Archivo de julio, 2022

Algunas ventajas de grabarte con tu pareja haciendo ‘eso’ (si todavía no lo has hecho)

Mira que yo soy de llevar la iniciativa y proponer cosas en la cama, pero el tema de grabarme en vídeo siempre me ha seducido menos.

Teniendo dispositivos que son tan fáciles de hackear, ¿quién se siente cómoda ante la idea de una película en la que aparece teniendo sexo?

Quitando a Kim Kardashian, creo que a ninguna de nosotras.

pareja beso

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Pero ahí es donde está también el morbo de ponerse delante del objetivo y darlo todo.

Porque sí, cuando te graba la cámara, te vienes arriba. Le das más profundidad al movimiento, te cambia la cara… Conectas con tu lado más sensual.

Digamos que, de repente, eres más consciente de tu cuerpo y te centras en que aparezca lo más favorecido posible.

Entonces el resultado no es el mismo que cuando echas un polvo tontorrón debajo de las sábanas (por muy fantásticos que sean esos encuentros perezosos).

En el momento en el que te ves en la pantalla, crecida, segura y tremenda, y de la misma manera a la otra persona, ¿cómo no excitarte con la imagen?

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Yo soy partidaria de grabar en modo avión, reproducirlo y eliminar las pruebas. No hay necesidad de que quede guardado y de repente aparezca por error cuando le estás enseñando a tu abuela las fotos y vídeos del viaje en plena comida familiar.

Se puede utilizar en el momento como aliciente en vez de la pornografía y luego mandarlo a la papelera.

Así te llevas lo mejor de los dos mundos: vives la experiencia con tu pareja y no tienes la mosca detrás de la oreja de que ese vídeo va a aparecer en ningún otro sitio.

¿Cómo grabar un buen vídeo casero?

-Hazlo con alguien con quien tengas mucha confianza por dos razones, te vas a sentir más cómoda siendo grabada y sabes que no va a darle un uso distinto al vídeo.

Dale a la luz, ilumina la habitación y disfruta de ver vuestros cuerpos desde un punto de vista de tercera persona. Hazte voyeur de ti misma. Eres preciosa y no me canso de decírtelo.

Seduce a la cámara, mírala, juega, llama tu propia atención y desinhíbete enseñando todas esas zonas que te encantan. Disfruta. Luego te verás en el vídeo y tu autoestima se vendrá arribísima.

Apuesta por algo de lencería: hay monos de encaje de cuerpo entero con aberturas estratégicas que son una pasada. Puedes empezar con ellos y luego ir desnudándote. Te encantará la experiencia.

No eres una actriz porno: no intentes imitarlas. Tus vecinos no tienen que enterarse de que estáis grabando ni tienes que replicar prácticas que has visto como ahogarte haciendo el sexo oral más profundo del mundo. Sois tu pareja y tú teniendo un sexo un poquito más cinematográfico de lo habitual. Punto.

Recuerda que lo interesante de la experiencia no es el resultado final, sino el proceso (y lo bien que te lo pases mientras tanto, por supuesto).

Mara Mariño

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Y que el próximo violador no sea policía

Tienes 18 años. Sales de fiesta por Estepona con dos amigos. Te emborrachas. Te emborrachas porque has acabado segundo de bachillerato. Te emborrachas porque ya has hecho la selectividad. Porque es el verano de tus 18. Porque te da la gana.

policía coche

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Vuelves de la discoteca. Son las seis de la mañana y os para la policía municipal en la carretera. Son dos hombres. No os dejan seguir en ese estado. Te piden el móvil. No se lo das. Termina dándoselo tu amigo para recuperar su coche al día siguiente.

Cogéis un taxi. Llegáis a casa. Respiras tranquila.

Es la casa de tus padres. La que conoces de hace años. La de la playa. Y, media hora más tarde, los mismos policías del control, se presentan debajo.

Quieren subir. «Vienen a verte a ti», dice tu amigo. Tú solo quieres dormir.

Es el verano de tus 18. Estás borracha, cansada, asustada por esos hombres que te doblan la edad. Que «¿cómo se empieza una orgía?» dice uno de ellos haciéndose con las llaves de tu casa. Os ordenan subir a los tres de nuevo.

Tú sabes que aquello no va a acabar bien. Que los dos agentes de la ley, aún de uniforme, pero viniendo en coche privado, no vienen a protegerte. Y más cuando oyes que quieren montarse un trío contigo, que según uno de ellos «¿cuántas chicas quisieran estar en tu lugar y liarse con dos policías a la vez?».

Te niegas. No es así como imaginabas el verano de tus 18. Muerta de sueño, con miedo y dos hombres desconocidos de 40 y 41 años forzándote a tener sexo porque te han ‘perdonado’ una multa. Porque son conscientes del privilegio que les da la placa y no dudan en usarlo. Uno trae cocaína.

De nada te sirve pensar en pedir ayuda. Solo tienes 18, pero ya sabes que te superan en número y en fuerza. El instinto de supervivencia se despierta. Optas por no oponer resistencia y confiar en que todo acabe lo antes posible. En seguir con vida cuando pase.

Aquella noche del verano de tus 18 te han hecho de todo. Sin consentimiento y sin condón. Te han desnudado y te han usado como han querido. Te han quitado no ya solo la seguridad de tu casa de la playa o el comienzo del verano de tu vida, sino la confianza en quién va a salvarte. ¿Otros policías? ¿Compañeros de tus agresores?

