Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
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Por qué leer ‘Sobre héroes y tumbas’, de Ernesto Sábato

Es imprescindible leer a Ernesto Sábato, uno de los pesos pesados de las letras latinoamericanas del siglo XX, que fallecía un 30 de abril de 2011. Autor de títulos como El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador, así como de ensayos sobre la condición humana, sus ficciones te sacuden la bibliofilia con la intensidad de latigazos. Palabra de Regina ExLibris.

Ernesto Sábato

Ernesto Sábato

Como erenestosabatiana confesa su efeméride me reverberaba en el pelucón, así que nada más llegar a reginaexlibrislandia rescaté sus títulos del anaquel y los desparramé sobre el escritorio para dedicarle un rincón al maestro. Y eso despertó el apetito lector de uno de mis libreros más jóvenes:

“Oye, Regina, y yo, ¿qué me leo de Ernesto Sábato?

Así que, puestas a recomendar uno de sus libros para iniciarse en el universo creativo ernestosabatiano, le dije que yo, sin duda, me quedo con Sobre héroes y Tumbas.

Y es que si hay novelas que te noquean en Sobre héroes y tumbas cúbrete bien el bibliocostado, querido, porque cada salto de línea es un directo a tus órganos blandos.

En ella Ernesto Sábato somete al joven Martín a la desintegración espiritual que precede a la reconstrucción de una identidad sin fisuras, en un viaje tortuoso y fascinante ambientado en Buenos Aires y donde lo más abyecto y lo más luminoso se funden en Alejandra, su gran amor.

Sobre héroes y tumbas

Sobre héroes y tumbas

Y no solo eso: la novela en sí no solo constituye una arquitectura literaria monumental, barroca, alucinante y devastadora, sino que también es un glorioso cóctel de realismo mágico y surrealismo aderezado con las obsesiones sabatianas del dualismo moral, la soledad del creador y el sinsentido de la existencia.

La lucha interior del joven Martín por encontrarse a sí mismo, su doloroso proceso de purga espiritual, su concepción del arte como liberación y su pasión corrosiva por la destructiva y magnética Alejandra Vidal hacen de Sobre Héroes y Tumbas una de las novelas de aprendizaje y crecimiento más deslumbrantes de la Literatura, que cautivará a muchos y fascinará especialmente a los devotos de las novelas de iniciación como Demian de Herman Hesse o El retrato del artista adolescente de Joyce.

Además, mucho ojo a uno de los capítulos de Sobre Héroes y Tumbas: el ya emblemático Informe sobre ciegos. Pocos textos me han impactado y sobrecogido como lo hizo este en su día ya desde la primera página, y como lo hace invariablemente en cada nueva relectura.

Es un episodio autónomo, que dibuja un descenso a un infierno interior que haría palidecer al mismo Lucifer, y que encierra una metáfora desoladora y brutal pero cargada de lucidez, de esas cuyo eco te resuena en la bibliofilia para toda la vida (y más allá).

Va una muestra del texto para que me digáis si es o no un bibliobofetón con la mano abierta (¡PLAF!):

Yo venía abstraído, cuando de pronto oí una campanilla, una campanilla como de alguien que quisiera despertarme de un sueño milenario. Yo caminaba, mientras oía la campanilla que intentaba penetrar en los estratos más profundos de mi conciencia: la oía pero no la escuchaba. Hasta que de pronto aquel sonido tenue pero penetrante y obsesivo pareció tocar alguna zona sensible de mi yo, algunos de esos lugares en que la piel del yo es finísima y de sensibilidad anormal: y desperté sobresaltado, como ante un peligro repentino y perverso, como si en la oscuridad hubiera tocado con las manos la piel helada de un reptil.

(Informe sobre ciegos, L. Scafati / EZR)

(Informe sobre ciegos, L. Scafati / EZR)

Los amigos de la editorial Libros del Zorro Rojo editan este colosal Informe sobre Ciegos en un maravilloso volumen con ilustraciones de Scafati. Sin duda un artefacto narrativo y visual perfecto, que es ideal para ernestosabatizarse sin fisuras.

6 novelas para leer México en plena Feria del Libro de Guadalajara

Si voy a homenajear a las letras mexicanas y a prescribir autores mexicanos solo puedo hacerlo embutida en la piel de María Felix, alias la Doña.

