Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

Entradas etiquetadas como ‘Kerouak’

¿Sabes qué novelas escribieron en solo un mes Muriel Spark, Ishiguro, Conan Doyle, De Rojas, A. Burgess y Kerouac?

Hay grandes libros que parecieron surgir por bibliogeneración espontánea.

(Malavita, 2013 / EuropaCorp)

Sí, por lo poco que tardaron en escribirlos, o, al menos, en finiquitar su primera versión. Pero nada más lejos de la realidad, claro, porque aunque un escritor sea capaz de dar forma en tiempo récord a una buena historia, seguro que llevaba mucho gestándose en su interior. Llegado el momento adecuado, una llama prende la mecha y detona el incendio literario. Pero sin talento ni esfuerzo creativo –consciente o inconsciente– no hay fuego que encender ni llamas que avivar.

De ahí que, por ejemplo, sean factibles bibliomilagros como que Mary Shelley pariera su Frankenstein o el Moderno Prometeo en el plazo de una noche de tormenta, o que Robert Louise Stevenson rematara en pocas horas tras un mal sueño su El Extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr Hyde. Y en eso precisamente, en la capacidad de algunos para rematar novelones en tiempo récord, se ha centrado el debate improvisado de esta tarde en la librería con uno de mis reginaexlibrislandianos de pro:

Cliente: A ver si me leo estos en una semanita, pero es que hoy en día el tiempo cunde muy poco, Regina

Regina: ¿Y eso?

Cliente: Pues mira, entre un trabajo y otro me tomé un mes off y no hice apenas nada de lo que pretendía. Por no hacer ni siquiera he descansado

Regina: Bueno, no sé… en mi caso el tiempo tampoco es que sea elástico, pero sí puedo decirte que en cuestiones librescas hay titanes de las letras que remataron algunas de sus mejores obras en menos que eso. ¿No sabes qué grandes novelas fueron escritas en menos de un mes?

Cliente: ¿qué? ¿Un mes? ¡Imposible! ¿Sí?

Regina: Sí, querido, como lo oyes. Alguna de Ishiguro, Kerouac o incluso Fernando de Rojas. Y eso que ponemos ahí el corte temporal, pero también hay otras que ni te imaginas que fueron escritas en poco más de un mes.

Cliente: Pero, a ver, espera. ¿Qué novelas dices que fueron escritas en un mes?

Y aquí yo, ya perfectamente embutida en la piel de Maggie Blake, la gloriosa madre conematográfica de «la Familia» Malavita, con esa encantadora y letal querencia a prenderlo todo, prendí mi fósforo junto antes de soltar mi bibliperorata incendiaria.

Sí querido, aquí tienes seis grandes novelas escritas en menos de un mes. ¿Listos? ¡Van!

1. La Celestina, de Fernando de Rojas. ¡Apenas quince días! En algún punto entre la novela dramática y la tragicomedia, siempre se ha dicho en los mentideros librescos que Fernando de Rojas, una vez esbozado el primer acto, la remató del tirón en apenas dos semanas. Complejo tapiz de una sociedad y de una época a las que retrata con cierto cinismo y humor descarnado, esta colosal pieza narrativa versa sobre el amor, la muerte, la magia, las bajas pasiones y la necesidad de vivir cada momento como si fuera el último. En ella la loca pasión por Melibea, hija de un rico mercader, lleva al joven Calisto a aliarse con una vieja alcahueta para conseguir el favor de su amada. Desde que Celestina entra en escena el turbio personaje se consolida como criatura capital de las letras universales.

La Celestina

La Celestina

2. Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle. ¡Tres semanas! Con apenas 27 primaveras Arthur Conan Doyle finiquitó en tres semanas la que sería la aventura inaugural del llamado a ser uno de los personajes más grandes de toda la historia de la literatura: Sherlock Holmes. A caballo entre el género policiaco, la reconstrucción histórica y el relato de aventuras, la novela en la que Conan Doyle plantea, despliega y resuelve su primer enigma de forma magistral gira en torno a un crimen cometido en Londres y cuya trama se relaciona con la secta mormona y el estado de Utah. Explosiva mezcla de crimen, suspense, pistas falsas y venganza, en la que los desde ya inseparables Sherlock Holmes y doctor Watson seguirán el rastro del misterioso asesino.

