Entradas etiquetadas como ‘baby led Weaning’

¿Cuántos huevos puede comer un niño a la semana?

El huevo es un alimento sano y saludable, sin embargo sobre él existen ciertos mitos muy arraigados en la cultura popular. Si nos centramos en los niños, el primero de ellos es acerca de cuándo pueden empezar a tomarlo y cómo es la forma más adecuada de hacerlo. Más adelante, cuando ya lo toman de manera habitual en su alimentación, muchos padres se preguntan cada cuánto pueden ofrecérselo a sus hijos. Desde hace muchos años se sabe que el huevo es un alimento que contiene mucho colesterol, y por extensión se creía que un consumo frecuente del mismo podía elevar sus cifras en sangre con el consecuente aumento de riesgo cardiovascular para padecer enfermedades del corazón como los infartos de miocardio. Sin embargo, los datos más recientes apuntan a que el consumo frecuente de huevo no implica necesariamente una elevación en sangre de colesterol. En este post encontrarás información sobre por qué el huevo es un buen alimento para los niños y cada cuánto se puede consumir. Lee el resto de la entrada »

¿Cuándo debería empezar a dar la cena a mi bebé?

Como todos sabréis, hasta los 6 meses de edad los niños son capaces de crecer y desarrollarse de forma adecuada con la leche como único alimento. Una vez alcanzada esa edad se hace necesario que el niño se alimente de otras cosas para cubrir junto a la leche todos los requerimientos nutricionales que necesitan. Este periodo se conoce como alimentación complementaria y se extiende hasta los 12 meses. Durante ese tiempo la leche sigue teniendo un papel principal en la alimentación de los niños (ya sea de pecho o de biberón), pero de manera progresiva va perdiendo protagonismo hasta convertirse en un alimento más dentro de lo que debería ser una alimentación variada.

A nadie se le debería escapar que aunque la leche sigue siendo muy importante entre los 6 y 12 meses, de la noche a la mañana no es posible que un niño pase de comer «casi todo leche» a comer «muchas cosas aparte de leche». Y en ese camino hacia alimentarse como un niño mayor surgen las papillas y los purés o los trozos, si es que habéis optado por el Baby Led Weaning, que en general el niño se zampa a la hora de la comida y de la merienda acompañados muchas veces de un poco de teta de mamá o un biberón calentito.

Pero, ¿y las cenas? ¿Cuándo deben los niños empezar a tomar una cena como parte de su alimentación? Esta es una pregunta que nos habéis hecho muchas veces y que os vamos a intentar contestar en este post.

El convencionalismo de los horarios de las comidas

¿Nunca os habéis preguntado por qué las verduras se dan a la hora de la comida y la fruta en la merienda? La verdad es que basta con preguntar a cuatro o cinco familias con hijos pequeños y lo más probable es que todas coincidan en ese horario.

Cuando comienzas con la alimentación complementaria, lo más habitual es empezar por la verdura o por la fruta a la hora de la comida o la merienda. Durante los primeros meses es normal que el niño coma poco y por eso se complete esa toma con leche. Pero a medida que pasa el tiempo esas verduras o esas frutas acaban sustituyendo totalmente una de las tomas de leche que hacía el bebé.

Cuando la madre opta por mantener la lactancia materna más allá de los 6 meses, ese horario resulta muy práctico ya que suele coincidir con las horas en las que la mamá no está en casa si es que se ha incorporado a trabajar y de esta forma al bebé se le puede seguir alimentando sin tener que darle un biberón. Por extensión, las que han optado por dar leche artificial a sus hijos suelen seguir también este horario. Y mira tu por donde, es el horario que también siguen en las escuelas infantiles para dar de comer y merendar a los niños.

Este horario de comidas no deja de ser un convencionalismo social que se extiende durante toda la vida ya que a esas horas los niños con algo más de edad suelen hacer la comida y la merienda, al igual que hacemos los adultos. Al fin y al cabo, cuando a un bebé se le dan las verduras para comer y la fruta para merendar no estamos haciendo otra cosa que imitar lo que sucederá a lo largo de su infancia y seguramente de toda su vida, es decir, establecer un horario más o menos fijo en el que hacemos tal o cual comida.

