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Golpes en la cabeza: mitos y leyendas

Los golpes en la cabeza, o traumatismos craneoencefálicos en lenguaje médico, son un motivo de consulta muy frecuente en las Urgencias de Pediatría. La mayoría de ellos se producen en niños pequeños y son leves, aunque en ocasiones pueden suponer una verdadera urgencia médica. Suelen generar mucha ansiedad en los padres lo que les lleva a realizar acciones que no tienen justificación médica.

En le post de hoy repasamos los mitos y leyendas de los golpes en la cabeza para despejar las dudas más habituales que pudieras tener.

1. Si mi hijo se da un golpe en la cabeza tengo que ir al hospital corriendo. FALSO

Cuando un niño se golpea la cabeza lo que hay que hacer es comprobar como se encuentra y repasar que ocurrió tras el golpe. Si rompió a llorar tras la caída y se ha calmado con facilidad, no ha vomitado ni ha realizado movimientos raros y su estado neurológico es normal (el niño está como siempre), la mayoría de las veces no hace falta acudir al hospital y la observación del niño se puede hacer en domicilio.

2. Tras el golpe, es importantísimo que le frote con la barrita de árnica para que no le salga chichón. FALSO

La Helenalina es un compuesto que contiene la árnica (planta con flor amarilla) a la que se le presuponen efectos antiinflamatorios. Sin embargo, éstos no han sido demostrados en estudios científicos de calidad. Su uso no es imprescindible y  merece más la pena utilizar hielo o un antiinflamatorio oral.

3. Tras el golpe, no debo dejar dormir a mi hijo hasta que lo vea un médico. FALSO

Tras un golpe en la cabeza podemos quedarnos un poco atontados y con sueño, lo que en pediatría llamamos contusión cerebral. Ésta suele ir acompañada de otros signos neurológicos como amnesia del episodio y confusión. Con estos síntomas es importante acudir al hospital para que el pediatra pueda evaluar si hay algo más tras el golpe o solo es un estado transitorio que no debe preocuparnos. A pesar de todo esto, no es imprescindible estar animando al niño a que no se duerma en todo momento.

4. Si mi hijo vomita tras un golpe en la cabeza debo acudir al hospital. VERDADERO

Como en el caso anterior, los vómitos (sobretodo si han sido varios) pueden estar asociados a un problema mayor tras un golpe en la cabeza por lo que los niños deben ser evaluados por un pediatra. Éste realizará una exploración completa y tras ella decidirá que hay que hacer con el paciente (observación y/o pruebas complementarias).

5. Es mejor no dar nada para el dolor para que el médico valore la gravedad del golpe. FALSO

Lo normal tras un golpe en la cabeza es que el niño se queje. No existe ninguna justificación para no tratar el dolor antes de acudir al médico. Lo más prudente es administrar algún analgésico al niño y después, en caso de que sea necesario, acudir al hospital.

6. La edad del niño que se golpea la cabeza es importante. VERDADERO

Los protocolos actuales del manejo del trauma craneal leve dividen a los niños en mayores y menores de dos años. Esto se debe a que la probabilidad de una lesión intracraneal tras un golpe no es la misma en ambos grupos. Ademas de este dato, son importantes otros extraídos de la historia clínica como la altura desde la que se cayó el niño, el mecanismo del suceso y que ocurrió tras el golpe.

7. El sitio más peligroso para golpearse la cabeza es la frente. FALSO

El cuerpo humano esta diseñado para intentar aguantar los golpes en la frente y por ello éste es el hueso más duro de toda la cabeza. Los huesos más finos y por tanto más peligrosos para recibir un golpe son los parietales, es decir, los laterales de la cabeza. Además, por debajo de éstos discurren vasos sanguíneos que podrían sangrar en caso de una fractura craneal.

8. El chichón es la parte más importante de toda la exploración física. FALSO

Los llamados chichones (cefalohematomas en argot médico) son una parte importante de la exploración, sobre todo su localización y tamaño, ya que se relacionan con lesiones craneales subyacentes. Sin embargo, un cefalohematoma aislado no tiene por qué traducir una lesión intracraneal por lo que deben ser evaluados en conjunto con toda la exploración nuerológica.