Y pasa el tiempo. Denuncias. Cuentas tu historia. Recurres a la terapia, a las pastillas, a todo lo que te ayude a superar lo que pasó en el verano de tus 18.

Cuatro años después es el momento de enfrentarte de nuevo a todo aquello y llegas a un acuerdo por tu paz mental. Todo con tal de no verles la cara de nuevo.

De no remover aquella maldita noche del 9 de junio de 2018 donde se aprovecharon del uniforme para hacer lo que, por profesión, deberían: proteger la libertad de los ciudadanos.

Ya tienes bastante con lo tuyo. Te han traicionado quienes iban a protegerte. Imposible tener confianza en que ahora va a ser distinto. Aceptas porque necesitas cerrar el capítulo y seguir adelante. Aceptas porque no quieres sufrir más.

Les condenan a dejar el cuerpo de policía y a hacer un curso de reeducación sexual. La cárcel ni la pisan por la «escasa probabilidad de reincidir». Pero el daño ya está hecho. Ese que te acompaña desde los 18 años.

Ellos seguirán con sus vidas en Estepona. En tu ciudad del verano de los 18. Moviéndose en el anonimato social, porque la prensa ha protegido sus caras, pero tú sabiendo que te los puedes volver a encontrar.

A tus 22 parece imposible no llegar a la conclusión, una vez sale la sentencia, de que en lo único que puedes consolarte es que al menos, a la próxima chica que violen (porque siempre hay una próxima), la probabilidad de que los agresores sean policías -y salgan indemnes- es más baja que el hecho de que no lo sean y les caiga una pena mayor.

Porque, si lo son, tú y el resto de mujeres, ya habéis visto que cuando abusen de su poder, el sistema les respaldará.

Te falló hasta la Justicia, que respondió a tu violación con impunidad.

 

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Según el artículo 104.1 de la Constitución Española todos los Cuerpos de Seguridad del Estado tienen la función de «proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana».

 

Mara Mariño

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‘Slow love’ o tomarte las cosas con calma cuando estás conociendo a alguien

Recuerdo cuando terminó la pandemia como una etapa muy movida en cuanto ligoteo, era como si se hubiera desatado la revolución sexual que tanto canta La Casa Azul.

cita romántica

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Ahora, las mascarillas han desaparecido de la ecuación. Las restricciones también.

Podemos volver a acercarnos disimuladamente al borde de la mesa de la terraza, para estar más cerca de la otra persona, sin miedo de contagiarnos.

Total, hemos perdido la cuenta de las dosis de vacunas que llevamos encima.

Pero esa urgencia de después de los meses de cuarentena, ha terminado por diluirse.

Al encierro le ha seguido otro fenómeno: el de las bodas sin fin.

Las que se retrasaron se han concentrado en este verano y, cuando vas a la tercera de ellas, te planteas si no estaría bien dejar de dar tumbos sentimentales y tener alguna conversación más allá de «¿tienes la casa libre?».

Y es algo que también ha descubierto We-Vibe realizando una encuesta a solteros y solteras.

Lo mejor es que la conclusión a la que han llegado es que nos estamos tomando las cosas no solo con calma, sino con dedicación.

Conocerse bien a todos los niveles ya es más importante que si surge un polvete. La química está muy bien, pero la compatibilidad manda.

Y para averiguar si se tiene, las conversaciones previas son las que ayudan a que se vayan construyendo esa conexión emocional de cuando descubres que a la otra persona también le apasiona El Señor de los Anillos.

Una vez el vínculo emocional es seguido de la afinidad, la química en el sexo no puede faltar, es otra de las pruebas de fuego.

De hecho casi la mitad tanto de hombres como mujeres, terminarían una relación si sexualmente no es satisfactoria, revela el estudio.

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En nuestro caso, el 29% de las mujeres españolas tratan en profundidad el tema de los deseos y fantasías sexuales durante los tres primeros meses de relación, según el estudio de la empresa.

En el caso de ellos, el 27% lo tratan en el primer mes.

Y ahora la pregunta del millón, ¿cómo llego a ese punto de conexión?

Ana Lombardía, que es experta en bienestar y salud sexual de We-Vibe (y le entrevisté hace poco por el lanzamiento de su libro), tiene claro qué claves nos acercan.

Para empezar, es fundamental abrirse en cuanto a los miedos -especialmente si hay nervios de por medio-, también tener la paciencia de conocerse sin prisas por ‘recuperar el tiempo perdido’ y, sobre todo, coquetear.

Según la sexóloga, es como conducir, no se olvida nunca. Pero con un poco de práctica -en un bar, un plan con amigos, una sesión de entrenamiento en el parque-, puedes volver a dejar salir tus encantos y ver qué pasa.

En resumen, tómatelo como la slow food o el slow sex, tan de moda ahora. Hazte fan del slow love.

Mara Mariño

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No es a tu amiga a quien tienes que prevenir de los pinchazos de droga

El sábado salí a bailar. Pedimos agua y la vaciamos del tirón.

Así que el miedo de que nos echen algo en la copa parece casi de los 80, cuando mi madre me decía que tapaba su vaso con una servilleta.

