Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un Cava Gran Reserva y una Garnacha de Madrid

Hay muchos que me reprochan mi poca pasión por el cava y la verdad es que, en general, tiene bastante razón. Pero hay algunos, no muchos, que me gustan y hoy voy a recomendar uno de ellos. Es el Ezequiel Ferret Gran Reserva Brut Nature 2001.

Lo hago porque el vino me gusta y también como homenaje a una persona a la que quise mucho como Ezequiel Ferret, el fundador de Cavas Ferret.

Ezequiel continúa la tradición de su padre y en 1941 crea en Guardiola de Font Rubi Cavas Ferret. Aprovecha la bodega, creada en 1907, y que hoy, a pesar de las ampliaciones realizadas, se mantiene casi intacta. Excava con sus manos las galerías a más de 15 metros de profundidad y las va recubriendo de ladrillos para evitar que se derrumben.

Hombre apasionado y enamorado del cava, con amplios conocimientos técnicos y gran sensibilidad deja a su muerte la bodega en manos de sus hijos Ezequiel y Rodrigo.

Este cava está elaborado con un 50% de Xarel.lo, repartiéndose en resto entre Parellada y Macabeo.

Ha tenido una larga crianza con sus lías de 72 meses. A pesar de ello se mantiene fresco y muy vino en boca, cremoso y largo, con recuerdos de pastelería al final de boca. Se han embotellado 4.950 botellas de un cava del que Ezequiel se sentiría muy orgulloso. Su precio en tienda está sobre los 28 euros.

Algo se empieza a mover en los Vinos de Madrid. Por eso nuestra segunda recomendación de esta semana nos viene de la capital. Es el Navaherreros 2007, elaborado por Bodegas y Viñedos Bernabeleva.

Las uvas de Garnacha proceden de las 30 hectáreas de viñedo viejo que la bodega posee en San Martín de Valdeiglesias, con cepas que tienen entre 40 y 80 años. Esta finca fue comprada en el año 1923 por Vicente Álvarez-Villamil y en la actualidad está en manos de sus herederos.

El trabajo en el campo es intenso y profundo, con aportes de estiércol producido por vacas de su propiedad, respetando los ciclos lunares, sin tratamientos químicos. De la parte técnica se encargan Raúl Pérez y Marc Isart.

Las uvas una vez vendimiadas pasan a un camión frigorífico donde permanecen entre 24 y 36 horas. Hay una parte de uvas que se despalillan y otra, entre un 30 y un 45%, en las que se deja el raspón.

Las maceraciones son largas y las uvas se pisan con los pies y con los pisones. La crianza se hace en barricas y fudres que van desde los 225 litros a los 600.

Navaherreros 2007 mantiene la frescura, con una buena acidez a pesar de sus 14 grados. Marcada mineralidad. Es la primera añada que Raúl y Marc elaboran y todavía tienen que sacar más de sus uvas pero el inicio es muy prometedor. Su precio en tienda ronda los 13 euros.

Château Rayas, la garnacha convertida en mito

Es uno de los vinos que me producen más emoción. Conseguir importarlo para España fue uno de mis momentos más felices. Una bodega diferente, incluso extraña en una época como esta.

La historia la comienza Albert Reynaud, notario en los alrededores de Avignon, que se queda sordo a los 45 años y decide retirarse al campo. En 1880 compra Rayas para practicar su afición favorita que era la caza.

Pero el auténtico creador de Château Rayas es su hijo Louis, que ya en 1920 embotella el vino de la propiedad. Aunque no tiene ninguna tradición vinícola que le haya transmitido su padre, Louis Reynaud desde el principio, y a pesar de su juventud, está dispuesto a hacer algo diferente. La orientación de las tierras en las que planta es norte, con lo que consigue una maduración más larga y suave. El bosque que rodea las viñas le da sombra y crea un microclima muy particular.

