Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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«¿Y para qué querría yo que Cervantes me firmara mi Quijote

Hay días en que amanezco en lo que yo llamo modo de epidermis para adentro, absolutamente hermética y opaca. En cambio otros estoy receptiva en exceso a todo tipo de estímulos externos, especialmente si éstos están de algún modo relacionados con los libros y campan a sus anchas por mis confines.

Cuando mis radares detectan alguna señal de este tipo a mi pelucón se le disparan más alarmas que a un submarino ruso en plena Guerra Fría, y absorbo la información sin perder una coma.

Ayer las dos primeras frases que se escaparon de la conversación entre dos reginaexlandianos esporádicos me activaron el ‘código rojo’.

Ambos tenían entre sesenta y setenta años, y hablaban a media voz:

– Cliente 1: Pues qué quieres que te diga, Juanito, a mi eso de esperar una cola para que un señor te firme un libro me parece una soberana estupidez.- Cliente 2: Que ya, que yo no te digo que yo sea partidario, solo que hay gente a la que eso le hace ilusión.

– C1: ¿El qué? ¿Tener el autógrafo de un desconocido? ¡Pamplinas!

– C2: ¿No has leído la prensa estos días? Toda esa gente en la Feria del Libro esperando para que el autor ese de La Sombra del Viento les firmara su ejemplar… Pues se irían tan contentos.

– C1: Ya me dirás tu qué gracia tiene eso. Mira, una cosa es que tu regales un libro y escribas una dedicatoria, porque es algo tuyo, pero otra que venga estampado el nombre del autor.

– C2: Pero, Manolo, más derecho tendrá él, que es quien escribió la novela, ¿no?

– C1: Por eso mismo, Juanito, por eso mismo. Él ya escribió su novela y ya la tienes, ¿qué más quieres de él?

– C2: Pues es como un recuerdo, no sé.

– C1: Pues ya me dirás tú para qué querría yo que Cervantes me firmara mi Quijote

Y diciendo eso ‘Don Manolo’ abandonó lentamente mis regios confines detrás de ‘Don Juanito’, ahora inmerso en sus meditaciones.

Y yo en las mías, claro, por aquello de que no era la primera vez que meditaba sobre la posibilidad de organizar firmas de libros en reginaexlibrislandia. Ni el resto de libreros ni yo lo tenemos demasiado claro, la verdad.

Si esa es la excusa para brindar a mis reginaexlibrislandianos de pro y a esta mi librera entidad la oportunidad de charlar sobre libros -los suyos y los ajenos- con algún que otro creador de palabras, vale. Pero si solo es por montar el tenderete… la cosa me chirría un poco. Hace años una escritora de esas que levanta pasiones extremas y enfrentadas me confesaba que le horrorizaban las Firmas masivas en Ferias de Libros:

«Me hacen sentir como un mono en una jaula, encerrada y expuesta»

Me conmovió, y me dio que pensar…

Y vosotros, queridos, ¿qué pensais? ¿Querríais que Cervantes os dedicara vuestro ejemplar de El Quijote? ¿Acudís a firmas de libros? ¿Por qué? Y, por favor, olvidemos por un segundo una posible y ulterior especulación en subastas y demás

«¿Y por qué no está mi libro más a la vista en tu librería?»

Ay de mi, queridos, hoy perdí el control, los papeles y casi hasta la cabellera, que aún humea de pura rabia. Y sé que como no me apacigüe y deje de corretear por ahí con el pelucón en llamas algún iluminado que haga el seguimiento por satélite de la antorcha olímpica me va a tomar por ella y la vamos a liar, queridos.

La cosa es que en unos segundos y por culpa de terceros dejé de ser la apacible y equilibrada Regina ExLibris para convertirme en Reginator, una criatura infernal envuelta en llamas y hecha a retazos de monstruos de celuloide, bestias literarias y engendros oníricos que relega a la mismísima Gozilla a la irrisoria y aberrante categoría de figurita de salpicadero de coche tuneado, con sus ojillos lumínicos y todo.

