Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Millenium II, de Stieg Larsson, ya tiene portada… ¿te gusta?

A dos semanas vista de la publicación de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, segunda entrega de la gloriosa trilogía Millenium del sueco Stieg Larsson de la que en su día me confesé adicta, no pasa un día sin que algún que otro cliente se adentre en mis confines para preguntarme:

Cliente: «Estoo… ¿cuándo sale la que sigue a esa que se llama algo así como Los hombres que aman, o que no aman a las mujeres? ¡Siempre me hago un lio con el título!Regina: Se refiere a Los hombres que no aman a las mujeres, de Stieg Larsson, primera entrega de la trilogía Millenium.

C: ¡Esa, esa!

R: Pues la nueva se llama La chica que soñó con una cerilla y un bidón de gasolina, y sale el 25 de noviembre.

C: Ah, ¿y tendrá usted?

R: ¡No lo dude, caballero, no lo dude!

Adoro saber que hay tantos lectores hambrientos de Millenium, queridos, más aún cuando Destino hasta el momento no ha lanzado una bomba publicitaria a gran escala. No, señor, no, esta vez el boca a boca y el click a click están abriendo el apetito lector de cada vez más gente.

En su día una de las cosas que más me impactó de Los hombres…. fue su portada. A mi me cautivó, hay quien la odia. Pues bien, este polémico diseño para la cubierta de la edición española fue obra y gracia del artista mexicano Gino Rubert, a quien desde Planeta le encargaron los dos tomos siguientes de la trilogía, y probablemente otros países retrasen el lanzamiento de sus ediciones para adoptar estas cubiertas. Y hace poco me topé con la imagen que vestirá La muchacha que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina... ¿Qué os parece, queridos?

Mientras llega y no el dichoso 25 de noviembre os dejo aquí la sinopsis que facilita la editorial:

Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas y mensajes de un Mikael que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación. Las heridas del amor las cura Lisbeth en soledad, aunque intente despistar el desencanto con el estudio de las matemáticas y ciertos felices placeres en una playa del Caribe.¿Y Mikael? El gran héroe, el súper Blomkvist, vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y reconocimiento profesional de colegas y medios. Ahora tiene entre manos un reportaje apasionante que le propone una pareja, Dag y Mia, sobre el tráfico y prostitución de mujeres provenientes del Este. Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberse separado por completo, y mientras… una muchacha, atada a una cama soporta un día y otro día las horribles visitas de un ser despreciable, y sin decir una palabra, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.

Más allá de las 750 páginas que tenemos por delante de La muchacha que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina os recuerdo que la tercera entrega de Millenium, La reina en el palacio de las corrientes de aire, se hará esperar hasta marzo, salvo bailes de fechas de la editorial.

¡Ah! Y el primer trailer de la adaptación cinematográfica de Los hombres que no amaban a las mujeres, cuyo estreno está previsto para marzo del 2009:

¡Más Millenium de Larsson, el 25 de noviembre!

Bueno, queridos, parece que los rumores se confirman y a mi el pelucón me da vueltas. El lanzamiento de la continuación de la gloriosamente turbadora Los hombres que no amaban a las mujeres se adelanta… ¡Loada sea esta mi Providencia Librera!

La onda expansiva del bombazo literario sueco Stieg Larsson parece haber desentumecido los engranajes de la maquinaria editorial del omnipresente y omnipotente Grupo Planeta y la segunda entrega de la fabulosa trilogía Millenium llegará a los lectores españoles en dos meses justitos.

Sí, stieglarssonmaniacos del mundo, sí: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina estará en las librerías españolas Destino mediante el próximo 25 de noviembre.

Ya sólo con semejante título y un diseño de portada a cargo del mismo artista gráfico que firma la cubierta de Los hombres que no amaban a las mujeres con la que arrancó la saga, la segunda entrega de las aventuras de la indomable y exótica Lisbeth Salander y el sagaz Mikael Blomkvist promete mucho.