Los suelos son de arcilla fina, calcáreos y con arenas, pero sin los habituales cantos rodados, “galets roulées”, que él quita personalmente a mano de sus tierras. Y de las trece variedades autorizadas en Châteauneuf-du-Pape planta únicamente Grenache, Garnacha.

Cuando Louis muere, en 1978, le sucede su hijo menor Jacques, que no solo aumenta el prestigio de la casa sino que se hace famoso por su peculiar carácter y su falta de respeto absoluto a las normas burocráticas.

Espíritu libre que no se doblega ante las presiones ni de los burócratas de las denominaciones ni de los periodistas con gran capacidad de influir en los mercados. Es famoso su encuentro con Robert Parker, al que no deja entrar en su bodega a catar los vinos por presentarse tarde a la cita.

Sin embargo, el vino es cada día más demandado y los buenos aficionados buscan las escasas botellas con ahínco. En los accesos a la bodega no se encuentra ni un sólo cartel, pero todos los días se ve gente buscando el sitio.

Los rendimientos son muy bajos, de 15 a 18 hectolitros por hectárea, las uvas se recogen muy maduras, casi al borde de la sobremaduración, sin despalillar se vinifican lentamente, utilizando métodos completamente tradicionales. En la bodega no hay ni acero inoxidable, ni control de la temperatura, ni nada de roble nuevo. La crianza se hace en una curiosa colección de viejos fudres de diferentes tamaños y edades, aunque todas muy avanzadas.

En 1997 Jacques muere y su sobrino Emmanuel Reynaud, en la foto de arriba con las viejas cepas que están delante de la bodega, se hace cargo de la dirección de la bodega. Sigue con el máximo respeto los métodos de trabajo de su tío.

Château Rayas tiene 11,8 hectáreas de Grenache y 1,8 hectáreas de uva blanca, que se reparten a la mitad entre Clairette y Grenache Blanc.

Vinos excepcionales, voluptuosos y con gran capacidad para envejecer.

Un Verdejo de Segovia y un Garnacha de Toledo, cuando los Vinos de la Tierra se vuelven ganadores

Nuestro primer vino recomendado del año 2009 es un blanco de la zona de Rueda, aunque sale como Vino de la Tierra de Castilla y León, por razones que desconozco. Se trata de Ossian 2007, la apuesta personal de Javier Zaccagnini.

Zaccagnini fue director de la denominación de origen Ribera del Duero y fue, junto con Mariano García, el creador de Aalto, donde todavía tiene una participación destacada.

Cuando se encontró con Ismael Gonzalo y vio su viñedos prefiloxéricos de Nieva, situados a 900 metros de altitud y con algunas cepas de Verdejo de 150 años, decidió involucrarse a fondo en ese proyecto decido a hacer un vino de gran calidad y con capacidad de envejecimiento.

Como asesor técnico se buscó a Pierre Millemann, que asesora varias bodegas de Francia, sobre todo Borgoña, y Alemania. Dice Javier Zaccagnini que cuando Pierre vio las cepas se enamoró de ellas.

El trabajo en el campo es ecológico, la vendimia es tardía, en el caso del 2007 favorecida por los 16 días continuados de sol que se dieron en octubre. La elaboración es al estilo borgoñón, utilizando sólo levaduras autóctonas, haciendo la maloláctica y con fermentaciones en barricas muy lentas.

Un vino que busca perdurar en el tiempo, al que la falta todavía integrar la madera pero que puede hacerlo sin problemas. Hay que olvidarse de las frutas exóticas tan habituales en muchos vinos de Rueda, aquí hay estructura, seriedad y buena fruta. Su precio en tienda está sobre los 21 euros.

El segundo vino es de mi amigo y colaborador Flequi Berruti. Es el Ziries 2007, un Vino de la Tierra de Castilla.

Flequi, a quien nadie conoce por su nombre real, es una de las personas con más pasión por el vino que conozco. Si a esa pasión le sumas sus conocimientos y su innata generosidad pues sale una persona como él, con quien tengo el lujo de trabajar.