Y aunque no lo parezca, este es un hecho muy importante que ocurre durante el periodo de alimentación complementaria que, no lo olvidemos, consiste en pasar de alimentarse como un bebé a como un niño mayor.

El ejemplo de la enfermera que trabaja de noche

Hace unos años nos preguntó una amiga enfermera que si no podía darle a su bebé de 6 meses las verduras a la hora de la cena y la fruta en el desayuno. Ella quería seguir manteniendo el pecho y como trabajaba haciendo noches se había planteado darle la teta al niño mientras ella estuviera en casa (casi todo la mañana y buen parte de la tarde) y que su pareja le diera los purés y las papillas cuando se tenía que ir a trabajar.

Este ejemplo real ilustra muy bien que no es necesario seguir a rajatabla el convencionalismo que la gran mayoría hemos utilizado en los horarios de las comidas de nuestros hijos y que existen muchas posibilidades (tantas como familias, cada una con sus necesidades). Al final, lo importante es lo que coma el niño a lo largo de todo el día y no tanto si las verduras de las damos a la 1 pm o las 8pm.

Con el paso del tiempo nuestra amiga fue dejando el pecho y como el desayuno y la cena ya los tenía cubiertos, empezó a darle algo de puré en la comida y algo más de fruta en la tarde. Al llegar a los 12 meses la criatura se tomaba un poco de leche por la mañana y por la noche, una pieza de fruta a media mañana, un puré de verduras con proteína a la hora de la comida y fruta variada con algo de pan para merendar. A medida que fue creciendo comenzó a mostrar interés por lo que comían sus padres, así que en la cena le daban algo de lo que hubieran preparado para ellos ese día, por ejemplo una tortilla con brócoli, arroz con verduras, pasta con calabacín o ensalada de tomate y atún.

Como veis, este niño llegó a los doce meses con el mismo horario de comidas convencionales que nos hemos autoimpuesto como sociedad, aunque por un camino distinto. Al final, no es tan importante empezar por la merienda o la comida; lo que realmente importa es que llegados a los 12 meses los niños coman lo más parecido posible a los adultos, dentro de una alimentación sana y variada, tanto en alimentos como en horarios.

Vale, ¿pero entonces cuándo le empiezo a dar cenas a mi hijo?

Espero que con este ejemplo os hayáis dado cuenta de que no hay una edad concreta a la que se deban empezar las cenas. De hecho, ningún manual de nutrición pediátrica establece si deben darse primero las comidas, las meriendas o las cenas o a que edad se debe empezar con cada una ellas.

Sin embargo, la mayoría de nosotros no tenemos el horario de trabajo de nuestra amiga enfermera, por lo que al final lo más práctico es empezar con las verduras en la hora de la comida y las frutas en la hora de la merienda. Debido a que la introducción de los diferentes alimentos debe ser progresiva para detectar alguna alergia (recordad que hay que separar cada alimento nuevo 2-3 días del anterior), al final tardas varias semanas en que un bebé de 6 meses tome un puré con al menos 4-5 verduras diferentes o una papilla con fruta variada. Si a esto le sumas que al puré de verduras hay que añadirle la parte proteica (pollo, ternera, pescado, huevo, legumbres…), no es raro que hasta los 8 o 9 meses el niño no haya establecido una rutina de comida y merienda estable en la que toma una buena cantidad de alimentos diferentes a la leche.

A partir de esa edad, más o menos a los 9 meses, los niños empiezan a mostrar mucho interés en las cosas que comemos los adultos y muchas veces se relamen al ver nuestros platos comparados con su tazón de puré. En mi opinión, este es un buen momento para que los niños empiecen con la cena. No hace falta que les calcéis un tazón de puré como el de la comida de buenas a primeras, ya que después de la cena siguen haciendo una toma de leche, pero no está mal que a partir de esta edad les empecéis a ofrecer algo para completar la toma de leche antes de dormirse. Además, es con esta edad con la que se recomienda que los niños que han iniciado la alimentación complementaria con triturados empiecen con los sólidos, así que mira, qué mejor momento para que les demos de comer lo mismo que nos hemos preparado nosotros para cenar. En cuanto a qué alimentos les podéis dar, valdría cualquiera que ya sepamos que el niño tolera.