Allá va el texto de la contra de la inminente La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina:

Mientras Lisbeth Salander disfruta de unos días supuestamente tranquilos en el Caribe, Mikael Blomkvist, victorioso y rehabilitado, trabaja en el lanzamiento de un número especial de la revista Millennium sobre un tema candente: una oscura historia de prostitutas provenientes de los países del Este.

Eso sí, racionaros la ingesta de capítulos porque el volumen que culmina la trilogía Millenium, La reina en el palacio de las corrientes de aire, se hará esperar hasta marzo, salvo bailes de fechas de la editorial.

Aunque también es cierto que hay quienes ya han devorado la trilogía completa… en francés… Ventajas de ser políglotas y desventajas de ser un sufrido lector en castellano en un país donde todo llega, sí, pero tarde.

En fin, reginaexlibrislandianos de pro, ¿algún nuevo stieglarssonmaniaco entre vosotros? ¿Y alguien de entre los lectores políglotas que le haya hincado el ojo a La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y a La reina en el palacio de las corrientes de aire que nos adelante algo, sin masacrárnoslas?

De ‘¿Acaso no matan a los caballos?’ a ‘Mira quien baila’

Vivir encerrada en una gloriosa jaula de baldas y libros y arrastrar un pasado de devoradora compulsiva de letra impresa es lo que tiene: que a todo lo que veo, ¡ZAS! le busco mentalmente un referente novelesco previo.

Lo que antes de embutirme en la piel de una librera era mi afición secreta ahora forma parte de mis quehaceres libreros diarios, así que en reginaexlibrislandia soy una especie de mujer araña a tiempo parcial y, como tal, a ratos voy tejiendo redes que enlazan libros con realidades. Es algo tremendamente útil, porque con lo creativa que se pone a veces la Providencia Librera nunca sabes qué extraña petición te va a formular ese día cualquier cliente que se adentre en tus confines.

Por ejemplo ayer le tocó un turno a un matrimonio. Rondarían los sesenta y muchos y venían a por el nuevo libro de Antonio Gala, Los papeles del agua, para un regalo. Mientras se lo preparaba, charlaban sobre un programa televisivo:

– Ella: Pues me dijo la niña que leyó en la prensa que ya preparan otro de ¡Mira quien baila!- Él: ¿Oooooootroooooo? Pero, mujer, ¿es que no te cansa? El primero vale, pero tanto aburre ya.

– Ella: ¡Anda éste! ¿Y el fútbol? ¡Eso si que aburre!

– Él: Pero, ¿qué dices? ¡Que tendrá que ver una cosa con la otra!

– Ella: Bueno, sí, pero en el nuevo, ¿sabes quienes bailarán?

– Él: No, pero estoy a punto de saberlo…

– Ella: ¡Ortega Cano, Terelu Campos y Ana Obregón!

-Él: Pues ya ves tu, no tendrán otra cosa mejor que hacer. Y tu hija, ¿es eso lo que le interesa de las noticias cuando se está cayendo la banca internacional?

– Ella: Mira tú con qué me sale éste ahora…

– Él: Mercedes, por Dios, hay una crísis tremenda, la niña está hipotecada y lo único que le preocupa es el programita de los cojones.

Y aquí es donde reaparecí yo ante sus ojos con el libro de Gala en la mano y, sin quererlo, me unieron a la charla:

– Él: Y a usted, ¿también le interesa el programita con la que está cayendo en las bolsas del mundo?- Regina: Bueno, no exactamente. A mi me interesan los libros.

– Él: ¿Qué quiere decir?

– R.: Pues que, como usted sabrá, ni los concursos de baile ni las crisis galopantes son una novedad, y hay quien escribió novelas sobre ambos fenómenos,

– Él: ¿No me diga? ¿Si? ¿Como cual?

– R.: Horace McCoy, sin ir más lejos. En 1935 publicó su ¿Acaso no matan a los caballos? (en inglés original They Shoot horses Don’t they? ).

– Ella: ¿Y de qué va ese libro?

