Archivo de noviembre, 2019

Infidelidad monetaria, cuando te pone los cuernos… con el dinero

He discutido por celos, por familia, por trabajo, por amistades, pero no he discutido tanto por ninguna de esas cosas como he discutido por el dinero.

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Al principio no sospechaba nada, mi relación era como otra cualquiera. Felicidad, cariño, amor, respeto y sinceridad. O al menos al comienzo.

Las señales de alarma de mi cerebro llegaron de forma inconsciente, ese sexto sentido que se empeña en activar la campana de notificación de «¿Segura que está todo bien? Haz una actualización es estado».

A veces indagando, y otras de manera accidental, llegué al punto de averiguar que no estaba bien, estaba del revés.

Primero fueron cosas pequeñas, cantidades sin importancia, de apenas 20 euros. Luego llegaron los dos ceros, y ahora los tres.

Pero lo peor no eran las cifras, era la mentira que las ocultaba, la forma de no mencionarlas como si no existieran cuando compartíamos, noche tras noche, la misma almohada.

No fue hasta que llegué a Google que pude ponerle nombre a lo que estaba pasando. Estaba siendo engañada económicamente, aquello tenía nombre, «infidelidad», y apellido, «monetaria».

Y eso que parecía que todo estaba hablado desde un principio, de manera adulta y sana, clara y concisa, como otros temas que poníamos sobre la mesa desde el principio de la relación.

Independientemente de su destino u origen, año tras año, las cantidades se seguían escondiendo delante de mis narices. Y, cada vez que descubría el nuevo engaño, era más devastadora que la anterior.

Lo que él no llegaba a entender es que por mucho que no hubiera una tercera persona con la que engañarme, el fraude seguía estando presente.

Las mentiras y ocultamientos que quedan al descubierto hacen que una confianza, ya de por sí resquebrajada, se rompa por completo.

Y mira que intentaba hacerle entender que, como si de una relación a tres se tratara, la doble vida del infiel monetario siempre terminaba por salir a la luz.

Aquella experiencia me hizo reflexionar sobre la fidelidad monetaria, algo que no puede existir sin la transparencia absoluta.

No solo en su obtención sino también en su administración, desde que entra hasta que se va de la cuenta o si está en otros depósitos escondidos.

Algo que, por mucho que vaya de billetes y monedas o cifras en el extracto, no viene a ser nada más que mantener la sinceridad de la relación, el auténtico pilar.

De no hacerlo -y como si de otra infidelidad se tratara-, el daño provocado es inmenso. Un dolor que, no solo afecta a la relación sino que viene acompañado de la pérdida total de la confianza.

Duquesa Doslabios.

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Para jugar a este juego erótico, da igual tu orientación sexual o tu edad

El sexo siempre es una maravilla, siempre. Mi succionador de clítoris da fe de que es un terreno en el que nunca dejo de sorprenderme. Pero como toda actividad, tiene un enemigo común: la monotonía.

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Por muy bien que lo pasemos poniendo en práctica el placer, si no hacemos de la experiencia algo variado, termina por aburrirnos y ser igual de apasionante que ir a hacer la compra al supermercado del barrio o el café de las nueve en la oficina, algo rutinario.

Salir de la costumbre va más allá de experimentar con posturas acrobáticas, una colección de lencería digna de una tienda de Victoria’s Secret o el sexo en los lugares más aleatorios de la casa (¿en serio era necesario incluir en la lista el váter?).

Una de las opciones de la que os quiero hablar hoy son los juegos eróticos. Para ello, he hablado con Víctor P., que es el creador de Coupletition, un sexgame pensado para avivar la llama.

Es él quien me confirma que este tipo de complementos son una herramienta muy recomendable. «Sus resultados sorprenden cuando se incluyen en la vida diaria, ya que está demostrado que ayudan a combatir ese aburrimiento y monotonía que a veces parecen inevitables».

¿El momento para empezar según Víctor? Cualquiera: «El error que se comete en muchas ocasiones es esperar a caer en la rutina para buscar cosas que nos emocionen. En nuestra opinión es mucho más efectivo anticiparse y prevenir estas situaciones, ya sea con juegos eróticos, detalles para nuestra pareja, sorpresas de todo tipo… Nuestra relación se volverá mucho más fuerte si cada día nos esforzamos en mantener la ilusión».

