Archivo de enero, 2007
El diablo se llama Patria
Léanlo atentamente: Patria Figuereo Silfa es el diablo. Ella misma lo reconoce en El País de hoy, donde la entrevistan por ser la madre de uno de los chavales que desencadenó la jarana alcorconiana del pasado fin de semana.
Dado el evidente riesgo de que esta información acabe sepultada por toneladas de papel y bytes, El DesternillaBlog se toma la molestia de rescatar la información, conculcando de paso los derechos de autor de nuestros compañeros de la prensa de pago.
Pero es que la noticia lo merece.
La taimada diablesa, con sus hijastras.
Milicias de barrio
Uno va tranquilamente por Moratalaz y se encuentra esto:
¿Ofensiva tardía de la Wehrmacht? ¿Paradoja espacio-temporal? Y, de pronto, ve al comando rival:
¿Guerrilleros chechenos contra soldados alemanes en la Moratalaz del siglo XXI? Pues sí: es la magia del Airsoft.
Las caletas del Chupeta
Gran exclusiva mundial: nuevas fotos de los escondrijos del “Chupeta”, el capo de Cali que guardaba más de 50 millones de dólares de la dronga en zulos repartidos por su casa.
Julio en la Exágono
1968- Julio Iglesias gana el festival de Benidorm.
1970- Julio Iglesias representa a España en Eurovisión con Gwendolyne.
1971- Julio Iglesias se casa con la filipina.
1971 y medio- Julito graba en japonés el tema Anatamo Uramo (Como el álamo al camino).
Con semejante progresión, y cantando ya en lenguas no nativas, nos ha sorprendido sobremanera un documento recién desclasificado que revela como Julio Iglesias de la Cueva, nuestro Julito de toda la vida, se tenía que partir el lomo, allá por 1972, actuando en discotecas del páramo castellano a 250 pesetas el bolo y viajando en las clases inferiores de la Renfe.
El revelador documento es un contrato de trabajo que firmó Yulio para cantar en la discoteca “Exágono” (sin hache) de Villadangos del Páramo (León) que refleja de forma fehaciente que un Julio ya famosete debía buscarse las habichuelas allá donde crecieran, por recóndito y destemplado que fuera el lugar.
Nota: El contrato está pelín borroso “debido a (supongo) que me puse nervioso ante semejante documento”, según el fotógrafo de la agencia Rodera PipperPress que capturó la instantánea.