– R.: En un maratón de baile personajes desesperados danzan hasta la extenuación y por comida durante la Gran Depresión de los años 30, hasta que la joven Gloria, exhausta y desesperada, pide que la liberen de su sufrimiento, tal y como se hacía con un caballo malherido. Es algo brutal y descarnada, pero reflejo de una realidad en la América Miserable del Crack del 29 que Sydney Pollack filmó en 1969 con un título homónimo que aquí llegó como Danzad, Danzad Malditos.

– Él: Sí, si, la película me suena. ¿No salía la rubia esa, cómo se llamaba?

– R.: Jane Fonda, sí.

– Él: ¿Y dices que es buena la novela?

– R.: Es uno de los clásicos del género negro y, para mi, una maravilla. Da mucho que pensar, la verdad, y más ahora según nos sopla el viento…

– Él: ¿Lo tienes?

– R.: Si, sí, aquí está: ¿Acaso no matan a los caballos?

– Él: Pues me lo llevo también. Me lo voy a leer y luego se lo paso a la niña…

Y se fueron de mis confines con los dos libros. Y yo traté de recordar sin éxito en qué momento mi pelucón yo nos metamorfoseamos en araña-librera y unimos esas dos realidades con el novelón de MacCoy.

Y vosotros, queridos, ¿leísteis la novela? ¿Qué os pareció? A quienes tengáis la suerte de no haberla leído aún y os gusten las emociones fuertes haceros con un ejemplar en cuanto podáis, que no os arrepentiréis. Palabra de Regina.

Como siempre que la ocasión lo merece, os dejo el trailer original de la adaptación de Pollack, They Shoot horses Don’t they? y/o Danzad, danzad malditos, que se estrenó en 1969:

Stieglarsson-adicta en tiempo récord

«Hola, me llamo Regina ExLibrs, soy librera y estoy enganchada a la trilogía Millenium, del sueco Stieg Larsson. Tienes que leerte Los hombres que no amaban a las mujeres. TIENES QUE LEÉRTELA».

Así de acelerada y estupenda irrumpí esta mañana en mis confines, para desconcierto de otro de los libreros que pueblan reginaexlibrislandia, único testigo de mi delirio. El pobre hombre no supo si darme los buenos días o atizarme un valium en el cafelito para amansar a la fiera que el final de una novela con mayúsculas despertó en mí de madrugada.

Pero es que el primer volumen de la triple saga me ha impactado tanto como en su día lo hizo visualmente su magnífica portada.

Tanto que me siento como si tuviera el pelucón desdoblado entre esta realidad y la que late en las más de 600 páginas de Los hombres que no amaban a las mujeres.

Y ahora quiero más, necesito más, aunque las tres novelas se pueden leer de forma independiente. En unos meses llegará a España La muchacha que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, y después La reina en el palacio de las corrientes de aire, que cierra el tríptico colosal de un autor de apenas cincuenta años que literalmente se dejó el corazón en su obra.

Si, Larsson murió fulminado por un paro cardíaco un mes antes de la salida a la venta en Suecia de Los hombres que no amaban a las mujeres, allá por el 2005.

Así me ha dado de fuerte a mi con el Larsson, y especialmente con sus dos protagonistas: la indomable y exótica Lisbeth Salander y el sagaz Mikael Blomkvist, dos de los investigadores más cautivadores de cuantos he tenido el gusto de conocer literariamente.

Ella, de veintipocos, flaca, bajita, sembrada de tatuajes, asocial y hacker nata y él, periodista de mediana edad, quijotesco y bonachón pero con un olfato infalible para detectar la basura a kilómetros, especialmente en el mundillo de las altas finanzas.

Un tándem tan original como inesperado que se topa con la desaparición de una muchacha tres décadas atrás en el seno de una poderosa familia de industriales suecos, mientras hacen frente a una rata engominada y vestida de Armani y luchan por la supervivencia e imparcialidad de la revista Millenium, famosa por destapar escándalos económicos. Y entre medias sexo en todas sus variantes, sádicos, psicópatas, desapariciones, trampas e intereses cruzados.