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Uno de los aspectos más curiosos es que el juego va más allá de los clásicos dados que indican en qué zona besar o quién tiene que quitarse una prenda. «Hemos introducido juegos que van mucho más allá de lo que se entiende esencialmente como el acto sexual. Además, el factor competición que rodea la experiencia es algo que ayuda a reafirmar la confianza y complicidad con tu pareja, pero siempre desde un enfoque erótico y sexual, que es lo divertido», afirma Víctor.

La principal característica es su estructura en forma de competición. «Pretende mezclarse con las rutinas del día a día durante un mínimo de 15 días, ofreciendo una experiencia larga y completa. En cuanto a las pruebas, hemos querido incluir un poco de todo para que la experiencia sea totalmente innovadora, heterogénea y que, quizás, ayude a descubrir nuevos juegos y prácticas a aquellos que no las hayan probado», declara el diseñador del juego.

Si hablamos de sexualidad, es obvio que la diversidad tiene que salir en algún momento. Y es que el problema es que, cuando se piensa en juegos eróticos, generalmente encontramos opciones heterosexuales, ¿no deberíamos tener una variedad de productos de este tipo de ocio más inclusiva? Víctor lo tiene claro.

«Cuando diseñas un juego como Coupletition, lo fácil sería centrarse en parejas heterosexuales (ya que, estadísticamente, suponen un público mayor para el producto). No obstante, nosotros quisimos darle una vuelta y adaptar todas las pruebas de forma que no se excluyese a ningún tipo de pareja. El juego es perfecto para cualquier persona que tenga una pareja para jugarlo, independientemente de su orientación sexual».

Las ventajas de incluir juegos en la vida sexual, son muchas, no solo la variedad como me aclara Víctor. «Las personas tendemos a sentirnos atraídas por la novedad, lo misterioso, lo arriesgado… Sin embargo, nos solemos acomodar a aquello que nos proporciona equilibrio y seguridad; nos acostumbramos y generamos una dependencia que nos hace sentir bien», declara el diseñador.

«No obstante, en ocasiones es incompatible el hecho de querer descubrir aquello novedoso y, a la vez, estar atado a aquello a lo que estás acostumbrado. Creemos que la gran ventaja de complementar la vida sexual y de pareja con juegos es que permite descubrir juntos nuevos gustos y prácticas que motiven ese lado curioso que todos tenemos; y lo más importante: lo hace desde la diversión y el placer que el sexo aporta, y la confianza de hacerlo con tu pareja«, afirma.

Duquesa Doslabios.

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Que tú venías para quedarte

Dices que ya no escribo de ti. O que, si lo hago, es para hablar de las (pocas) cosas que haces mal.

Pues aquí va, otro texto más para ti. Sí, para ti.

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Han pasado… ¿Cuántos van ya? Casi cinco años desde que nos tropezamos.

Me parece que fue ayer cuando pasé por delante de tu trabajo. Si en ese momento habría sabido que eras tú, no te habría hablado de primeras. Hubiera cruzado a la acera de enfrente y me hubiera sentado en cualquier cafetería.

A tomar cualquier cosa que me hubiera servido de excusa para mirar por la ventana viendo cómo te desenvuelves, empezando a descubrir los gestos (tan) tuyos que terminarían por tatuárseme en el cerebro hasta el punto de saberlos de memoria.

Habría descubierto que te muerdes las uñas hasta el hueso y que te peinas el flequillo más veces al día de las que puedo llevar la cuenta (y ya no hablamos de los días de viento).

También me habría gustado conocer que a todo el mundo que te preguntaba, le dedicabas una sonrisa. Algo que mantienes cinco años más tarde por muy cansado que a veces estés de trabajar de cara al público.

Porque, en aquella supuesta cafetería de hace cinco años, no lo sabría, pero terminaría reconociendo que si algo te caracteriza es tu amabilidad, hasta límites insospechados.

No en vano, en una de nuestras primeras citas, atravesaste tres carriles solo para darle un pañuelo de papel a una chica que estaba vomitando. Siempre atento, siempre dispuesto a ofrecer tu ayuda a cualquiera.

