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¿Es sano que los niños tomen sal?

El sodio es uno de los minerales más importantes que podemos encontrar en el cuerpo humano. Su función principal es regular la cantidad de agua que se encuentra dentro y fuera de las células junto al volumen plasmático del organismo, además de intervenir en múltiples procesos metabólicos y en el control de los impulsos nerviosos. La forma en la que el sodio llega a nuestro cuerpo procede principalmente de la alimentación, sobre todo en forma de sal, ya que esta está compuesta por cloro y sodio. Dicho así parecería que ante un mineral tan importante, deberíamos consumirlo en abundancia, «para que no falte» dirían algunos. Sin embargo, todos sabemos que un alto consumo de sodio -o lo que es lo mismo, de sal- puede tener consecuencias nefastas para la salud, ya que condiciona hipertensión arterial, uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de eventos cardiovasculares, como los infartos de corazón y los derrames cerebrales. Pero, ¿y los niños? Los infartos o las hemorragias cerebrales en esta edad son excepcionales, lo que nos podría hacer pensar que cuidar su consumo de sal no es tan importante como en los adultos: nada más lejos de la realidad. En este post os contamos cuáles son los efectos que tiene el consumo excesivo de sal en los niños y qué limites de ingesta se consideran seguros según la edad. A lo largo de este texto las palabras «sal» y «sodio», aunque no son exactamente lo mismo, serán empleadas como sinónimos. Lee el resto de la entrada »

Broncodilatadores: cámara vs. aerosol. ¿Qué es mejor?

Una de las medicaciones más empleadas en pediatría son los broncodilatadores, en concreto el Salbutamol, el cual conoceréis por su nombre comercial más extendido: Ventolín. Esta medicación se emplea en caso de bronquitis o broncoespasmo, situaciones en las que existe un descenso del calibre de los bronquios, ya sea por una alergia, por una infección o, incluso, por hacer ejercicio.

Como muchos sabréis, en las bronquitis, entre otras muchas cosas, los músculos que rodean a los bronquios se contraen provocando una estrechez al paso del aire hacia los pulmones, lo que en la clínica se traduce como tos y dificultad respiratoria y en la exploración encontramos sibilancias en la auscultación pulmonar. En estos casos, el salbutamol consigue relajar esos músculos de forma rápida y eficaz, facilitando entonces la entrada del aire. Por ello, se emplean como primera linea de tratamiento en estas situaciones.

La forma en la que se administran los broncodilatadores es por vía inhalatoria, de tal forma que la medicación llega directamente a los pulmones a través de la vía aérea.Esto que parece una tontería es muy importante ya que el broncodilatador actúa solo donde se le necesita (los bronquios), lo que disminuye considerablemente sus efectos secundarios.

Como os podéis imaginar, el problema se plantea cuando esta medicación la tiene que tomar un niño, ya que no es capaz de coordinar la inspiración con la administración de este tipo de medicación. En estos casos podemos utilizar tanto cámaras espaciadoras con el salbutamol de toda la vida (el que ilustra la cabecera de este post) así como nebulizadores similares a los del hospital.

A menudo los padres nos reclaman más los nebulizadores porque, en su opinión, les parece que hacen más efecto que los puff con la cámara. Pero, ¿es realmente más eficaz un tipo de dispositivo que otro? ¿Qué ventajas ofrece un sistema frente al otro? Veámoslos por separado a ver si llegamos a alguna conclusión.

Las cámaras espaciadoras

Los inhaladores presurizados como el que ilustra este post, administran el salbutamol al ser pulsados, lo que vulgarmente conoceréis como puffs. Para que este llegue a los bronquios, la persona que lo utiliza debe inspirar de forma coordinada cuando se activa. Sin embargo, los niños (y casi ningún adulto) son capaces de hacerlo de forma adecuada.

Por fortuna, para salvar este inconveniente, existen unas cámaras espaciadores en las que se administra la medicación y el niño la inhala a través de una mascarilla sin tener que coordinar la respiración. Podéis ver una de ellas en la imagen de abajo.

Cámara espaciadora: básicamente es un tubo en el que se administra la medicación. Este tubo tiene dos aberturas: 1) la de la izquierda de la imagen es donde se colocaría la mascarilla que se adapta a la cara del niño y por la que se respira; 2) la de la derecha de la imagen es donde se coloca el inhalador presurizado.

