La homosexualidad no es una enfermedad

Querid@s,

Lo que faltaba. Al parecer existe una mujer que se considera la salvadora de aquellos a los que no les atrae ni aman (sentimentalmente hablando) a personas del sexo contrario. Gracias a una anónima lectora ya sé de quien se trata. Gracias querida.

Les hablo de Elena Lorenzo Rego, la «coach profesional y terapeuta especializada en orientación sexual dirigida a personas con Atracción al Mismo Sexo (AMS) y a sus familiares». Así es como ella misma se define en su web. Y Lo sé, puedes dejar atrás la homosexualidad son las palabras que la Sra. Lorenzo escoge para presentar su díscolo sitio. La cosa no termina aquí, le siguen frasecitas que lanza como tablas de salvación del tipo:

Déjame ayudarte a encontrar tu identidad. Hay una terapia que te ayuda a cambiar. Tú decides. Si quieres, puedes dar el paso.

A mí todo este rollo macabeo me suena a panfleto sectario, reclamos publicitarios de come cocos enajenados, cuya lectura me está produciendo una terrible urticaria. Les ruego que sigan recorriendo su web y juzguen ustedes mismos si es o no homófoba, además de pretenciosa. La web y su autora. Ella, que dice saberlo, dice también tener el remedio contra la homosexualidad, algo que está bien para los hijos de los demás, pero no para los propios, pues para esto NADIE está preparado. Sus servicios incluyen hasta grupos de apoyo para adultos, padres, jóvenes & adolescentes. Por ende, esta señora considera a estas alturas del cuento que la homosexualidad es una enfermedad.

lorenzo-rego-homofobia-kdtD--620x349@abcSeñora, la enferma es usted.

Como reclamo para su terapia lanza una pregunta retórica. ¿Eres gay o lesbiana y eso te hace infeliz?

Señora, la infeliz es usted.

Creo que es hora de dejar de intentar solucionarle la vida a los demás y atreverse a mirarse por dentro. Seguro que esta mujer homófoba e irrespetuosa con los gays y las lesbianas encuentra muchos problemas, desde luego no los propios, que solucionar. Que manía tienen ciertas personas en dedicarse a hurgar en las yagas ajenas y convertirse en su tabla de salvación, cuando no tienen la valentía de mirarse al espejo cada mañana y devolverse la mirada.

¡Será atrevida! Primero por meterse donde no le llaman. No creo que haya recurrido a esta terapeuta de dudosa reputación ninguna persona homosexual pidiéndole ayuda. Esta retrógrada mujer, indocumentada donde las haya, ofrece una terapia de crecimiento personal para dejar atrás la homosexualidad, como si fuera un mal recuerdo o un comportamiento que debería eliminarse. Afirma incluso que la homosexualidad es el resultado de algún trastorno.

Señora, la trastornada es usted.

Esta coach, terapeuta o vaya usted a saber qué es, que en nombre de la ciencia se auto proclama salvadora redentora de «las almas infelices y trastornados» de aquellos que aman o eligen amar a alguien de su propio sexo ha sido denunciada por la asociación Arcópoli para la defensa de los derechos y libertades LGTB. La asociación denunció su web ante la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid.

En su web, la terapeuta acaba de publicar la entrevista que según ella misma declara ha querido «conceder una entrevista a Religión en Libertad (confío plenamente en su ética profesional y publicarán con veracidad mis palabras). Quiero confiar en que TODOS los medios de comunicación harán lo mismo. De nuevo, juzguen ustedes mismos.

Por su parte, la Comunidad de Madrid investiga a esta curandera de dudosa credibilidad, cuya reputación para mí ya es insalvable. Cristina Cifuentes ha hecho declaraciones e investiga si pueden imponerse sanciones a la intrépida coach por violar la ley, ya que esta «permite ir en contra de situaciones que supongan una discriminación y un ataque a la libertad de las personas, actitudes que van en contra de lo que queremos implantar: que es la tolerancia, admitir la diferencia y no considerar, ni mucho menos, que la homosexualidad es una enfermedad. A mí eso me parece un disparate, evidentemente».

La homosexualidad no es ninguna enfermedad, querida terapeuta. De toda la vida de Dios. Los enfermos, entre otros, son aquellos que la prohíben, la vetan y la menosprecian. Miserables a quien no merece la pena devolver la mirada en el espejo.

P.D. Que Dios la perdona algún día por lo que hace.

Que follen mucho y mejor.

57 comentarios

  1. Dice ser Pro-Polaino

    Ya estamos de nuevo con la polémica de turno para dar carnaza al blog.

    En fin, partiendo de la base de que duelen los ojos al leer cualquier escrito de @PepaMiravet por las faltas ortográficas, de sintaxis y de todo tipo, y leyendo el artículo con una buena pantalla para evitar daños irreparables, vamos al grano.

    Vaya título para el post. Dígame, ¿tiene usted algún título o autoridad para dictar el dogma que ha puesto por título?