9. Las radiografías son la prueba que hay que hacer cuando un niño se golpea la cabeza. FALSO

Cuando un niño se da un golpe en la cabeza lo más importante es evaluar quién es susceptible de tener una lesión intracraneal, es decir, un sangrado por debajo de los huesos del craneo. Con una radiografía esos sangrados no son capaces de ser detectados por lo que la mayoría de las veces, las radiografías no tienen ningún utilidad en la evaluación de estos pacientes. En caso de que el golpe sea de suficiente entidad y la exploración sugiera que pudiera existir un sangrado intracraneal se debe realizar un Scaner.

10. Vigilar al niño tras el golpe es lo más importante. VERDADERO

Como ya anticipamos al referirnos a si era necesario dejar dormir o no a los niños tras un golpe en la cabeza, la observación durante las primeras horas tras el traumatismo es muy importante. La mayoría de los padres acuden al hospital inmediatamente tras el golpe lo que en muchas ocasiones hace necesaria observación del niño en urgencias durante unas horas para vigilar que la exploración neurológica continua siendo normal. Tras ese periodo, el paciente puede ser dado de alta con instrucciones de lo que debe hacer en domicilio durante las siguientes 24 horas.


Esperamos que con este repaso hayan quedado claros cuáles son los conceptos más importantes a tener en cuenta cuando un niño se da un golpe en la cabeza. Es inevitable que los más pequeños se caigan o tropiecen pero está en nuestras manos actuar con calma tras el episodio.

Además debemos tener en cuenta que la mejor medida para evitar un trauma craneal es la prevención. Debemos tener mil ojos encima de nuestros hijos y no permitir que hagan actividades sobre ruedas sin casco (bicicleta, patines, patinete…).

En este enlace (Link) puedes consultar la hoja de recomendaciones para padres de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas


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Otitis media aguda: mitos y leyendas

Retomamos una de las secciones más populares del blog para hablaros hoy de una de las patologías más frecuentes en invierno, la otitis. La infección del oído medio es la primera causa de prescripción de antibióticos en pediatría, aunque no siempre son necesarios para resolver esta enfermedad.

Esperamos que después de la lectura del post despejemos las dudas más habituales y queden claros los conceptos más importantes sobre élla.

1. La causa principal de la otitis media aguda son las bacterias. VERDADERO

Como cualquier infección, ésta puede estar causada por virus o por bacterias, y la infección del oído no es una excepción. Sin embargo, la causa principal son las bacterias, en concreto el neumococo. La cronología de la otitis suele comenzar con una infección viral como un catarro en la que se acumula mucosidad en el oído medio (detrás del tímpano), lo que propicia que unos días después se produzca una sobreinfección por una bacteria.

2. Basta con que mi hijo tenga dolor de oído para diagnosticar una otitis. FALSO

El síntoma principal de una otitis es el dolor de oído, sin embargo, el diagnóstico se confirma al observar el tímpano abombado (por presentar mucosidad detrás de él) y rojo (por estar inflamado). Si el niño es mayor nos contará que le duele mientras que en niños pequeños se manifestará como irritabilidad y llanto.

3. Si el pediatra ve el tímpano rojo es porque mi hijo tiene una otitis. FALSO

Pese a que acabamos de decir que el tímpano suele ponerse rojo en las otitis es un signo que puede aparecer simplemente por el llanto en el momento de la exploración. Por ello de forma aislada no tiene mucho valor para diagnosticar una otitis.

4. Para tener una otitis hay que tener fiebre. FALSO

Como hemos dicho, la otitis se diagnostica por la presencia de dolor de oído y una exploración patológica. Por tanto la fiebre no es indispensable. Sin embargo es un síntoma que frecuentemente acompaña a la otitis, sobretodo en niños pequeños (por debajo de los dos años).

