Decálogo para padres con hijos enfermos

Fuente: Pixabay

Es inevitable que un niño se ponga enfermo varias veces, sino muchas, durante la infancia. Y no me refiero a enfermedades graves o crónicas que puedan comprometer su día a día, como el cáncer, la enfermedad celiaca o una epilepsia, que aunque también son posibles, simplemente por estadística, son altamente improbables. Me refiero a esas enfermedades de estar por casa que en la inmensa mayoría de los casos se curarán solas sin que el pediatra tenga que intervenir.

En este sentido, es muy conveniente que los padres conozcan qué deben hacer cuando uno de sus hijos se pone malo, desde cuándo darle una medicación aunque el pediatra todavía no les haya visto hasta cuándo deben acudir a Urgencias por si se trata de algo más grave que si que requiere atención médica en ese momento.

No me estoy refiriendo a que os convirtáis en médicos de la noche a la mañana sin pasar por la Facultad de Medicina, me refiero a que estas acciones pertenecen al (auto)cuidado que todos los padres deberían conocer para ofrecer a sus hijos la mejor atención posible mientras se recuperan de una enfermedad banal.

En este post las repasamos para que las tengáis siempre en cuenta.

1. Si tiene fiebre puedes darle un antitérmico

Sin duda alguna, la fiebre es el síntoma que más consultas genera en pediatría. Como sabréis, la fiebre en sí misma no es mala, ya que no hace daño al cuerpo, aunque sí que puede ser muy molesta.

En la mayoría de las ocasiones que un niño tiene fiebre se debe a una infección y, dentro de estas, casi siempre provocada por un virus. La fiebre es uno de los mecanismos de defensa contra las infecciones de los que dispone nuestro cuerpo, por lo que tratarla debe ir encaminado a mejorar el malestar que esta genera más que a bajar la fiebre a toda costa.

Por todo ello, si tu hijo tiene fiebre y está molesto, puedes darle un antitérmico. Si por el contrario tiene fiebre, pero se encuentra bien, puedes esperar.

Lo que sí que tengo claro es que no hace falta que esperes a la cita con tu pediatra para tratar el malestar que genera la fiebre, ya que dar un antitérmico a un niño no va a enmascarar en una consulta posterior por qué tiene fiebre.

2. Si tiene dolor debes darle un analgésico

Muchas de las enfermedades por las que pasa un niño durante la infancia tienen el dolor entre sus síntomas, por ejemplo, dolor de oído en una otitis, dolor de garganta en un faringitis o dolor abdominal en una gastroenteritis. También podemos verlo tras un golpe en la cabeza o después de una torcedura de tobillo.

Por fortuna, tenemos analgésicos muy seguros y eficaces para tratar el dolor y, ¡oh, sorpresa!, son los mismos y a la mismas dosis que los que utilizamos para tratar la fiebre, concretamente el paracetamol y/o el ibuprofeno.

A diferencia de la fiebre, la cual hemos trataremos si genera malestar, el dolor debemos tratarlo siempre, ya que no es un síntoma que nos ayude a vencer una infección o curarnos de un golpe y, sobre todo, si podemos aliviar el dolor que tiene nuestro hijo debemos hacerlo.

Si estáis preocupados por si dar un analgésico, de nuevo, enmascara una enfermedad grave, debéis saber que todas esas enfermedades en las que estáis pensando, como el dolor abdominal en una apendicitis o el dolor de cabeza de una meningitis, irán a más a pesar del analgésico y, sobre todo, cuando exploremos al niño los signos que nos hacen pensar en estas enfermedades seguirán estando presentes por mucha analgesia que le hayáis dado a vuestros hijos.

Por todo ello, si tu hijo tiene dolor debes darle un analgésico y, en función del resto de síntomas, esperar en casa o solicitar consulta con tu pediatra.

Niño fiebre

La fiebre y el dolor son síntomas que podéis tratar sin consultar con vuestro pediatra (Fuente: Pexels)

3. Observa síntomas asociados y ponles solución

Cuando un niño está enfermo, además de la fiebre y el dolor, pueden aparecer otros síntomas. Digo pueden porque muchas veces solo tienen fiebre o estos otros síntomas pueden tardar en aparecer 2 o 3 días hasta que hacen foco. Es el caso de la tos y los mocos en el caso de un catarro, los vómitos y la diarrea en una gastroenteritis o, que sé yo, las manchitas que pican en el caso de un pie-mano-boca.