(Los héroes están cansados,1955 / CCC)

(Los héroes están cansados,1955 / CCC)

Sí, querid@s, porque la gran diva del cine mexicano y musa de Diego Rivera entre una legión de intelectuales y artistas rendidos a sus taconazos, era todo poderío, ingenio, casta, belleza y bravura, tanto dentro como fuera del celuloide.

Y, claro, qué mejor que metamorfosearme en la Doña para presidir mi tributo libresco a un país y una literatura que estos días no solo es el epicentro de las letras iberoamericanas en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, sino que vuelca su mirada y muchos actos y ponencias hacia Madrid y la literatura española. ¡Ándele!

Así que cuando un reginaexlibrislandiano asiduo se acercó y me dijo:

Cliente: Oye, Regina, ¿estás siguiendo las crónicas de la Feria del libro de Guadalajara? Tiene que ser un espectáculo…

Regina: Pues mira, sí, pero estoy pensando que voy ir un poco más allá. Y ya que no puedo estar allí pues como que voy a traerme un rinconcito de la Feria de Guadalajara a Reginaexlibrislandia. ¿Cómo lo ves?

Cliente: Pues muy bien, porque justo venía a que me recomendaras alguna novela mexicana

Y, dicho y hecho: me almidoné el pelucón y sin escatimar en rímel ni en escotazo me mariafelixicé para montar un espacio cargado con 6 novelas del panorama literario actual mexicano que prescribo en mi librería en cuanto tengo ocasión.

Obviamente no son todas las que hay, pero creo que condensan gran parte del genio que exportan y que aportan los nuevos autores mexicanos a las letras hispanoamericanas.

¿Listos?

Pues agarraos los machos que despegamos rumbo al mejor México de novela:

1. Después del invierno. Guadalupe Nettel. Anagrama. Si aún no has leído nada de esta púgil de las letras contemporáneas mexicanas hazlo porque adentrarte en el universo literario netteliano es una experiencia sobrecogedora, alucinante, abrupta, trágica, cómica y, en según qué párrafos, hipnótica, aderezada con banda sonora propia (Nick Drake, Miles Davis, Keith Jarrett o Philip Glass). Sus protagonistas, Claudio y Cecilia, están condenados no solo a amarse y detestarse con idéntica intensidad, sino a ser felices solo a ratos. Con una prosa a veces minuciosa y otras vívida, y con escenas fotográficas del Nueva York de él y del París de ella, Nettel levanta el pasado, el presente y el futuro de ambos, devorados por miedos, fobias, angustia y algún atisbo de esperanza. Novela conmovedora, divertida, magnética e inquietante, tan dolorosa como incisiva y reveladora, que disecciona y enturbia a la vez las relaciones no solo entre dos personas, sino la de cada cual consigo mismo.

Después del invierno

Después del invierno

2. Temporada de huracanes. Fernanda Melchor. Random House. La narrativa de Fernanda Melchor está forjada a hierro y fuego para abrir en canal una historia de barbarie y de realismo con la que airea las entrañas del ser humano, y te engancha a una espiral de fatalidad y de crudeza. La historia arranca cuando unos niños de una zona rural y miserable encuentran en un canal de riego de una el cadáver de la Bruja, a quienes los vecinos respetaban y temían por igual. Pronto los rumores apuntan a unos chicos del pueblo, que fueron vistos cerca de la casa de la hechicera cargando con un cuerpo inerte. A partir de ahí, ellos narran su historia mientras arrastran al lector a la realidad del día a día en un lugar carcomido de pobreza y abandono, y donde violencia, erotismo y turbias relaciones de poder imponen sus propias leyes.

Temporada de huracanes

Temporada de huracanes

3. Te vendo un perro. Juan Pablo Villalobos. Anagrama. Cargada con un humor ácido e irreverente esta hilarante novela recorre el arte y la política del México de las últimas ocho décadas, marcados en la historia familiar del protagonista con la sucesión de perros de su madre, con los que el autor reivindica a los marginales y a los desaparecidos. La acción se situa en un edificio de México DF, donde un grupo de ancianos sobrevive entre rencillas y tertulias. Teo, el narrador, tiene 78 años, consagra sus quehaceres a la Teoría estética de Adorno. Es taquero jubilado y pintor frustrado, ahora sus prioridades son dos: estirar sus ahorros sin prescindir del alcohol y afinar sus opciones de trajinarse a la presidenta vecinal o a la verdulera. Pero la irrupción de tres jóvenes (un mormón de Utah, un maoísta clandestino de y la bella Dorotea) detona una espiral de absurdos en esta particular comunidad que aseguran carcajadas prácticamente a cada salto de línea.