Con el paso del tiempo vuestro hijo irá comiendo cada vez más cantidad de comida a la hora de la cena y desplazará a la leche como alimento principal a esta hora del día, porque recordad que hacia los 12 meses ya deberían comer como un niño mayor (tanto en horarios como en variedad de alimentos).

Si os trae por la calle de la amargura tener que preparar una comida sana y variada para vuestros hijos en el horario de la comida y estáis dándole vueltas a qué podéis preparar en la cena para no ser repetitivos, recordad que el Plato de Harvard es una herramienta muy útil para tener ideas en cuanto a una alimentación sana y variada.


En resumen, los horarios a los que hacen las comidas los niños imitan al convencionalismo de los horarios de los adultos. Sin embargo, no hay una pauta que establezca cuando un niño debe empezar con la comida, la merienda o la cena. Parece razonable empezar por las verduras a mediodía y las frutas en la tarde al comenzar con la alimentación complementaria y dejar para un poco más adelante las cenas. Un buen momento para ello es hacia los 9 meses.

También te puede interesar:

Baby Led Weaning: alimentación complementaria dirigida por el bebé

Como ya hemos comentado en este blog, a partir de los 6 meses de edad es necesario que los bebés empiecen a tomar alimentos diferentes a la leche, ya que ésta no cubre correctamente las necesidades de un niño para que crezca y se desarrolle de manera adecuada. A partir de esa edad comenzaría el periodo que se conoce como «alimentación complementaria» en donde el lactante complementaría las tomas de leche con otros alimentos. Este periodo se extiende durante muchos meses hasta que el niño se incorpora de manera definitiva a las comidas familiares en torno a los 18-24 meses.

Los purés, en los que se mezclan todas las verduras o frutas que se ofrecen a un niño en una toma, es la forma tradicional con la que seguramente todos los que leéis este post os iniciasteis en la alimentación complementaria. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, existe una (no tan) nueva tendencia que se conoce como Baby Led Weaning (BLW). Este método fue desarrollado por la nutricionista Gill Reapley en 2002/2003; con él, los lactantes de más de seis meses de edad se alimentarían ellos mismos tomando la comida directamente del plato lo que les conferiría un mayor control de lo que consumen. De hecho, ya figura como una opción válida para llevar a cabo la alimentación complementaria según las recomendaciones de 2017 de la ESPGHAN (Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas).

Nosotros la conocemos tanto como padres, ya que la hemos utilizado en nuestro hijo, y también como pediatras, ayudando a aquellos que han decidido utilizarla en sus hijos, pero para este post hemos preferido contar con la Dra. Miryam Triana Junco, (pediatra, consultora de lactancia IBCLC, autora del blog A Demanda y una gran amiga) para desgranar en qué consiste eso de que los niños pequeños coman a trocitos, ya que ella conoce el método a las mil maravillas. Este post no es una guía sobre el BLW aunque podrás extraer un montón de ideas sobre como este método puede encajar en la forma en que das de comer a tu hijo. A continuación puedes leer lo más interesante de lo que hablamos tras quedar con ella para tratar el tema.

IMG_4325

En el BLW, los niños son los que se llevan la comida a la boca

Qué significa Baby Led Weaning

Podemos leer en el blog de Miryam que «la traducción exacta de Baby Led Weaning es destete guiado por el bebé»; sin embargo, se prefiere el término alimentación complementaria dirigida por el bebé para no caer en el error de que el método pretende destetar a los niños. Consistiría en «ofrecer alimentos sanos al bebé y dejar que sea él quien decida cuánto, qué y cómo comer» en cada momento.