Flequi se junta con otros dos apasionados como son Sonia López y Javier Castro, y alguno más que ha ido dejando el proyecto harto de perder los pocos días de fiesta, y crean Bodegas Lobecasope.

Encuentran viñas al pie de los Montes de Toledo, en Cuerva, donde está la bodega, y en San Pablo de los Montes, con una altitud de 845 y 885 metros y suelos franco arenosos. Las cepas de más edad tienen 52 años y las más jóvenes 20. Tienen ahora 3,5 hectáreas de viñedo, pero están a apunto de comprar 2 hectáreas más. La agricultura es biodinámica

Ziries 2007 tiene como base la Garnacha, con un 90%, siendo el resto Tempranillo y Cariñena. Tras estar 6 meses en depósitos de acero inoxidable ha tenido una crianza de otros 6 meses en barricas de 300 litros de roble francés.

Los Ziríes fueron una dinastía bereber, originaria de Argelia. Una rama se trasladó a Al-Andalus y en el año 1013 fundaron la taifa de Granada. Amantes del arte, la arquitectura y el buen vivir consiguieron identificar su nombre con el arte y las construcciones civiles de su época. En palabras de Flequi

El nombre del vino quiere rendir homenaje a las grandes aportaciones que el pueblo musulmán hizo a la agricultura de de la península

Como es difícil que no me influya la amistad a la hora de describir el vino voy a dejar que sea Manuel Camblor el que lo haga. Él lo probó en una cata en Estados Unidos y describe así su experiencia

El vino era el Ziries, Vino de la Tierra de Toledo 2007 y automáticamente vulneraba mi regla de los alcoholes, pues cargaba 14.8%. Pero la cosa es que la carga, a decir verdad, ni se le notaba. Nariz bastante reductiva, como es de esperarse de un vino muy recientemente embotellado. Pero detrás de esa reducción aparecen notas de violetas y tomillo sobre cereza y frambuesa negra. Suculento en boca, limpio, con excelente enfoque. Obviamente, está un tanto achocado por el embotellado y el cruce del charco, pero promete. Quisiera reencontrármelo en seis meses. Lo más curioso es que, a pesar de la alta graduación, no se siente calor ni excesiva untuosidad. Por el contrario, hay frescura. Me deja rascándome la cabeza

Más tarde en un comentario vuelve a hablar del vino

En cuanto al vino de Fleki, la verdad es que no se le notaba la cantidad de alcohol que llevaba. Había buena estructura y fruta muy expresiva. Fue una excepción a mi propia regla, que debe haberlas de vez en cuando. Es un vino al que daré más oportunidades si se me pone delante

Su precio en tienda está sobre los 11 euros.

Viña Tondonia Reserva blanco y tinto: la esencia histórica de Rioja

Por primera vez vamos a recomendar dos vinos de una misma bodega, un blanco y un tinto. Y la bodega que tiene ese honor es R. López de Heredia. Viña Tondonia.

La bodega la funda en 1877 Rafael López de Heredia, aprovechando el impulso que recibió Haro con la llegada de los franceses que buscaban uvas para abastecerse pues sus viñedos estaban desolados por la filoxera.

Hoy, 131 años después, la bodega sigue en manos de la misma familia. En palabras de María José López de Heredia

En mi casa el hacer las cosas como se han hecho siempre se considera la mayor hazaña

Esa frase resume perfectamente su filosofía y su forma de actuar. No hay en España ninguna bodega que siga con tal respeto la tradición como esta.

Los dos vinos escogidos son Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 y Viña Tondonia Tinto Reserva 1999. No hay ningún gazapo, ni errata. El blanco es de la cosecha 1989 y todavía le quedan muchos años por delante.

Los dos vinos proceden de una única viña que les da el nombre, que en la foto, sacada de la página web de la bodega, vemos nevada.

Una finca de 100 hectáreas de viñedo, plantada entre los años 1913 y 1914, situada en un meandro en la margen derecha del río Ebro. Toda la plantación es en vaso. De esas 100 hectáreas, hay 6 plantadas con Viura y 2 con Malvasía.

