Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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¿Tapa dura para la playa?

El verano asoma y la maquinaria editorial ya ha empezado a descargar sobre nosotros los libreros su tromba de campañas bibliófilas ‘de temporada’.

Así que desde ya día si y día también, los representantes de los sellos editoriales irrumpen al abordaje en las apacibles costas de reginaexlibrislandia dispuestos a colocar sus ‘megapromociones estivales’ cueste lo que cueste.

Y si el año pasado la iniciativa más llamativa vino en forma de ‘libros acuáticos’ ahora hay una en el aire que me ha revolucionado el patio reginaexlibrislandiano en cuestión de segundos.

Veréis, se trata de la promoción veraniega de Booket, sello en formato de bolsilllo y tapa blanda del todopoderoso y omnipresente Grupo Planeta. Pues bien, sus ideólogos han seleccionado de entre su fondo siete títulos que lanzan ahora con nueva cubierta y encuadernados en tapa dura por 6,95 euros cada uno, y que son: Una primavera para pecar, de Jo Goodman; Once minutos, de Paulo Cohelo; Villa Diamante, de Boris Izaguirre; La Reina Oculta, de Jorge Molist; El Club de la buena estrella, de Amy Tan; El Último Catón, de Matilde Asensi y Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro.

Este es el cartel de la campaña:

 

 

Así que estaba yo examinando el póster y los ejemplares que me acababa de dejar un comercial para ver si les hago un hueco en reginaexlibrislandia cuando se desataron los truenos en forma de discusión bibliófila. Abrió la veda uno de mis libreros:

– Librero1: ¡Anda, Regina! ¿Y eso?- Regina: Es la campaña de verano de Booket.

– Librero1: ¿EEEEESSSSSOOOOO? ¡Por Dios, si son títulos del año de Matusalén! ¡Y encima son DE TAPA DURAAAA!

– Regina: Sí, ya lo veo, eso es justo lo que estaba pensando. Hombre, de precio están muy bien, pero pesan bastante más que los mismos títulos en tapa blanda y, no sé, si van enfocados al piscineo y/o playeo no los veo muy prácticos, ¿no?

– Librero1: ¡Pues claro que no! ¿A quién se le habrá ocurrido esto?

Y entonces se acercaron a curiosear un par de reginaexlibrislandianos de pro que salieron de entre mis anaqueles acudiendo al debate biblióflilo como moscas a la miel…

 

– Cliente 1: ¿A verlos, Regina?- Cliente 2: Mmmm, hombre, la selección es variada….

– Cliente 1: Sí, pero, fíjate, con esta cubierta a mi me daría pena que se me estropeara.

– Librero 1: Si ya no es eso, es que ¡PESAN MUCHO! No me parece un formato adecuado para una ‘campaña veraniega’, la verdad. No los veo prácticos, ni para llevarlos de viaje ni para leerlos en playas o piscinas.

– Regina: Pero, ¿vosotros os compraríais alguno?

– Cliente 2: A ver, igual si tengo interés en conservar o regalar algunos de esos títulos, la verdad es que son ‘aparentes’ y están fenomenal de precio.

– Cliente 1: Sí, pero se supone que de lo que se trata es de una campaña de cara al verano, ¿no, Regina?

– Regina: Sí, es la idea. No sé, creo que la promoción no está mal (selección variada, aunque anticuada, y precio), pero deberían habérsela reservado para otra época y lanzar una más ‘trotera’, ¿no?

– Librero 1: ¡Y la LUZ se hizo en la librería! ¡Eso es lo que trato de decirte! Sinceramente, los planetólogos han patinado un pelín esta vez…

Y así seguimos hasta la hora de comer, pegando la hebra con la campañita veraniega de Booket y yo, la verdad, sin sacar mucho en claro. Por eso héteme aquí, de nuevo para consultar a mi consejo de sabios regino…

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿cómo veis la campaña veraniega de Booket? ¿Os compraríais esos libros en ese formato por ese precio de cara, eso sí, al verano?

¿Quiosco o librería?

Anagrama celebra los 40 años de impecable labor editorial de Jorge Herralde, alma y cuerpo del sello, llevando los cien mejores títulos de su fondo a los quioscos en forma de coleccionable.

Como librera acostumbrada a dar cobijo en mis baldas a sus títulos os mentiría si no reconociera que el otro día sentí un pellizco en el corazón cuando, de camino a reginaexlibrislandia, vi el primer fascículo plastificado con los dos primeros libros flotando en un mar de periódicos y revistas. O, según mi forma de verlo, fuera de su hábitat natural: las baldas de una librería.