5. Si le toco la oreja a mi bebé y le duele es porque es una otitis. VERDADERO (A MEDIAS)

Lo que se conoce como signo del trago, apretar la parte delantera del conducto auditivo, puede ser un signo de otitis media aguda en niños pequeños en los que el conducto auditivo es cartilaginoso. En otras ocasiones este signo aparece en las otitis típicas del verano (otitis externas) en las que la infección se localiza en el conducto auditivo. Por ello, el signo del trago en una otitis media debe acompañarse de otra clínica como la irritabilidad y la visualización de un tímpano alterado. 

6. Si mi hijo tiene una otitis necesita una analítica para confirmarlo. FALSO

Las analíticas no son necesarias en las otitis porque la clínica y la exploración son suficientes para el diagnóstico. En casos muy concretos (niños muy pequeños por debajo de 3 meses o con complicaciones por una otitis) puede ser necesaria una analítica u otras pruebas como un scanner.

7. Si mi hijo tiene dolor de oído tengo que salir corriendo al hospital para que el pediatra lo vea antes de darle algun analgésico. FALSO

El dolor es un síntoma que siempre hay que tratar, ya sea por un dolor de oído o por otra causa. Pero además, un analgésico/antiinflamatorio como el ibuprofeno es la primera linea de tratamiento de las otitis. Por tanto, lo indicado es iniciar el tratamiento en casa para el dolor antes de acudir al médico.

8. Las otitis siempre se tratan con antibióticos. FALSO

Como hemos dicho la causa principal de las otitis son las bacterias, pero hasta el 80% de los casos se resuelven sin antibiótico de forma espontánea con un antiinflamatorio. La administración de antibióticos se reserva a niños pequeños (menores de dos años) o con otitis graves (fiebre alta, superación el oído, afectación de los dos oídos…).

9. Si el pediatra no me manda unas gotas para la otitis es que se equivoca. FALSO

El tratamiento de las otitis media aguda se realiza por vía oral con un antinflamatorio o con amoxiciliana a altas dosis (y en ocasiones con amoxicilina – ácido clavulánico) en el caso en el que se necesite antibiótico. Las gotas óticas puede emplearse en caso de otitis media aguda supurada junto al antibiótico vía oral pero nunca de forma aislada. Otros casos diferentes son las otitis externas (típicas del verano y las piscinas) en las que la causa es diferente y al estar la infección en el conducto del oído y no detrás del tímpano sí que se emplean tratamientos tópicos.


La información de este post ha sido extraída del «Documento de consenso sobre etiología, diagnóstico y tratamiento de la otitis media aguda» de la Asociación Española de Pediatría que puedes consultar en este Link.

Convulsiones febriles: mitos y leyendas

Termómetro

Fuente: Pixabay

Las convulsiones febriles son una preocupación habitual de los padres de niños pequeños. Sin embargo, sobre esta patología hay mucho desconocimiento lo que potencia la angustia paterna cuando alguno de sus hijos tiene fiebre.

Hace unos días revisamos la gastroenteritis aguda a través de sus mitos y leyendas, hoy retomamos la sección analizando las convulsiones febriles.

1. Si mi hijo tiene fiebre hay que bajársela a toda costa para que no convulsione. FALSO

La fiebre es un síntoma frecuente de las infecciones. Es incómoda, aunque los niños la toleran mejor que los adultos. Éste es el motivo por el que hay que tratar la fiebre, para que los pacientes se encuentren mejor y no para que no convulsionen.

2. Las convulsiones se producen si la fiebre es muy alta. FALSO

Tanto el incremento como el descenso brusco de la temperatura es el factor desencadenante más importante de las convulsiones febriles. En ocasiones, la convulsión se produce incluso antes de que aparezca la fiebre y en más de la mitad de los niños suele producirse en las primeras 24 horas del proceso febril.

3. Todos los niños pueden tener convulsiones con fiebre. VERDADERO

Las convulsiones febriles son una respuesta del cerebro al cambio a la temperatura corporal (fiebre) y la pueden presentar todos los niños pequeños entre los 6 meses y los 5 años de edad. Sin embargo, hay cierta agrupación familiar lo que pone de manifiesto que algunos niños con bases genéticas concretas las padezcan de forma más frecuente.