Te vendo un perro

Te vendo un perro

4. Las Batallas en el desierto. José Emilio Pacheco. Tusquets. Este pequeño artefacto literario es tan perfecto como traicionero, porque tras su aparente sencillez subyace toda una compleja arquitectura narrativa y conceptual que posibilita múltiples lecturas e interpretaciones, y que la consolidan como lo que es: una novela magistral. Pacheco proyecta sobre el telón de fondo de una historia de amor e iniciación al deseo adolescente otra historia paralela de descomposición y desintegración social. Para ello orquesta un un espectáculo de sombras chinescas en forma de corrupción social y política, del despertar al México moderno ante el declive del viejo y original, así como del rescate de las memorias individuales y colectivas de una ciudad a la que José Emilio Pacheco recrea sin nostalgia y critica con dureza pese a amarla profundamente.

Las Batallas en el desierto

Las Batallas en el desierto

5. La revuelta del pueblo cucaracha. Óscar Zeta Acosta. Antonio Machado. Esta desternillante y alocada novela, considerada obra fundamental del renacimiento literario chicano de la segunda mitad del SXX, Óscar Zeta Acosta, alias Búfalo Pardo o “El Zeta”, abogado y activista político, describe la vida en su barrio: el conflictivo East Los Ángeles entre 1968 y 1973. Eran tiempos convulsos de desobediencia civil, protesta racial, brutalidad policial, anarquía, Vietnam y lucha por los derechos políticos de las cucarachas, lucha que Acosta, antihéroe empapado de anfetas y LSD, inestable y genial vagabundo que se unió a Hunter S. Thompson en su búsqueda del Sueño Americano, libró a corazón abierto tanto desde los tribunales como en las barricadas de las calles de Los Ángeles liderando el «Poder Pardo», grupo más temido y vigilado incluso que el de los «Panteras Negras».

La revuelta del pueblo cucaracha

La revuelta del pueblo cucaracha

6. El testigo. Juan Villoro. Anagrama. Juan Villoro narra de forma magistral cómo un intelectual mexicano que regresa de su largo exilio europeo a su México natal se da de frente con un país que no reconoce, carcomido por el crimen organizado, los escándalos de todo tipo y las corruptelas políticas, y en el que las cuentas mal saldadas siempre pasan factura. Mientras él trata de reconciliarse como puede con esa realidad tan turba como inesperada se va reencontrando con los suyos, lo que le obliga a saldar cuentas con su propio pasado familiar y emocional. Brillante disección de un lugar y de una época (el México contemporáneo) en la que solo la poesía parece sobreponerse al caos.

El testigo

El testigo

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna de esas 6 novelas de autores mexicanos contemporáneos? ¿Qué os pareció? ¿Alguna otra sugerencia?
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«Pues que Benedetti me ampare»

La Providencia Librera es sutil, irreverente, impredecible, caprichosa y, de vez en cuando, hasta magnánima. Bueno, eso o que simplemente le bastó el verme empezar la semanita con el corazón bibliófilo cuarteado por la muerte de Mario Benedetti para apiadarse de mi y permitirme rendir un homenaje al uruguayo en reginaexlibrislandia que ha ido más allá de dedicarle un altarcito regino en uno de mis anaqueles.

Sí, porque aunque lo primero que hice el lunes al irrumpir en mis confines libreros fue hacer acopio de ejemplares de la poesía y la prosa de Bendetti lo cierto es que apenas 24 horas después esa Providencia Librera tuvo a bien materializar frente a mi pelucón a un curioso personaje:

– Cliente: ¡Hola!- Regina: ¡Hola! ¿Qué tal?

– C.: Bien, mira… verás, tengo un amigo que necesita un libro con poemas de amor, y la verdad es que no entiendo de libros.

– R.: ¡Ah, muy bien! ¿le dijo algún poeta o período en especial?

– C.: No, sólo eso, que quiere un libro con poemas de amor… para dedicarle los poemas a una chica, porque aunque estén juntos ella lleva un tiempo fuera y justo regresa esta semana.

– R.: Ya veo, ya. Y su amigo, ¿qué busca exactamente con los poemas, declararse?

