No sé si os habéis fijado que cuando nace un niño, al rato de que todo sean llantos de emoción y gritos de alegría, la matrona se acerca al retoño y le planta una inyección en medio del muslo. La mayoría lo recordaréis perfectamente, ya que lo habitual es explicar por qué se administra esta inyección, ya sea en ese momento o incluso antes del parto, pero puede que otros os estéis planteando si a vuestros hijos se la llegaron a poner después de nacer.
Si os encontráis en este último grupo, os invito a repasar los informes de alta del hospital y buscar si entre tanto dato técnico hay una frase parecida a esta: profilaxis con vitamina K. Me juego una mano a que la encontráis.
Los más estudiados sabréis perfectamente para que sirve esa inyección con vitamina K, pero si sois de los que no sabéis el porqué, permitidme haceros el spoiler de que esa simple inyección ha salvado la vida de muchos recién nacidos.
La enfermedad hemorrágica del recién nacido
Durante toda la historia de la humanidad hasta hace unos 50 años era habitual que una proporción no desdeñable de recién nacidos muriera a los pocos días de nacer por hemorragias internas sin que nada se pudiera hacer para evitarlo. Con el paso del tiempo y el interés científico de los médicos por encontrar respuestas a este tipo de sucesos, se llegó a la conclusión de que algunos bebés nacían con niveles muy bajos de vitamina K, la cual resulta esencial para la síntesis de factores de coagulación, lo que podía condicionar un sangrado interno que diera como resultado la muerte del niño o una grave discapacidad, generalmente por hemorragias cerebrales.
Actualmente esta enfermedad, al sangrado por déficit de vitamina K durante los primeros días de vida, se la conoce como enfermedad hemorrágica del recién nacido y por suerte es muy poco habitual, pero si ponemos números al asunto, allá por los años 50 y 60 del siglo XX aparecía en 1 de cada 400 recién nacidos.
No quiero enfrascarme mucho en explicar las diferentes categorías en las que se divide esta enfermedad, solo mencionar que habitualmente se divide en tres: en las formas precoces (durante las primeras 24 horas tras el parto), la forma clásica (que aparece entre el primer y tercer día de vida) y la forma tardía que (que podría aparecer entre las dos y 12 semanas de vida). El interés que tiene esto es que tanto la forma clásica como la forma tardía se pueden prevenir dando al recién nacido lo que le falta. Seguro que ya lo estáis pensando. Eso es, la vitamina K.
¿Por qué algunos niños nacen con niveles bajos de vitamina K?
La verdad es que esta pregunta no tiene una fácil respuesta. Sin embargo, sí que tiene cierto interés conocer un poco sobre la fisiología y de dónde obtenemos los humanos la vitamina K.
Para los que no lo sepáis, la vitamina K resulta fundamental para que el hígado sintetice factores de coagulación. Es decir, gracias a ella nuestro cuerpo es capaz de detener una hemorragia, además de con las plaquetas, como es obvio.
Esta vitamina la obtenemos de la dieta y no la podemos sintetizar. Además, las bacterias que tenemos en el intestino sí que son capaces de sintetizarla y nosotros absorberla. Sin embargo, la lactancia materna es deficiente en vitamina K y el intestino de los recién nacidos todavía no está colonizado por bacterias, por lo que la absorción de ésta gracias a la síntesis bacteriana no ocurre. Si a esto le sumamos que el hígado en los recién nacidos tiene un cierto grado de inmadurez, esto lleva a que algunos niños nazcan con pocos factores de coagulación y se produzca la mencionada enfermedad hemorrágica.
Pero tranquilos, que no os quiero asustar. Por fortuna, esta enfermedad está prácticamente desparecida en la actualidad gracias a la profilaxis con vitamina K que se administra a los bebés al nacer.
El pinchacito de vitamina K al nacer…
Allá por los años 50 del siglo pasado, cuando se descubrió el origen de la enfermedad hemorrágica del recién nacido, se comprobó que administrar una única dosis de vitamina K intramuscular a los recién nacidos a las pocas horas tras el parto, hacía que esta enfermedad no apareciera. De hecho, en la actualidad, gracias a ese pinchacito es una enfermedad casi desaparecida que solo sufre un recién nacido de cada un millón de partos.