Larsson hila perfectamente varias tramas mientras Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist hacen frente, cada uno a su manera, a los bajos fondos y el reverso más sórdido de la Suecia actual y comparten, de vez en cuando, cama y algo más.

Un puzzle alucinante que mantiene al lector absorto en la siguiente pieza a colocar, y la fórmula magistral para evadirse de todo y de todos estas vacaciones. Palabra de Regina.

Mi librero reginaexlibrislandiano ha decidio hacerle un sitio a Larsson en la maleta que ya anda ultimando a estas horas.

«En fin, algo tiene que tener si te ha revolucionado así, Regina», dijo mientras se iba con ella bajo el brazo.

Y vosotros, queridos, ¿conocíais Los hombres que no amaban a las mujeres? ¿Qué opináis de ella?

Para los más curiosos aquí os dejo el primer capítulo, cortesía de Destino, su editora en España.

Vuelve Anne Perry: ayer criatura celestial, hoy gran dama del crimen

Hay que ver cuánta inocencia me cabe entre los pies y el pelucón, queridos. El día en que me embutí en esta piel de librera organicé un pomposo y dramático funeral: el último adiós a mis curvas en lo que creí iba a ser el inicio de un ensanchamiento descontrolado de mi corporeidad, nimio precio a pagar por una nueva existencia consagrada en alma y cuerpo a la lectura. Y es lo que yo tengo, amigos, que cuando me equivoco… me Equivoco.

Claro, en mis imágenes mentales con una reginaexlibrislandia rebosante de volúmenes olvidé visualizar el momento en que los tomos entran y salen de mis confines. Obviamente ni aparecen por generación espontánea ni tienen patitas y, lo que es mejor aún, nunca llegan solos.

De ahí que las cajas atestadas de libros sean, junto al polvo, los papelotes, los comerciales, los proveedores y, como no, los clientes, el pan nuestro de cada día.

Y en eso precisamente pensaba yo esta mañana mientras me masajeaba los riñones después de trasladar al mostrador un par de cajas que pesaban como muertos. Pero el dolor se desvaneció cuando descubrí la identidad de ‘mi cadáver’: Las trincheras del odio, el cuarto título de la saga de Anne Perry ambientada en la I Guerra Mundial.

«Divina», me dije, «no todos los días te llevas literalmente puesta a una grandísima dama del crimen, las cosas como son»

Así que abrí las cajas y desparramé todos los ejemplares por el mostrador para verificar, etiquetar y decidir dónde colocarlos cuando entraron dos mujeres -madre e hija-. Venían a recoger un encargo que me hicieron la semana pasada:

Madre: Hola, buenas tardes.Regina: ¡Hola! ¿Qué tal? Venís a por El Guiness de los Records. Un segundo, lo tengo por aquí.

Hija: Tranquila, no tenemos prisa ninguna.

Madre: Uy, pero no me digas que éste es el nuevo de Anne Perry, el que sigue a Las tumbas del mañana, El peso del cielo, y, a ver si me acuerdo. ¿Cómo era el otro¿ Por Dios, pero si es el último suyo que me leí. Era algo de los Ángeles..

R.: Ángeles en las tinieblas. Y, si, este es el cuarto de la saga: Las trincheras del odio, sale ahora a la venta.

H.: Pero, ¿Anne Perry no era la de los vampiros?

M.: Qué va, nena, esa es Anne Rice. Ésta es Anne Perry, y escribe novela policíaca.

R.: Bueno, en realidad se llama Juliet Hulme.

M.: Ah, pues no sabía que utilizaba seudónimo. Yo creo que en las contras siempre figura como Anne Perry, ¿no?

R.: Si, es que se cambió el nombre porque, bueno… ¿Os suena la película Criaturas Celestiales?

M.: Pues no, la verdad

H.: ¿No es una que dirigió Peter Jackson?

R.: Justo, si, esa es. La protagonizaba Kate Winslet.

