadas de tu cuerpo mientras lo escuchas.
  3. Spank U, next: el lugar donde descubrirás todo (pero todo) sobre el BDSM. Es perfecto si quieres entrar en el mundillo -y no sabes ni por dónde empezar- o convertirte en la persona más experta. Tienes historias, entrevistas y un sinfín de información que harán que Anna y Gregor se conviertan en tus maestros del fetiche. Además te va a venir de maravilla para repasar el inglés y mantenerlo en forma durante el verano (nunca sabes cuándo vas a necesitar decirle a alguien «Get on your knees»).
  4. X preguntas: quien ha salido de fiesta con Daniela Requena (@danielasirena3), sabe que tiene anécdotas picantes para rato. Pero, a falta de poder quedar con ella en vivo y en directo, su podcast hace el apaño. Es una de las novedades de Spotify y precisamente busca lo que su propio título indica, darle visibilidad a esas historias algo más peculiares (o incluso incómodas) que nos han podido pasar estando en compañía. ¿Lo mejor? La naturalidad con la que nos anima a enfrentarnos a la vergüenza que pueda aparecer en momentos íntimos.
  5. La revolución del placer: el punto más formativo sobre sexualidad femenina corre a cargo de Irasema y Fabiola. Hablan del romanticismo, la masturbación, el aborto, la maternidad o el gaslighting desde una perspectiva feminista. Especialmente recomendable si todavía estás un poco verde en cuanto a conocerte a ti misma, quieres empezar a ver las cosas con las gafas de color violeta o, sencillamente, empoderarte (más).

Mara Mariño

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¿En qué momento hacer ‘topless’ se convirtió en vía libre para el acoso?

No soy especialmente fanática del topless, pero sí que he estado en la playa o la piscina con amigas que, nada más pisar la arena, se han sacado las tetas fuera.

chica topless

chica topless

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En ese momento, entro en modo ‘torre de vigilancia’ y me paso el resto del tiempo en alerta.

Vigilando -más o menos disimuladamente- que nadie a nuestro alrededor haga cosas raras.

Y es que en cuanto una mujer se encuentra con el pecho descubierto, el riesgo de ser acosada crece exponencialmente.

Esas tetas, como cantaba Rigoberta Bandini, solo dan miedo en Instagram -donde se censuran- o cuando se amamanta y hay quien se atreve a llamar la atención.

Uno de los pocos lugares donde, más que motivo de miedo, se interpretan como invitación, son las piscinas y las playas.

Porque hay quienes leen en un pezón a la vista una carta blanca, en vez de las simples ganas de tomar el sol con comodidad para una misma.

Siempre empieza con lo mismo: una mirada más intensa de lo normal, que puede llegar a convertirse en algo que hace sentir incomodidad.

Hasta el punto que te dan ganas de preguntar si es que nunca ha visto unas tetas en su vida o «sentir que eres como una especie de muñeca hinchable», me comenta una seguidora.

«Nunca me he sentido tan sexualizada». «Me miran como si estuviera buscando el acostarme con alguien».

Y eso si tienes la ‘suerte’ de que no hay un teléfono a mano. El acoso 2.0 no solo te permite capturar momentos con tu cerebro, sino llevártelos en formato digital a sabiendas de que, de preguntarle a la improvisada ‘modelo’, no tendrías su consentimiento.

«Ya van varias veces que cada vez que hago topless en la playa pillo a alguien haciéndome fotos o vídeos. Nunca he llegado a decir nada por vergüenza», me dice otra.

Vergüenza, un sentimiento que ni está ni se le espera cuando se habla de la persona que está apropiándose de tu imagen más íntima.

Acoso sexual, el deporte del verano

De mirar o fotografiar, se pasa a invadir el espacio personal y hasta ejercer el acoso sexual, otros de los comportamientos que como admiten muchas de mis seguidoras, les hace vivir la experiencia con disgusto.

«Estaba en la playa con mis amigos y yo tendría 16 años y estaba muy desarrollada. Decidí hacer topless porque me apetecía. Un hombre, que era mi vecino, nunca me había mirado de forma lasciva, pero ese verano lo hizo. Empezó a mirarme mucho y se comenzó a masturbar disimuladamente. Yo lo noté, fue muy asqueroso».

«Estaba en Menorca y vino un tío desnudo a rodear la zona donde estaba sola. Me pidió que le hiciera fotos con su móvil y me sentí muy incómoda».

«En una playa naturista un tipo se me quedó mirando con una sonrisilla. Estaba empalmado tumbado de lado de cara a mí como si estuviese invitándome a comérsela».

«Primero me miraba con un espejo de mano. Cuando se dio cuenta de que le miraba, se sacó todo».

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Hasta ahora, cuando esto pasaba, sabíamos que era lo que había que hacer. Cubrirnos el cuerpo, llevarnos a otra parte esos pechos de goma dos y nitroglicerina (que parecen detonar el deseo sexual allá por dónde van) o incluso volver a la seguridad de casa.

«Estaba de rodillas en topless poniendome la crema. Un chico se pone a mi lado y empieza a hacer el pino para llamar mi atención. Cuando lo miro me pregunta que si necesito ayuda para ponerme la crema. Le digo que no varias veces, él insiste. Me termina diciendo que es un experto en poner cremas (a mi lado, sus diez amigos se ríen). Acto seguido me suelta que también es experto en perforaciones. Paso de él. Me doy la vuelta. Al rato, al levantarme para ir al agua, me miran el culo y sueltan ‘ahora sí’ entre risas y grititos. Menos mal que a los 20 minutos se fueron, porque estuve a punto de irme».

«Hacía topless con mi amiga en la playa. Al ir al agua un hombre empezó a seguirnos y nos fuimos».

Porque mientras nos tapamos, movemos de sitio, recogemos la toalla pensando que no aguantamos más y encima nos sentimos unas exageradas o paranoicas por hacerlo, pasamos por alto el verdadero problema.

Y es que seguimos sin sentirnos tranquilas en los espacios públicos, aquellos donde nos convertimos en un mero objeto sexual para un espectador, por supuesto, heterosexual y masculino.

Así que igual es el momento de reivindicar que la playa y las tetas también son nuestras y empezar a reservarse un derecho de admisión que nos proteja de estas experiencias.

Que quienes tengan ese tipo de comportamientos, no puedan acceder a los sitios donde no saben comportarse.

E igual así ellos aprenden que la clave estaba en compartir el espacio tratando a las mujeres como personas y no como trozos de carne.

Mara Mariño

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