Estaba yo divinamente en reginaexlibrislandia cuando otro librero, una inocente víctima del destino y la casualidad, recordó que tenía un recado que darme:

Librero Inocente: Ah, Regina, por cierto, ¿Tenemos el libro XXXX de YYYY?Regina: Pues sí, hay uno en balda y cuatro para reposición bajo esa mesa… ¿por qué?

(Nota para posible dramatización: ese «por qué» fue tan cortante que con él podría descabezarse a la mismísima María Antonieta de una sola vez: ¡ZAS!)

L.I.: Porque hace un rato llamaron de la Editorial ZZZZ preguntando por él.R.: ¿Y eso?

L.I.: Pues dijeron que YYYYY estuvo el otro día por aquí, y que les llamó para quejarse porque no vio su libro XXX en esta libr…

Antes de que el pobre infeliz tuviera tiempo de terminar su frase y cerrar la boca mi atroz metamorfosis era un hecho consumado. Medía diez veces más (a lo ancho y a lo alto), mi pelucón era todo llamaradas y mi voz doblaba el acero y taladraba los tímpanos:

R.: ¿Y DE QUÉ DEMONIOS HABLAN ESOS? ESTO ES UNA LIBRERÍA, NO UN ALTAR EN HONOR A SU MAJESTAD-DE-LETRA-CAÍDA …. QUE DEN GRACIAS QUE AÚN TENGO ESOS CINCO EJEMPLARES, PORQUE NO HEMOS VENDIDO NI UNO, NI UNO SOLO DE ESA PUÑETERA OBRA MAESTRA EN CASI TRES MESES.L.I.: Pe-pe-pero cálmate, Regina, déjal…

R.: ¡NO!, TRAE, DAME EL NÚMERO QUE LES VOY A LLAMAR YO PARA QUE ME PASEN CON YYYY, QUE ME DIGA DÓNDE QUIERE SU ALTEZA QUE COLOQUE SU LIBRO…. ¿EN EL ESCAPARATE? ¿TODA UNA BALDA CON EJEMPLARES FRONTEADOS, QUIZÁS? O, MEJOR AÚN, ¿QUÉ TAL SI CONSAGRO TOOOOOOODA REGINAEXLIBRISLANDIA A ESE TÍTULO? ¿LE BASTARÁ ESO? A VER SI SE ATREVE A DECIRME A LA CARA CÓMO LLEVAR MI LIBRERÍA Y DE PASO LE DIGO POR QUÉ PARTE DE SU ANATOMÍA POR LA QUE NUNCA SALE EL SOL SE PUEDE METER LAS DOS COSAS, SU NOVELITA Y SUS SUGERENCIAS…

Estaba total y absolutamente fuera de mi, y para cuando terminé de pegar voces y de despotricar me había quedado sola en la librería.

El caso es que, aunque quizás pelín desproporcionada, mi reacción es, cuando menos, comprensible.

Vereis, como librera hay días en que me siento como el único pato de una caseta de tiro al blanco: cosida a perdigonazos por comerciales de todas las editoriales catálogo en mano.

Su tarea es vendérmelos -cuantos más, mejor-, y la mía escucharles, investigar, leer y decidir con qué títulos me quedo y cuáles descarto, siempre pensando en lo que esperan encontrar en mis confines quienes yo llamo cariñosamente ‘carne de reginaexlibrislandia’: mis clientes.

En un mundo ideal YYYY hubiera venido a nosotros para preguntarnos qué nos pareció su novela, en lugar de ir a vociferar al pobre esbirro de la megaeditorial de turno sobre la insuficiente visibilidad de sus ejemplares en las librerías.

Pero, por desgracia, esta es la dura realidad y así son las cosas… de reginaexlibrislandia para fuera, claro, porque aquí dentro ¡NO! Al menos mientras yo ande por aquí, palabra de Regina.

Y vosotros, ¿cómo lo veis? ¿Quién hace las librerías, los grandes grupos editoriales o los libreros?