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¡Orden en la sala! 6 novelas de juristas vistas para sentencia

Nunca me desmayo porque no estoy segura de caer con elegancia. Con semejante mazazo verbal ponía orden en la sala Christine Vole en la adaptación de Testigo de Cargo de Agatha Cristie, que filmó Billy Wilder en 1957.

(Testigo de Cargo, 1957 / U.A.)

(Testigo de Cargo, 1957 / U.A.)

Adoro ese libro en particular y adoro según qué novelones de temática legal; adoro la película de Wilder y adoro a la Dietrich, y hoy la Providencia Librera tuvo a bien llamarme a declarar al estrado como «testigo experta bibliófaga» en un juicio que se desarrolló de forma espontánea en mi librería.

Por fin, ¡por fin! iba a poder versionar en plan bibliófilo a la Dietrich como la gran arpía glamurosa con turbias intenciones que declara como testigo en el proceso contra su marido, un presunto homicida. Vale, en mi caso no había homicidios, argucias legales ni pelucones entalcados, pero había un litigio libresco a mi altura y yo iba peinada para la ocasión.

Os pongo en contexto: un abuelo desesperado por la pasividad de su nieto ante los estudios que él ha elegido acusaba a su nieto veinteañero de tomarse demasiado a la ligera la facultad de Derecho tras su primer año académico. El abuelo, un reginaexlibrislandiano asiduo con el que tengo confianza, zanjó una acalorada discusión con su nieto llamándome a mi al estrado:

Cliente Abuelo -Juez : Regina, escucha. Hazme el favor de recomendarle novelas que vayan sobre el mundo jurídico: abogados, jueces, fiscales, jurados, culpables, inocentes, veredictos, recursos, argucias legales, pleitos, falsos culpables, falsos testigos y demás.

Cliente Nieto-Acusado: Pero, ¡abuelo! ¡Para ya, qué pesado te pones! Que yo NO necesito leer nada. NA-DA. ¡Bastante tengo que estudiar ya!

Cliente Abuelo -Juez: ¡Qué dices! Elegiste Derecho y no hay forma de que estudies ni de que te intereses por nada. Para saber si es o no lo tuyo, para que entiendas de otra manera ese mundo y para que veas si realmente quieres ejercer de alguna manera lo mejor es que intentes verlo desde una óptica menos dogmática y más entretenida. ¿Regina, ves por donde voy?

Regina ExLibris: Sí, sí. Entiendo lo que dices. Igual podemos inocularle el gusanillo jurídico a librazos. Veamos, existe un género propio, el thriller jurídido, donde juristas ficcionan a partir de sus experiencias reales ejerciendo como fiscales, abogados y demás. Los buenos son dinamita pura, y realmente se articulan sobre cómo funcionan las cosas de verdad en ese ámbito. Muchos son estadounidenses, pero hay alguno made in Spain.

Cliente Abuelo -Juez : Ahí, ahí. Algo que le enganche y le despierte el interés. Algo tipo John Grisham… ¿sí?

Cliente Nieto-Acusado: ¿John quién?

Regina ExLibris: John Grisham, es un autor que escribe novelas de ese tipo que se leen a millares por todo el mundo. Luego hay otras novelas que no son thrillers legales en sí, pero que o bien están protagonizadas por algún abogado, o bien una causa legal tiene relevancia en la trama principal. Algunas son clásicos de la Literatura.

Cliente Abuelo -Juez: ¿Y podrías sacarle al menos seis de los que tú recomiendes con esos parámetros? Así se los lleva para estas vacaciones.

Cliente Nieto-Acusado: ¿Cómo que AL MENOS 6? ¿Has «PERDIDO EL JUICIO», abuelo? (el chico subrayó su juego de palabras acompañándolo de un enérgico vaivén de muñeca con dos dedos en forma de pinza, para asegurarse de que nos escapara su agudeza ni a su abuelo ni a mi).

Cliente Abuelo -Juez: No, hijo, no. ¡Lo has perdido tú! Eres culpable de poco interés por tu carrera y te condeno trabajos forzados: leerás sí o sí las seis novelas de juristas prescritas por la testigo Regina ExLibris en las próximas seis semanas. Yo también las leeré y las comentamos juntos. (Aquí mi querido reginaexlibrislandiano me guiñó un ojo)

Cliente Nieto-Acusado: ¡JA, JA, JA! Pero, peeeeero…

Cliente Abuelo -Juez: ¡Orden, orden en la sala¡ ¡o te empapelo por desacato, subo a ocho y te quedas sin propinas de fin de semana!

Al final concluyó el juicio y se llevaron las seis novelas prescritas por Regina ExLibris y vistas para sentencia por el abuelo. Son:

1. Matar un ruiseñor. Harper Lee. B de Books. Atticus Finch, un abogado con escrúpulos en un pueblucho polvoriento del viejo Sur carcomido por los efectos de la Gran Depresión y del racismo es único en su especie: un letrado íntegro y un viudo consagrado al cuidado y la educación de sus dos hijos. Un personaje memorable en un contexto sobrecargado de emociones encontradas. Con Atticus, su circunstancia y su entorno, Harper Lee armó un artefacto narrativo perfecto que estalló en una maravillosa novela cuya onda expansiva resuena más allá del fin, porque entraña una lección vital. Narrada en la voz de la pequeña Scout, cuenta cómo su padre defiende a un hombre negro acusado en falso de violación y cómo sus vidas -la suya, la de su hermano Jem y la de su amigo Dill- se verán zarandeadas por el proceso judicial y por la actitud de su padre. Un padre que educa a sus hijos mostrándoles sin tapujos las miserias del mundo.

