Gente sexualmente inteligente: el club formado por personas que son su mejor versión en la cama

Si pienso en las habilidades a las que le doy más importancia en mi vida, pensaría en la capacidad de negociación, en la empatía, en el cuidado por el detalle o en la reciprocidad, pero no me vendría a la mente -o al menos de primeras- la inteligencia sexual.

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Y es un error mío (grande, de hecho), porque como algo que nos acompaña desde que nacemos, también se merece la misma atención.

Pero, ¿en qué consiste esto de la inteligencia sexual? La primera vez que lo oí pensaba que podría equivaler a convertirme en toda una maestra de las artes amatorias conociendo, además, todo tipo de dato curioso: número de terminaciones nerviosas en el clítoris, la diferencia de temperatura de los testículos respecto al cuerpo…

Lejos de eso, es algo mucho más sencillo y práctico. Lo mejor es que nos permite disfrutar plenamente de la sexualidad, así que ¿cómo no interesarse por aumentar el coeficiente sexual?

Toda inteligencia sexual debe partir de una educación, de manera que es fundamental todo lo que nos enseñen en casa o fuera de ella (siempre y cuando sean profesionales, el amigo del colegio de turno o la página porno de moda no son fuentes de conocimiento).

Hablo de unas nociones básicas, no hace falta memorizar al detalle cada palabra del libro de Biología.

Entra aquí lo relativo a nuestra salud sexual, a ser conscientes de que la protección es básica y que debemos actuar, como en otros ámbitos de nuestra vida, con responsabilidad: aprendiendo (y respetando) de una vez qué es el consentimiento.

Afrontarlo con normalidad e informarse bien es la única forma de combatir los extendidos mitos, prejuicios o falsas creencias sobre el sexo.

También es inteligencia sexual saber que no vamos a saberlo absolutamente todo, pero, dentro de nuestras limitaciones, tener interés por formarnos.

Y por autoconocernos. Explorarse a fondo, saber qué y como nos gusta o cómo no, así como aceptar que, conforme pasan los años vamos cambiando, también es una forma de aumentar la inteligencia sexual.

Como es lógico, es algo que se puede aplicar de la misma manera a la relación de pareja, mejorando su calidad.

La comunicación es la clave: poder decir abiertamente qué queremos así como recibir de buen grado todo aquello que pueda gustarle a la otra persona.

De la misma manera, también se pueden analizar las experiencias sexuales para valorar qué es lo que ha funcionado o si hay algo que se puede mejorar la próxima vez.

Al final, ser sexualmente inteligente no es otra cosa más que conseguir nuestra mejor versión en la intimidad.

Duquesa Doslabios.

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1 comentario

  1. COMO SE ES SEXUALMENTE INTELIGENTE SIN PENSAR CON LA CABEZA DE LA POLLA?

    02 septiembre 2020 | 12:26

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