Vale, vale, queridos, ya se que no es ni la primera ni será la última editorial que haga algo parecido, pero en mi pelucón lo único que reverberaba era mi propia voz en modo plañidera repitiendo incansable al compás de mis pasos:

«Pero, ANAGRAMAAAAAA? NOOO, ANAGRAMA NOOOO…»

Cuando había sobrepasado en tres o cuatro metros el quiosco algo me hizo detenerme en seco. Giré sobre mis talones y, como robotizada, deshice el camino andado hasta plantarme delante de aquella extraña criatura que parecía haberse adaptado divinamente a su nuevo entorno.

Y me dije:

¿El Palacio de la Luna, de Paul Auster? ¿Por 3.59 euros? Con la tapa un pelín más dura que la clásica de ‘Compactos’ -bolsillo- en incluso que la de ‘Panorama de Narrativas’ -rústica para autores extranjeros-?

Así que lo cogí y enfilé rauda hacia mis confines para analizar la presa con lupa… y mares de café.

Junto al ejemplar de Auster me topé con otro del mismísimo Jorge Herralde, en el que explica su irrupción en el formato coleccionable, los precios, la selección de títulos, las opciones de venta directa o por suscripción y demás, una información que tenéis a golpe de click en la web de Anagrama y cuyos atajos os voy dejando por aquí en lo que parece un bombardeo de hiperenlaces.

No sé cómo lo veréis vosotros, regianexlibrislandianos de pro… ¿Estáis haciendo la colección de Anagrama? ¿Dónde compráis libros, en quioscos o en librerías? ¿Qué ventajas veis en la opción de coleccionables? Si no lo conocíais hasta ahora, ¿os tienta don Herralde con su selección de títulos?

El Planeta se vende, pero ¿se lee?

Bueno, ya está, queridos. Ya se reveló uno de los ¿secretos mejor guardados? y más polémicos de la maquinaria editorial en español: el Premio Planeta 2008 que es, además, el que más dinero mueve. El escritor y filósofo Fernando Savater se lleva los 601.000 euros como ganador, y Ángela Vallvey es la flamante finalista.

Resulta que tanto el jurado como el cabeza del Grupo Planeta, José Manuel Lara, destacaron minutos antes de dar a conocer a ganador y finalista el «alto nivel» de las 528 obras presentadas:

«Hemos logrado todo un récord de participación, lo que demuestra que el premio está vivo», defendió Lara, antes de añadir que «el Planeta acumula en todas sus ediciones, entre ganadores y finalistas, 39 millones de ejemplares vendidos».

Bueno, sí, lo de las ventas es un hecho. El señor Lara da cifras, que por algo las mueve, y yo, Regina ExLibris, doy fe librera.

Pero, ¿se lee a los premiados?

Veamos los nombres de los afortunados de las 57 ediciones:

2008 – La hermandad de la buena suerte (Fernando Savater)

2007 – El mundo (Juan José Millás)

2006 – La fortuna de Matilda Turpin (Álvaro Pombo)

2005 – Pasiones romanas (Maria de la Pau Janer)

2004 – Un milagro en equilibrio (Lucía Etxebarria)

2003 – El baile de la victoria (Antonio Skármeta)

2002 – El huerto de mi amada (Alfredo Bryce Echenique)

2001 – La canción de Dorotea (Rosa Regàs)

2000 – Mientras vivimos (Maruja Torres)

1999 – Melocotones helados (Espido Freire)

1998 – Pequeñas infamias (Carmen Posadas)

1997 – La tempestad (Juan Manuel de Prada)

1996 – El desencuentro (Fernando Schwartz)

1995 – La mirada del otro (Fernando G. Delgado)

1994 – La cruz de San Andrés (Camilo José Cela)

1993 – Lituma en los Andes (Mario Vargas Llosa)

1992 – La prueba del laberinto (Fernando Sánchez Dragó)

1991 – El jinete polaco (Antonio Muñoz Molina)

1990 – El manuscrito carmesí (Antonio Gala)

1989 – Queda la noche (Soledad Puértolas)

1988 – Filomeno, a mi pesar (Gonzalo Torrente Ballester)

1987 – En busca del Unicornio (Juan Eslava Galán)

1986 – No digas que fue un sueño (Terenci Moix)

1985 – Yo, el rey (Juan Antonio Vallejo-Nágera)

1984 – Crónica sentimental en rojo (Francisco González Ledesma)