En otoño de 2015 no me habría creído que compartiría mi vida contigo. Creo que la mezcla entre mi estado emocional (una autoestima rota después de una relación tóxica) y tu profesión -cuánta mala fama os lleváis- jugaban en contra en aquel momento.

Y aun con todo, habríamos de ingeniárnoslas para seguir adelante.

No sería fácil, le habría dicho a esa antigua yo. Estaban por venir problemas, mudanzas al extranjero, discusiones por todo y por nada, convivencia extrema…

Habría querido pararme a observarte con detalle, lo que sigo haciendo ahora mismo de manera disimulada mientras tecleas a mi lado en tu ordenador. Y es que casi dos mil días más tarde no me canso de hacerlo.

Aunque si pudiera decirle algo a mi yo del pasado en ese momento, no sería otra cosa que no fuera tonta y no tuviera tanto miedo en dejarte entrar.

Que tú venías para quedarte.

Duquesa Doslabios.

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Así ha cambiado nuestra forma de ligar según las ‘apps’ de citas

Que veinte años no es nada, dice el tango de Carlos Gardel. Y, en la era digital, apenas dos de ellos podrían equivaler a dos décadas.

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Trabajamos con prisa, comemos con prisa mirando la pantalla del móvil, quedamos con prisa porque mañana hay que madrugar y hasta tenemos sexo con prisa, porque queremos seguir viendo el capítulo de la serie de turno de HBO.

La vida va acelerada, por lo que es casi habitual acostumbrarse a la gran cantidad de cambios en todos los ámbitos. Y sí, el de ligar no se salva si paso lista.

Si sumamos el impacto social que ha tenido el feminismo, con las mejoras en las aplicaciones para conocer gente por internet, el resultado es un reflejo bastante acertado de cómo ha cambiado nuestra manera de relacionarnos.

Y parece que es para bien.

Elie Seidman, quien es el director ejecutivo de Tinder, confirmó al diario británico The Guardian que, el algoritmo de belleza de la aplicación, había pasado a mejor vida desde hacía tiempo.

Si antes tus matches dependían de la belleza de quien te hiciera swipe (cuanto más atractivo, mejor tu puntuación), la empresa ha tomado una mejor decisión.

Tu lugar en la escala virtual no está definido por el atractivo de pretendientes, ahora, la frecuencia del uso de la app y la localización (porque cuanto más cerca, mejor), son los dos factores que han ganado mayor prioridad.

Las aplicaciones para ligar han tenido que remar en contra de una mala reputación. Conocerse por internet era casi algo humillante de confesar en la comida familiar.

Sin embargo, el estudio que realizó la universidad de Chicago sobre matrimonios que se habían conocido online entre 2005 y 2012, reveló que las relaciones de pareja que empiezan de esta manera son más largas y satisfactorias que laquellas que se conocen de la manera analógica.

Algo que se puede achacar a una de las grandes ventajas de ‘tropezarse’ en la red, no solo conoces en mayor medida (internet hace que hablemos mucho y nos conozcamos bastante en profundidad para suprimir la falta de presencia física) sino que tendemos a mentir menos.

No estás frente a frente cuando confiesas que, pese a tener 31 años, todavía vives con tus padres o que todos tus exnovios te regalaron gatos, así que, ¿qué más da?

Si algo ha cobrado importancia son también las nociones de comportamiento básicas. Cada vez se limitan más las malas actitudes o fotos de genitales no solicitadas. Si la haces, la pagas, y serás vetado en la aplicación con pocas posibilidades de regresar.

Además, algunas de estas apps llegan incluso a incluir recomendaciones para que los usuarios estén al tanto de lo que no es aconsejable. Y, aunque ligar en internet no es universo paralelo, una burbuja a la realidad, que se recuerde la educación y los buenos modales, deja claro que ya no se puede ir de troll por la vida.

Ni siquiera si se trata de la vida virtual.

También Happen ha aportado su granito de arena a la lista de cambios a la hora de ligar. Según un estudio de la empresa, las mujeres se acercan mucho más que antes.

El antiguo concepto de que es el hombre el que tiene que dar el primer paso, ha quedado desfasado. Si nos gusta, también iniciamos una conversación e invitamos a tomar algo.

Duquesa Doslabios.

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