Que me invites a una copa no significa que tengas derechos conmigo

Hoy, domingo, vengo con un cuento. ¿Empiezo?

Esta es la historia de una chica que, después de una noche de fiesta divertida en la que bailó, bebió, rió y conoció a gente que le llamó la atención, quiso escribir al chico con el que había estado hablando el día anterior en la discoteca.

GTRES

Después de presentarse e identificarse como la chica que llevaba «aquel vestido vaquero», su interlocutor le pidió si podía ingresarle el dinero que había gastado en invitarle a copas.

Según él, y cito textualmente la conversación: «No volvimos a casa juntos y por tanto no me ha merecido la pena perder el tiempo».

Esta historia, que parece no solo surrealista porque haya sucedido en 2019 sino también por el poder que tiene la igualdad hoy en día, por la incansable lucha de las mujeres por no seguir siendo cosificadas, es, desgraciadamente, real.

Y aunque le sucediera a una estudiante en Reino Unido, ¿no os resulta familiar? Puede que no de la misma forma, puede que no con copas, puede que fuera una cena, un regalo, pasar al reservado o cualquier otra cosa.

Nunca he tenido una conversación del estilo, eso para empezar, pero sin tenerla, muchas de nosotras nos negamos a aceptar invitaciones de este tipo porque, por desgracia todavía hay mucha persona suelta (y al chico de nuestro ejemplo me remito) que se piensa que tiene algún tipo de derecho simplemente por habernos invitado a una bebida.

Es algo que en sus cabezas funciona como un trueque, un contrato que, aunque no es necesario verbalizar, no deja de ser irrompible: «yo te doy alcohol, tú me das sexo». Uno más uno, dos.

De hecho, de una situación parecida sale también el popular término ‘pagafantas’ con su respectiva connotación negativa: el amigo o conocido de turno que se encarga de pagar las bebidas sin pasar nunca a la siguiente base y, cuya única intención con la chica, no es otra. Si solo quisiera su amistad, e invitara a beber algo sin segundas lecturas, se le llamaría ‘amigo’.

Es como si el ticket de consumición funcionara igual que en la puerta de la discoteca. Dos copas, doce euros. Una copa, un par de bragas al suelo.

Recuerdo también, hace un año, cuando en un fin de semana de escapada con mis amigas, un grupo de chicos nos preguntó en qué discoteca estábamos. Cuando llegaron, nosotras nos volvíamos al hotel y uno de ellos me cogió del brazo diciendo que de irnos nada, que habían ido hasta allí por nosotras.

Después de decirle que no volviera a tocarme, le dejé muy claro que nosotras éramos libres de hacer lo que quisiéramos al igual que ellos lo habían sido de quedarse en su casa o de lanzarse a la calle, pero en ningún caso habíamos contraído ningún tipo de deuda con ellos. Ni de ese tipo ni de ningún otro.

El problema es que todavía se sigue pensando que las mujeres tenemos un precio. Aunque claro, ¿cómo no pensarlo teniendo en cuenta lo poco que se hace para abolir la prostitución? ¿Cómo no pensarlo si todavía seguimos prolongando, de una manera o de otra, la teoría de que las mujeres estamos a la venta?

No digo que no haya hombres que no inviten a beber algo con buena intención porque realmente les apetece pagar (hay de todo en este mundo, tampoco voy a ponerme catastrofista), pero no siempre va a ser ese el caso.

Por eso, ya de primeras, mis copas me las pago yo, que no necesito a nadie que las pague por mí. Y, si quieres hablar conmigo, que sea sin que pienses que tienes poder alguno sobre mi persona, sino que sea de igual a igual. Y, una vez puestos a la misma altura, veremos a dónde nos lleva la noche.

Duquesa Doslabios.

(Y acuérdate de seguirme en Twitter y Facebook).

10 comentarios

  1. Dice ser ana

    Yo nunca he aceptado que me inviten a una copa, sólo una vez, y porque me gustaba mucho el chico y además lo hizo muy bien, muy caballeroso, me dijo «que estaś tomando?» y me pidió otra. La última vez que quedé con un tío, empeñado en invitarme a cenar, le dije que no, que no nos conocíamos, que solo un café. Pues me lo pagó (yo no se lo pedí, tenía el dinero en la mano y se lo estaba dando a la camarera ya) y al salir me intentó besar. Si llego a decir que si a la cena, no se yo que hubiera querido hacer…

    09 junio 2019 | 11:13

  2. Duquesa Doslabios

    Ana,

    Somos de la misma escuela entonces. Estoy ya un poco hastiada del tema de la caballerosidad. ¿Qué pasa si me gusta pagarme mis cosas? Me han enseñado a no depender de nadie.

    Como comentaba, y como tú misma compartes, hay muchos hombres que, por desgracia, tienen esa mentalidad de que el dinero les da privilegios. En nuestra mano está dejarles las cosas bien claras. Un saludo!

    09 junio 2019 | 11:56

  3. Dice ser ana

    Totalmente de acuerdo contigo, Duquesa.
    Si un chico me quiere invitar, es porque quiere, porque es un detalle por su parte, por amabilidad, por cortejo (se da entre pajarillos, y entre animalitos, asi que entre seres humanos entiendo que también) al igual que yo, con un chico que me gusta, le puedo comprar una camisa o invitarle a comer, sin que eso conlleve o tenga en mente llevarmelo a mi casa y forzarle a hacer algo que no quiere. Si me invitas, que sea porque te caigo bien, porque te gusto, y porque quieres estar conmigo, no porque quieras «comprarme» y entiendas que si me invitas a algo yo tengo una deuda contigo. Para eso, somos claros desde el principio y así no hay problemas. Claro que pedir eso a algunos hombres, que dicen «te quiero» para engañarte y conseguir otras cosas, es mucho pedir..
    Un abrazo¡¡

    09 junio 2019 | 15:42

  4. Dice ser Martita

    Exacto, en nuestra mano esta dejar las cosas claras…. antes de aceptar la invitación, así evitas el problema de raiz….

    09 junio 2019 | 17:35

  5. Dice ser Claus

    Es que hay chicos que aun viven en epoca de los juglares. Se puede ser caballero sin soltar un duro. NO INVITEIS NUNCA al principio. Por invitar no vais a ganar mas numeros y ademas sabreis si ella le interesas tu o tu bolsillo.

    09 junio 2019 | 19:04

  6. Dice ser Jose

    A veces creo que debo ser de otro planeta, jamás he invitado a una chica esperando una compensacion, bueno si, como medio para que la proxima vez me invite ella..
    Aunque no lo creais, somos muchos los hombres que no vemos a la mujer como un objeto y la valoramos muchisimo..

    09 junio 2019 | 20:42

  7. Dice ser Davinia

    Jajaja la de tonterías que me he evitado haciendo ese comentario tipo escena de discoteca: «te invito a una copa, qué tomas? Yo, «aunque me invites no me voy a enrollar contigo». Punto. Muchos se iban y pocos se quedaban la verdad. Así que de cambios nada! Las cosas claras y el chocolate espeso.

    10 junio 2019 | 00:52

  8. Dice ser Raul

    «No digo que no haya hombres que no inviten a beber algo con buena intención porque realmente les apetece pagar»

    A nadie le gusta gastarse el dinero porque si. Si un desconocido te invita a una copa, no es que te esté comprando, es que tu aceptación es indicativo de que tienes interés en él.

    Le puedes dar las vueltas que quieras, pero aceptar una invitación de un desconocido es aceptar que te atrae. Si no te atrae, dices que no y listos.

    Os tendrías que poner vosotras alguna vez en el otro lugar, en el de la persona que «entra» al desconocido. Si un día veis a un chico en la discoteca que os gusta, vais a hablar con el, os sigue la conversación y le dices de tomar algo… no me digas que no piensas que si quiere algo contigo, es de cajon

    11 junio 2019 | 13:12

  9. Dice ser Una que opina

    A mi me han invitado a montones de copas y no era para acostarse conmigo. No he pagado mucho al salir de copas porque siempre he sido invitada

    11 junio 2019 | 15:52

  10. Dice ser Chuche

    Cuando entenderán muchos hombres qué no le debemos nada solo por los privilegios que les da el dinero viven en su caverna y lo del acoso callejero

    16 junio 2019 | 12:04

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