«Tía, ¿te has enterado de lo de los pinchazos?», me pregunta mi amiga.

mujer discoteca

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Y procede a explicarme cómo una tendencia de drogar vía intravenosa -mediante una inyección-, para luego violar a la víctima, se ha empezado a propagar en España.

«Ha pasado en los San Fermines», me dice hablando de este nuevo sistema mucho más rápido -entra de inmediato al torrente sanguíneo- y anula por completo la voluntad.

Protegerse ante eso ya no es tan fácil como ponerle un trozo de papel por encima a una copa, hablamos de empezar a salir de casa con una armadura para evitar el aguijonazo.

O no salir, directamente, si no tenemos a mano la opción estilística medieval.

No le doy más vueltas. Río y bailo con ella. Nos lo pasamos como adolescentes y volvemos a casa sana y salvas. La noche ha sido nuestra.

Al día siguiente una famosa cuenta de Instagram habla de que la noche anterior, en un local de Barcelona, dos chicas han sido pinchadas.

Cuentan su experiencia, los síntomas a los que se debe prestar atención. Tuvieron la suerte de actuar rápido y nadie se aprovechó de su situación.

La misma historia me la pasa una amiga de Barcelona por Whatsapp, nos pide ir con cuidado.

El fin de semana que viene tengo una despedida de soltera en esa ciudad y pienso en lo mucho que me fastidia tener que ir como un perro guardián.

Vigilando que mi rebaño de amigas se mantenga junto en todo momento, atenta a cualquier señal de que algo raro está pasando.

Pienso en lo que va a ser tener que alertarlas de todo esto.

Ponerles en antecedentes de que, si notan un pinchazo, avisen inmediatamente al resto.

Envidio el privilegio masculino de pasarlo bien de fiesta y ya.

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En tan solo dos días tengo la sensación de que esta nueva manera de drogar, ha sido el monotema.

Y siento un deja vu de cuando hablablan de las drogas que se inspiraban o de la burundanga. Todas usadas para lo mismo.

Ya empieza a convertirse en costumbre que el hit del verano venga acompañado de la sustancia de turno para conseguir forzarnos.

Lo peor es que el mensaje es el mismo, hacia nosotras.

Pidiéndonos que sepamos como actuar, recomendándonos ir a un centro de salud por si es una aguja reutilizada (ahora además de ser drogada, de regalo te puedes llevar el VIH).

Los mensajes concienciadores hacia los agresores ni están ni se les espera.

 

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No he visto una sola historia ni sé de ningún amigo que haya recibido el mensaje de «No pinches a nadie para forzarla. No está bien. No lo hagas».

Y me encantaría que no solo se viralizaran las reflexiones de que somos las víctimas las que tenemos que andar con mil ojos.

Ojalá el mismo volumen de mensajes previsores para nosotras lo fueran de mensajes disuasorios para ellos.

Así que ahora te hablo a ti, lector, que tienes una posición de privilegio. Que te escuchan y te toman en serio, que no van a llamarte «dramática» ni «exagerada».

No quiero entrar en la reflexión de que, una de esas mujeres pinchadas, puede ser tu prima, tu novia, tu hermana…

Porque aunque no haya parentesco o lazo de ningún tipo, no necesitan formar parte de tu entorno para que merezcan ser tratadas como el resto de personas.

Te propongo que pruebes a cambiar el enfoque ahora que ves todo esto que está pasando.

Y que en vez de alertar a tus amigas, hables con los hombres de tus círculos.

Diles que den la voz de alarma a su vez o avisa de que condenas esto, ponlo de vuelta y media, critícalo con todas tus fuerzas.

Usa tu voz y tu espacio para condenarlo, que esta sea tu manera de luchar para que no nos lo sigan haciendo.

Porque puede que no conozcas de nada a la próxima chica que vaya a ser pinchada, pero recuerda que la mayoría de tus amigos son hombres heterosexuales, que es lo que tienen en común con los agresores que buscan anular la voluntad al suministrar esta droga.

Con un poco de suerte, hacer las cosas distintas -por una vez- puede llevarnos a un resultado diferente y no al de siempre.

Mara Mariño

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Estos son los juguetes sexuales que no pueden faltar en tus vacaciones

Alguna vez he viajado con juguetes sexuales en la maleta.

De hecho, una vez recuerdo que en un control de seguridad, el empleado de Barajas llamó a sus compañeros para que vieran el dildo de goma que aparecía en pantalla de infrarrojos.

juguetes sexuales

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Es correcto, caballeros, me gusta pasármelo bien cuando viajo.

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Pero con los nuevos cambios en los equipajes, han terminado por quedarse en casa, dejando su hueco a más pares de calcetines.

Y es una pena, porque precisamente son las escapadas el mejor momento del año para reconectar con la pareja.

Pasan los días que ni nos enteramos, de una manera tan acelerada que hasta el sexo es algo rutinario y mecánico.

De ahí que los viajes sean casi terapéuticos, con esos polvos mañaneros cuando no tienes ninguna prisa por abandonar las sábanas, ya que la playa no se va a ir a ningún lado.

O uno de madrugada, bajo la luz de las estrellas -dejad que me ponga romántica- porque al día siguiente no va a sonar la alarma para ir a la oficina.

En resumen, que fortalecer el vínculo íntimo es algo que no solo va a amenizarnos las vacaciones, sino también cargarnos las pilas para lo que se viene por delante.