Es importante identificar estos síntomas, ya que en muchos casos podremos aliviarlos con unos simples cuidados.

Por ejemplo, como los niños pequeños no saben sonarse la nariz, si tienen mocos podemos hacer un lavado nasal para despejarles las fosas nasales. O si tienen tos, podemos incorporarlos por la noche para que respiren mejor o ponerles algo de humedad en la habitación si es que vivís en una zona muy seca.

En el caso de los vómitos y la diarrea, ofrecerles suero hiposódico de venta en farmacias es lo mejor que podéis hacer para compensar la perdida de sales minerales y líquidos que tienen en ese momento.

Si tienen prurito, es decir, picor de piel, ya sea por un exantema en el contexto de una infección, por una urticaria o por la picadura de algún insecto, podéis darle un antihistamínico por vía oral, aunque en estos casos si que os doy la razón ya que suelen requerir una prescripción por parte del pediatra.

4. No lleves a tu hijo enfermo al colegio o la escuela

Más allá de las enfermedades de exclusión escolar de las que ya he hablado en este blog en otras ocasiones, cuando un niño esta enfermo no debe acudir al colegio o a la escuela.

Me refiero a que cuando está en el peor momento de ese catarro, con fiebre, mocos y una tos horrible, o haciendo diarrea sin parar por una gastroenteritis o porque le tenéis que dar salbutamol cada 4-6 horas por una bronquitis es mejor que se quede en casa.

En primer lugar, porque requiere unos cuidados y una vigilancia que difícilmente le van a dar en el colegio o la escuela, ya que sus profesores, además de dar clase a un montón de niños, tendrían que estar pendientes de vuestro chiquitín y, quizás, sea mejor que lo haga en casa una persona de confianza que sólo tiene que vigilarle a él.

Y en segundo lugar, por intentar evitar contagios innecesarios a sus compañeros, ya que la mayoría de las enfermedades infecciosas cuando son más contagiosas son en el periodo más agudo de la enfermedad.

Una vez que mejoren, cuando ya no tengan fiebre y se encuentren mejor, pueden volver al cole o a l escuela sin problema.

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5. Déjale que descanse

Cuando un niño está enfermo, parte de sus energías las dedica a curarse. En este sentido es muy probable que durante esos días esté más cansado, solo quiera brazos y no le apetezca ni jugar.

Por ello, si tu hijo está malo, es preferible no forzarle con actividades que requieren cierto esfuerzo (otro motivo más que suficiente para no llevarle al cole) y adaptar sus rutinas durante unos días para no llevarle hasta la extenuación.

¿Y qué hacemos con ese viaje a Disney que teníamos programado desde hace meses y nuestro hijo comienza con fiebre nada más aterrizar en Paris?  ¿Y si tiene diarrea y habíamos programado una escapadita al pueblo que está a tres horas en coche? Pues un poquito de sentido común.

Tampoco es que nos vayamos a quedar en el hotel viendo como otros niños se disfrazan de Mickey y se van a montar en las atracciones mientras nosotros nos quedemos encerrados entre cuatro paredes, pero parece sensato que durante esas horas que el niño no está del todo bien, pues le llevemos en el carrito y nos adaptemos a que quizás es mejor no estar de sol a sol corriendo de un lado para otro en un parque de atracciones.

Y si nos vamos al pueblo, pues nos vamos, pero sabiendo que será mejor quedarnos en casa que subir a la sierra a bañarnos al rio mientras nuestro hijo se va por la pata pa’ bajo cada dos por tres.

He puesto estos dos ejemplos de viajes, pero lo podéis extrapolar a cualquier otro tipo de viaje que hagáis. En resumen, sí, pero con sentido común y sin forzar las cosas al máximo.

6. Ofrécele líquidos y alimentos de forma frecuente, pero sin forzarle

En el punto anterior decía que mientras un niño está enfermo gasta parte de sus energías en curarse y por ello es muy conveniente que les ofrezcáis algo de beber y de comer cada poco tiempo para compensar ese extra de energía que necesitan.

Sin embargo, si les forzamos a comer y beber sin que ellos realmente quieran, cosa que es muy probable ya que mientras están enfermos pierden el apetito con mucha frecuencia, al final puede que acaben vomitando.

Así que lo razonables es ofrecer, pero no forzar.