La pobreza del suelo y la edad de las cepas hacen que los rendimientos sean bajos.

El cultivo es en vaso. Los injertos se hacen todos en los viñedos de la bodega y el material vegetal se obtiene mediante selección masal en las fincas propias. La viticultura es prácticamente ecológica.

La vendimia es manual, con una amplia selección en viñedo. Las uvas se trasladan a la cercana bodega en comportas de madera de chopo de forma troncocónica, de unos 80/90 kilos.

Tanto estas comportas como las tinas de madera en las que los vinos fermentan, de 60 hectolitros para los blancos y de hasta 240 para los tintos, y la totalidad de las barricas se hacen en la tonelería de la bodega. Ellos seleccionan la madera en los bosques de los Montes Apalaches de los Estados Unidos, la secan, la tuestan y construyen los diferentes recipientes en los que el vino va a permanecer.

Aunque hoy tiene una producción casi marginal, históricamente el vino blanco en Haro tuvo una especial importancia. el profesor bordelés Alain Huetz de Lemps en su magnífico libro Vignobles et vins del Nord-Ouest de l’Espagne afirma

En el año 1599 Haro producía 54.538 cántaras de vino blanco. En 1669 en Haro hay 36.266 cántaras de blanco por sólo 6.733 de tinto. En esos años la tasa fiscal del vino blanco era dos veces superior a la del vino tinto.

Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 tiene un 90% de Viura y un 10% de Malvasía. Su crianza ha sido de 6 años, con trasiegos cada 2 años, pero la madera en ningún momento se impone. La clarificación se hace mediante clara de huevo fresco. Para el vino blanco se usa una dosis un poco mayor, 9 claras por barrica, que para el tinto.

Un vino de excepcional calidad, uno de los pocos blancos españoles que puede competir con los grandes vinos blancos del mundo.

Su precio está sobre los 18 euros y es difícil dar más por menos.

Viña Tondonia Tinto Reserva 1999 tiene un 75% de Tempranillo y 15% de Garnacha, repartiéndose el 10% restante entre Graciano y Mazuelo. Ha tenido una crianza de cinco años y medio, también con 2 trasiegos por año. La clarificación es igualmente con claras de huevo.

Su precio ronda los 19 euros.

Dos vinos que es necesario probar para conocer lo que es un vino clásico de Rioja, pero un clásico auténtico, de los de verdad, no de los de nombre.

Un Mencía de El Bierzo y un Garnacha del Ródano

De Raúl Pérez hemos hablado ya en varias ocasiones. El primer vino que voy a recomendar esta semana es suyo.

Estaba el otro día comiendo, muy bien por cierto, en La Cantamora y acompañamos la comida con el Ultreia Saint Jacques 2007, que mezcló a la perfección con el arroz que nos tomamos.

Es el último, de momento, proyecto personal de Raúl Pérez y nace, como él, en El Bierzo.

El nombre de Ultreia es por el saludo que se daban los peregrinos del Camino de Santiago cuando se encontraban, significa más o menos sigue adelante, no te pares. Parece que esta frase refleja bien el espíritu de Raúl.

El Ultreia Saint Jacques es el vino más sencillo del proyecto. Por encima tiene al Ultreia Valtuille.

Las uvas para el vino de hoy proceden de la de Valtuille y son una selección de cepas viejas de Mencía. Ellas lo ponen todo y Raúl les deja que se expresen lo más libremente posible. Ese es su gran mérito, saber apartarse para dejar que el terroir fluya.

Un vino agradable, frutoso, complejo y a un precio casi imbatible, en una tienda sale por menos de 7 euros.

El segundo vino procede el Ródano francés, posiblemente la zona de Francia donde se hacen los mejores vinos en relación calidad/precios.

Es Les Aphillanthes L’Ancestrale du Puits Cairanne 2004. Cairanne es uno de los pueblos que puede añadir su nombre al de Côtes de Rhône Villages.