– C.: No, no, bueno, creo que no. Ya llevan unos meses, pero ella no tiene muy claro de qué pie cojea él, ¿sabes? Duda. Y, bueno, él ha sido un poco bala perdida, pero ya no. Así que quiere sorprenderla con algo bonito, pero que hable de sus sentimientos: que la quiere, que no es solo ‘una más’ para él, esas cosas… Aunque mejor que sea algo sencillo, ¿sabes? Nada enrevesado ni oscuro ni exagerado.

– R.: Mmm, mira, te enseño tres poemas y me dices si más o menos es eso lo que buscas para tu amigo, ¿te parece?

– C.: ¡Perfecto!

Y le di un tríptico de poemas de Mario Benedetti marcados con post-it rosa fucsia en el ejemplar de su Antología Poética:

 

 

 

Al rato, volvió a mi con una sonrisa radiante en su cara y la Antología Poética de Benedetti que le había dejado unos minutos antes en la mano:

– Cliente: ¡Si, si, si! ¡Seguro que esto es justo lo que busca mi amigo! – Regina: Pues, como ves en el ejemplar, son poemas de Mario Benedetti.

– C.: Uy, ese me suena, un primo mío creo que me habló alguna vez de él, pero no le hice mucho caso… ¿no salió algo de él hace poco en la tele?

– R.: Probablemente, justo acaba de morir

– C.: Vaya, qué pena. En cualquier caso esto es lo que buscaba para ‘mi pulpita’. Vamos, lo que yo buscaba para que mi amigo se lo diera a Carmen, su chica, la de él… Así que sí, se lo llevo y que Benedetti me ampare. Bueno, a mi no, claro, quiero decir, a él.

– R.: Sí, bueno, sería muy difícil decepcionarla con esos poemas, la verdad.

 

Y se fue con el libro de Benedetti para ‘Carmen, la chica de su amigo‘.

Y yo me quedé dando gracias a la Providencia Librera por enterrarme entre anaqueles para, de vez en cuando, vivir instantes como el de hoy, cuando mi tributo al maestro fue descubrírselo a otros y, mejor aún, quizá lograr que Benedetti y sus versos sean el puente que sortee el posible abismo abierto entre ‘Carmen, la chica de su amigo‘ y ‘su amigo‘, quienquiera que sea.

Y vosotros, reginaexlibeislandianos de pro, ¿leísteis algo de Benedetti? ¿Os quedáis con sus versos, sus cuentos, sus piezas teatrales, sus novelas o sus ensayos? ¿Dedicáisteis a alguien alguna vez algún poema de Benedetti?

¿Y qué si Bolaño se lo inventó TODO?

Unos meses de bolañomanía en norteamérica y ya hay quien busca motivos para pulverizar el mito y la obra del escritor chileno, fallecido en Barcelona en 2003.

A reginaexlibrislandia llegaron ecos de la fiebre por el autor de El gaucho insufrible o Los detectives salvajes y, especialmente, por la majestuosa 2666, a través de clientes que se acercaban a mis confines en busca de ejemplares ‘para enviar’ a familiares y amigos residentes al otro lado del charco.

Lo descubrí sobre el terreno cuando decidí indagar después de que cuatro o cinco personas me dejaran tiritando la balda Bolaño antes de Navidad:

– Regina: Estoo, disculpe, ¿es para usted ese ejemplar?- Cliente: No, la verdad es que es para mi nieto, que vive en Nueva York

– Cliente2: Pues es un encargo de un amigo que vive en Washington y me pidió que se lo llevara

– Cliente3: Es para mi nieto, que vive en América y lo quiere por reyes

– Cliente4: Mi hermana es profesora allí y por lo visto hay un boom Bolaño ahora

En cuanto tuve un segundo y un cafelito a mano me zambullí por estos mares de bits para husmear tanto en medios norteamericanos como en librerías electrónicas radicadas en los juntitos.

Poco tardé en toparme con una auténtica bolañomanía, cosa que, como bibliófila nata, me alegró infinito.

Y días después uno de mis libreros irrumpió en mi escritorio con la vena de la yugular del tamaño de un morcillón de Burgos:

– Librero: Regina, RE-GI-NAAA- Regina: ¿Qué? ¿QUEEEEE?

– L: ¿A que no sabes quien está nominado para el National Book Award 2008?

– R.: Mmmm, ¿Auster? ¿Murakami?

