Atención Temprana: dando una posibilidad al desarrollo neurológico

Bebé mano

Fuente: Pixabay

El 16 de junio se celebra el Día de la Atención Temprana, un tipo de terapia muy concreta que va dirigida de forma individualizada a los niños con trastornos del nuerodesarrollo y que tiene por objetivo dar respuesta a las necesidades especiales que presentan estos niños. Días como el de hoy nos permiten visibilizar estos tratamientos que resultan fundamentales para muchos niños y sus familias.

El desarrollo neurológico es un proceso que se inicia desde mucho antes del nacimiento y que poco a poco y de forma progresiva dota al ser humano de las diferentes estructuras neurológicas y habilidades, tanto motoras como psicológicas y sociales, que le permiten desenvolverse con normalidad durante su vida. En muchas ocasiones podemos prever qué niños sufrirán un trastorno en el desarrollo, como por ejemplo los niños con antecedentes de prematuridad o con síndromes neurológicos, y en otras será la observación de los hitos del desarrollo en las consultas programadas del niño sano lo que nos pongan sobre la pista de que algo no va bien. En todos estos casos, la atención temprana resulta fundamental para potenciar sus capacidades de desarrollo, lo que posibilitará una mayor integración en el mundo en el que vivimos.

¿En qué consiste la Atención Temprana?

Se define Atención Temprana como al ‘conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos‘ (extraído del Libro Blanco de la Atención Temprana).

El objetivo de este tipo de terapia va encaminado a potenciar las capacidades individuales de estos niños con la intención de hacer más ‘completa su integración en el medio familiar, escolar y social, así como su autonomía personal’. Como os podéis imaginar, ya que cada niño es único y cada trastorno puede tener unas manifestaciones diferentes, será un tratamiento muy dirigido a lo que cada niño necesita, incluida la prevención de posibles trastornos o desadaptaciones futuras.

Con la Atención Temprana y desde un punto de vista multidisciplinar en el que intervienen diferentes estratos de la asistencia sanitaria (pediatras de Atención Primaria, neuropediatras, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, pedagogos, trabajadores sociales…) se diseñan estrategias y tratamientos individualizados para alcanzar el máximo potencial de cada niño desde el punto de vista del nuerodesarrollo. En este sentido, los objetivos de la Atención Temprana irían enfocados a:

  • Reducir los efectos de una deficiencia y optimizar el desarrollo del niño.
  • Adaptar las necesidades de cada niño a través de mecanismos de compensación.
  • Evitar que  una deficiencia provoque trastornos a otros niveles.
  • Dar soporte a la familia de los niños con trastornos del desarrollo.

¿Qué niños se pueden beneficiar de ella?

La Atención temprana va dirigida a todos aquellos niños que presentan un trastorno del desarrollo, pero también a aquellos que están en riesgo de padecerlo.

En ocasiones es difícil poner nombre a lo que le pasa a un niño, pero aparecen en su desarrollo señales que nos hacen pensar que algo no va bien aunque no sepamos todavía exactamente cuál es la enfermedad que tiene. En estos casos es muy importante que estos niños reciban también Atención Temprana lo antes posible para prevenir posibles deficiencias, incluso antes de que estas aparezcan. Por supuesto, además habrá que hacer un seguimiento del niño desde el punto de vista clínico con el objetivo de filiar qué es lo que está provocando esa situación en la que el nuerodesarrollo se ve afectado.

La lista de situaciones en la que está recomendada la Atención Temprana es muy extensa, pero destacan, por ejemplo, la parálisis cerebral infantil, la prematuridad (sobre todo los menores de 32 semanas o con peso inferior a 1500gr), la epilepsia en niños pequeños, las sospechas del trastorno del espectro autista, los déficit sensoriales (ceguera, hipoacusia), retrasos motores o déficits cognitivos.

Como veis, estas enfermedades o trastornos son muy diferentes entre ellas, lo que pone de manifiesto la alta especialización del personal que debe atender a estos niños para que, tras una valoración individualizada de las parcelas en las que el desarrollo está afectado, se le ofrezca a cada uno lo que realmente necesita.

¿Qué debo hacer si algo me preocupa?

Como decíamos, en muchas ocasiones los padres, los profesores o los pediatrías nos damos cuenta de que algo no va bien y que el desarrollo de un niño se separa de lo habitual. El desarrollo neurológico infantil es algo muy complejo, y en muchas ocasiones necesitamos de tiempo para juntar todas las piezas del puzle para entender qué le pasa a un niño.

Sin embargo, no conocer exactamente lo que le pasa no es motivo para retrasar la derivación a Atención Temprana, ya que el objetivo principal será optimizar su desarrollo, más allá de que con el tiempo podamos establecer un diagnóstico concreto.

En ocasiones el trastorno del neurodesarrollo es leve o transitorio, lo que hace que la intervención de Atención Temprana no sea necesaria o solo temporal. De todas formas, siempre será mejor derivar al niño y que se evalúe si necesita de este tipo de atención, que esperar a ver si la situación mejora por si sola mientras se pierde un tiempo que puede resultar fundamental para conseguir el objetivo de minimizar los efectos de una deficiencia.

Un tirón de orejas para los políticos de nuestro país

De lo que no hay duda es de que gracias a la Atención Temprana muchos niños con trastornos del desarrollo tienen una oportunidad para mejorar muchos aspectos de su día a día. Por ejemplo, niños en los que se preveía que tendrían grandes deficiencias para comunicarse desarrollan habilidades de lenguaje para poder comunicarse con sus familiares. O niños en los que se consigue que tengan cierta autonomía para desplazarse cuando inicialmente no eran capaces de moverse por si solos.

En la actualidad, la Atención temprana está contemplada dentro de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, lo que supone un suerte para aquellos niños que lo necesitan. Sin embargo, a pesar de que cuanto antes se inicie la Atención Temprana mejores van a ser los resultados obtenidos, en la inmensa mayoría de las ocasiones estas familias deben esperar durante meses y meses hasta que finalmente se les atiende.

Esta situación conlleva que aquellas familias con un mayor desahogo económico inicien la Atención Temprana por su cuenta sufragando ellas los gastos, mientras esperan, a veces hasta años, a ser atendidos por el sistema público. Como os podéis imaginar esto es una injusticia, tanto para aquellos que no se lo pueden permitir, como para los que hacen malabares económicos para ofrecer a sus hijos lo que necesitan en esos momentos.

Si la Atención Temprana se denomina temprana es por algo, ya que no se debería demorar en absoluto su inicio. Por ello, en días como el de hoy debemos recordar a nuestros dirigentes políticos que deben destinar los recursos necesarios para que estos niños reciban este tipo de atención desde el primer momento, sin demoras interminables. Porque el tiempo en estos casos es oro, y lo que se puede trabajar ahora quizá en unos meses sea una deficiencia irremediable.

Tampoco se entiende muy bien que la Atención Temprana vaya dirigida a niños menores de 6 años, ya que alcanzada esa edad muchos de ellos siguen necesitando de este tipo de atención para obtener de ellos todo su potencial como persona. En este sentido, debería liberalizarse este tipo de atención a todo niño que lo necesite, independientemente de su edad.

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