4. Las convulsiones febriles son raras. FALSO

Se calcula que hasta el 5% de los niños presentan convulsiones febriles por lo que no se pueden considerar una enfermedad rara. Además, un tercio de los niños que han tenido una convulsión febril tendrán alguna más durante la infancia.

5. Las convulsiones febriles ocurren en infecciones graves. FALSO

La gravedad de la infección no está relacionado con las convulsiones febriles. De hecho es más frecuente que las convulsiones se produzcan en procesos banales como catarros o gastroentroenteritis.

6. Si mi hijo esta convulsionando tengo que sacarle la lengua para que no se la trague. FALSO

Las convulsiones febriles suelen ser tónico-clónicas, es decir con movimientos o sacudidas del cuerpo, junto con pérdida de conocimiento. Durante una convulsión lo mejor es poner al niño de lado, que es como respira mejor, y no introducir nada en su boca ya que podría mordernos. Recordar que la lengua no se traga pese a las falsas creencias que hay al respecto.

7. Si empieza una convulsión con fiebre tengo que salir corriendo al hospital. FALSO

Las convulsiones febriles son breves, suelen durar menos de 2 minutos. Lo que esta indicado en poner al niño de lado y en caso de que no ceda llamar a los servicios de emergencia. Salir de casa corriendo con un niño convulsionando es una imprudencia. Una vez que la convulsión cede el niño suele quedarse dormido durante un tiempo, éste es el momento de acudir al hospital para que los pediatras comprueben que la recuperación tras el episodio es la adecuada.

8. Las convulsiones febriles hay que pararlas a toda costa. FALSO

Como ya hemos dicho este tipo de convulsiones suelen ceder en menos de dos minutos. En algunos casos se prolongan más de ese tiempo y estaría indicado administrar una Benzodiazepina como primer tratamiento para parar la crisis. En domicilio suele utilizarse la vía rectal, pero suele reservarse su administración al personal de Emergencias o a padre con hijos que ya han tenido más episodios.

9. Si mi hijo tiene una convulsiónfebril tengo que ir siempre a Urgencias. FALSO.

Cuando no es la primera vez que un niño convulsiona con fiebre los padres aprenden que es lo que tienen que hacer y vigilar, por eso no siempre está indicado acudir a Urgencias. Sin embargo, la visita a Urgencias es necesaria en caso de ser el primer episodio, cuando los padres no sepan que hacer o vigilar o cuando, ya sea por la fiebre o por la convulsión, el niño esté diferente a cuando le ha ocurrido otras veces o se repite en varias ocasiones.

10. Si mi hijo tiene una convulsión febril tiene que quedarse ingresado en el hospital. FALSO

Las convulsiones febriles son un proceso benigno y autolimitado. Lo normal es dejar al niño en observación en Urgencias durante unas horas para ver que se recupera con normalidad y darle de alta a domicilio. En algunas ocasión tras una convulsión febril el ingreso está indicado: convulsión prolongada, dos convulsiones en menos de 24 horas, convulsiones complejas, ansiedad familiar importante…, pero hay que individualizar en todos los casos.

11. Si mi hijo ha tenido una convulsión febril seguro que tendrá epilepsia de mayor. FALSO

Reiteramos, las convulsiones febriles son un proceso benigno. La mayoría de las veces solo ocurren una vez en la vida del niño y en el caso de que se repitan durante la infancia suelen desaparecer antes de los 5 años de edad. Sin embargo, la incidencia de epilepsia (enfermedad neurológica que da lugar a convulsiones sin fiebre) en estos niños es algo mayor (un 2% comparado con un 1% de la población general). Pese a ello, no es necesario que un niño con una crisis febril típica sea derivado al neurólogo de forma rutinaria.