Viticultor de vocación, de familia de viticultores desde siempre y con su padre todavía trabajando las viñas, Daniel Boulle, y su mujer Hélène, deciden en 1999 comercializar sus vinos bajo el nombre de Les Aphillanthes.

La bodega está en el pueblo de Travaillan y tiene 37 hectáreas de viñedo, con predominio de Grenache, con una edad media de 45 años, pero también hay Syrah, con una media de 35 años, Mourvèdre, viejas cepas de Carignan, y muy poco de Cournoise, Cinsault y Clairette.

Los suelos son arcillo calcáreos, recubiertos de cantos rodados, no muy grandes pero muy numerosos, que filtran el agua casi sin retenerla, obligando a las raíces a profundizar en busca de alimento. Las viñas se trabajan de forma biodinámica desde 2002.

La vendimia es manual y hay una mesa de selección en la propia viña. Se vinifica en cubas abiertas de cemento, con remontados todos los días. Hay una maceración previa en frío. Hasta que la temperatura sube se hacen dos bazuqueos diarios y después se continúan haciendo pero no todos los días.

Les Aphillanthes L’Ancestrale du Puits Cairanne 2004 se elabora con un 90% de Grenache (Garnacha), plantada en 1902, y un 10% de Mourvèdre (Monastrell).

Es una Garnacha intensa, poderosa y a la vez fina. Uno de esos vinos que hace que adore esta variedad.

Su precio en tienda en está sobre los 23 euros.

Un blanco bordelés y un tinto de Garnacha de Cebreros: dos joyas capaces de envejecer

Graves es la zona donde se elaboran los vinos secos de más personalidad de Burdeos y dentro de Graves en Pessac-Léognan. La zona recibe el nombre por las numerosas piedras de gravas que recubren sus suelos. De aquí proviene el primer vino que esta semana recomendamos.

Clos Floridène 2006 es un vino del enólogo Denis Dubourdieu, conocido como el papa de los vinos blancos bordeleses. Cuenta con 17,5 hectáreas, de las que 13,60 son de variedades blancas.

Los suelos son similares a los de la cercana Barsac, con una fina capa de arena arcillosa, rica en óxido, que se conoce en la zona como las arenas rojas de Barsac. El clima sin embargo es más frío, debido a la llegada de aire frío de los bosques de Las Landas, lo que hace que el ciclo vegetativo sea más largo.

Clos Floridène 2006 tiene un 55% de Sémillon, 44% de Sauvignon y 1% de Muscadelle. La crianza ha durado 11 meses en barricas de roble, con un 30% nuevo.

Interesante nariz de frutas blancas sobre un fondo mineral, que la madera no tapa. Vigoroso en boca pero no cansino. Un vino que refleja muy bien el espíritu y la capacidad de guarda de los blancos bordeleses y a un precio no exagerado, sobre los 25 euros. Merece la pena abrirlo antes y decantarlo.

El otro vino recomendado es Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, un tinto de Cebreros, en Ávila. Situado a la sombra de la sierra de La Paramera, Cebreros es un viñedo histórico, hoy ya prácticamente olvidado y abandonado, que, sin embargo, desde el punto de vista vitivinícola tiene un gran valor. Los vasos de Garnacha, podados como en el siglo XIX, abren sus brazos para apenas dejar paso a los caballos que labran con dificultad los increíbles barrancos de pura pizarra.

El viñedo de la ladera de Cebreros tiene un microclima, marcado por el peculiar viento, que suaviza el duro clima avileño, loo que favorece un retraso en la maduración.

La ladera de Arrebatacapas que representa el mejor enclave de este municipio, se caracteriza por la elevada altitud de sus viñedos, su perfil escarpado y la intensidad de su pizarra parda. Viejas cepas podadas en vaso de forma excepcional, demuestran que jamás este viñedo ha perdido el hilo de una viticultura ancestral que produce una Garnacha realmente única.

Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, elaborado por Viñas Viejas de Cebreros, es un proyecto conjunto de Telmo Rodríguez y Carlos Saínz, el corredor de rallys. Se parte de 8 hectáreas de viñedo, con diferentes altitudes y orientaciones, todas ellas en profundas laderas. La viña más alta está a 1.010 metros.

Los rendimientos son bajos y no superan en ningún caso los 1.000 Kilos por hectárea. Ha tenido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros.

Una Garnacha auténtica, mineral, profunda y con muy buena capacidad de envejecer. Aunque en la actualidad se comercializa la añada 2005 hemos escogido la 2002, de la que todavía se pueden encontrar botellas en tiendas especializadas, porque el vino está más abierto y expresivo.

Un lujo de vino que se pude encontrar a menos de 30 euros. Su precio y sus características hacen que no sea un vino para todos los días, pero merece la pena probarlo.

La autenticidad de un riesling alemán y una garnacha navarra

Ahora que el calor se anima a salir a la calle, vamos a empezar esta semana con un blanco alemán. Hemos escogido el Dr. Bürklin-Wolf Riesling Trocken 2006. Un blanco seco elaborado con Riesling.

Dr. Bürklin-Wolf es la bodega privada con mayor extensión de viñedo de Alemania. Está situada en el Palatinado, en la comarca de Mittelhaardt. El Palatinado está en suroeste de Alemania, en la ribera izquierda del Rin. Está protegido por el mayor bosque de roble de Europa Occidental.

Dr. Bürklin-Wolf fue fundada en el año 1597 y sufre una transformación en 1875. Desde entonces la propiedad no ha cambiado su extensión. Tiene 85,5 hectáreas de viñedo, con un claro predominio de Riesling, con 61,5 hectáreas.

El vino que hemos escogido es su vino más básico. No procede de un viñedo determinado, sino que se mezclan uvas de diferentes sitios, con la característica de que sus suelos son de arenisca abigarrada.

Para mi la Riesling es la uva más sutil y longeva, fresca, mineral e intensa. Este vino es una buena forma de conocerla sin tener que romper la cartera, pues su precio se sitúa sobre los 15 euros.

Seguimos con un tinto navarro elaborado únicamente con Garnacha. Se trata del Jardín de Lúculo Garnachas del 2006.

Detrás de este vino está la mano de Juan Glaría, un destacado enólogo navarro, amante y conocedor de su tierra. Juan estudió en Burdeos y antes de incorporarse a este proyecto estuvo en Lanzarote dirigiendo Bodegas El Grifo.

Las viejas Garnachas de Sada se crían en barrica durante 5 meses. La contraetiqueta del vino es toda una declaración de principios y, por una vez, sirve para algo

En el jardín de Lúculo, entre viejas garnachas, encontramos lilas, naranjas, violetas, cerezas, sensuales ninfas y descarados faunos. Tras soñar durante 5 meses en barrica llega el momento de vivir, de disfrutar

Y la verdad es que si nosotros ponemos las ninfas y los faunos todo lo demás lo encontramos en el vino. Fresco y goloso a la vez, es el tipo de vino de Garnacha que a mi me gusta. Su precio está en torno a los 10 euros.

Clos Dominic, un nombre a recordar

Dentro del amplio panorama de nuevas bodegas de Priorato hay una que destaca especialmente y lo hace por su calidad y no por su tamaño. Es Celler Francisco Castillo – Clos Dominic.

Paco Castillo y Dominic Bairaguet se encargan, con la ayda de sus hijos, de todas las labores, tanto en el campo y la elaboración, que es trabajo de Paco, como en la venta, de la que se encarga Dominic.

Su gran secreto es la finca La Tena, una de las mejores de Priorato. Situada en Porrera a una altitud de 430 metros, su forma de concha piramidal la convierte en fácilmente identificable.

Son 7 hectáreas de viñedo, con unas 19.000 cepas, estoy seguro que Paco sabe la cifra exacta aunque no la diga, de las que 12.000 tienen entre 64 y más de 100 años. El resto lleva plantado 8 años.