Por esa razón, poder contar con juguetes es siempre de ayuda, ya los traigas de casa o los adquieras por el camino.

Y es justo lo que han tenido en cuenta desde Diversual.com ya que han diseñado unas cajitas que se pueden encontrar a la venta en hoteles o casas rurales.

De esta forma te olvidas de tener que estar pendiente de llevarlo en la maleta. Incluso si por un casual se te ha olvidado, tienes todo lo necesario incluso estando fuera.

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Ya apuestes por el kit que han creado para esta ocasión o decidas montarte el tuyo propio, la empresa especializada en artículos eróticos tiene claro qué es lo que no puede faltar para pasar una noche inolvidable.

Para despertar sensaciones por todas las zonas del cuerpo, sin ocupar mucho espacio, el vibrador líquido es la mejor alternativa. Aunque también son perfectos en formato físico como una bala vibradora o un anillo vibrador, dos juguetes que nos lo ponen más fácil para llegar al orgasmo.

En su pack también se encuentra una pareja de dados con diferentes partes del cuerpo en uno, y acciones, en el otro.

Es un complemento que anima a que la experiencia quede en manos del azar (y si tienes un poco de suerte puede salirte la combinación «masaje» y «cuello»).

Pero si hay algo que no puede faltar este verano -ni en ningún otro momento del año-, son los preservativos.

Y es que por mucho que tendamos a desconectar o a dejarnos llevar, mirar por nuestra salud no puede tomarse ni un solo día de descanso.

Mara Mariño

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Amor libre sí, pero solo en el porno

En el momento en el que el porno se convierte en nuestro referente a la hora de empezar a construir la idea de sexualidad ¿cómo no vamos a darle importancia?

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Y especialmente en España, que ocupa el número 11 del top 20 de países que más visitan la web de PornHub según el estudio anual que publicaron este miércoles.

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Incluso llegamos a superar a Rusia, que nos triplica la cantidad de habitantes. Así que imagínate si nos metemos…

Aunque eso no significa que pasemos mucho tiempo, son tan solo 9 minutos y 9 segundos lo que los visitantes españoles ‘necesitan’ de media en la web.

Porque esa cantidad de tiempo es suficiente para un estímulo inmediato, una paja como la comida del McDonald’s, rápida.

Y lo que se busca para esos 9 minutos y 9 segundos, es muy significativo.

A nivel mundial, el término ‘lesbiana’ es el segundo más visto, mientras que en España también ocupa los primeros puestos.

‘Trans’ también se cuela en la lista de las categorías populares. Y en el caso de España, ‘transexual’ es una de las cinco búsquedas más frecuentes.

Entonces, cualquiera que desde fuera viera esto, podría decir que somos un país progresivo y abierto, en el que la orientación sexual ni pincha ni corta.

Que está tan integrada, que ya no solo forma parte del tejido social, sino del sexual.

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Pero lo cierto es que, teniendo en cuenta el público de PornHub, los resultados son la prueba de la última fetichización de turno.

A veces son las milfs, otras las japonesas y, en esta ocasión, le ha tocado a las lesbianas y personas trans convertirse en el objeto de deseo por excelencia.

Porque, una vez más, estamos hablando de un espectador (hombre) el que se encuentra detrás de la pantalla.

El hecho de que el 81,6% de los hombres vean porno con regularidad (versus las mujeres, que suponen el 40%), revela la historia de siempre.

Sobre todo si tenemos en cuenta las agresiones que, a día de hoy, siguen sin faltar en las calles de las ciudades españolas o la homofobia imperante -no olvidemos que Ayuso se refirió al Orgullo como algo que se debe «aguantar»-.

Si juntamos nuestras costumbres como ciudadanos y nuestros hábitos como consumidores de pornografía, la conclusión es clara.

Tu orientación sexual o tu identidad de género (especialmente si eres mujer trans, las que más abundan en los vídeos de la web) son más que bienvenidas siempre y cuando cumplan una función: excitar al público mayoritariamente masculino.

Mientras no salgan del porno, seguirán siendo criticadas por la calle, amenazadas, perseguidas y acosadas.

Continuarán siendo relegadas a la condición de objeto sexual.

Mara Mariño

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‘Los hombres feministas somos menos, pero cada vez somos más’

Hace unos meses me quedé prendada de una cuenta de Instagram. Usaba colores impactantes como el negro, blanco y amarillo, era imposible no quedarte con esa paleta grabada en la retina. Pero lo más fuerte era el mensaje de las publicaciones.

Un hombre heterosexual se abría en canal en su perfil sobre lo que implicaba, precisamente, ser hombre heterosexual en la sociedad actual.

Y lo hacía con un pensamiento crítico, acerca de los roles que le tocaban asumir, y reflexionando sobre ellos desde una perspectiva feminista.

hombre feminista

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Algo casi tan raro de ver como un animal mitológico. Así que, como no podía ser de otra manera, me puse a seguir a esa cuenta unicornio, @masculinidadsubersiva.

Porque de feminismo es algo que hablo a diario con las mujeres de mi entorno, con mi madre, mis amigas, compañeras de trabajo… Pero hacerlo con un hombre que también tenía esa mentalidad era algo nuevo y necesario.

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Raúl, que además de romper la cabeza a la mayoría de su comunidad con sus publicaciones, también está grabando un podcast en Spotify, Macho Alfalfa (que deberías escuchar porque va en la misma línea), me comenta que la idea de hacerse la cuenta vino un poco por necesidad de expresar y compartir su propia deconstrucción.