Matar a un ruiseñor

Matar a un ruiseñor

 

2. Defender a Jacob. William Landay. Esfera de los Libros. Cuando descubren el cadáver de un adolescente en un bosque con tres puñaladas en el pecho, la idílica comunidad de Newton entra en shock. El ayudante del fiscal del distrito, Andy Barber, se hace cargo del caso hasta que su hijo Jacob, compañero de clase del chico, es acusado del crimen. Andy no sólo perderá su trabajo, sino que verá cómo todo su mundo se desmorona. Con algún recelo, agobiado por un secreto del pasado y convencido de que su hijo ha sido injustamente acusado, buceará en Facebook, interrogará a escolares, se enfrentará a su esposa y hará lo imposible para hallar un culpable que devuelva la inocencia a Jacob y devuelva la paz a sus vidas. Magistral thriller legal que cuestiona los límites del sistema judicial estadounidense en el que los niños son tratados como adultos y que es también una soberbia novela que plantea la escalofriante pregunta de hasta qué punto los progenitores conocen realmente a sus hijos. Brutal.

Defender a Jacob

Defender a Jacob

3. Presunto inocente. Scott Turow. Debolsillo. Con él se abrió la veda del nuevo género literario: el thriller legal. La seductora y ambiciosa ayudante del fiscal general, R. Horgan, es violada y asesinada al final de la campaña de su jefe por la reelección. Horgan necesita esclarecer el crimen cuanto antes y para conseguirlo confía el caso a Rusty Sabich, un miembro de su oficina. Lo que Horgan desconoce es que, meses antes del asesinato, Carolyn y Rusty eran amantes. Ahora, el cuarentón solitario y melancólico Rusty siente que su matrimonio y su carrera hacen aguas, y para mantenerse a flote se aferra a su hijo Nat y al recuerdo obsesivo de su affaire con Carolyn, cuyo cerrojo pegó ella sin darle explicaciones. Investigar el crimen implica zambullirse de lleno en sus turbios recuerdos y en las entrañas del cuerpo jurídico, y, cuanta mayor es la profundidad a la que llega su investigación más insondable parece la verdad y más se enturbian y desdibujan las líneas divisorias de las esferas del sexo, la política el poder y la judicatura.

Presunto Inocente

Presunto Inocente

4. El Bufete. Ediciones Borja Martínez-Echevarría. Martínez Roca. Ganadora del Premio Abogados de Novela, narra cómo dos jóvenes ambiciosos son engullidos por un torbellino de poder, corrupción e intereses, donde abogados de bufetes de élite defienden sus turbios intereses a cualquier precio. Alberto Spínola, un joven, ambicioso y brillante abogado al que nada más terminar un máster de abogacía internacional le fichan en un prestigioso bufete internacional que opera en España. Berta es una astuta y tenaz periodista, conocida y temida por sus poco ortodoxos medios para conseguir exclusivas. Las vidas de ambos se entrelazan cuando una multinacional lanza una OPA hostil contra la petrolera más grande de España. Una compra que detonará un accidente de la petrolera de incalculable dimensión en el Mar del Norte, sobornos, asesinato de niños y un gigantesco complot de poderosos. Una sorprendente novela de abogados que reúne todos los ingredientes del género y que muestra qué ocurre cuando el hermético mundo de la abogacía se entremezcla con los negocios de alto nivel y el periodismo rapaz.

El bufete

El bufete

5. Tiempo de matar. John Grisham. Debolsillo. En Clanton, un pequeño pueblo de Mississippi, los delitos tienen distinto valor según la raza del culpable. Cuando Carl Lee Hailey mata a tiros a los rufianes que violaron a su hija de diez años, los habitantes de la zona -indignados al principio por la suerte de la pequeña, pero inmersos después en una espiral de violencia racista- pretenden llevarse por delante todo lo que obstruya su particular noción de justicia. El encargado de defender a Hailey es el inexperto abogado Jake Brigance. Tiene un caso entre manos que puede impulsar su carrera o destrozarla por completo. Pero, con la confusión que reina en Clanton, también es uno de esos casos del que puede derivarse la muerte de un joven letrado blanco. Una historia llena de maniobras, trampas, entresijos de las leyes en juicios de esa envergadura. Una novela brillante y muy dura, cuya onda expansiva persiste en la mente del lector más allá del punto y final.

Tiempo de Matar

Tiempo de Matar

6. Crímenes. Ferdinand von Schirach. Salamandra. Maravillosa y sobrecogedora colección de relatos basados en la experiencia profesional de este reputado jurista alemán que cuenta con cerca de setecientos casos desde que inició su carrera de abogado penalista en Berlín. Con ese bagaje vital y profesional Von Schirach ha transformado su pasado, con un aguzado instinto narrativo, en una obra literaria de atmósfera cautivadora. El lenguaje sobrio y conciso de la búsqueda de la verdad judicial subraya la atención que Schirach fija en los crímenes cometidos por individuos corrientes, dejando que los hechos expongan la realidad con toda su crudeza. Profundamente original, revelador y lleno de matices, plantea el fascinante tema de la escurridiza verdad en los procesos criminales y reflexiona sobre el sentido del castigo, pero, por encima de todo, nos habla con proximidad del ser humano, de su miseria y también de su grandeza.

Crímenes

Crímenes

 

Sinceramente recomiendo todas y cada una de ellas: unas por calidad literaria y profundidad de sus personajes, otras por su cualidad de libro-cepo (te enganchan hasta el final) y otras por reflejar una realidad demoledora y desoladoramente antagónica al ideal de Justicia. Regina ExLibris dixit.

  • Y vosotros, queridos, ¿qué novela de juristas recomendaríais para profundizar en la profesión? 
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