Todo el cultivo es biológico y el único abono que se usa es estiércol. La vendimia la hacen entre todos los miembros de la familia, y algún amigo que siempre aparece, con el fin de controlarla bien y hacer la primera selección de uva en la propia cepa al recogerla.

La fermentación se hace en depósitos de acero inoxidable, con tamaños que van de los 300 a los 2.000 litros. La maceración es larga, en torno a los 30 días.

Vinyes Baixes es una mezcla de Merlot, Cabernet y Cariñena de viñas más jóvenes, junto con un poco de Picapoll, Cariñena y Garnacha de cepas más viejas. Hace la crianza durante 14 meses en barricas de roble de segundo año.

Vinyes Altes se basa en Cariñena, con un 75%, siendo el resto de Garnacha. Cepas viejas y bajos rendimientos son su secreto. La crianza, en barricas de roble francés nuevas, se prolonga durante 16 meses.

Los vinos especiales llevan el nombre de los hijos. Selecció Andreu mezcla Cariñena, en un 95%, con Garnacha. Procede de las viñas más viejas y se comercializan unas 300 botellas.

Selecció Ingrid es únicamente de las más viejas Garnachas. Selecció Miriam son dos barricas de Cariñena, un 90%, y Garnacha.

Vinos sencillos, bien hechos, auténticos, con la mineralidad y la profundidad de los grandes prioratos. Vinos que nos dicen de donde vienen.

Los tintos despiertan en Galicia

Hace algún tiempo en una entrevista en la revista La Clave dije que la zona de más futuro para elaborar vinos tintos es Galicia. Hasta ahora sólo se valoraban sus vinos blancos, sobre todo sus albariños, pero el cambio climático les ha cogido en buen momento.

Vicente Sotés, presidente del Comité Científico del CONCLIVIT y del grupo de expertos Medio Ambiente y Cambio Climático de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) lo tiene claro:

El ciclo se está adelantando. La vid brota antes en Galicia y la uva tiene más meses por delante para alcanzar un nivel óptimo de maduración.

El catedrático de edafología Francisco Díaz-Fierros asegura:

En algunos lugares la vendimia ha pasado de realizarse a mediados de octubre a primeros de septiembre. La temperatura media puede subir en torno a los 2,5 grados al norte de Galicia, y hasta 5 grados al sur, lo que haría posible incluso la introducción en algunos valles de las provincias de Lugo y Ourense de variedades de uva francesa como Cabernet Sauvignon o Chardonnay, o las utilizadas en las denominaciones de origen Rioja y Ribera del Duero, Garnacha y Tempranillo, entre otras.

Esta es la parte que más me preocupa, que en Galicia se repita el terrible mal de otras zonas en las que se ha abandonado lo propio para empezar a apostar por lo que viene de fuera, sin darse cuenta de que caemos otra vez en la internacionalización del gusto. Vinos iguales en todos los sitios.

Galicia tiene la suerte de contar con una buena cantidad de uvas autóctonas, cultivadas durante años y de marcada personalidad. Dejarlas de lado sería un crimen.

Bastardo, Caiño, Loureiro y Mencía son las cuatro patas sobre las que debe asentarse esta revolución que en pocos años situará los tintos gallegos entre los más prestigiosos de España. Olvídense del Cabernet, del Tempranillo o de la inefable Syrah.

Vinos atlánticos, finos y la vez intensos, capaces de expresar la mineralidad de sus suelos, a veces graníticos y a veces pizarrosos, provenientes de viejas cepas de poca producción. Vinos diferentes.

No hay que olvidar estos nombres:

Quinta Muradella y Gorvia de Monterrei, Goliardo de Rías Baixas, Algueira, La Cima y La Lama de Ribeira Sacra, Gaba do Xil de Valdeorras y A torna dos pasas de Ribeiro. Sus producciones son pequeñas y a veces son difíciles de encontrar pero hay que hacer el esfuerzo porque la recompensa merece la pena.