12. Las convulsiones febriles provocan daño en el cerebro. FALSO

De nuevo, las convulsiones febriles son un proceso benigno. No provocan daño en el cerebro ni problemas neurológicos. Estos pacientes son  niños sanos que pueden seguir una vida normal.


En resumen, las convulsiones febriles generan mucha ansiedad y miedo en los padres sin embargo son procesos benignos que ceden en pocos minutos y no suelen repetirse. Os dejamos aquí el Link de la hoja de información para padres sobre la convulsión febril de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP).

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

Gastroenteritis aguda: mitos y leyendas

Hace unos días se publicó en la web EnFamilia un artículo muy interesante titulado «Lactancia materna: mitos y realidades». Tras leerlo se nos ocurrió la idea de revisar algunas patologías frecuentes en niños a través de la revisión de los mitos y leyendas de cada enfermedad, lo que hace muy amena su lectura.

Empezaremos esta sección con la gastroenteritis aguda (GEA), un clásico de las Urgencias de Pediatría. Esperemos que tras su lectura os hayan quedado claros los conceptos básicos de esta enfermedad.

1. Si mi hijo solo tiene diarrea no es una gastroenteritis. FALSO

La gastroenteritis hace referencia a la infección del aparato digestivo. Por tanto los síntomas típicos serán vómitos, dolor abdominal y diarrea, además en ocasiones puede aparecer fiebre. Algunas veces solo se tiene diarrea y en otras el cuadro clínico es completo.

2. Si mi hijo ya no tiene fiebre pero sigue con diarrea puede ir a la guardería. FALSO

La GEA se considera una enfermedad de exclusión escolar. Se debe evitar llevar a los niños al colegio o a la guardería hasta 48 horas después de la última deposición diarreica. Puedes consultar los periodos de exclusión escolar de la GEA y otras enfermedades en el portal del Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Link).

3. Para poder diagnosticar la deshidratación hay que hacer una analítica. FALSO

El diagnóstico de la deshidratación es clínico. Los pediatras nos fijamos en la humedad de las mucosas (lengua, ojos), si los niños lloran con lágrima, si hacen pis o la sequedad de la piel. Con ello somos capaces de ver si un niño está deshidratado. En ocasiones es necesaria una analítica para conocer el nivel de azúcar o electrolitos en sangre cuando la deshidratación es grave y requiere de un suero intravenoso.

4. Las gastroenteritis agudas tienen tratamiento. FALSO

Como todas las enfermedades infecciosas estas pueden estar provocadas por virus o por bacterias. Sin embargo, las gastroenteritis agudas provocadas por bacterias solo se tratan en casos muy concretos (diarrea persistente por bacterias concretas, infecciones graves, inmunodeprimidos…). Por tanto el tratamiento de las gastroenteritis será un tratamiento de mantenimiento destinado a evitar la deshidratación o bajar la fiebre.

5. Hay que obligar a los niños a beber para que no se deshidraten. FALSO

El tratamiento de la GEA está destinado a evitar la deshidratación pero eso no significa que haya que obligar a beber a los niños. En pediatría solemos decir que los niños no se deshidratan a posta, es decir, si les ofreces algún líquido y tienen sed se lo beberán. Sin embargo, si les obligas a beber al final puede ocurrir que vomiten.

6. Si mi hijo vomita mucho tengo que darle mucho de beber para que no se deshidrate. FALSO

Es evidente que si un niño vomita hay que ofrecerle líquidos. Pero debemos hacerlo despacio y con cierto orden. No podemos ofrecerle a un niño que ha vomitado mucho  tantos líquidos como quiera porque lo normal es que vuelva a vomitar. Lo ideal es ir despacio (a sorbitos o con un jeringuilla) y cuando hayas comprobado que admite líquidos sin vomitar ir aumentando el ritmo. Si quieres saber algo más sobre como actuar en los vómitos consulta este link.

7. La limonada alcalina es la mejor bebida para la gastroenteritis. FALSO

Este tipo de bebida era el remedio que se empleaba antiguamente. Sin embargo, este tipo de bebidas caseras no cumplen con las recomendaciones de la Organización de Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a composición (suelen tener mucho azúcar y pocos electrolitos).