1983 – La guerra del general Escobar (José Luis Olaizola)

1982 – Jaque a la Dama (Jesús Fernández Santos)

1981 – Y Dios en la última playa (Cristóbal Zaragoza)

1980 – Volavérunt (Antonio Larreta)

1979 – Los mares del Sur (Manuel Vázquez Montalbán)

1978 – La muchacha de las bragas de oro (Juan Marsé)

1977 – Autobiografía de Federico Sánchez (Jorge Semprún)

1976 – En el día de hoy (Jesús Torbado)

1975 – La gangrena (Mercedes Salisachs)

1974 – Icaria, Icaria… (Xavier Benguerel)

1973 – Azaña (Carlos Rojas)

1972 – La cárcel (Jesús Zárate)

1971 – Condenados a vivir (José María Gironella)

1970 – La cruz invertida (Marcos Aguinis)

1969 – En la vida de Ignacio Morel (Ramón J. Sender)

1968 – Con la noche a cuestas (Manuel Ferrand)

1967 – Las últimas banderas (Ángel María de Lera)

1966 – A tientas y a ciegas (Marta Portal)

1965 – Equipaje de amor para la tierra (Rodrigo Rubio)

1964 – Las hogueras (Concha Alós)

1963 – El cacique (Luis Romero)

1962 – Se enciende y apaga una luz (Ángel Vázquez)

1961 – La mujer de otro (Torcuato Luca de Tena)

1960 – El atentado (Tomás Salvador)

1959 – La noche (Andrés Bosch)

1958 – Pasos sin huellas (Fernando Bermúdez de Castro)

1957 – La paz empieza nunca (Emilio Romero)

1956 – El desconocido (Carmen Kurtz)

1955 – Tres pisadas de hombre (Antonio Prieto)

1954 – Pequeño teatro (Ana María Matute)

1953 – Una casa con goteras (Santiago Lorén)

1952 – En la noche no hay caminos (Juan José Mira)

Así, entre vosotros y yo, reginaexlibrislandianos de pro, ¿cuál es vuestra experiencia-pálpito premioplanetario?

Decidme, ¿Cuántos de los ganadores del certamen más codiciado de las letras en español os habéis leído? ¿Y cuántos habéis visto acumular polvo en baldas propias y ajenas?

Aguanta esto, librero-lector: ¡cada día salen 220 nuevos libros en España!

Después de los datos librescos con los que me he desayunado esta mañana tengo peor aspecto que Morticia Adams en una mañana de resaca y sin un mísero Bloody Mary a mano.

El pelucón se me ha desplomado sobre los hombros, lánguido y como abatido, mis ojos se han replegado en sus cuencas entre aturdidos y desorientados, y la sangre se me ha congelado en las venas.

Porque, queridos, una cosa es saber que las dimensiones del mercado del libro en España son ciertamente escandalosas y otra, muy diferente y para mi demoledora, es encajar una ráfaga de cifras disparadas a quemarropa desde un artículo que se me escapó hace días, pero que la Providencia Librera que tanto disfruta torturándome tuvo a bien mostrarme esta mañana.

Va la entradilla del texto en cuastión:

Cuando se producen 357 millones de libros en un año en España, se alcanzan los 70.520 títulos -es decir, aparecen 220 productos librescos distintos cada día (sábados y domingos inclusive)- y los catálogos de títulos vivos superan las 369.000 referencias…

¡375 millones de libros al año en España!

¡Salen 220 nuevos títulos cada día, festivos incluídos!

¡Catálogos vivos de 369.000 referencias! Sí, pero cada una de ellas se ha hecho su hueco empujando a otro título a la fosa común de los descatalogados. Es la ley de supervivencia en la jungla editorial.

Todo me da vueltas… porque éste tsunami rompe contra las apacibles costas de reginaexlibrislandia y demás librerías. Y a ver quién es el librero que no pierde pie o, al menos, que no se desploma unos segundos como servidora.

Decidme, reginaexlibrislandianos, queridos, ¿cómo veis este baile de cifras, lógicas o desorbitadas? ¿Benefician o pulverizan la salud del libro? ¿Hay alguien capaz de asimilar semejante torrente de novedades? ¿Sugerencias?

«¿Y por qué no está mi libro más a la vista en tu librería?»

Ay de mi, queridos, hoy perdí el control, los papeles y casi hasta la cabellera, que aún humea de pura rabia. Y sé que como no me apacigüe y deje de corretear por ahí con el pelucón en llamas algún iluminado que haga el seguimiento por satélite de la antorcha olímpica me va a tomar por ella y la vamos a liar, queridos.

