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Accidentes domésticos

La importancia de los traumatismos

Los traumatismos son la causa más frecuente de muerte en niños en los países desarrollados, siendo responsables de la mitad de los fallecimientos infantiles. El término «traumatismo»  hace referencia a todas las situaciones en las que el cuerpo se ve agredido, como son los golpes y las caídas pero también las intoxicaciones quemaduras. La mayoría de los traumatismos graves son consecuencia de accidentes de tráfico pero no es desdeñable el número de accidentes que ocurren en casa.

Qué niños son los más vulnerables

La mayoría de los niños accidentados en casa tiene una edad menor de 5 años. Esto se debe a dos motivos. El primero de ellos es la falta de conciencia que tienen los niños pequeños respecto a las consecuencias de sus actos (subirse a una ventana, tomarse unas pastillas…) junto con la ausencia de temor a realizar ciertas acciones, y en segundo lugar a la falta de destreza motora. A esto se suma que cuanto más pequeño es el niño más probable que un golpe o una intoxicación sea más grave.

Tipo de medidas a adoptar

La prevención de los accidentes es una tarea que puede resultar sencilla y es competencia de los padres llevar a cabo tantas medidas como sean necesarias para proteger a los más pequeños de la casa.

En el ámbito de la prevención se entiende como prevención primaria a las actuaciones que se ponen en marcha antes de que ocurra el suceso, evitando así las consecuencias de que éste hubiera sucedido. Dentro de las medidas a adoptar, las que se conocen como medidas pasivas resultan más eficaces porque tratan de modificar el entorno y no dependen de un error humano.

Por todo ello, debemos realizar una serie de actuaciones que estén encaminadas a evitar que se produzca el accidente.

Caídas y golpes

Las caídas, sobre todo desde cierta altura, son la principal causa de traumatismo craneal en los niños. En casa debemos modificar el entorno para que los más pequeños no puedan subirse a sillas o mesas, poner en marcha sistemas de seguridad que impidan la apertura de ventanas y en la medida de lo posible evitar que duerman en camas con cierta altura desde la que podrían caerse (en caso de que tengas una cama-nido o una litera puedes colocar una barrera). Si tu casa tiene escaleras debes proteger a tus hijos colocando puertas pequeñas tanto en el inicio como en la parte de arriba para evitar que los más pequeños traten de subirlas o bajarlas sin que te des cuenta.

Tambien evitaremos que en el suelo de casa haya objetos con los que los niños puedan tropezar. Ten en cuenta que para un niño de dos años una caja de zapatos es tan grande como para ti un baúl: el traspié puede ser tremendo. En caso de que tengáis alfombras pequeñas puedes poner debajo algún tipo de material antideslizante que impida que se muevan al pisarlas.

Pero aunque estas medidas pueden evitar un alto porcentaje de accidentes, muchos niños se caen porque están dando sus primeros pasos o echan a correr cuando todavía no controlan totalmente su cuerpo.  Para evitar el impacto contra una esquina en una caída tonta podemos cubrir con un cubresquinas los bordes de los muebles más bajos de casa, también podríamos recubrir con papel de burbujas y celo estas esquinas. Puede que no te guste porque no son bonitos pero piensa que es una medida temporal y pronto tu casa volverá a ser como era antes de que nacieran tus hijos  (aunque llena de juguetes…)

Intoxicaciones

En casa hay dos tipos de productos que podrían ocasionar una intoxicación en un niño: los productos de limpieza y las medicinas.

La solución para ambas es muy simple: no dejes nada a su altura y si pueden estar guardados bajo llave mejor. También es posible instalar mecanismos antiapertura comerciales que impiden que las puertas o cajones sean abiertas por niños.

Un error frecuente que puede dar lugar a una intoxicación es el cambio de un producto de limpieza a un recipiente sin etiquetar. Esta práctica es extremadamente peligrosa ya que algún niño podría pensar que está ante agua o algún tipo de zumo y darle un sorbo.

Los botes de los medicamentos suelen traer tapones anti-niño, pese a éstos es mejor que los escondas de su alcance.

Quemaduras

Las quemaduras en casa pueden ocurrir por calor (agua, fuego, aparatos de calefacción o cocina…), electricidad (enchufes, bombillas…) o por productos químicos (estos muy raros en un entorno urbano).

Actualmente existen griferías que controlan la salida del agua. Poseen un sistema de seguridad que impide la salida del agua por encima de 38ºC con lo que se evitaría la quemadura. Este tipo de grifos son los llamados termostáticos.

En las cocinas debemos evitar que los más pequeños puedan acceder a placas vitroceramicas o fuegos de gas. Lo más adecuado es bloquear los mandos para impedir que puedan ser manipulados. Además debemos colocar el mango de cazuelas o sartenes sin que sobresalgan de la encimera para evitar que un niño pequeño tenga acceso a ellas. Los aparatos de calefacción deberían estar cubiertos con algún tipo de mueble que, permitiendo que sigan calentando, impida el acceso a ser tocados.

Respecto a la instalación eléctrica lo más sencillo es tapar los enchufes para que los niños más pequeños no introduzcan los dedos o algún objeto estrecho. Con ello evitaremos electrocuciones y  quemaduras por electricidad. Como es lógico no deben dejarse cables o casquillos de bombilla enchufados a la vista de los niños.

La supervisión como regla principal

Todas estas medidas no serán efectivas si no realizas una supervisión activa de tus hijos. Por mucho que tapemos enchufes, cambiemos griferías o cerremos ventanas, de nada servirá si no estamos pendientes de ellos.

Si sigues estos consejos y aplicas el sentido común conseguirás reducir a un número muy pequeño las situaciones en que tu hijo está en peligro.