«Tras muchas lecturas, formaciones como alumno, conversaciones con personas que estaban más metidas en el feminismo, se generó la curiosidad. Y desde ahí vino la voluntad para moverme. Necesitaba escribir, hablar en alto para asimilar todo lo que iba aprendiendo y me iba removiendo. Fue cuando decidí hacer un perfil donde reflexionar sobre todo lo que me inquietaba».

«La cuenta es el resultado de hacer colectivo mi propio proceso de revisión de la identidad. Para mí es una herramienta para compartir, debatir, aprender y el lugar donde deposito mi transformación identitaria, donde también he conocido a seres maravillosos de los que me nutro constantemente».

Instagram tanto para Raúl como para mí, es una plataforma perfecta para esto, para concienciar a personas que, de otra manera no llegaríamos, solo que él lo explica mucho mejor: «Necesitamos colectivizar los discursos y transformar la sociedad desde la suma exponencial y no desde el individualismo».

«Lo positivo de estar en contacto con otras personas, cuando nos ponemos a revisar nuestro machismo, racismo, capacitismo, etc, es que te permites conocer otras realidades y escuchar. Si todo se queda en uno, pensaremos que nuestra realidad es el absoluto», afirma.

¿Qué es una masculinidad subversiva en el marco del feminismo?
Es precisamente la forma de romper con todo aquello establecido como una norma en lo político y social. La masculinidad subversiva no es una, sino que cada persona puede hacer de su masculinidad una forma diferente y transformadora de vivir su identidad. La idea no es crear una nueva forma de ser igual para todas las personas. No queremos una nueva hegemonía. En mi caso intento que, replantear lo masculino, venga de la mano de acercarse y entender el feminismo.

Creo que es muy complicado revisar la masculinidad y entender las desigualdades, las violencias y los malestares que pueden sufrir las mujeres, sin haber hecho el ejercicio de escuchar las demandas del movimiento feminista. Sin feminismo no hay subversión posible.

¿Cuáles son los primeros recuerdos que tienes del machismo?
Mentiría si dijera que tengo primeros recuerdos muy tempranos. Ha sido en la actualidad cuando he ido profundizando en mi propio proceso de revisión de la masculinidad y lo he ido complementando con formación, lecturas…

Hoy día me arrepiento de cómo en muchas ocasiones en pareja he insistido para tener relaciones sexuales, me he enfadado si incluso no lo he podido conseguir. También me viene el recuerdo de cómo no supe gestionar correctamente el rechazo con una chica, que no quería tener nada conmigo, y le di la vuelta a la situación diciendo que ella me había seguido el juego. Hoy sé que ella hizo lo que quiso, sin eso implicar nada más allá de lo que deseaban mis expectativas.

En cuanto a las grandes violencias llevadas a cabo contra las mujeres, desde joven ya me posicioné contra ellas, pero no ha sido hasta hace unos años cuando me he dado cuenta de que el machismo es mucho mas que maltratar, violar y matar. Dicho así parece ridículo, pero creo que hay mucha gente que niega hasta la existencia de esto.

¿Cómo fue tu propio proceso de deconstrucción?
Hablar de deconstrucción debería ser en presente y nunca como algo alcanzado. Plantearnos la deconstrucción como un sitio al que se llega, lo único que conseguirá es que dejemos de seguir haciéndonos preguntas y, por lo tanto, dejemos a un lado cuestiones que aún no nos habíamos ni planteado.

Mi proceso es un volcán de sensaciones: contradicciones, malestar, bienestar, culpabilidad, responsabilidad, autoconocimiento, autocrítica… Lo mejor de este proceso para mí es la razón por la que lo inicié, que es entender que el mundo necesita ser más justo para ser mejor y para eso necesitamos feminismo y personas con conciencia política y social.

La idea no es convertirnos en seres inmaculados y perfectos, si no en reconocernos desde un lugar más humano y por lo tanto incierto, pero esa propia incertidumbre podrá liberarnos de mandatos predeterminados. Yo diría que esto no debe hacerse para ser mejor uno mismo, sino para que nuestra presencia mejore el mundo y rompa de una vez con las dinámicas de poder que tanto tenemos interiorizadas, producto de las lógicas patriarcales.

¿Cómo reaccionan a tus publicaciones los hombres que no comparten el feminismo?
Pues con mucha resistencia. Donde veo el problema no es en compartir la totalidad del discurso. La brecha no está en los matices, sino que directamente hablan de falacias en mi discurso porque niegan la violencia de género y el patriarcado. Y ¿cómo vamos a hablar de dinámicas de poder, heteronormatividad, violencias simbólicas y un largo etc, si negamos que la mujer sufre violencia como consecuencia del machismo, el sexismo y la misoginia?

Estas interacciones suelen acabar en insultos, odio y mi pertinente block. En la parte positiva, hay muchos hombres con ganas de repensar su identidad y sus acciones y me lo comparten a diario. Quizá seamos menos pero creo que cada vez somos más.

¿Y las mujeres?
Pues en general bastante bien. Mentiría si no dijera que me he sentido mirado con lupa por alguna, como si buscara mi fallo o incoherencia para señalarme como una farsa. Pero no necesitan buscarlo, ya les digo yo que tengo incoherencias y no tengo ningún problema en asumirlas. Por lo demás comparto muchas conversaciones también con mujeres y me nutro de sus comentarios y opiniones y agradezco el refuerzo que me dan con el contenido de divulgación que genero.