En el mercado existen muchas marcas comerciales y cada una tiene sus peculiaridades. Preguntad a vuestro pediatra y/o farmacéutico como se utilizan para que no haya dudas en casa. Con la correcta información y entrenamiento, no deberían surgir inconvenientes para que administréis el salbutamol a vuestros hijos de forma adecuada.

Nebulizadores

Muchos habréis visto en los hospitales como, para administrar un broncodilatador como el salbutamol, utilizamos un sistema que nebuliza ésta medicación gracias a un sistema de aerosoles. Para ello empleamos una fuente de oxigeno que tomamos de las canalizaciones del hospital y una mascarilla que es la que se coloca el paciente. Podéis ver un ejemplo en la foto de abajo.

Nebulización en forma de aerosol.

Seguro que algunos de vosotros conocéis a alguien que dispone en su casa de una maquina de aerosoles porque, existir existen máquinas «portátiles» para su empleo en domicilio, pero que en general se reservan a pacientes con enfermedades crónicas. La diferencia con la del hospital es que cogen el aire del ambiente para concentrarlo y formar el aerosol. He puesto portátil entre comillas porque, aunque no son de gran tamaño, sería difícil meterlas en un bolso o en una bolsa de carrito de niño, además de requerir de un enchufe que les aporte energía eléctrica para que funcionen. Por otro lado, para poder general el aresol, además de la propia medicación (en este caso es un botecito con un líquido), se necesita suero fisiológico para disolverlo. En la siguiente foto podéis ver unos ejemplos de una maquinas de aerosoles.

Diferentes dispositivos que administran medicación en aerosol.

¿Y qué es mejor, una cámara o una máquina de aerosoles?

De vez en cuando, los padres de algún paciente nos piden que, en vez de mandarle el dicho salbutamol con la cámara, les prescribamos una maquina de aerosoles para poder ponerle la medicación como en el hospital pero en casa.

Es cierto que en muchos hospitales y centros de salud, cuando un niño requiere un broncodilatador, se utilizan los aerosoles en vez de los dispositivos presurizados y las cámaras, pero cabría preguntarnos, ¿qué sistema es más adecuado?

Para responder a esta pregunta, lo mejor es revisar la literatura existente y daros respuestas basadas en la evidencia científica. El caso es que existe una revisión Cochrane que precisamente compara unos dispositivos con otros. Esta revisión bibliográfica concluye que las cámaras espaciadoras no son peores que los aerosoles por lo que, debido a lo sencillas que son de usar y el poco espacio que ocupan y lo fáciles que son de transportar fuera de casa, deberían considerarse siempre como primera opción para utilizar en el caso de bronquitis o broncoespasmo en niños sanos.

Muchos estaréis pensando que lo de administrar el salbutamol con cámara no es sencillo y que vuestros hijos no se dejan… y es verdad que cuando son pequeños no es nada fácil. Pero os puedo asegurar que es más fácil con cámara, al fin y al cabo son uno o dos minutos, que con una máquina de aerosoles que , como mínimo, tarda en administrar la medicación entre cinco o diez minutos.

Pero es que además, los protocolos más actualizados sobre crisis de broncoespasmo contemplan que en los hospitales se utilicen las cámaras en vez de los aerosoles en casos de crisis leves o moderadas, como se puede comprobar en la última edición de la Guía GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma). En mi opinión, si está recomendado su empleo en situaciones hospitalarias, más aún para su empleo en domicilio.

Camaras espaciadoras y mascarillas esperando ser utilizadas en las Urgencias del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.

Por mi parte, a las cámaras les veo muchas más ventajas que inconvenientes respecto a las máquinas de aerosoles. Por ejemplo, si salís a dar un paseo, es mucho más sencillo llevarlas (y utilizarlas) por ahí, que una máquina de aerosoles. Además, cuando el niño crezca y sea más autónomo, puede meter su cámara en la mochila del colegio y utilizarla el solo en caso de que lo necesite.


En resumen, las cámaras espaciadoras deberían contemplarse siempre como primera opción en el caso de que un niño necesite un broncodilatador de forma ambulatoria. A día de hoy, la evidencia científica ha demostrado que no son peores que las máquinas de aerosoles a la hora de administrar esta medicación.

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Bibliografía: