Archivo de septiembre, 2020

La intimidad sin que afecte al sexo o por qué no creo en la ‘teoría del váter’

Aviso, voy a ponerme escatológica. Mi consejo es que, si estas cosas te producen repelús, dejes de leer ahora.

PIXABAY

La primera vez que me tiré un pedo delante de mi pareja fue casi al principio de nuestra relación, cuando estábamos a punto de quedarnos dormidos.

Y aunque solo estábamos él y yo en aquella cama de matrimonio, cuando el olor empezó a salir del edredón, me hice la despistada sin admitir -cuando era más que obvio-, que yo era la culpable.

A día de hoy, aquella anécdota (y, sobre todo, que intentara escurrir el bulto) sigue haciéndonos mucha gracia.

Quizás esa ha sido una de las claves de que duremos, más que tanto, tan bien. Que, desde que empezamos, todo lo relativo a olores y excrementos solo nos ha servido para hacernos bromas.

Es por eso que me parece tan chocante la ‘teoría del váter’, esa que sostiene que, o mantienes una parcela separada de tu pareja cada vez que necesite usar el váter para defecar -o cualquier otro tipo de intimidad-, o mandas tu relación por el mismo sitio donde se sienta él (o ella).

Según esta teoría, incluso dejarle pasar a cepillarse los dientes cuando estás en plena faena es equivalente a cargarse la libido y dejar de verle el atractivo sexual a la otra persona.

Y yo me pregunto, ¿si de verdad viéramos a Emily Ratajkowski o Zac Efron en el baño dejarían de encantarnos?

Es bastante simplista pensar que todo el atractivo por una persona se resume en verla cagar, depilarse o sacarse la copa menstrual.

¿No es mejor que, en caso de necesidad, tengamos y tenga nuestra pareja la confianza de poder hacer lo que quiera?

Más que nada porque la vida es larga -por suerte- y habrá algún momento, en todos esos años en pareja, en que te veas en medio de las fiestas de su pueblo con una indigestión histórica (culpa de aquellos chupitos de vino caliente con barquillos) y necesites urgentemente vaciar la carga.

En el instante en el que evacuas a pocos metros de tu pareja, que vigila que nadie se acerque al descampado, sabes -si tienes una relación en la que se tiende a relativizar- que se convertirá en algo anecdótico que contar en la sobremesa de la cena con los amigos.

E igual que os reíais la primera, seguirá haciendo mucha gracia la vigésima vez que salga la historieta.

Para mí, esa es la auténtica magia el amor. Que te da igual que a tu pareja le huelan los pies, que deje sucio el calzoncillo o que le cuelgue un moco de la nariz, hay algo mucho más fuerte que todo eso que consigue que le sigas viendo atractivo, que le sigas deseando, que te siga excitando.

Y, en nuestro caso, entrar a escondidas cuando el otro está ocupando el baño, jugar a olernos la axila después de venir del gimnasio o hacer bromas con una pelusilla del ombligo consigue que vivamos despreocupemos de lo que son cosas normales de nuestro cuerpo en ciertos momentos.

Preferimos verle el lado divertido, darnos una buena ducha y terminar las bromas en la cama. Así, no hay nada que te corte el rollo. Ni siquiera si se escapa algún pedo.

Duquesa Doslabios.

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¿Comprarías un juguete sexual ‘prohibido’? Ahora puedes (si te atreves)

Puede que la palabra más buscada de 2020 sea ‘coronavirus’, pero ¿cómo olvidar que, hace poco, vivimos un glorioso momento en el que ese puesto lo ostentaba el Satisfyer?

EROTICFEEL

Aquel estimulador de clítoris se convirtió en lo más comentado en grupos de amigas, sobremesas familiares y hasta Twitter. Sin embargo, el furor por el succionador (y todos los modelos de este estilo que salieron reivindicando el placer de esa zona) podría verse amenazado.

La culpa sería de un juguete que se ha ganado la etiqueta de prohibido por su curiosa historia y que, dentro de nada, estará a la venta en España.