H.: Si, si, la recuerdo perfectamente. Hacía de colegiala que se enamoraba de otra chica y juntas matan a la madre de una de ellas para que no las separen.

R.: Pues estaba basada en hechos reales, y las dos jovencitas se llamaban Pauline Parker y Juliet Hulme.

H.: NOOOOOOO, ¿qué me dices?

M.: Creo que me he perdido…

H.: Ay, mamá, pues que la Anne Perry se cambió el nombre porque de adolescentes ella y su amiga mataron a la madre de ésta y, según recuerdo de la película, lo hicieron a pedradas en un bosque…

M.: Por favor…

R.: Así es. Ambas fueron a la cárcel unos años y parte de su condena consistía en no verse más. Juliet se cambió el nombre por Anne Perry y se fue a EEUU, donde empezó a publicar a finales de los setenta y ya no paró. Y ahí sigue, dándole a la tecla, solo que ya lleva unos años viviendo en Escocia.

H.: Qué fuerte, ¿y esa mujer escribe novelas de crímenes?

M.: Si, hija, y tiene muchas. Yo las que me estoy leyendo son unas ambientadas en la I Guerra Mundial sobre dos hermanos, los Reavley. Sus descripciones de las trincheras y de todo eso son terriblemente sobrecogedoras, pero ya sabes que yo todo lo que sea la Gran Guerra…

H.: Ay, a mi es que eso no me va mucho.

R.: Yo esas no me las he leído, porque a mi me va más su ‘vena victoriana’. Hace una labor de investigación impresionante, te clava a finales del SXIX a través de detalles como los trucos que usaban las costureras para remendar carísimos trajes de seda, los menús que se servían en grandes casas y tabernuchas y, sobre todo, los conflictos sociales de la época: luchas de clases, la figura de la mujer, la hipocresía moral. Todo eso con crímenes y misterios de por medio, claro.

H.: ¿Y cuál me recomiendas?

R.: Bueno, tiene dos series protagonizadas por sus respectivas parejas: Thomas y Charlotte Pitt en la década de los 80 del SXIX con ventitantos títulos, y

en la de los sesenta, creo que ya con quince episodios. Quizá empezaría por las de Monk…

M.: Yo de momento me llevo ya ésta, la de Las trincheras del odio. Y el libro Guiness que te encargué

H.: Pues yo casi que me vengo con calma el sábado y veo por cuál empiezo, porque aún tengo que terminarme la de Trueba que me recomendaste.

Y ellas se fueron, y me dejaron cercada por los ejemplares del último parto literario de Anne Perry. Allí estaba ella, observándome entre voraz, curiosa y milenaria desde la contra de uno de los ejemplares.

Y yo, como para acallar una vocecilla que me recriminaba el haber aireado como una vulgar chismosa el oscuro pasado de una mujer por entre cuyas líneas me refugio a menudo, solté toda solemne:

A sus pies, grandísima dama del crimen, a sus pies. Esta misma semana mi pelucón y yo nos leemos los cuatro títulos de los hermanísimos Reavley.

 

Y vosotros, queridos, ¿habéis leído algo de Anne Perry? ¿Conocíais su historia?

Aquí os dejo el trailer de Heavenly Creatures, de 1994:

«Busco ese libro de Lola algo, en el que muere una gitanilla que tenía un reloj»

A estas alturas de blog yo sé que vosotros sabéis que todos sabemos que adoro jugar a las adivinanzas con cualquiera que sea carne de reginaexlibrislandia o, lo que es lo mismo, alguien dispuesto a leer y con una mínima inclinación hacia los libros.

Gloriosos desconocidos aparecen un día si y otro también para, sin saberlo, poner a prueba mi cetro regio, y yo os lo voy contando.

El caso es que este jueguecito que al principio me estresaba ahora me mantiene en plena forma librera y me hace sentir como una auténtica Sibila, siempre a punto para profetizar sobre títulos que mis clientes buscan sin saberlo, o sobre libros que anhelan pero de los que apenas si tienen pistas.

