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¿Qué es el autismo?

Fuente: Pixabay

Hasta hace pocos años, el trastorno del espectro autista (TEA) se consideraba un trastorno raro que afectaba a 1 de cada 2.000 niños. Sin embargo, los estudios más recientes muestran que el TEA es mucho más frecuente de lo que anteriormente se creía, con una incidencia aproximada de 1 de cada 68 niños.

El aumento en el número de casos puede deberse a diversos factores, aunque la teoría más aceptada es que los cambios en los criterios diagnósticos y la mayor preocupación de los profesionales por esta condición han hecho que ahora se diagnostiquen más niños de los que se hacía anteriormente sin que haya habido un aumento real de la incidencia.

Como veremos, el TEA es un trastorno biológico que afecta al neurodesarrollo con una expresión clínica variable dependiendo del niño que lo padezca. De esta forma, podríamos encontrar a pacientes que cumplen diagnóstico de TEA, pero que son capaces de adaptar sus dificultades y desarrollar una vida sin grandes complicaciones, hasta niños/adultos que cumplirían con la imagen clásica de paciente con autismo con un grave deterioro mental.

En este post os contamos en qué consiste el autismo, cuáles son sus síntomas principales y cuáles son los signos de alarma precoces que valoramos los pediatras.

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Las vacunas NO provocan autismo

El autismo, o mejor dicho, el trastorno del espectro autista (TEA), es un trastorno caracterizado por dificultades en la comunicación y la socialización junto con una conducta anómala que conduce a intereses restringidos y, en algunas ocasiones, movimientos estereotipados. El cerebro de estas personas maneja de forma distinta la información que recibe desde el entorno así como la que quieren expresar, lo que a la postre da lugar a las características que hemos mencionado.

La causa (o causas) del porqué de este trastorno todavía no se conocen al 100%. Se ha implicado una serie de genes y también unos cuantos síndromes bien definidos y conocidos con este trastorno. Sin embargo, en una gran mayoría de los casos de las personas que presentan TEA, no se encuentra una causa que lo justifique.

Lo que si está claro y más que demostrado es que las vacunas NO provocan autismo. Seguramente habrás oído a algún padre que ha decido no vacunar a sus hijos porque tienen «miedo de que les provoque autismo» o que han leído en nosequé periódico una noticia que pone en duda la seguridad de las vacunas a este respecto.

Desgraciadamente, porqué se ha relacionado autismo y vacunas es uno de los episodios más tristes de la historia actual de la medicina. Un episodio marcado por la codicia de un médico que quiso beneficiarse económicamente del miedo de los pacientes. En este post encontrarás la verdadera historia de como se fraguó una de las grandes mentiras de la medicina y del daño que ha generado.

El artículo del Dr. Wakefield, el origen de todo

En el año 1998, la reputada revista The Lancet (para que te hagas una idea, esta revista es a la medicina lo que el Hola a farándula) publicó un estudio clínico titulado «Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children» (en español, Hiperplasia ileal nodular linfoide, colitis no específica y desorden generalizado del desarrollo en niños) firmado por el mencionado Dr. Wakefild. Bajo este título se presentaba un estudio que el que se investigaba la relación en niños con trastornos del comportamiento y alteraciones digestivas.

Entre las conclusiones del artículo, que incluía solo a 12 pacientes presuntamente sanos antes de entrar en el estudio, se relacionaba una serie de factores con la aparición de trastornos del comportamiento (básicamente autismo). Y entre uno de esos factores figuraba que la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola o MMR por su nombre en inglés) era la causante de este trastorno.

Os podeis imaginar el revuelo que creó en aquella época un resultado como éste, ya que miles de niños recibían a diario esta vacuna. Fue la gota que colmó el vaso para el conocido como «movimiento antivacunas». A raíz de este artículo, este movimiento se hizo más potente y la información corrió como la pólvora generando la duda a millones de padres en todo el mundo de si vacunar a sus hijos era lo correcto. Han pasado 20 años desde entonces y pediatras, médicos, enfermeras y demás personal sanitario todavía tenemos que luchar a diario para convencer a muchas de estas familias de que ese argumento que relacionaba vacunas y autismo fue fruto de una trama fraudulenta encabezada por el Dr. Wakefield.

Una trama fraudulenta para enriquecerse con el miedo de los pacientes

Tras la publicación de este artículo, sociedades científicas y reputados investigadores empezaron dudar de la fiabilidad de los resultados del estudio de Wakenfield, a pesar de ello, la revista que había publicado el artículo se negaba a retirarlo. Sin embargo, dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque a veces se tenga que esperar más del tiempo que uno querría.

