Chistes de toda la vida para el chavalerío de Internet, que aún no se los sabe

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Cómo bautizar tu grupo musical

Ya tienes los instrumentos, el local de ensayo y hasta tres grupis (una por miembro), pero ahora viene lo chungo pelota: ¿Cómo llamamos al grupo? Vamos a ello.

Punkie: Deberá incluir la menos una “k” y algún exabrupto. A bokajarro, A palo seko, Toma Kastaña.

Heavy: En principio son intercambiables con los nombres punkis aunque pueden incluir un elemento épico: Guerreros del Ruido, Mago de Oz.

Hip-hop: Esencialmente hay dos modalidades, con MC o sin él. En el primer caso, MC Mera, en el segundo basta una secuencia de siglas al azar: V.P.M.C. o al revés.

Ñoñi-pop: El nombre del grupo, como la propia música, debe desprender un color pastel: La Buena Vida, El Finde Eterno, Hartos de Gozar.

Gótico: Exactamente al contrario que el ñoñi-pop o sea, de mal rollo: Parálisis Permanente, Golpes Bajos, Bajón de Ajo.

Cantautor: El nombre y el apellido sobran, siempre y cuando el interfecto no sea de noble cuna (no puede uno cantar a los desheredados llamándose Benjamín de Somormujo y Grecia). En tal caso deberá cambiarse a Toni Mota, por ejemplo.

Celta: Nombre de resonancias gallegas –Ortigueira, Rianxeira– o que remita a un saber arcano –Los Druidas-.

Ska: Cualquier combinación de letras que incluya la secuencia s-k-a será bienvenida: Skape, Skaqueados, Sofá de Skay…

Jazz: Más fácil imposible: Nombre propio del líder y número de miembros: Aurelio’s Jazz Trio. También se toleran juegos de palabras al respecto: Daniel Higiénico y la Quartet de Baño Band.




Operación Alibombo

¿Quién bautiza las operaciones policiales? ¿Existe un departamento ad hoc dedicado a poner pintorescos nombres a las ofensivas de la Ley o bien son los propios agentes, en sesión de brainstormig, los que deciden el título de su película cotidiana? ¿O acaso hay un listado rotatorio y preasignado como el que nombra los huracanes en el Caribe?

Recientemente, la policía nos sorprendió con la puesta en marcha del Proyecto Rosita, un dispositivo para detectar el tráfico de estupefacientes en los colegios. Los alumnos se preguntarán quién es la tal Rosita, ¿un nuevo modelo de pasti o la dealer que la proporciona?

No menos imaginativo fue el genio que puso nombre a la Operación Carol, orquestada para frenar esa ¿lacra? ¿pandemia? que es la falsificación de bolsos. Suponemos que se trata de un homenaje póstumo al difunto pontífice.

Lo que no nos acaba de cuadrar es por qué se llamó Operación Katana a la redada contra la piratería que acabó con varias tríadas de chinos el pasado mes de octubre. ¿Acaso sólo falsificaban “Matar a Guille” y títulos afines? Así, a bote pronto, Operación Tosta Rica hubiera quedado más propio.

Sin embargo, ponerle Operación Chuleta a la desarticulación de las ¿mafias? que chivaban a sus alumnos las respuestas correctas del examen del carnet de conducir viene como picha al culo, como suele decirse.