    @PepaMiravet, ni eres psicóloga, ni sexóloga, ni psiquiatra, ni te has molestado en informarte; hablas completamente desde la total ignorancia. Te informo de que hasta hace relativamente pocos años (1973), la homosexualidad estaba incluida dentro del catálogo de trastornos mentales (DSM) como una enfermedad hasta la descatalogación de la APA (habría mucho homosexual en esta organización, supongo). En 1974 se la calificaba en el DSM-II como «desorden de la orientación sexual». Y como bien dice arriba Psmith en su comentario #35:

    «Hasta mayo de 1990 la OMS clasificaba la homosexualidad como una enfermedad, basándose en estudios médicos más o menos acertados, pero en esa fecha, ante la presión del citado lobby y de la APA (American Psychological Association), convocó una asamblea general en la que, como estaba previsto, se acordó eliminarlo de la lista de enfermedades. Se revocó democráticamente algo establecido científicamente con anterioridad. En un alarde de ataque a la libertad de pensamiento se considera homófobo y merecedor del castigo social a quien simplemente no simpatiza con las corrientes homosexuales tan presentes, ignorando que hasta hace menos de un año en el DRAE se definiera la homofobia como «Aversión obsesiva hacia las personas homosexuales», pero hace sólo unos pocos meses, seguramente sometida a la presión del lobby, la Real Academia ha eliminado el adjetivo «obsesiva» de la definición. Quien manda, manda.»

    Coincido totalmente con @Psmith (que cuenta con los conocimientos de los que tú y muchos ignorantes y borregos carecen) en todos los comentarios que ha vertido en este blog. Que un trastorno haya sido eliminada de un catálogo por presiones y que la hayan «normalizado» en la sociedad (castigando, además, al que discrepa) mediante el método del «trágala» no quita el hecho de que muchos profesionales sigamos considerándola un trastorno mental. Mire la que le cayó hace unos años al insigne doctor, catedrático e investigador D. Aquilino Polaino por decir en público lo que pensaba, que la homosexualidad es un trastorno mental. Dígame usted si eso no es presión, llegando al tal extremo de radicalismo, totalitarismo y doble rasero que la libertad de expresión es sólo válida para los homosexuales. A los que opinan lo contrario se les agrede verbalmente, se les descalifica, se les crucifica y se les hunde en el fango, como le ocurrió al dr. Polaino (le ruego se moleste en leer su extenso currículum, pues no hablamos de un cualquiera) y como ha hecho usted aquí mismo con esta sra. Lorenzo. Igualito. Y luego los totalitarios somos los demás. ¿Ve lo que le decía del doble rasero? Muy mal, @Pepa Miravet, muy mal. ¿Puede decirme usted por qué su criterio es más válido que el de la sra. Elena Lorenzo y porqué usted tiene derecho a pensar como piensa y ella no? ¿Tal vez es usted una persona intolerante, totalitaria y dictatorial, como se acusa a cualquiera que opine no ya en contra, sino que discrepe de los homosexuales?

    Volvemos a las cavernas y a la Inquisición.

    Y sepa usted que, aunque no se haya molestado en informarse, sí hay muchos gays que no quieren serlo, y no hablo de los que están «en el armario» (seguro que este término no le parece despectivo para los homosexuales que no desean revelar su condición). Pásese algún día por la consulta de algún psicólogo, psiquiatra, sexólogo o incluso médico de familia, lea testimonios. Y hay muchos más que, aún siendo gays, están en total desacuerdo con ese carnaval de locas que se celebra una vez al año (excusa para ponerse en pelotas, emborracharse y hacer el payaso y despotricar contra la Iglesia, cosa que no comprendo) al que hay que aplaudir, porque si no, eres malo, y al que miles de padres ignorantes llevan a sus hijos, inconscientes del daño que les pueda ocasionar en sus mentes infantiles, aún sin desarrollar y «aspiradoras» de experiencias, caldo de cultivo para todo su futuro, como si fueran a un espectáculo de Bob Esponja. Es muy «chupi» ser pro-gay; de hecho no hay más que ver la discriminación positiva que hay hacia este colectivo.

    También me hace gracia que se «insulte» a los que no comulgan con ruedas de molino con el palabro «homófobo», que en todo caso, significaría algo así como «miedo o temor al hombre», algo que no tiene sentido y que no veo qué tiene que ver, pero a cuya presión también ha cedido la RAE. Entonces, un heterosexual que es «insultado» con la palabreja, o insultado con insultos reales, en su derecho de réplica y también al insulto (no recomendable, pero que tiene), ¿cómo debe «responder» al «insulto» del gay? ¿Diciéndole «heterófobo» (miedo o aversión al otro)? Es todo tan absurdo…

    Mire usted, un afectado de cualquier tipo de disfunción sexual (calificado hoy en día como trastorno) no duda en consultar a un profesional para tratarse. ¿Por qué no puede un homosexual que no desee seguir siéndolo hacer lo mismo? ¿Por que usted lo vale, y por eso hay que poner a caldo a una señora que cree poder ayudarles? Ojo, ni entro ni salgo en el tema de esa señora, si lo hace por vocación, altruismo o por dinero, ya que ignoro si tiene calificación profesional o es una charlatana. Ni me va ni me viene.