A día de hoy, en todos los países desarrollados se administra vitamina K a los recién nacidos, siempre y cuando los padres no se opongan. En nuestro país, España, figura entre los cuidados y recomendaciones desde el nacimiento basadas en pruebas y buenas prácticas del Misterio de Sanidad, con una pauta preferida de una dosis única de 1 mg de vitamina K intramuscular al nacer (de ahí el pinchacito misterioso de la matrona).
Una cosa importante que hay que tener en cuenta es que su administración es demorable durante unas pocas horas, y en ningún caso se debería separar al bebé de su madre mientras hace piel con piel para administrarla. Quizá el momento más adecuado es durante la primera toma de lactancia, ya que al administrarse mientras el niño mama o toma un biberón la sensación de dolor que presenta con el pinchazo es menor.
De todas formas, el riesgo de una lesión muscular tras la administración de vitamina K al recién nacido es practicante inexistente, habiendo estudios que no han encontrado ninguna complicación local en más de 400.000 niños estudiados.
Pautas alternativas a la vitamina K intramuscular
Una cosa que quizá hacemos mal los que hemos trabajado alrededor de un parto es dar por hecho que cosas tan evidentes como que la profilaxis con vitamina K en el recién nacido es necesaria para evitar muertes y discapacidades y que no hace falta explicar a los padres para qué sirve lo que le vas a poner al niño y no solicitar su consentimiento. No es frecuente, pero de vez en cuando te encuentras con progenitores que rechazan la administración de vitamina K o que preguntan si no es preferible administrársela de otra forma.
Como os decía, la pauta más eficaz que existe como profilaxis de la enfermedad hemorrágica del recién nacido es la administración se vitamina K intramuscular en dosis única, pero si somos rigurosos, en otros países prefieren dársela al bebé vía oral al nacimiento y luego durante varias semanas hasta superar el tiempo en el que aparece esta enfermedad.
El problema de las pautas orales es que son menos eficaces que la vitamina K intramuscular, sobre todo porque suele haber fallos y olvidos durante el tiempo que dura el tratamiento, lo que pone en peligro al niño al no recibir lo que necesita.
Por poneros un ejemplo, en Holanda se realizó un estudio en el que se administraba vitamina K oral al niño al nacer (1 mg) y luego una pequeña cantidad todos los días (25 mcg) hasta la semana 12 de vida, lo que daba lugar a una incidencia de enfermedad hemorrágica del recién nacido en sus formas tardías de 3,2 casos por cada 100.00 niños (unas 32 veces superior a la incidencia de la pauta intramsucular). O el caso de Alemania, en donde se recomienda una primera dosis oral de 2 mg, seguida de otros 2 mg vía oral en las semanas 1 y 4 de vida, lo que se traduce en una incidencia de 0,44 casos por cada 100.000 niños (unas 4 veces superior a la pauta intramuscular).
A la vista de los resultados de la incidencia, la pauta de dosis única intramuscular al nacimiento es la que me parece más adecuada. De todas formas, en el caso de que tras informar a unos padres de por qué se pone esa inyección a los niños al nacer siguieran rechazando este tratamiento, siempre podría recomendárseles la pauta con vía oral como segunda opción.
Y hasta aquí la clase de neonatología de hoy. Espero que después de lo que habéis leído ya no os preguntéis qué diantres fue aquello que se le pincho al niño al nacer, o si vais a tener un bebé próximamente, cuando la matrona se acerque y os diga «es la vitamina K», penséis que estáis haciendo lo correcto para mejorar la salud de vuestros hijos.
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Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:
te ha faltado mencionar que los niveles de vitamina k en el recién nacido llegan de forma natural a su máximo alrededor del octavo dia de nacido, durante el cual los niveles son incluso superiores a los que despues tendrá el resto de su vida, y que por este motivo los hebreos realizan la circuncisión el octavo dia de nacido.
Claro, hace 5.000 años no habia analisis pero se sabia que en ese dia las complicaciones de sangrado eran muy inferiores a cualquier otro. Hoy en dia sabemos que es por el pico de presencia de este factor.
01 noviembre 2021 | 1:44 pm