Suero hiposódico

En caso de diarrea y vómitos, el suero hiposódico es muy útil para reponer líquidos y sales minerales (Fuente: Dos Pediatras en Casa)

7. Vigila signos de alarma

La mayoría de las enfermedades que tiene un niño son leves y autolimitadas por lo que con un poco de paciencia y dejando pasar el tiempo se curarán solas.

Sin embargo, en algunas ocasiones lo que les pasa a vuestros hijos si que requiere atención médica: es a lo que los pediatras llamamos «signos de alarma».

En el caso de que aparezcan, lo que le pasa a vuestros hijos puede que sea más grave que un simple catarro o una diarrea y es conveniente que sean valorados por el pediatría en ese momento.

Os pongo un ejemplo. Caso 1: niño de 10 meses con fiebre, tos y mocos desde hace 24 horas con buen estado general; en este caso lo más probable es que sea un catarro y podemos esperar. Caso 2: niño de 10 meses con fiebre, tos y mocos desde hace 24 horas pero con dificultad respiratoria; en este cas habría que acudir al pediatría/urgencias para que le ausculte en ese momento y descarte una bronquitis.

A grosso modo, los signos de alarma que debéis vigilar en todas las enfermedades que pueda tener un niño y por las que debéis acudir a Urgencias son las siguientes:

  • Presencia de dificultad respiratoria.
  • Vómitos que no cesan y que no permiten tolerancia oral.
  • Decaimiento y somnolencia excesiva.
  • Manchitas en la piel que al pasar el dedo por encima no desaparecen (petequias).
  • Fiebre en un niño menor de 3 meses.

Si te interesa esto de los signos de alarma te animo a consultar esta página de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas en las que tiene unas hojas para padres con qué debéis vigilar en las enfermedades más frecuentes de los niños.

8. No le des antibióticos por tu cuenta

Al inicio de este post hemos hablado de que podéis dar paracetamol o ibuprofeno a vuestros hijos en caso de fiebre o dolor sin consultarlo a vuestro pediatra. Aunque para algunos esto parezca automedicarse, yo más bien lo enmarcaría dentro del autocuidado de unos síntomas que generan malestar al niño.

Otra cosa bien distinta es pasarse por la farmacia a pedir un antibiótico porque creo que mi hijo tiene anginas o una otitis o que directamente le dé del bote de amoxicilina que tengo guardado en la nevera de cuando hace una semana el hermano lo tuvo que tomar. Esto sí que es automedicarse.

Y como sabréis, los antibióticos se deben prescribir sólo cuando son necesarios y el pediatría ha hecho un diagnóstico concreto que en el protocolo de atención a esa patología contempla que se utilice un antibiótico.

9. Pide cita con tu pediatra

Salvo que en en el contexto de una enfermedad tu hijo tenga los signos de alarma que has podido leer más arriba, la inmensa mayoría de las cosas que le pueden pasar a tu hijo son demorables durante 24-48 horas, es decir, no requieren una atención urgente.

En primer lugar, porque muchos de esos episodios se resolverán solos al cabo de unas pocas horas, pero también porque si esperáis un par de días desde que vuestro hijo se pone malo los pediatras veremos las cosas más claras y podremos afinar el diagnóstico.

Además, vuestro pediatra es quien mejor conoce a vuestros hijos, por lo que siempre va a ser preferible que lo vea el mismo médico y que plantee un seguimiento de lo que le pasa, que cada vez sea atendido por una persona diferente sin que exista una verdadera continuidad asistencial.

10. Busca fuentes de información fiables

Si estás leyendo este post es porque eres un padre o una madre que busca lo mejor para sus hijos y que quiere estar lo suficientemente informada para poder atender sus necesidades en caso de algún tipo de enfermedad.

Actualmente internet y las redes sociales nos permiten acceder a todo tipo de información con un solo click y los temas de salud son parte de que lo que podéis encontrar en la red. Sin embargo, es muy importante que las fuentes a las que os dirijáis sean fiables para que no caigáis en la desinformación o que os preocupéis más de la cuenta.

Si por el contrario preferís tener un libro sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia, os aseguro que nuestro libro no os va a decepcionar.

Para acabar, si me permitís, os dejo por aquí algunos recursos web que son de nuestra total confianza y de los que podéis sacar mucha información fiable y de calidad:

Y también los siguientes perfiles en redes sociales escritos por pediatras:

¿Has escuchado «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores? No te lo pierdas porque tratamos un montón de temas que seguro que son de tu interés. Puedes escucharlo en:

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