La cosa es que en unos segundos y por culpa de terceros dejé de ser la apacible y equilibrada Regina ExLibris para convertirme en Reginator, una criatura infernal envuelta en llamas y hecha a retazos de monstruos de celuloide, bestias literarias y engendros oníricos que relega a la mismísima Gozilla a la irrisoria y aberrante categoría de figurita de salpicadero de coche tuneado, con sus ojillos lumínicos y todo.

Estaba yo divinamente en reginaexlibrislandia cuando otro librero, una inocente víctima del destino y la casualidad, recordó que tenía un recado que darme:

Librero Inocente: Ah, Regina, por cierto, ¿Tenemos el libro XXXX de YYYY?Regina: Pues sí, hay uno en balda y cuatro para reposición bajo esa mesa… ¿por qué?

(Nota para posible dramatización: ese «por qué» fue tan cortante que con él podría descabezarse a la mismísima María Antonieta de una sola vez: ¡ZAS!)

L.I.: Porque hace un rato llamaron de la Editorial ZZZZ preguntando por él.R.: ¿Y eso?

L.I.: Pues dijeron que YYYYY estuvo el otro día por aquí, y que les llamó para quejarse porque no vio su libro XXX en esta libr…

Antes de que el pobre infeliz tuviera tiempo de terminar su frase y cerrar la boca mi atroz metamorfosis era un hecho consumado. Medía diez veces más (a lo ancho y a lo alto), mi pelucón era todo llamaradas y mi voz doblaba el acero y taladraba los tímpanos:

R.: ¿Y DE QUÉ DEMONIOS HABLAN ESOS? ESTO ES UNA LIBRERÍA, NO UN ALTAR EN HONOR A SU MAJESTAD-DE-LETRA-CAÍDA …. QUE DEN GRACIAS QUE AÚN TENGO ESOS CINCO EJEMPLARES, PORQUE NO HEMOS VENDIDO NI UNO, NI UNO SOLO DE ESA PUÑETERA OBRA MAESTRA EN CASI TRES MESES.L.I.: Pe-pe-pero cálmate, Regina, déjal…

R.: ¡NO!, TRAE, DAME EL NÚMERO QUE LES VOY A LLAMAR YO PARA QUE ME PASEN CON YYYY, QUE ME DIGA DÓNDE QUIERE SU ALTEZA QUE COLOQUE SU LIBRO…. ¿EN EL ESCAPARATE? ¿TODA UNA BALDA CON EJEMPLARES FRONTEADOS, QUIZÁS? O, MEJOR AÚN, ¿QUÉ TAL SI CONSAGRO TOOOOOOODA REGINAEXLIBRISLANDIA A ESE TÍTULO? ¿LE BASTARÁ ESO? A VER SI SE ATREVE A DECIRME A LA CARA CÓMO LLEVAR MI LIBRERÍA Y DE PASO LE DIGO POR QUÉ PARTE DE SU ANATOMÍA POR LA QUE NUNCA SALE EL SOL SE PUEDE METER LAS DOS COSAS, SU NOVELITA Y SUS SUGERENCIAS…

Estaba total y absolutamente fuera de mi, y para cuando terminé de pegar voces y de despotricar me había quedado sola en la librería.

El caso es que, aunque quizás pelín desproporcionada, mi reacción es, cuando menos, comprensible.

Vereis, como librera hay días en que me siento como el único pato de una caseta de tiro al blanco: cosida a perdigonazos por comerciales de todas las editoriales catálogo en mano.

Su tarea es vendérmelos -cuantos más, mejor-, y la mía escucharles, investigar, leer y decidir con qué títulos me quedo y cuáles descarto, siempre pensando en lo que esperan encontrar en mis confines quienes yo llamo cariñosamente ‘carne de reginaexlibrislandia’: mis clientes.

En un mundo ideal YYYY hubiera venido a nosotros para preguntarnos qué nos pareció su novela, en lugar de ir a vociferar al pobre esbirro de la megaeditorial de turno sobre la insuficiente visibilidad de sus ejemplares en las librerías.

Pero, por desgracia, esta es la dura realidad y así son las cosas… de reginaexlibrislandia para fuera, claro, porque aquí dentro ¡NO! Al menos mientras yo ande por aquí, palabra de Regina.

Y vosotros, ¿cómo lo veis? ¿Quién hace las librerías, los grandes grupos editoriales o los libreros?