– L.: Noooo: BOLAÑO, Bolaño y su 2666

– R.: ¡Anda, ole con ole para la Providencia Librera!

Pero ahora otra noticia me ha congelado la sonrisita en una mueca macabra. Resulta que, en lugar de comentar su obra, ahora en los juntitos les da por escarbar en la vida de Bolaño: que si fue o no heroinómano, que si parte de su autobiografía es falsa…

La noticia de una corresponsal española en Nueva York sintetizaba una situación que me pone el pelucón mirando a Cuenca:

Y digo yo, reginaexlibrislandianos de pro, fieles y asiduos… ¿qué más da si iba o no de heroína hasta las trancas?

¿Y qué si ficcionó su propia vida? ¿Lo dejaréis de leer y de valorar como novelista por eso?

Yo no, claro. Que de bolañomaníacos de medio pelo ya están los EEUU llenos… Regina ExLibris dixit.

“¡Pero, señorita, este libro no es de tapa dura!”

En plena era digital lo más confuso parece ser el negro impreso sobre blanco y sus vestidos. O al menos eso es lo que veo cada día en reginaexlibrislandia.

Atrás quedaron los años en que el formato de un libro era, básicamente y para los menos bibliófilos, de ‘tapa dura’ o ‘de bolsillo’, con alguna que otra variante ‘de lujo’, ‘en piel’ o similares.

Pero ahora la línea que separa ambas ediciones está definitivamente desdibujada, y hay tantas variantes flotando en el limbo formal que hay quienes se pierden en la búsqueda de su ejemplar, especialmente si es un encargo o un regalo.

¿Ejemplos? Mi conversación con una clienta:

– Clienta: Oiga, buenas tardes.- Buenas tardes, ¿qué desea?

– C.: Mire, yo quiero un ejemplar de El gaucho insufrible, de Roberto Bolaño.

– R.: Ah, muy bien, déme un segundo y se lo traigo. ¿Lo prefiere en bolsillo?

– C.: No, no, no. ¡Que no sea de bolsillo! Es un regalo para mi nieto, que vive en EEUU y me lo ha pedido en la ‘edición grande’.

– R.: Es curioso, leí que hay una auténtica fiebre por Bolaño ahora en Norteamérica…

– C.: Pues debe ser, porque me ha insistido mucho.

 

En ese impás mi pelucón y yo correteamos a la balda donde descansan las criaturas literarias de Bolaño, para regresar a mi escritorio ejemplar en mano…

 

– R.: Aquí lo tiene, parece que hemos tenido suerte…- C.: ¡Pero, señorita, este libro que me da no es de tapa dura!

– R.: Mucho me temo que sí, aunque realmente no… Verá, en España a Bolaño lo edita Anagrama, que tiene dos formatos, uno más económico que es ‘de bolsillo’, y otro que es de ‘tapa dura’ aunque no literalmente, porque como verá es blanda… Uno vale 12,50 euros y el otro, el rojo, 7 euros

– C: Ya, ya, pero el más caro es de tapa blanda, se parece mucho al que usted dice que es de bolsillo, y mi nieto me ha dicho que no quiere de este tipo.

– R.: Como usted vea, pero estos son las dos únicas ediciones de El gaucho insufrible de Bolaño en España.

– C.: Mire, ¿sabe lo que le digo? Que mejor se lo pregunto cuando hable con él por teléfono… ¡Adiós!

Y se fue sin el libro de Bolaño y ligeramente contrariada…

Y a vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿os ha pasado algo similar? En algunos títulos… ¿realmente hay tanta diferencia formal entre unas ediciones y otras? ¿Creeeis que las editoriales deberían unificar ediciones, como en el mercado anglosajón, donde son más homogéneas que aquí?

‘Que no, que no vendo libros de saldo

Se acabó eso de quedar hecha un amasijo lloroso con pelucón cada vez que alguien me masacra la moral con malos modos y peores intenciones en mis mismísimos confines.

Si, queridos, estaba tan firmemente decidida a que no se repitiera mi momento-Cornelia Funke que hoy empecé a canalizar toda esa impotencia con una terapia de choque.

Regina, cielo, me dije… a cada situación non-grata responderás con alguna cita literaria de cabeza que la ilustre o condense. Será una suerte de catarsis regia, una manera de soltar a la bestia espectral que te acaban de dejar suelta en las entrañas. O eso o a este paso la úlcera duodenal va a engullírsete hasta el pelucón, divina.