Desde cuándo se puede practicar BLW

Para poder dar de comer según el método BLW, los niños han de cumplir una serie de requisitos:

  • Haber cumplido los 6 meses.
  • Ser capaz de sentarse solo (en el regazo de una persona o en una trona).
  • Mostrar interés por la comida.
  • Ser capaz de sujetar alimentos y llevárselos a la boca.
  • Haber perdido el reflejo de extrusión.

Si tu bebé cumple estos criterios podrías utilizar este método para la alimentación complementaria, si no es así deberías esperar. Miryam añade que los niños que empezaron con purés también podrían pasarse al BLW, aunque en tal caso prefiere el nombre de «transición a sólidos«.

Y, ¿es imprescindible hacerlo en todas las comidas?

Para hablar estrictamente del método BLW, debería emplearse en todas las comidas. Sin embargo, Miryam afirma que «los niños que no pueden hacer BLW en todas las comidas (por ejemplo, porque acuden a guardería o los cuidan los abuelos) pueden beneficiarse de aplicar el BLW en algunos momentos del día«. Desde su punto de vista, ofrece ventajas frente a los que solo realizan la alimentación complementaria de forma tradicional.

10765873983_b72ee845a8_z

El brócoli es una opción habitual en los niños que se alimentan según el BLW

¿Se necesita algo especial para hacer BLW?

Para dar de comer a tu hijo según el método BLW no se necesita nada especial al igual que tampoco lo necesitan los padres que han optado por los purés. Sin embargo, Miryam apunta que lo único que realmente necesita un padre que ha optado por el BLW es informarse bien antes de empezar. «Es muy importante que sepamos cuándo está preparado nuestro hijo para empezar, qué alimentos debemos utilizar y cuáles no, cómo debemos prepararlos para evitar el riesgo de atragantamiento…», afirma. Para ello recomienda que los padres leen y se informen sobre el método antes de comenzar, no descartando una consulta con algún pediatra (u otro profesional sanitario) que les pueda guiar en cómo llevarlo a cabo.

Muchos padres tiene miedo de que sus hijos se atraganten cuando les toca empezar con la alimentación complementaria y, por este motivo, muchos optan por los purés que mantienen hasta pasado el año de vida. En este punto Miryam es tajante ya que «no está demostrado que los niños que practican BLW de manera adecuada presenten más atragantamientos que los que se aliementan con purés» y nos cita un articulo publicado en la revista Pediatrics de la Asociación Americana de Pediatría (link). En este sentido, no sería necesario que los padres que han optado por el BLW recibieran un curso de primeros auxilios en el que se explicara cómo atender un atragantamiento. Sin embargo, tanto Miryam como nosotros, creemos oportuno que todos los padres, empleen el método que empleen para dar de comer a sus hijos, tengan unas nociones básicas de cómo atender a sus hijos ante un evento como éste. Un buen comienzo sería la Guía Práctica de Primeros Auxilios para Padres del Hospital Infantil Universitario del Niño Jesús (link) o la guía de Cómo Actuar ante un Accidente Infantil de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (link).

«…no está demostrado que los niños que practican BLW de manera adecuada presenten más atragantamientos que los que se aliementan con purés…»

Y aunque nada es imprescindible para hacer BLW, existen muchos cachivaches que podéis ver en este post de Miryam (link).

2014791202_4608e0e944_z

Una buena trona facilita mucho las cosas

¿Cómo debe ser la comida que se ofrece en Baby Led Weaning?

Los alimentos en sí no tienen que ser diferentes. Si has leído nuestro blog, sabrás que puedes ofrecer cualquier alimento a tu hijo a partir de los 6 meses de vida, como te comentamos en nuestro post de alimentación complementaria.

Lo que diferencia el BLW con la alimentación con purés es la forma en la que ofrecemos los alimentos al niño. Miryam tiene claro que «deben estar adaptados al desarrollo psicomotriz de cada niño, por ejemplo, siempre será más fácil que un niño de 8 meses agarre alimentos en tiras que muy troceados y siempre deben ser de consistencia blanda y no resbaladiza». En su blog podemos encontrar ejemplos como brócoli cocido, tiras de verduras (calabacín a la plancha, patata cocida, la zanahoria siempre cocinada, nunca cruda), sandía, melón, aguacate, plátano, pera o el pan. Y recordad, que nunca estén muy calientes para que vuestro hijo no se queme.