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¿Merece la pena ponerse a dialogar con cada persona y formarla en el feminismo o hay veces que es mejor pasar?
Pienso que una cosa es hacer activismo y otra que tu vida se base en estar constantemente señalando todos aquellos comportamientos con los que no se comulga. No creo que sea bueno para la salud mental estar entrando en conflicto ante cualquier comentario o acción machista. Más que nada porque está tan extendido en la cotidianidad, en cualquiera de las esferas en las que nos movamos, que tendríamos que hacer de nuestra vida, un activismo perpetuo.

Con esto no digo de cerrar los ojos y taparse los oídos, sino en marcar unos límites que no estamos dispuestos a que traspasen y actuar desde diversas intenciones comunicativas. Habrá veces que estemos en disposición de llevar a cabo una intención cultivo-comprensiva y otras veces lo hagamos desde la intención combativa. Por otra parte, creo que debemos evitar el paternalismo y la condescendencia. Alejarnos de esa idea que nos hace creer que estamos en el lado bueno de la historia.

Una cosa es no querer ser ese tipo de hombre conservador, patriarcal y rígido en sus creencias hegemónicas y otra muy diferente que pensemos que, por repensar nuestro lugar en el mundo, estamos por encima de aquellos que no han iniciado el proceso de revisión identitario. En mi caso, hay días en los que estoy con más ganas de debatir y entro fácil al conflicto, pero otros días no tengo esas ganas o fuerzas. Creo que aparte de hacer de cortafuegos en según qué conversaciones, la clave para romper estas dinámicas, está en dejar de ser cómplices y transmitir qué no estamos dispuestos a tolerar.

¿Qué consejos le darías a otros hombres para acercarse al feminismo?
No creo que se necesiten consejos. Estamos hablando de una realidad que provoca malestar en millones de mujeres en el mundo. Lo que se necesita es empatía y dejar de mirarse el ombligo. Tener voluntad de cambio y muchas ganas de escuchar y no tantas de hablar.

Acercarse al feminismo es acercarse a la justicia social y creo que no se necesitan muchos motivos. Necesitamos transformar el mundo y romper con todos aquellos valores que consideramos biológicos, innatos y esenciales, que no son más que normas perpetuadas y construidas social y culturalmente.

¿Te consideras un referente masculino?
No, aunque quizá para algunas personas pueda serlo, por lo que me transmiten en redes sociales, mi intención no era ser referente ni lo será. Mi intención es tomar conciencia del machismo y dejar de reproducirlo en la medida de lo posible.
Si en este viaje, que es el repensar mi lugar en el mundo y en la sociedad, favorece que otras personas se replanteen cosas, pues maravilloso. Pero no creo que eso te haga referente.

 

Raúl, podrás decir lo que quieras, para mí lo eres.

 

Mara Mariño

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‘Clitorectomías’, la ‘marca del diablo’… De cuando el clítoris era el enemigo

Sabía que el descubrimiento del clítoris era algo reciente. No reciente de cuando surgió el satisfyer, pero sí algo que solo se lleva sabiendo los dos últimos siglos.

Lo que desconocía por completo era la cantidad de barbaridades que se le hacían a las mujeres por desconocimiento de qué era ese bulto en el cuerpo.

clitoris

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¿Que por qué me pongo tan tremendista? Le voy a echar la culpa a un libro, que no puede protestar ni venir a escribirme un comentario de lo mal que escribo.

Y es que he aprovechado las infinitas horas de luz natural para terminarme Una curiosa historia del sexo de Kate Lister.

Lo que ahora sabemos que es el órgano del placer era analizado y examinado entre con miedo e ignorancia hasta el punto de que, como cuenta la autora, en muchos casos se cortaba directamente y se cosía la herida para evitar que las mujeres tuvieran demasiado apetito sexual.

Esto es algo que empezó a pasar en la Antigua Grecia y hasta casi el siglo XX.

Aunque en el caso del siglo XVI también servía como excusa de ejecutar a una mujer por bruja alegando que el clítoris era una marca del diablo.

La cosa era cargarse a las tías que no encajaran en el estereotipo que se esperaba de mujer dócil y recatada. La excusa, como veis, lo de menos.

De hecho, en el siglo XIX era habitual practicar ‘clitorectomías’ para remediar que una mujer no quisiera tener relaciones con su marido.

No solo tenías que aguantar que el señor que te sacaba 30 años (y con el que te habían casado a la fuerza seguramente), te violara, sino que encima te sometían al trauma de una operación dolorosa que se trataba con compresas de pelusa.

Por supuesto no falta tampoco el recordatorio de que Freud fue uno de los responsables de instalar en la mentalidad colectiva que, sin un pene, el orgasmo era imposible.

Éramos inmaduras sexualmente o unas frígidas.

¡Nadie dejaba que disfrutáramos de nuestros clítoris en paz!

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Y si esto del clítoris te parece bestia, la lista de atrocidades a las que nos hemos visto sometidas las mujeres a lo largo de la historia, es lo que me ha dejado más tocada después de leer el libro.

Desde quedar repudiadas a cabañas para pasar la menstruación a llevar dolorosos aparatos que la ocultaran.