Estudio en escarlata

Estudio en escarlata

3. En el camino, de Jack Kerouac. ¡Tres semanas! 21 días de frenética actividad literaria, vivencias de años como nómadas de asfalto, moteles y excesos, y un rollo de papel higiénico fue todo lo que empleó Kerouac para materializar En el camino. Publicada en 1957, y escrita como monólogo interior narra los viajes en Cadillacs y Dodges desvencijados que Kerouac y los suyos hicieron por EEUU y México, y que contribuyó a la mitificación de la ruta 66. Alcohol, orgías, droga, vidas al límite y desolación, y el retrato de una América subterránea, auténtica y desinhibida en una crónica de los protagonistas de la generación beat.

En el camino

En el camino

4. La naranja mecánica, de Anthony Burgess. ¡Tres semanas! Precedido por la polémica y eclipsado por la versión en el celuloide de Kubrick, La naranja mecánica es una de esas citas pendientes cuya lectura se aplaza sin fin. Error fácilmente subsanable y que proporciona satisfacción inmediata, ya que la novela de Anthony Burguess, pese a la aparente crudeza del mundo que describe, es un alegato a la libertad entendida como la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. En ella, Álex, un joven apasionado de Beethoven, sale cada noche junto a su trío de drugos  a dar rienda suelta a lo que llaman «ultraviolencia» hasta que ocurre algo que le hace cambiar… o no. Tras su publicación, Burgess admitió haberla escrito en apenas tres semanas y simplemente por dinero.

La naranja mecánica

La naranja mecánica

5. Los restos del día, de Kazuo Ishiguro. ¡Un mes! Quién le iba a decir a Kazuo Ishiguro que la que es su obra fundamental irrumpiría en su escritorio justo en pleno bloqueo creativo, cuando trabajaba en otra idea. Para superarlo se autoconfinó en su estudio y se dio cuatro semanas de plazo para «avanzar en algo». Al cabo del mes estaba listo el primer borrador de Los restos del día, una maravillosa novela brutalmente agridulce en la que un mayordomo consagrado durante tres décadas al servicio de un Lord inglés descubre, una vez muerto aquel, no solo que el hasta entonces santo de su total devoción fue en realidad una criatura indigna, sino que además quizá el precio que él mismo pagó por su absoluta entrega al oficio fue tan desgarrador como desorbitado. Un relato sutil y precioso, cargado de claroscuros y de maravilla.

Los restos del día

Los restos del día

6. La plenitud de la señorita Brodie, de Muriel Spark. ¡Un mes! Imagínense una escuela femenina en Edimburgo a finales de los años veinte. Piensen en una profesora con un pie en la treintena cuya cabeza está llena de ideas que distan de la disciplina que ha de inculcar a sus pupilas. Visualicen un grupo de seis niñas que gozan de su favor, almas que decide modelar a sus anchas. Aderécenlo con una impecable ambientación y una capa de ironía, y tendrán La plenitud de la señorita Brodie la novela con la que Muriel Spark pulveriza a una clase social. Ferozmente buena y, según Spark, finiquitada en apenas cuatro intensas semanas del año 1960.

La plenitud de la señorita Brodie

La plenitud de la sta. Brodie

Dá bibliovértigo pensar que semejantes artefactos narrativos irrumpieron negro sobre blanco en tan poco tiempo. Pero, qué demonios, ¡loadas sean sus musas y la llama que les prendió la creatividad!

Mi reginaexlibrislandiano abandonó mis confines en estado de shock pero, eso sí, con ejemplares de Los restos del día de K. Ishiguro y de La plenitud de la señorita Brodie, de Muriel Spark bajo el brazo. Ya nos contará cómo fue su affair con ambos.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna de ellas? ¿conocéis más novelas escritas en menos de un mes?
  • Sígueme en Facebook y Twitter