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Reflexiones de una librera
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» Llevas un Mr. Hyde dentro y lo sabes, querid@. Lee Dr. Jekyl y Mr. Hyde «

Quien no haya querido ser otr@ alguna vez que levante la mano. Es un anhelo tan primario como punzante, y aquí todos buscamos la manera de soltarnos el pelucón, sacar a pasear a ese reverso «100% yo, sin máscaras ni corsés«, y darnos una vueltecita en todo nuestro salvaje esplendor por el wild side. Y yo la primera.

(Victor o Victoria, 1982 /M.G.M.)

(Victor o Victoria, 1982 /M.G.M.)

Hay quien bebe, se traviste, baila, se droga o se disfraza, o todo a la vez, pero siempre a tiempo parcial, y después, entre excursión y excursión, los bibliófilos nos damos a la ficción pura para poder ser otros entre líneas y con discreción, y de paso sedar a la bestia a librazos. La mía es tan poderosa que he terminado atrincherada entre libros en reginaexlibrislandia.

Y justo esa ha sido la tertulia libresca que improvisamos hoy en la librería, a raíz de la visita de una reginaexlibrislandiana asidua. Lleva un Club de lectura, y no estaba segura de si trabajar con El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, como le habían sugerido algunos miembros. No se lo había leído porque conoce de sobra la historia, y aunque agendarlo es la ocasión de saldar esa deuda con la Literatura venía a ver hacia qué lado impulsábamos nosotros la balanza esta vez.

Clienta: Pero, a ver ¿una de terror? Vale, dicen que es un clásico, no lo discuto, y me lo leeré cuando se tercie. Pero, ¿más allá de eso?

Regina ExLibris: ¿Terror? No, suspense y del bueno. Y tú llevas un Mr. Hyde dentro y lo sabes, querid@. Así que lee El extraño caso del Dr. Jekyl y Mr. Hyde y entenderás más de tu naturaleza dual de lo que imaginas.

Clienta: ¡Ja, ja, ja! No te sigo del todo, Regina. Dame algo más.

Regina ExLibris: Pues que esa, la de nuestra dualidad, es justo la tecla que pulsó como nadie Robert Louis Stevenson. Por eso, querid@, si no lo has leído, despójate de cualquier idea preconcebida sobre El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde y abalánzate sobre una de las novelas más espectaculares y extrañas jamás escritas que, además, nació de un mal sueño. En él R. L. Stevenson vio cómo un caballero entraba en un armario y allí tomaba una droga que le convertía —literalmente— en alguien distinto y desbocado que se perdía en la bruma londinense para satisfacer a saber qué inconfesables necesidades.

Clienta: Pero, ¿qué tipo de necesidades? No sé, ¿matar? Porque al ser de terror pensaba que iban por ahí los tiros

Regina ExLibris: No, verás: a qué tipo de vicios desviados -según la etiqueta victoriana de la época- se entrega Hyde… no se concreta en el texto. Pero, ¡qué más da! Podía ser homosexual, sadomaso, drogadicto o a saber qué, y eso casi es lo de menos. Refleja la dualidad bajo la epidermis, el yo que mostramos frente al que nos esforzamos en mantener a raya.

Clienta: ¿y qué más?

(Richard Mansfield, Jekyll y Hyde / British Library's)

(Richard Mansfield, Jekyll y Hyde / British Library’s)

Regina ExLibris: Pues que dicho eso, y sin dejar de lado el contexto del corsé victoriano, la trama es conocida: el intachable abogado Utterson investiga la sospechosa relación que vincula a su amigo y cliente, el Dr. Henry Jekyll, y al repulsivo y amoral Edward Hyde. Y lo que descubrirá es que el Dr. Jekyll ha inventado una poción que le permite extraer la parte más vil de sí mismo y materializarla en otra persona. Ese nuevo ser es Mr. Hyde, un completo desconocido que disfruta llevando una vida sin ataduras escudado en su anonimato en el lado más sórdido de “la City”.

Clienta: Mmmm, vale, vale. Me va picando el gusanillo, sí

Regina ExLibris: Y después la cosa se tuerce cuando Hyde comienza a tomar el control: escasea un ingrediente clave de su pócima con el que mantenía a raya al Mr. Hyde que lleva dentro y el doctor Jekyll, horrorizado, es incapaz de revertir a su estado inicial y su rostro refleja una curiosa mueca con algo de ambos…. Se queda, con Hyde, encerrado en su armario, Ay, ay, ay, ay, como diría la Carrá.

Clienta: ¡Ja, ja, ja, la Carrá! Vale, me rindo. Me lo llevo, me lo leo y a ver si es como lo cuentas. Me has pillado por el tema de ser otros, nunca lo había visto así.

Regina ExLibris: Ya me lo dirás… Por cierto que la muerte de R.L. Stevenson en 1894, curiosamente, tiene bastante que ver con el final de su Jekyll/Hyde. Vivía en Samoa, junto a su mujer, y mientras preparaban la cena Stevenson bajó a su bodega a por una botella de vino. Al descorcharla, gritó: “¿Qué es esto? ¿Qué me ocurre? ¿Qué le pasa a mi cara?” Y se desplomó. Horas más tarde fallecía por un derrame cerebral con la cara desfigurada.

Clienta: ¡No me jodas! ¿En serio?

Y se fue con  El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde en la edición ilustrada de Nórdica. Y a mi la bibliofilia me rebosaba del pelucón dibujándome una sonrisa que me daba la vuelta a la cara. Es la reacción que suelo experimentar cuando rescato a un lector de esos momentos «no me lo leo porque ya sé de qué va».

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

El extraño caso de. Dr. Jekyll y Mr.Hyde

El extraño caso de. Dr. Jekyll y Mr.Hyde

La trama de El extraño caso del Doctor Jekyl y Mr. Hyde ha calado tanto en la imaginería popular que hay quienes ni se plantean leer la novela original. Gran error que, quizás, con el reclamo de esta maravillosa edición ilustrada por Marta Gómez-Pintado haya quien esté dispuesto a subsanar para adentrarse por fin en el universo creativo de un Robert Louis Stevenson que, colocando estratégicamente al pobre abogado Utterson entre el Dr. Henry Jekyll y el misántropo Edward Hyde, regala al mundo una obra maestra en la que la lucha entre el bien y el mal tiene un cuerpo, dos rostros y una carga simbólica tan deslumbrante como sobrecogedora. Pero más allá del anverso y el reverso, del lado oscuro y de la ambigüedad moral, Stevenson desbroza una trama de suspense cargada de imágenes sugerentes y demoledoras, de escenas que más parecen fotogramas que párrafos que, además, por su prosa directa y limpia se leen de un tirón. En su breve novela no hay vísceras, sangre, ni escenas de depravación explícita, pero hay algo más eficaz: la hipocresía desenmascarada y ese punto y final que te resuena en la conciencia como si fuera un guijarro que te arrojan contra la ventana.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde? 
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