También las inventadas pruebas -con ningún tipo de rigor- para comprobar la virginidad como hacerte llevar un pastel a una serpiente o ser rociada con carbón.

 

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Pero sin irnos tan lejos, también está la tortura de las duchas vaginales con productos limpiasuelos para ‘tener los genitales como nuevos’.

Que es algo que te suena como muy lejano pero pasaba en los años 60.

Es más, puede que a tu abuela se le hayan removido cosas al ver que Lysol que tanto se anunciaba para limpiar superficies durante la pandemia, eliminando el Covid-19, fuera lo mismo que se ponía de recién casada o incluso embarazada de tu madre.

La lista es larga, las mujeres que o fallecían o sufrían durante toda su vida siendo castigadas o mutiladas, también.

Es un repaso tan crudo que más que Una curiosa historia del sexo podría haber sido llamado La serie de sádicos atropellos que sufrieron las mujeres desde hace más de mil años hasta hoy.

Quedaba más largo, supongo.

De cualquier manera, bien es recomendable echarle un vistazo para saber, no solo lo mucho que hemos avanzado, sino lo que todavía nos queda por recorrer hasta conseguir la igualdad que aún tenemos pendiente.

Y de paso reivindicar a diario que somos dueñas de nuestro placer.

Que dejen de condenarnos por vivirlo y disfrutarlo de la nueva manera en que se han actualizado las sentencias de antaño, mediante slut shaming, revenge porn y todas esas maneras que solo buscan seguir teniéndonos controladas a la disposición de ellos.

Mara Mariño

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¿No lo hacéis nunca? Es el momento de probar el sexo de mantenimiento

Voy a soltarlo: con los años, el sexo deja de ser tan estimulante como al principio. Es más, si se vuelve repetitivo, como fue mi caso con mi ex, termina siendo bastante aburrido.

Llegué a un punto que, antes que echar un polvo, prefería limpiar el que se acumulaba por encima de los muebles.

sexo mantenimiento

PEXELS

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Ahora mismo a lo mejor no lo necesitas. Estás en esa etapa maravillosa donde lo hacéis como conejos.

Ese momento en el que incluso te gusta el sexo en el agua, porque las ganas son capaces de superar el escozor de lo seco que se te queda todo dentro.

Pero esa etapa no es infinita, le sigue una más tranquila, donde pareces no coincidir nunca con el deseo de tu pareja o incluso te rechaza porque no está de humor.

Así que cuando no coincidís, cuando todo está enrevesado y la frecuencia ha caído en picado, podéis llegar a pensar que estáis en una crisis sexual de la que no podéis salir.

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Pero no, ahí es donde entra el sexo de mantenimiento.

(Y es algo que habría podido poner puesto en práctica, pero se nos acabó la relación primero. Aunque esa es otra historia).

El sexo de mantenimiento es el polvo (o polvos de rigor) que se ponen con el objetivo de que, conectar íntimamente, siempre tenga un hueco en nuestra rutina.

Empieza por tener una conversación en la que sois conscientes de que estáis teniendo menos sexo y os ponéis de acuerdo en que queréis hacer algo al respecto.

Que por tu cuenta lo mantengas vivo (hola, masturbación) es fundamental, pero este check es la manera de que sigáis teniendo relaciones con el paso del tiempo.

O cada tres días o mensual, la frecuencia es la que decidáis y depende de un montón de factores.

De si vuestro estilo de vida os lo permite, de vuestra sala, el deseo sexual o si hay una ola de calor y no quieres tocarle ni con un boli…

 

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Los beneficios

Y la gran pregunta, ¿en qué te beneficia el sexo de mantenimiento, más allá de llevarte un orgasmo en compañía?

Pues que muchas veces empiezas sin muchas ganas pero, en cuanto vences la pereza inicial, terminas animándote.

Sobre todo ayuda a esa falta de sincronización, ya que, siendo personas diferentes, no tenemos la libido sincronizada, como sí nos pasa con el calendario de Drive para poder organizarnos las vacaciones.

Que uno tire resulta de ayuda. Pero que no sea siempre el mismo porque eso ya es otro problema (del que os hablé en este artículo).

Además de seguir alimentando el vínculo entre ambos y la intimidad, darte un buen revolcón es el mejor aliciente para tener ganas de tener sexo la próxima vez, conectas de nuevo con tu pareja y liberas un buen chute de endorfinas.

Así que no lo dejes en el aire, como hacías hasta ahora, porque te arriesgas a que no suceda.

Ponle fecha y hora, asegúrate de que, para entonces, ni te llama tu madre ni toca pasear al perro. Ese rato es para vosotros y nadie más.

Que digo yo que si te organizas para la partidita de pádel, también puedes ponerte con eso. Te prometo que te lo vas a pasar tan bien o mejor.

Mara Mariño

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Mujeres guapas, hombres feos o el mito de que la belleza está en el interior

Antes de contarte por qué creo que lo de que la belleza está en el interior, es un cuento contado solo a la mitad de la población, has de saber que llevo un mes desde que me quitaron la cuenta de Instagram.

Y que subía contenido relacionado con el blog con un toque de humor que puedes volver a disfrutar aquí.

Ahora que ha terminado el momento de spam, voy directa al tema que te interesa.