Pero empecemos por partes. Quien puede que sea conocido en breves como el nuevo Satisfyer es el Osé, que iba a ser el ganador de la pasada edición del CES -la feria de electrónica de Las Vegas- hasta que fue retirado por «inmoral, obsceno, indecente y profano».

(Si quieres saber más de por qué le retiraron el premio a la innovación, en este artículo te explicamos todo sobre el asunto)

Un año después, el producto estrella de la marca Lora DiCarlo aterriza en España. Y sí, está dispuesto a revolucionar el cajón de la mesilla de noche tanto o más que el estimulador.

Lo que tiene de especial Osé es que no se limita a estimular la parte externa del clítoris, también cuenta con un apéndice que promete saber encontrar el punto G que muchas nos pasamos toda la vida buscando.

Y, lo mejor de todo, es que lo podría hacer incluso a distancia mediante control remoto.

Aunque este universo de posibilidades que se abre ante nosotras no estará disponible hasta el 5 de octubre en Eroticfeel (a no ser que ya lo vayas reservando en la preventa), podemos ir fantaseando al respecto.

Porque, lo que no puedo negar es que para mí, uno de los principales atractivos -y por contradictorio que resulte-, es precisamente la razón por la que el juguete fue descalificado en su día.

Al final, resulta eso cierto de que, cuanto más se te niega algo, más ganas tienes que probarlo.

Como decía un amigo mío «Si algo tenemos que agradecerle a la Iglesia es que prohibiera el sexo, sin eso, hacerlo no sería tan divertido».

Duquesa Doslabios.

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Gente sexualmente inteligente: el club formado por personas que son su mejor versión en la cama

Si pienso en las habilidades a las que le doy más importancia en mi vida, pensaría en la capacidad de negociación, en la empatía, en el cuidado por el detalle o en la reciprocidad, pero no me vendría a la mente -o al menos de primeras- la inteligencia sexual.

SAVAGEXFENTY

Y es un error mío (grande, de hecho), porque como algo que nos acompaña desde que nacemos, también se merece la misma atención.

Pero, ¿en qué consiste esto de la inteligencia sexual? La primera vez que lo oí pensaba que podría equivaler a convertirme en toda una maestra de las artes amatorias conociendo, además, todo tipo de dato curioso: número de terminaciones nerviosas en el clítoris, la diferencia de temperatura de los testículos respecto al cuerpo…

Lejos de eso, es algo mucho más sencillo y práctico. Lo mejor es que nos permite disfrutar plenamente de la sexualidad, así que ¿cómo no interesarse por aumentar el coeficiente sexual?

Toda inteligencia sexual debe partir de una educación, de manera que es fundamental todo lo que nos enseñen en casa o fuera de ella (siempre y cuando sean profesionales, el amigo del colegio de turno o la página porno de moda no son fuentes de conocimiento).

Hablo de unas nociones básicas, no hace falta memorizar al detalle cada palabra del libro de Biología.

Entra aquí lo relativo a nuestra salud sexual, a ser conscientes de que la protección es básica y que debemos actuar, como en otros ámbitos de nuestra vida, con responsabilidad: aprendiendo (y respetando) de una vez qué es el consentimiento.

Afrontarlo con normalidad e informarse bien es la única forma de combatir los extendidos mitos, prejuicios o falsas creencias sobre el sexo.

También es inteligencia sexual saber que no vamos a saberlo absolutamente todo, pero, dentro de nuestras limitaciones, tener interés por formarnos.

Y por autoconocernos. Explorarse a fondo, saber qué y como nos gusta o cómo no, así como aceptar que, conforme pasan los años vamos cambiando, también es una forma de aumentar la inteligencia sexual.

Como es lógico, es algo que se puede aplicar de la misma manera a la relación de pareja, mejorando su calidad.

La comunicación es la clave: poder decir abiertamente qué queremos así como recibir de buen grado todo aquello que pueda gustarle a la otra persona.

De la misma manera, también se pueden analizar las experiencias sexuales para valorar qué es lo que ha funcionado o si hay algo que se puede mejorar la próxima vez.

Al final, ser sexualmente inteligente no es otra cosa más que conseguir nuestra mejor versión en la intimidad.

Duquesa Doslabios.

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