Archivo de abril, 2020

¿Es el yoga la nueva versión del Kamasutra?

Lo confieso, desde hace unos meses he empezado a hacer yoga. De manera amateur, claro, tirando de vídeos de internet y con el material mínimo imprescindible, la colchoneta.

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Puede que todavía no me note mucho más flexible, en comparación con mis comienzos, he encontrado posturas muy cómodas a las que, rápidamente extrapolé a otro momento también placentero.

¿Por qué no hacer la prueba de si mi nueva actividad podría tener un hueco en mi vida sexual? Voy a ahorrarme la charla de que, en general, esta disciplina es beneficiosa para la intimidad.

Aunque los beneficios físicos como la flexibilidad o el bienestar general ya me parecen dos alicientes que van a mejorar la experiencia.

A lo que voy es a lo práctico, a trasladar esos asanas (el nombre que reciben las posturas en el yoga) al momento de follar.

Vale, he sido bastante selectiva. No digo que todas sirvan para aderezar los momentos de pasión. ¿Alguien se imagina intimando de cualquier manera en un ‘guerrero’? Para mí, quedan descartadas las posturas de equilibrio.

No pasa lo mismo con aquellas más cómodas y estables, que son las que realmente recomiendo. De hecho, el asana del perro es uno que comparten por igual el sexo y la práctica (¡y pensabas que no habías hecho yoga en tu vida!).

Puesta a quedarme con una favorita, esa sería sin duda la del ‘bebé feliz’. Que consiste en estar tumbada con la espalda apoyada y elevar las piernas flexionales hasta coger los pies con las manos (que las rodillas apunten a las axilas).

En esta pose las sensaciones son muy parecidas a las del ‘pretzel’ al permitir una penetración muy profunda. Y además es comodísima para la espalda.

Otra con la que también estoy experimentando es el ‘puente’. Para entrar en este asana, se deja la espalda apoyada, las piernas flexionales con los talones cerca de las nalgas y por último se eleva la cadera con ambos brazos bien apoyados a lo largo del suelo.

Ya que la cuarentena es larga, os animo a probarlo y seguir investigando.

Duquesa Doslabios.

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Y el juguete sexual más vendido esta cuarentena es…

Me acuerdo de las primeras noticias que salieron cuando empezaron a sonar con fuerza los rumores de que podría llegar la cuarentena y la gente corrió en masa a agotar el papel higiénico. ¿Te suena?

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Tres semanas después, hemos pasado un poco del tema de los rollos para acabar con las existencias de otros bienes de, para muchos, primera necesidad, como el alcohol o el chocolate.

¿Y la última moda que no encontraras en ningún supermercado en 5 kilómetros a la redonda? La harina.

Mientras parece que muchos quieren dedicarse a esto del Masterchef versión botellón durante la cuarentena, para mí, el dato más interesante esta lejos de las estanterías o las líneas de caja.

Se está dando un interesante fenómeno en el panorama sexual. Poco antes de que empezaran las restricciones de movilidad, la compra de juguetes subió como la espuma.

Por un lado es comprensible, ya bastante dura resulta la idea de quedarse en casa como para hacerlo sin tener una sola gota de sexo.

Aunque no deja de sorprenderme cuál ha sido el producto estrella en las tiendas de juguetes: el succionador de clítoris.

A nivel nacional e internacional, el que ha sido la revolución del sexo también es uno de los protagonistas de la cuarentena según ha analizado la firma de juguetes Womanizer.

La conclusión que se puede sacar es muy clara, si ya nos interesaba el hecho de reconciliarnos con el clítoris, el aislamiento en casa parece la excusa perfecta para recluirse en el dormitorio a conocerse.

No tenemos prisa por ir corriendo al trabajo, compromisos de planes con amigas (más allá de las videollamadas) o reuniones familiares, así que ¿cómo no dedicarnos tiempo?

En Be Lover también han notado un incremento de ventas en huevos vibradores, masajeadores masculinos y… ¡limpiadores de juguetes! Un asunto que os expliqué largo y tendido en este artículo.

Lo que me tranquiliza es que cada vez estamos más concienciados de la importancia que tiene la sexualidad en nuestra vida. Y que incluso en una situación tan rara como en la que estamos, ya no queda en un segundo plano, lo que también es una pequeña victoria.

Duquesa Doslabios.

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O acaba la cuarentena o acaba mi relación de pareja

Al menos esa es la conclusión a la que estoy empezando a llegar viendo el panorama.

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Esto comenzó de una manera casi romántica. Unas semanas solos los dos en casa, sin posibilidad de hacer planes con familia o amigos.

Parecía el momento perfecto para volver a conectar, para avivar esa llama que a veces peligra con el ritmo de la costumbre.