3475872177_69202a481d_z

Fruta cortada en tiras, una de las opciones más habituales en el BLW cuando el niño es pequeño

Como norma general, y mientras vuestro hijo no tenga muelas o dientes para poder masticar alimentos duros de forma eficaz, deberíais ofrecerle solo alimentos que sean capaces de aplastar con las encías o con la lengua contra el paladar. Por ejemplo, evitaríamos la manzana o la zanahoria cruda.

Pero ojo, no debemos perder de vista que «entre los 6 meses y el año de vida la leche sigue siendo el alimento principal del niño y que se debe seguir respetando que la lactancia sea a demanda» como nos puntualiza Miryam. Para aquéllos que toman fórmula artificial, el método es igualmente válido, debiendo mantener los biberones a demanda. Añade que «debido a que la leche materna no aporta mucho hierro, debemos dar prioridad a alimentos ricos en este mineral y aprender a combinarlos para favorecer su absorción».

¿Qué es lo que hace el niño en el método BLW?

Una de las grandes diferencias entre la alimentación complementaria tradicional con purés frente al BLW es que en este último «el niño se guía por la sensación de hambre y saciedad ya que los adultos ponemos a su alcance alimentos saludables para que decidan qué quieren comer y en cuánta cantidad, siendo él en todo momento quién se lleva los trocitos a la boca» según nos cuenta Miryam. En resumen, el bebé participa del acto de comer y no es un mero espectador de unas cuantas cucharadas de puré que sus padres le introducen en la boca quiera o no. Miryam nos insiste que un niño que come según el BLW también podría tomar un puré si es lo que sus padres han decidido que toca ese día para comer, pero será él el que decida cuánto quiere comer llevándose la cuchara a la boca.

Otro punto importante: con el BLW el niño aprende a identificar sabores y texturas. Miryam opina que «cuando un padre prepara un puré está mezclando 4-5 alimentos diferentes haciendo que todo sepa casi siempre igual, además la textura es siempre la misma, sin embargo, con el BLW el pollo sabe a pollo y el brócoli a brócoli«.

Es habitual que un niño al empezar la alimentación complementaria con el método BLW coma poco o casi nada, pero con el tiempo comerán más y mejor. Recordad que es el niño el que debe llevarse la comida a la boca, si sois vosotros los que le metéis los trocitos en la boca a vuestro hijo no estaréis respetando su sensación de hambre y saciedad.

IMG_4180

Esto no es BLW… La mamá le está metiendo la comida en la boca al niño.

Beneficios del BLW

Ya hemos comentado que el BLW respeta la autonomía del niño, pudiendo evitar la sobrealimentación y creando hábitos saludables. A nosotros nos gusta trasmitir a los padres de nuestros pacientes que lo importante es enseñar a los niños a comer de forma saludable, es decir, además de ofrecer alimentos sanos, es imprescindible inculcar unos hábitos alimentarios adecuados y en ese sentido el BLW es una muy buena opción.

Otro punto a favor del BLW según Miryam es que «permite la integración de los niños en la mesa familiar y les ayuda a entender la comida como un acto social. Además, los niños realizan muchas acciones por imitación y si nos ven comer sano, como fruta o verdura, tienden a comer lo mismo que nosotros, hábitos que perduran de por vida».

Además, desde hace años se sabe que los niños que introducen los sólidos más tarde de los 15 meses pueden presentar problemas al hacer la transición a sólidos. En este sentido, el BLW es el método perfecto para evitarlo.

Miryam apunta que «no se ha demostrado por el momento que los niños que hacen BLW presenten menos tasas de obesidad que los que realizan alimentación tradicional, la cuál no está reñida con que un niño reciba una alimentación sana». Sin embargo, los niños que realizan BLW suelen aceptar de buen grado alimentos saludables que otros niños rechazan como el brócoli troceado o la merluza a la plancha.