Sin ir más lejos hace unas horas entró en mis confines una entrañable octogenaria con su increíble cabellera de nieve:

– Clienta: Buenas tardes, señorita- Regina: Muy buenas, señora. ¿Puedo ayudarla?

– Clienta: Pues espero que si. Verá, es que hace días leí algo sobre un libro y me dije «Encarnación, esta novela parece interesante». Pero es que mi memoria es un desastre y no recuerdo ni el nombre, ni el autor ni nada… Van ya tres librerías y no logro dar con él, nadie es capaz de ayudarme, me piden que sea más concreta.

– R.: A ver qué podemos hacer, ¿qué recuerda?

– C.: Era el libro un libro de una mujer hispana, Lola algo. Además creo que era en Venecia, sobre una gitanilla que encuentran muerta en un canal…. ¡Ah, y había un rejoj! Si, algo sobre un reloj.

– R.: Ya veo, ¿y dice que leyó sobre ella hace poco?

– C.: Si, en el periódico, pero no sé en cuál, porque fue en casa de mis hijos, ¿sabe? Y ellos compran tres, así que ya no sé cuál leí, la verdad.

Las pistas de Encarnación encienden los engranajes de mi cerebro y durante un segundo dejo activada la ‘regina automática’ (programada como sabéis para parpadear cada dos segundos sin dejar de sonreír) frente a la anciana mientras de epidermis para dentro todo mi ser se entrega a una frenética búsqueda mental:

Venecia-Crimen-autora hispana que suene como ‘Lola’- relativa novedad… Esto me huele a ‘DONNA’ León y el último caso del inmenso Brunetti: La chica de sus sueños, que se ha editado este mes.

Así que emerjo de mis profundidades mascando el título del libro, desactivo la regina automática para volver a ser la gobernanta de mis cinco sentidos y me excuso un segundo para ir a por un ejemplar:

Regina: Pues creo que se refiere a éste libro, el nuevo de Donna León.

Clienta: ¿A ver? ¡Uy, si, es este, es este! Venía con una foto de esa cubierta.

R.: Acaba de salir, y mire lo que dice la contraportada:

Ariana, una niña gitana de tan sólo diez años, aparece muerta en el canal, en posesión de un reloj de hombre y un anillo de boda. Para investigar el caso Brunetti se infiltra en la comunidad gitana, los romaníes, en lenguaje oficial de la policía italiana, que vive acampada cerca del Dolo. Pero los niños romaníes enviados a robar a las ricas casas venecianas no existen oficialmente, y para resolver el caso Brunetti tiene que luchar con el prejuicio institucional, una rígida burocracia y sus propios remordimientos de conciencia.

C.: Si, si, no hay duda. Y mire cómo perdí la cabeza con el nombre, aunque Lola y Donna suenan muy parecidos.. Pues no sabe la alegría que me da, señorita…

Y Encarnación se fue de mis confines con una sonrisa radiante y aferrada a su libro. Y el milagro librero se volvió a obrar entre mi pelucón y el suelo y, entre vosotros y yo, queridos, me sentí inmensa… IN-MEN-SA.

Tanto que, llevada por el éxtasis del momento corrí a la balda destinada a las obras de esa grandísima dama del crimen literario que es Donna León y les brindé mi trofeo de aire a ella y a su hijo literario, Brunetti, con el que, por cierto, he quedado en un par de horas para tratar de averiguar juntos qué demonios le pasó a esa gitanilla masacrada…

Y vosotros, queridos, ¿leísteis algo de Donna León? ¿Hubiérais intuído a qué libro se refería la bendita Encarnación?

Sonrisa de Dalia Negra

A veces me gustaría no ser tan irritantemente humana. Igual así lograría dar esquinazo a las flaquezas de carácter inherentes a mi especie y podría ser total y absolutamente fiel a mi objetivo de empatizar con los clientes que me piden que les recomiende lecturas.