En mi cabeza, la teoría sonaba hasta bien. Ya nos imaginaba asistiendo a esas clases virtuales de baile vía Youtube desde el salón.

Escogiendo entre los dos una canción y recordándola, desde ese momento y cada vez sonara, como la de nuestra cuarentena de miel.

Y pasó lo de siempre, que al final mis fantasías parecen dirigidas por John Cusack, mientras que es como si mi vida estuviera a cargo de Tim Burton.

Las comedias románticas están en el extremo contrario en este momento y, como yo, me consta que muchas parejas caminan por la cuerda floja.

Que los dos trabajen, da lugar a discusiones por el espacio. Que solo sea uno el que lo haga, también.

Las tareas domésticas, la logística o incluso dejar o no subida la tapa del wáter… Cualquier excusa es buena para terminar (o empezar) la jornada discutiendo.

Los aplausos de las 20 h y las broncas en cualquier otra franja horaria, son el pan de cada día.

Incluso empiezo a preguntarme qué tan terrible sería convertirme por unas horas en su teléfono móvil. Para que me toquen y me presten toda la atención durante un rato, claro.

Y es que ni Netflix, ni Disney +, ni Amazon Prime consiguen hacerle la competencia a las 6 horas que muchos pasan haciendo scroll en Instagram (algo que se puede extrapolar también al mando de la consola).

El aislamiento está consiguiendo más parejas al borde de la ruptura que la crisis sentimental antes de que empiece el verano.

Si lo que te gustaba menos de la otra persona pasaba más desapercibido, con cada uno inmerso en su rutina, estando las 24 horas juntos, es imposible no descubrirlo. Y una vez lo encuentras, no puedes hacer como si no lo hubieras visto.

Quién nos iba a decir que solo hacía falta aislarnos en casa, en compañía de nuestra pareja, para averiguar si la relación cojeaba.

Duquesa Doslabios.

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¿Deseo en la distancia? Siempre nos quedará el sexo virtual

Cuando digo que me gusta mantener cierta distancia en mis relaciones, definitivamente no me esperaba que sería por una cuarentena.

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Coincidirás conmigo en que, al principio, estaba bien lo de poder dedicarnos tiempo, ese que se nos niega en el día a día con tantas obligaciones.

Pero muchas estamos ya hasta el gorro de la mascarilla y preferiríamos cambiar la enésima rutina de belleza por un abrazo o un buen meneo.

Una vez declarado el estado de alarma, no queda otra que luchar para que nuestra vida sentimental no termine desapareciendo.

Y sí, admito que los que vivimos en pareja, lo tenemos relativamente fácil. Es casi imposible que no se dé el roce (aunque no siempre sea sinónimo de sexo y sí de discusiones).

Sin embargo, ¿cuántos casos conocemos de esa amiga dramáticamente separada de su crush? Yo tengo ya unas cuantas.

Quienes están distanciados de su pareja ya tienen claro que el sexo por videollamada es la alternativa que les queda. Son los nuevos expertos en striptease y masturbación frente al objetivo.

Pero ¿y si todavía no hay confianza como para compartir la intimidad a través de la cámara porque estamos en la fase de conocernos?

Lo primero, quiero tranquilizarte. No significa que tu vida sexual vaya a quedar relegada al succionador de clítoris o a tu mano (si no tuviste la previsión de hacerte con uno antes de que cerraran los sex shops). O, al menos, no si no quieres.

Mi sugerencia es que empieces por el sexting. No solo es divertido, sino que te obliga a darle a la imaginación y a calentar el terreno pensando en cuando os veáis, un momento que será espectacular si se ha mantenido la química.

Incluso, si te ves capaz, puedes mandar alguna foto para completar la fantasía. Aunque asegúrate de que envías correctamente la imagen, nadie quiere que termine en tu grupo de spinning.

Un paso más allá sería el sexo telefónico, que además es una gran forma de conectar si el teclado se te queda corto.

Puedes empezar relatando dónde te tocas, dónde te gustaría que te tocaran, cómo te hace sentir… Incluso puedes jugar a mandar sobre la otra persona y luego cambiar los papeles. Cuantos más detalles, susurros, jadeos y, ¿por qué no?, gemidos, será mejor la experiencia.

Los nervios son los únicos enemigos, así que antes de ponerte a ello, tranquilízate y busca el momento. Ya no tienes la excusa del tiempo, así que planificar la llamada será la primera ayuda a la hora de mentalizarse.

También conseguirá que esperes ese rato con muchas ganas y plena dedicación por tu parte. Y, por supuesto, atrévete a experimentar o a improvisar.

Al final, la distancia no tiene nada que hacer con la separación física si se tienen ganas y medios alternativos.

Duquesa Doslabios.

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