Con el BLW no existen muchas desventajas, salvo la duda de si el niño estará comiendo suficientes nutrientes. Por ello, es importante que realicéis un seguimiento con el pediatra para garantizar que vuestro hijo come todo lo que necesita y crece de manera adecuada. Y eso sí, preparaos para limpiar porque los niños suelen mancharse mucho aunque con el tiempo se soluciona. Tenéis que tener en cuenta que un niño que realiza BLW también puede emplear cubiertos siempre y cuando sea él el que los utilice para llevarse la comida a la boca, aunque suele ser difícil que un niño de 6-7 meses sepa utilizarlos correctamente, pero con el tiempo aprenderá.

13011939975_cd4d847144_z

En el BLW los cubiertos no están prohibidos…

El BLW como modelo de crianza

En experiencia de Miryam «los padres que tienden a interesarse por el BLW son aquéllos que han optado por crianzas a las que ahora se las llama «respetuosas». Además, en muchos casos son madres que mantienen la lactancia materna durante largos periodos de tiempo y tienen la suerte de poder quedarse en casa con sus hijos durante el primer año de vida».  Sin embargo, es falsa la creencia de que el BLW está pensada solo para un tipo de familia concreto con cierto nivel social o modelo de crianza ya que podría ser empleada por cualquier familia.

Nosotros compartimos la opinión de que el BLW no es un método reservado para unos pocos. El dar de comer con trocitos encaja con cualquier p/madre que quiera favorecer la autonomía de sus hijos.

Miryam también nos cuenta que no cree que «nuestras abuelas y bisabuelas, que solían tener muchísimos hijos, se pudieran permitir el lujo de preparar 4-5 comidas diferentes para cada uno de ellos según su edad. Seguro que lo que hacían era sentar al pequeño en su regazo e irle ofreciendo comida poco a poco hasta que se apañaran». Esto nos tiene que hacer ver el BLW no como una modernidad sino más bien como un vuelta a los orígenes. Una forma de simplificar las cosas.

10765669526_e9355c9edc_z

«Mamá, gracias por dejarme hacerlo solo»

El BLW es una opción válida

Esperamos que después de lo que has leído te plantees al menos que el BLW es una opción válida para dar de comer a tus hijos. Como sabéis, nosotros respetamos mucho las decisiones de los padres y no nos atreveríamos a decirte que es imprescindible que lo practiquéis. Debéis ser vosotros los que tras plantearos qué queréis para vuestros hijos toméis una decisión que seguro será muy válida decidáis lo que decidáis.


Por último, además del blog de Miryam, nos gustaría comentaros algún recurso que os puede resultar útil en caso de que os estéis planteando realizar BLW:

  1. «El niño ya come solo«, de Gill Rapley. Es el libro de la creadora del método BLW y un must si estáis planteándoos esta opción.
  2. «Se me hace bola«, de Julio Basulto. No es un libro exclusivo de BLW pero merece la pena leerlo si os interesa la alimentación infantil.
  3. «Mi niño no me come«, del pediatra Carlos González en el que también se aborda la alimentación infantil.

Si habláis inglés, este articulo sobre la evidencia científica del método BLW es muy interesante (Link).

En Internet y en RRSS podéis encontrar muchos recursos para coger ideas sobre cómo preparar comidas adaptadas al BLW y encontrar grupos de apoyo, pero tened precaución ya que no toda la información con la que os topéis es 100% fiable. También podéis acudir a algún taller presencial (sobre todo en ciudades grandes) que os pueden servir de punto de inicio.


La imagen de cabecera del post no tiene copyrigth. El copyrigth del resto de las imágenes pertenece a (según orden de aparición): 1) Gail (licencia CC BY 2.0); 2) Simon Wheatley (licencia CC BY-SA 2.0); 3) S0MEBODY 3LSE (licencia CC BY 2.0); 4) Renee Ya (licencia CC BY-NC 2.0); 5) Gail (licencia CC BY 2.0); 6) Tess Dixon (licencia CC BY-NC-ND 2.0); 7) Simon Wheatley (licencia CC BY-SA 2.0).