8. Las bebidas para deportistas son ideales para la diarrea. FALSO

Como en el caso anterior no son bebidas preparadas para ser administradas en casos de gastroenteritis aguda. De hecho, este tipo de bebidas puede provocar más diarrea de la que tiene el niño debido a la excesiva cantidad de azúcar que contienen.

9. Las soluciones de rehidratación oral de venta en farmacias son la mejor opción para la gastroenteritis. VERDADERO

Estas soluciones son las que han sido diseñadas para evitar la deshidratación. Aportan la cantidad adecuada de azúcar y electrolitos en el caso de gastroenteritis. Puedes consultar su composición en la sección 17.7.1 de esta página de la OMS (Link). La rehidratación oral se considera el pilar del tratamiento de la diarrea.

10. La dieta blanda hay que mantenerla tantos días como dure la diarrea. FALSO

Está demostrado que cuanto antes inicia su alimentación normal un niño con gastroenteritis, antes mejora la diarrea. Si el niño tiene hambre y quiere comer hay que ofrecerle sólidos a parte de líquidos. Lo que sí es verdad es que hay cierto tipo de comidas que debemos evitar, sobretodo alimentos con mucha grasa o mucho azúcar. Así que utiliza el sentido común y evita este tipo de alimentos. Puedes optar por alimentos astringentes como son el arroz, la patata o la zanahoria, pero también vale pasta con alguna salsa hecha en casa o un filete a la plancha. Si estas dando el pecho a tu hijo, la lactancia materna es ideal para que mantenga un buen estado de hidratación, así que sigue con ella.

11. La leche es malísima durante una gastroenteritis. FALSO

Antiguamente se quitaba la leche a la primera deposición suelta que realizaba un niño. Éste es un error frecuente que no debe realizarse de forma rutinaria. En ocasiones una diarrea se perpetúa (más de 10-15 días) por una intolerancia transitoria a la lactosa. En esos casos concretos está indicado retirar la lactosa de la dieta y se debe hacer por periodos largos (al menos dos semanas). Espera a que tu pediatra te recomiende la retirada de la leche de la alimentación del niño y no lo hagas por tu cuenta.

12. Existen medicamentos para que la diarrea mejore. VERDAD (A MEDIAS)

El racecadrotilo es un medicamento que parece que puede mejorar la diarrea ya que disminuye tanto el número de deposiciones como el periodo de gastroenteritis. Sin embargo faltan estudios que avalen su eficacia por lo que no debería utilizarse de forma rutinaria.

13. Los probióticos son fundamentales para el tratamiento de la diarrea. FALSO

Los probióticos son organismos vivos que pueden ser administrados por vía oral como si fueran una medicina. Existen muchos tipos y algunos de ellos han demostrado eficacia (Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii) para disminuir la duración de una diarrea. Como hemos comentado las gastroenteritis se curan solas en la mayoría de los casos.  En el caso de utilizarlos deben acompañar siempre a la rehidratación oral.

14. Cuando cambie a mi hijo el pañal tengo que tener las mismas precauciones que cuando está bueno. FALSO

Cuando cambiamos el pañal a un niño sano debemos hacerlo con una medidas básicas de higiene (lavado de manos entre ellas). Pero cuando un niño está enfermo debemos extremarlas ya que la mayoría de los gérmenes que provocan diarrea se trasmiten por contacto fecal-oral (de las heces a la boca). No está de más usar guantes y tras toda la operación utilizar un desinfectante de base alcohólica para las manos.


Como habrás podido comprobar lo más importante en una gastroenteritis es mantener al niño bien hidratado y para ello lo recomendado es emplear soluciones de rehidratación oral de venta en farmacias. La alimentación con sólidos cuanto antes mejor, pero evitando alimentos con mucha grasa y azúcar.

En este link puedes acceder a la hoja de padres de la Sociedad Española de Pediatría con recomendaciones para el cuidado de tu hijo durante una gastroenteritis.