El héroe en esta historia es un periodista llamado Brian Deer.  Poco a poco fue investigando y finalmente publicó una serie de artículos en el periódico The Times que destapaban la trama fraudulenta del Dr. Wakefield. Por un lado había manipulado los resultados del estudio para poder relacionar la vacuna MMR con el autismo, pero además descubrió que el doctor había incluido en el estudio a niños que ya presentaban este trastorno antes de ser vacunados, es decir, no eran pacientes sanos.

En el año 2004, la propia revista The Lancet reconocía que el artículo original nunca debió ser publicado. Sin embargo, no fue hasta el año 2010 en el que la revista no se retractó del artículo. En medicina, cuando una revista se retracta significa que retira el apoyo al mismo, es decir, que no da por válidos los resultados del mismo.

Pero, ¿cuales eran los intereses verdaderos del Dr. Wakefield?

Lo más triste de todo son los motivos que llevaron al Dr. Wakenfield a cometer este fraude publicando unos resultados que se alejaban al máximo de lo que debería ser un estudio de calidad científica. Como en la gran mayoría de sucesos de este tipo, detrás de todo esto solo había dinero y motivaciones económicas

El periodista Brian Deers destapó que toda esta trama que había urdido el doctor solo tenía una motivación: enriquecerse. Había diseñado un plan para «tratar» a esas personas con autismo que lo habían desarrollado después de la vacuna a través de nuevos nuevos estudios y fármacos que, por supuesto, cobraría a precio de oro jugando con la esperanza de los padres de ver como mejoraría la salud de sus hijos.

Por eso, nos referimos al Dr. Wakefield como uno de los grandes canallas de la medicina. Nuestra profesión está al servicio de las personas que tratamos con intención de mejorar su vida. Como en cualquier profesión es muy lícito querer enriquecerse, incluso dar un pelotazo con una patente y retirarse, pero el objetivo debe ser siempre mejorando la calidad de vida de las personas. Como médicos tenemos un gran poder pero tenemos el deber de poner ese poder al servicio de nuestros pacientes y no dejarles de lado utilizándolos como una herramienta para hacer dinero.

En el año 2010, el mismo en el que se hizo el retracted al artículo de Wakefield, el Consejo General Medico de Reino Unido decidió retirar su licencia médica, lo que le impidió ejercer como médico en ese país desde entonces.

En el año 2011, la revista The British Medical Journal (otra de las grandes de la medicina) publicó dos artículos que resumen todas las investigaciones de Brian Deers como colofón a todo esta (desgraciada) historia sobre el fraude de las vacunas y el autismo. Si sabes inglés te pueden resultar muy interesantes (son este y este). También puedes entrar en la página del periodista para ampliar información (link).

El daño ya está hecho, está en nuestra mano revertirlo

Pese a que han pasado ya mucho años desde que se destapó la mentira de las vacunas y el autismo, el daño que generó el Dr. Wakefield ha perdurado hasta nuestros días. Sociedades pseudocintíficas utilizan las conclusiones de su artículo para abanderar su lucha contra las vacunas, convenciendo a miles de personas en el mundo de que no deben vacunar a sus hijos.

En España se calcula que uno de cada 30 niños no recibe las vacunas que debería por el miedo de sus padres a las mismas. Con ello se pone en peligro la vida de, no solo el niño que no se vacuna porque sus padres no quieren, sino también de todos nosotros al ser los primeros un posible vector de una enfermedad. Gracias a las vacunas muchas enfermedades están controladas, incluso alguna erradicada como la viruela, y han pasado a solo estudiarse en libros. Sin embargo, si dejamos de vacunar a nuestros hijos, muchas de esas enfermedades volverán con todo lo que ello supone. Así que, vacunad a vuestros hijos sin miedo ya que es una de las mejores cosas que podéis hacer por su salud.


Si nos lees habitualmente sabrás que nosotros defendemos la seguridad y la eficacia de las vacunas. Seguramente tu pensarás como nosotros y, salvo contarte la historia de por qué se relaciona vacunas con autismo, poco o nada te ha podido aportar este post. Sin embargo, está en tu mano difundir ésta o cualquier otra información que pueda ayudar a convencer a todos esos padres que no vacunan a sus hijos de que están equivocados. Nosotros contamos contigo, juntos podremos conseguirlo.

Otros recursos de interés:

  • Te dejamos por aquí un enlace que habla sobre la historia del movimiento antivacunas que nos ha parecido muy interesante (link).
  • Puedes consultar también nuestra entrada sobre los otros mitos y leyendas que existen en torno a las vacunas (link).
  • Y en este otro puedes encontrar información sobre qué es el Tratorno del Espectro Autista (link)