Pues me faltó tiempo para probar su efectividad. Apenas estaba ultimando sus especificaciones cuando entró una mujer en la librería:

– Clienta: Hola. ¿Tiene libros en oferta?- Regina: Pues no, señora, no tengo.

– C.: ¿Y descuentos?

– R.: Salvo ocasiones excepcionales me temo que no.

– C.: ¿Y si quiero un libro que está defectuoso?

– R.: Si encuentra uno que se me ha colado con algún error de imprenta o en malas condiciones no se lo puedo vender.

– C.: ¿Y si yo lo quiero a pesar de todo?

– R.: Puede llevárselo si insiste, pero no le rebajaría el precio.

– C.: ¡Eso sería un timo! ¿Cómo me voy a llevar un libro defectuoso por su precio normal?

– R.: Ya le digo que yo, de primeras, no se lo vendería. Si usted insiste mucho y no le importa… eso me temo que es cosa suya, señora.

– C.: Vamos que no tiene ofertas ni nada.

– R.: No, señora, no tengo.

– C.: Pues vaya una librería. Debería tenerlos.

No fue lo que dijo, sino el tono: me sentó como si me hubiera rociado los ojos con la laca que uso para almidonarme el pelucón.

Dudé si explicarle o no a la buena señora que existen librerías de viejo donde comprar ejemplares usados, y otras grandes superficies en las que efectivamente rebajan el precio de determinados libros porque de alguna forma les compensa.

Pero a la gran mayoría del resto de mortales libreros no nos sale a cuenta vender un ejemplar más barato porque esté dañado o con algún defecto de imprenta.

¿Por qué? Pues porque en ese caso se lo devuelvo a la editorial y me dan otro ejemplar, que yo venderé al precio de venta al público y me haré con ese mínimo margen por unidad con el que doy esquinazo a trompicones a los números rojos en mi cuenta de resultados.

Pero si rebajo el precio del libro resulta que pierdo dinero, queridos, porque al editor se lo pago a un precio X y luego el cliente se lo lleva por un -X, con lo que ese me lo trago yo tal cual: dobladito. Y eso no, queridos, eso no.

Lo que si hago a veces si el cliente necesita ese libro (para un examen, para un regalo, porque el ansia voraz por leerlo le supera) es permitir que se lleve el ejemplar mellado al precio habitual y que lo tenga ‘de acogida’, como yo lo llamo. Es decir, él se lo lleva y yo pido uno nuevo, y me da su palabra de que cuando éste me llegue y le llame venga a reginaexlibrislandia y lo cambiemos. Así yo devuelvo el defectuoso y todos en paz.

En fin, que desistí de explicarle mi problemática a la mujer porque, visto lo visto, no merecía la pena. El caso es que, aunque pensé que se había esfumado, reapareció con una guía de viajes en la mano:

– C.: ¿Y esta guía de Viena del 2007?- R.: ¿Si?

– C.: Pues que como no es del 2008 debería valer menos.

– R.: Fallo mío, se me ha colado y no tengo la nueva edición. En cualquier caso le digo lo mismo: no se la puedo rebajar. Vale lo que marca.

– C.: Usted tima a la gente, ¿se da cuenta? ¿Cómo se atreve a intentar venderme una guía desactualizada a este precio? Adiós, no pienso volver.

Y, esta vez sí, se fue rezumando mala uva y murmurando improperios. Pero yo estuve ágil y, para desembarazarme de toda esa negatividad, pulvericé el recuerdo de esa mujer rebuscando alguna cita que asomara por entre mis lecturas para ilustrar mi experiencia y sacudirme el trauma en lugar de tragármelo.

En poco más de un par de minutos me llegó la inspiración, de la mano de don Ernesto Sábato en su gloriosa y desgarradora Sobre Héroes y Tumbas que aprovecho para recomendar encarecidamente a quienes tengáis la suerte de no haberla leído aún:

«Una sonrisa irónica se superpuso a su primera expresión de ternura haciéndola luego contraer, como un ácido sobre una piel muy delicada»

Os parecerá una memez, pero para mi fue toda una liberación. Me quedé, literalmente, como una reina.

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de mi pelucón, ¿qué hacéis si en una librería os topáis con un ejemplar defectuoso? ¿Qué opináis de la escenita? ¿Y de mi terapia? Probadla… no os arrepentiréis. Palabra de queen.