Pedro Sánchez llama en directo a Sálvame para hablar con Jorge Javier Vázquez, le convence para que siga votando al PSOE, y se compromete el candidato ante la audiencia con «la defensa de los animales». Que se preparen los programas de televisión, la política se juega ahora en formato reality. Con el baloncesto podría pasar algo parecido, al fin y al cabo algunos debates parecen más un show morboso que algo serio. El último y más sonado episodio es el que tiene que ver con Juan Antonio Orenga y lo ocurrido en la última Copa del Mundo celebrada en España.
Pasados unos días, los protagonistas de la debacle se van acercando a los micrófonos para ofrecer distintas versiones del fracaso. Sito Alonso, ayudante de Orenga en la selección, comentó a los medios que, como señaló Juan Carlos Navarro, el partido no se había “preparado bien”, para añadir que esa falta de preparación no fue solo “en lo táctico”. Sorprende la normalidad con la que se narra un hecho de tanta gravedad. En uno de los momentos más importantes de la historia de nuestro baloncesto, resulta que los protagonistas se dejaron llevar por la dejadez. No solo en lo táctico, también en lo sicológico. Visto así, la victoria de Francia resulta cada vez más merecida.
Por los pasillos de este mundo que habitamos los que nos relacionamos con el baloncesto, suenan rumores y comentarios: Felipe Reyes tremendamente mosqueado; Sito Alonso con excursión a Bilbao en la previa del partido más importante; día libre para jugadores que pasan de desperezarse y bajan solo dos al entrenamiento voluntario… En resumen, exceso de confianzas y actitudes de soberbia. El que más tendría que mandar, según parece, fue el que menos ejerció de autoridad. Pero la autoridad hay que ganarla y el grupo ya apuntaba actitudes de indomable desde aquella noche toledana en la final de Londres 2012.
Me cuentan jugadores que han entrenado con Juan Antonio Orenga, que el de Castellón es un grandísimo entrenador y muy buena persona. He coincidido con él un par de veces y tengo muy buena impresión de él. El puesto, quizá, le quedó grande, pero, con perspectiva, me da la sensación que hubo algo de orfandad en su cargo. Me sorprendió verle salir del Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid enfilando el autobús solo y sentarse sin compañía en la primera fila del autocar que les llevaba al hotel tras hacer el ridículo contra Francia. Ahí hacia falta un ayudante que apoye y de cobertura a un primer entrenador que está pasando un trago amargo. La soledad de Orenga en ese momento es un síntoma de un cuerpo técnico poco atento.
Se barajan nombres como posible sustituto de Orenga, más valdría ser prudentes y mantener las cosas con cierto rigor, lo que se precisa es un cambio de actitud considerable de todo el equipo, porque los retos, si se quiere llegar a los Juegos Olímpicos de Brasil 2016, son mayúsculos. No es el momento de parches solitarios, sino de apretarse el cinturón y bajar a tierra. Nada de declaraciones a media voz para quedar bien uno mismo, hace falta deconstruir la imagen de sobrados para recuperar el espíritu de un grupo humilde con voluntad de hacer un buen trabajo juntos. En definitiva, no se trata de llamar a Sálvame, solicitar la confianza del presentador y pedir que se siga votando a “la ÑBA”. El cambio tiene que ser profundo y creíble.
Tenemos tendencia en este país a sólo acordarnos de lo malo y no lo bueno un dia malo lo tiene cualquiera
21 septiembre 2014 | 16:37
Telecirco paga los partidos de baloncesto , haya que bajarse al pilón.
18 septiembre 2014 | 16:43
El error parte de la federación. La anterior competición Orenga ya dejó claro las lagunas que tiene, que básicamente es experiencia y falta de liderazgo. Un equipo como el que tenemos casi necesita más un motivador que un estratega. El equipo sabe lo que tiene que hacer. Sólo hay que indicarle a veces lo que se ve mejor a cierta distancia. Y motivarles… a todos !!!! Si no tuviéramos posibilidad de juntar ¡¡12!! buenos jugadores… pero llevar 12 y que jueguen 9. Y lo más flagrante, jugar siempre con 3 pivots. Luego llega una floja Francia y se comen a un Marc (cansado por su paternidad) y un Ibaka (que no tuvo su noche) En serio que Reyes es tan malo? Y Claver (siempre digo que ese chico necesita a alguien que le haga olvidar que hay publico, y se saldrá… quizás le pase demasiado tarde)? Lovezno no pudo ser solución en algún momento? No entendía decisiones de Scariolo, pero con Orenga estoy tentado de apagar la TV.
Ahora lo que necesitamos es autocrítica y pensar que no somos TAN superiores a los demás. O quizás sí, pero si nos esforzamos TODOS los partidos.
18 septiembre 2014 | 15:36
@Carlos: Muy cierto. Gracias por el comentario, un saludo.
18 septiembre 2014 | 13:23
Antes del mundial, fuí al pabellón para ver el úlitmo amistoso con Argentina, lo que más me sorprendió fué ver al Chacho tirando solo triples, y a varios jugadores argentinos. Ahora veo que muchos de los jugadores se han dejado llevar, pero la culpa ha sido del cuadro técnico. Una cosa es dar libertad y otra que hagan lo que quierán. Y eso es lo que pasa cuando el juego es demasido anárquico. Hasta en la NBA, aunque asi lo parezca, hay mucho trabajo detrás, mucha discipilina. Ha pasado como en el futbol, las cosas funcionan hasta que te descubren el truco, después has de reinvertarte.
Todos sabemos, que si eres un equipo inferior, jugaras algo sucio, lento, embarullado. Poner nervioso al contrario, para sacarlo del partido. Y a veces funciona, el equipo malo, gana al bueno. Marc tuvo a su hija, y no descanso, culpa de Orenga, no por no dejarlo ir, sino por no sacar a Reyes o Claver, para solucionar ese problema. Pero porque han sido los jugadores los que mandaban, no el entrenador. Con Scariolo me temo que pasará lo mismo. Después, la falsa humildad que nos habían mostrado, es lo que nos ha crucificado. En el deporte sobre todo, no puedes subestimar a los rivales….
18 septiembre 2014 | 13:07