Shrek fue una película revolucionaria a su manera. La conclusión a la que llegué -además de que deberíamos proteger a los burros-, es que triunfaba lo de dentro y no la apariencia de fuera. O eso me pensaba.

Cuando la vi de más mayor, me di cuenta de que, aun bajo los efectos de la maldición, Fiona no era fea.

pareja relación belleza

PEXELS

No solo no era fea, es que era un pibón.

Según los estándares de belleza, tiene unas medidas armónicas y simétricas, los dientes como si hubiera llevado el Invisalign, los ojos grandes, pestañas largas y las cejas perfectamente depiladas.

Vamos, que las únicas diferencias entre la versión humana y la ‘grotesca’ era la piel verde y despedirse de la talla 34.

Pero en cambio a Shrek sí le habían pintado como un señor calvo y gordo –sin faltar a ningún calvo ni gordo– que vive en un tronco de árbol con humedades y rodeado de barro.

La fantasía de que lo importante es lo que está en el interior solo se aplica para el caso de ellos, y es algo que venimos escuchando desde pequeñas.

Fíjate que hasta Fiona se lo tragó.

Lo mismo pasó con Bella, que desde el minuto uno de la película ya nos lo advierte: Gastón es un prepotente. Mucho músculo poco cerebro. Mejor alguien que te secuestra a la fuerza, porque si lee libros y comparte su biblioteca, ¿qué más da lo demás?

Nótese la ironía de esto.

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Cuando empezamos a ser mayores y damos el salto al resto de películas, se le sigue dando la razón a esto.

A ese razonamiento llegué también con Harry Potter, cuando Hermione es criticada por Ron cuando decide salir con Viktor Krum por ser el típico musculoso -que no olvidemos su carrera estelar en el quidditch y que idolatraba a la Gryffindor por ser tan aplicada-.

Y todo para que al final termine con el Weasley que tiene problemitas de falta de atención, por ser uno de los hermanos pequeños, y que además se siente amenazado cada dos por tres por tener una novia más lista que él.

A Hermione, de premio, le queda el tío mediocre, que la ha menospreciado en varias ocasiones, en vez del guaperas famoso.

Repasando las comedias románticas, el capitán del equipo de fútbol siempre va a ser un capullo. El que hace bullying a la chica de gafas.

Respecto a las series, si por un casual sale en Por trece razones o en Euphoria, estarás ante un depredador sexual o un psicópata directamente.

Si es el personaje de Stranger Things, un fanático que no tiene reparos en disparar a quien haga falta.

No te fijes en el guapo, en el que está cachas, porque, aunque no viole o mate, siempre son unos flipados y eso es suficiente como para sacarles de la ecuación.

Como si el ego masculino realmente estuviera relacionado con la belleza. Sí, claro.

Díselo a cualquiera de tus amigas, que han escuchado el «tampoco eres tan guapa» hasta del señor más feo al que no le han contestado con una sonrisa al piropo callejero.

Pero voy a ponerte otro ejemplo. Coge una alfombra roja, la que quieras. Mira a las parejas que posan y dime a cuántos hombres ves con mujeres feas.

Es tan raro que suceda que el único caso que se me viene a la cabeza es de cuando Alexandra Grant, pareja de Keanu Reeves, recibió todo tipo de críticas por llevar el pelo al natural, por no estar operada, por tener su edad y aparentarla (en vez de esconderla como si fuera un secreto familiar).

Por ser natural. La crítica era realmente cómo el actor se atrevía a estar con una mujer que, desde fuera, muchos no consideraban a su ‘altura’ de belleza física.

Pero claro, cómo no vas a llegar a esa conclusión cuando ves El código Da Vinci y Tom Hanks siempre tiene una pretendienta nueva.

Más joven, más guapa y más admiradora suya que la de la película anterior.

¡Si hasta los maridos de Marilyn Monroe eran, además de bastante en la media en cuanto a belleza, unos inseguros que terminaban insultándola o agrediéndola físicamente!

La mujer más guapa de la historia es el perfecto ejemplo de cómo se nos ha comido la cabeza sobre el tema de la belleza interior (y a nosotras parece no importarnos lo más mínimo).

Según un estudio (que podéis leer aquí) se llegó a la conclusión de que esta combinación de ‘mujer guapa+hombre feo’ funciona porque los hombres buscan belleza, pero nosotras buscamos respaldo.

Y que si el hombre está con una mujer, pero considera que puede aspirar a una pareja que esté mejor físicamente, va a vivir en una eterna insatisfacción por poder estar con esa otra persona más guapa (e incluso terminar la relación para irse con ella).

O eso dice el estudio.

Así que, ya que han pasado unos añitos desde que se llegaron a estas conclusiones, propongo lo siguiente.

Que eduquemos a las mujeres en que merecemos respaldo siempre, de una pareja guapa o fea. Pero que si es guapo, pues tanto mejor, porque un feo también puede tratarte mal o carecer de responsabilidad afectiva. Que se lo digan a Marilyn.

Que eduquemos a los hombres en que la belleza, si bien tenemos ojos en la cara y hay un factor de atracción física, no se trata de algo de lo que dependan los sentimientos o sea el único motivo para estar o rechazar a alguien.

Tiene narices que tengamos que deconstruirnos para poder estar también con tíos guapos. Y ellos con alguna fea que, en su interior, es respetuosa, cariñosa y la mejor persona que pueden encontrar por el camino.

 

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