Pero, queridos, tras seis horas con los malditos villancicos masacrándome los nervios lo raro es que mantuviera a raya a la psycokiller que llevo dentro. De la jovial y afanada Regina lo único que dejaba entrever era una sonrisa metálica, grotesca, como perfilada a cuchillo…

Me dije: ‘Regina, cielo, en lugar de sonrisa tus labios se han contraído en una mueca esperpéntica, como aquella que le dibujaron a la pobre Beth Short en Los Ángeles en 1947. Si, nena, el salvaje asesinato de la Dalia Negra que James Ellroy noveló de forma prodigiosa’.

Entonces un cliente me arrancó de mis divagaciones:

– Buenas, ¿podrías recomendarme algún libro?- Si, claro. ¿Tiene preferencia por algún género?

– Pues la verdad es que no…, algo para evadirme.

– ¿Ha leído La Conjura de los Necios, de J.K. Toole? ¿Y El Palacio de la Luna, de Auster?

– Si, me gustaron los dos.

– No me extraña. Veamos, como está cerca de la sección de intriga ¿quizá algo de detectives?

– Pfff, es que el plan Poirot o Sherlock Holmes no me apetece mucho ahora. Necesito algo más intenso.

Y aquí fue cuando volvieron a poner desde el principio el disco de Villancicos y, ¡ZAS! la imagen mental de Beth Short irrumpió de nuevo en mi cabeza con un fogonazo, como para hacerme reaccionar:

– ¿Le suena James Ellroy?- No, la verdad.

– Pues léase La Dalia Negra, quizá le suene el título por una película que estrenaron el año pasado…

– Ah, si, no sabía que hubiera novela.

– Si, y es excepcional. Es de detectives, pero nada que ver con A. Christie y demás británicos. Ellroy localiza sus tramas en Los Ángeles de los años 40, tras la II Guerra Mundial. sus protagonistas son ex-boxeadores metidos a detectives que se mueven por el Hollywood más sórdido. Ya sabe, polis corruptos, prostitución, violencia, politiqueos, mafiosos, moteles, mujeres fatales y antros de dudosa reputación…

-¡Eso, eso! Vale, me lo llevo…

Espero que le guste, la verdad. Dijo que volvería a contarme en cuanto se lo terminara.

Lo cierto es que nadie olvida a Betty Short, alias La Dalia Negra, una bella starlette de 22 años cuyo cuerpo encontraron desmembrado en un solar de Los Ángeles. La autopsia reveló que la torturaron durante días y entre otras cosas le dibujaron la sonrisa con un bisturí.

En el libro de Ellroy Bucky Bleichert y Lee Blanchard son dos ex-boxeadores metidos a detectives que se hacen cargo de una investigación que, tras saltar a los tabloides sensacionalistas, toma unas dimensiones estratosféricas.

Y a partir de ahí obsesiones, sexo, marginación, descensos a los infiernos, un triángulo amoroso, pornografía, desengaños, personajes oscuros, jóvenes que venden su inocencia por un papel y femmes fatales son el tapiz sobre el que se engarza una trama trepidante, sórdida y genial repleta de piezas de un puzzle que mantiene en jaque al lector hasta el mismísimo punto y final.

Es altamente adictiva, la verdad, y tras ella Ellroy retrató en una tetralogía todo un fresco sobre los sótanos de ese deslumbrante Los Ángeles de los años 40 y 50 que parecía ser todo glamour, cine, luz y dinero.

Así, a La Dalia Negra siguieron El Gran Desierto, L.A. Confidencial y Jazz Blanco, todas fabulosas y todas diseccionando lo que Hollywood guardaba bajo el felpudo.

En cuanto a la adaptación de La Dalia Negra que hizo Brian de Palma en 2006… en fin, soy librera, no cinéfila, pero en mi humilde opinión nada que ver con la novela, la verdad. Toda la intensidad de cada página no cabe en esos fotogramas. De todas formas va el trailer:

Y vosotros, ¿habéis leído algo de James Ellroy? ¿La Dalia Negra, quizás?¿qué os pareció?