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Crisis asmática: mitos y leyendas

Las crisis asmáticas son episodios de dificultad respiratoria por disminución en el tamaño de los bronquios en las que los pediatras oímos sibilancias o «pitos» con el fonendoscopio. Lo que ocurre es que el bronquio se vuelve más estrecho. Suelen ocurrir en niños con asma, aunque no es imprescindible tener esta enfermedad para presentarlos (y en estos se llaman crisis de broncoespasmo).

Actualmente se calcula que la mitad de los niños presenta en algún momento de su vida un cuadro de este tipo. Que sea tan habitual y que prácticamente en todas las familias haya algún niño que los padezca ha dado lugar a que los padres tomen como verdaderas ciertas afirmaciones que les puede haber hecho un cuñado o la madre de un amiguito del parque sin que realmente lo sean.

Hoy, en nuestra sección de Mitos y Leyendas, repasaremos qué son las crisis asmáticas para que conozcáis de primera mano en qué consiste esta patología.

1. Si mi hijo tiene una crisis asmática es que es alérgico. FALSO

Como hemos dicho, las crisis asmáticas o de broncoespasmo son episodios de dificultad respiratoria en los que se produce un estrechamiento de los bronquios. Para presentar un episodio de este tipo se necesita una combinación de factores que podríamos resumir en dos grupos. Por un lado una susceptibilidad personal, es decir estar predispuesto para ello, y por otro, un estímulo externo. Ese estímulo puede ser tan variado como el frío, una alergia a un polen o una infección respiratoria vírica. Éstas últimas son la causa más frecuente en niños, entorno al 80% de los casos.

2. Si mi hijo tiene una crisis asmática es que de mayor será asmático. FALSO

Como ya hemos dicho, las crisis asmáticas/crisis de broncoespasmo son típicas de niños con asma. Ésta es la enfermedad crónica más habitual en los niños y se caracteriza porque el niño tiene una tendencia a padecer crisis de broncoespasmo. Puede ocurrir que un niño tenga de forma esporádica uno o dos episodios en la época de lactante sin que presente más el resto de su vida. Al final será la susceptibilidad individual (lo que esté predispuesto cada uno) y el tiempo los que nos sacarán de dudas.

3. Si mi hijo no tiene tos no puede tener una crisis asmática. FALSO

La tos es un síntoma frecuente de cualquier enfermedad respiratoria como los catarros, las laringitis, las neumonías y también de las crisis asmáticas. Sin embargo no es imprescindible. A menudo vemos pacientes que solo presentan dificultad respiratoria y sensación de ahogo.

4. Si mi hijo tiene fiebre es que tiene que tener algo diferente a una crisis asmática. FALSO

Las causas de las crisis asmáticas son muy variadas. En invierno, coincidiendo con los típicos virus, estas crisis suelen presentarse con otros síntomas como la fiebre. Sin embargo, también podemos ver niños con crisis que no presenten fiebre.

5. Si mi hijo tiene crisis asmáticas tengo que tener un pulsioxímetro en casa para medirle el oxígeno y saber si tengo que ir al hospital. FALSO

La gravedad de una crisis asmática puede conocerse valorando la dificultad respiratoria. El «el tiraje»para respirar (cuando el niño marca las costillas o hunde el cuello) o el aumento de la frecuencia respiratoria son signos de dificultad respiratoria e indican la necesidad de tratamiento. No es necesario tener un pulsioxímetro en casa, si tu hijo no mejora la dificultad respiratoria a pesar del tratamiento es el momento de ir a ver al médico. Por ello es muy importante que los padres aprendan a valorar estos síntomas.

6. El salbutamol tiene muchos efectos secundarios. FALSO

El sabutamol es el broncodilatador más empleado en pediatría. Como todo medicamento tiene efectos secundarios, sobretodo, eleva la frecuencia cardíaca y pone a algunos niños un poco nerviosos. En ningún caso son lo suficientemente importantes como para rechazar o tener miedo a este medicamento.

7. Es mejor no dar el broncodilatador al niño para que el pediatra vea si tiene pitos o no y que él decida. FALSO

La mayoría de los niños con crisis asmáticas ya han tenido alguna previa. En estos casos, y siempre que los padres piensen que el niño está teniendo un nuevo episodio, se debe empezar con la medicación cuanto antes. No tiene sentido esperar a ver qué opina el pediatra ya que cuanto más tiempo pase más difícil será que el niño se recupere de la crisis con las medidas habituales. Tras la administración del broncodilatador ya habrá tiempo de acudir al médico.

8. Como mi hijo ya es mayor le puedo dar el broncodilatador sin cámara. FALSO

Está demostrado que los niños pequeños deben usar una cámara para utilizar el broncodilatador. Pero además, los niños mayores tampoco son capaces de realizar bien la técnica con estos dispositivos (conocidos como MDI, los típicos que hacen puuuff, directamente)Lo que si pueden hacer estos niños mayores es dejar de usar los sistemas MDI con cámara y pasarse a los sistemas de polvo seco como el Turbuhaler®. Será tu pediatra el que valore si tu hijo ya ha alcanzado la edad y la madurez suficiente para utilizarlos.

9. Es mejor un nebulizador domiciliario que usar el típico dispositivo con cámara. FALSO

No hay ningún estudio que haya demostrado que la nebulización con un dispositivo de aerosoles sea mejor que una cámara siempre y cuando ésta se haga de forma correcta. Además, éstas últimas son más fáciles de transportar y de utilizar fuera de casa.

10. Los corticoides orales son una medicación muy fuerte para una crisis asmática. FALSO

Tras los broncodilatadores, el siguiente escalón de medicación en caso de que no sea suficiente para controlar la crisis, son lo corticoides orales. Esto no hace que sean más o menos fuertes, simplemente son los medicamentos indicados.


Os dejamos por aquí los link a las hojas de padres de la SEUP sobre cómo utilizar las cámaras y el sistema Turbuhaler® (aquí y aquí).