    Visto lo visto, que lo que hace menos de 35 años se ha convertido gracias al lobby y al «trágala» en algo con que hay que comulgar por narices, no hace falta ser adivino para vaticinar que otras enfermedades mentales (más aún, parafilias como la zoofilia mismamente) sean consideradas no ya «normales», sino aplaudidas socialmente, y el que discrepe será insultado como ¿»animalófobo?

    Sí, soy «homófobo» (o cualquiera de las variantes de ignorantes «chupis» que he visto por ahí como «homófogo», «homófono», etc) ¿y qué? Estoy en mi derecho de serlo. Llámenle lo que quieran, insúltenme lo que quieran, máldiganme lo que quieran, se lo devuelvo multiplicado por diez.

    04 septiembre 2016 | 23:15

  2. Dice ser Carmen

    A Pro-Polaino: siento tener que decirle que ni borrega ni ignorante como usted tilda a todos los que no seguimos el manual de la DSM donde se catalogaba como enfermedad algo que no lo es.

    Por otra parte, decirle que los escritos de Pepa Miravet no son precisamente de lo mejorcito de esta página pero usted se atreve a preguntarle si es psicóloga , ¿lo es un cura, el Papa, usted mismo? ¿Desde cuándo para defender los derechos y libertades de un ciudadano se requiere titulación? ¿Se debe ser de una especialidad para defender que alguien no maltrate a otro alguien? Absurdo.

    Usted habla de un manual que era válido hasta determinada fecha y se vale de la historia para ello, ¿hasta dónde mira usted la historia? ¿Hasta donde le conviene? Sea inteligente y eche la vista atrás: se sorprenderá descubrir muchísimas cosas a través del Arte como mudo testimonio de una realidad oculta por un patriarcado de la mano de la religion. Usted es tan víctima de sus circunstancias como lo es un homosexual , hijos de la época y de la brutal educación que suprime al diferente, como durante tiempo atrás se hacía con mujeres, niños, locos, enfermos… Se les ocultaba o bien por argumentar que tenían deficiencias o porque no eran seres humanos aún (en los niños).

    ¿No se da cuenta de que el borrego e ignorante es usted que no ve cómo algo que es normal en la Naturaleza se ha crucificado en base a…nada? Es el mismo mecanismo aquel que usaba Franco en documentales de animales donde se ocultaba cómo determinadas hembras mataban al macho para que nadie pudiera en duda la superioridad masculina …Hasta ese punto llega la manipulación de los que no aceptan la realidad que subyace en una sociedad.

    05 septiembre 2016 | 01:45

  3. Dice ser DULCE

    En pleno siglo XXI, en una sociedad europea, abrir debates sobre si la homosexualidad es una enfermedad es algo completamente surrealista. Creía que nuestra sociedad había avanzado en las libertades sexuales, pero a veces veo que no tanto como yo hubiera querido.

    05 septiembre 2016 | 11:03

  4. Dice ser Marcos

    Disculpen mi atrevimiento, pero la homosexualidad es una plaga y si, es una enfermedad y de las graves no hay cura posible…el destino de las personas que la padecen es el sufrimiento diario, ya tienen bastante con eso.

    05 septiembre 2016 | 15:59

  5. Dice ser maria

    bueno vaya tela.. estoy Carmen por supuesto…y al de arriba decirle que por esas fechas que menciona, escuche
    en un programa de Luis del Olmo..sobre el tema..a una psicóloga sexóloga catalana O. B. decir que nacemos asi
    todos..y no os alarméis que bien pudiera estar en lo cierto…

    05 septiembre 2016 | 17:30

  6. Dice ser maria

    un error en mi anterior comentario lo que dijo O.B. es que nacemos bisexuales..

    05 septiembre 2016 | 18:04

  7. Dice ser Medianoche

    Si. Es cierto. La palabra ‘homosexualidad’ es una enfermedad. Gay, Lesbiana, Maricón… todos estos términos son FEOS, y deberían ser eliminados de nuestro lenguaje.
    ¿Quién le ha dado derecho a nadie para poder opinar sobre los deseos de los demás? ¿Cómo se atreven a marcar con un ‘nombre’ los sentimientos, deseos y esperanzas de otra persona?

    La separación entre hombre, mujer, gay y lesbiana es una aberración que jamás debió de ocurrir.

    Solo hay hombres y mujeres. Y me atrevo a diferenciarlos por el símple hecho biológico de que unos tiene vagina y los otros penes. Aparte de eso son exactamente iguales. algunos incluso son las dos cosas.

    Que cada cuál ame a quien quiera. Como quiera. Y por donde quiera.

    Y dejad de juzgar a los demás.

    06 septiembre 2016 | 00:04

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