Tengo la mesa de la librería absolutamente abarrotada de montoncitos de marcapáginas gratuitos.
Colocarlos es la tarea más parecida a la confección de un mandala tibetano que haya realizado jamás. Hay que armarse de paciencia y soltar algún que otro ‘Om’ para recuperar la armonía espiritual y no cercernarte las venas con ellos, si, pero tiene su gracia.
Bueno, tienen su gracia y a los clientes les encantan, así que ahí seguirán, que por algo soy la Regina. Además, poco a poco voy dominando el arte de coger el teléfono, tomar notas y revisar facturas prácticamente sin rozarlos ni respirar.
A los marcapáginas, los expositores temáticos y pósters de turno la industria del libro añade otro elemento publicitario: cuadernillos con el primer capítulo de una novela.
Este curioso cebo jamás me llamó especialmente la atención. Hasta hoy, por obra y gracia de un misterioso visitante.
Su aparición me pilló en pleno frenesí antipolvo, tirada en el suelo y plumero en mano. Por eso lo primero que vi tras escuchar un carraspeo fue un par de inesperados zapatos blancos; luego se fueron dibujando dos piernas de pana, un abrigo de lana, una bufanda escocesa, una barba rojiza, gafas redondas y una gorra verde.
Mientras me incorporaba rompí el hielo:
— REGINA: ¿Puedo ayudarle?- CLIENTE: Si. ¿Tienes ‘PRIMEROS CAPÍTULOS’?
Y yo, a punto de cubrirme de gloria profesional dije:
– R.: Pero, ¿es una novela? Porque no me suena, la verdad- C.: No, señorita, lo que quiero son PRIMEROS CAPÍTULOS, los que tenga.
– R.: Tiene que disculparme, pero no le entiendo.
– C.: Si, PRIMEROS CAPÍTULOS que dan de regalo.
Aquí fue cuando caí…
– R.: ¡Ah! Vaya, ya se. Mmmm, pues déjeme mirar… No, ahora no me quedan. Como me los suelen pedir no los saco, la verdad.- C.: Qué faena. Y si vengo de vez en cuando, ¿me los guardaría?
– R.: Si, supongo que puedo hacerlo.
– C.: Es que yo no compro libros, ¿sabe? Desde que descubrí los PRIMEROS CAPÍTULOS es lo único que leo. Tengo 132 en casa, ordenados. ¿A ver? Si, más o menos como tienes aquí tus libros.
– R.: Pero, ¿no terminó ninguno de los libros que los completan?
– C.: Pues no. Prefiero inventarme yo el resto, es muy entretenido. Y como mi casa es pequeña, pues mejor así.
– R.: Ya veo, tiene su lógica. En fin, se los iré guardando, no se preocupe.
– C.: Muchas gracias, señorita, es muy amable.
– R.: De nada, para eso estamos. ¿No quiere unos marcapáginas?
– C.: No, gracias, ¿para qué me servirían? Como sólo leo primeros capítulos nunca me quedo a la mitad de uno.
Y se dio media vuelta y sus zapatos blancos lo sacaron de mi tienda.
Creo que su visita le dará una nueva dimensión al concepto ‘primer capítulo de regalo’ aquí , en reginaexlibrislandia.
Y vosotros, ¿qué opináis de los PRIMEROS CAPÍTULOS de regalo? ¿Habéis leído alguno? ¿Son útiles?