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De promesa de la NBA a vagar errático por la calle: la tragedia de Delonte West

Por Mario Serrano

Delonte West, hace una semana, encontrado descalzo y desorientado en un aparcamiento de noche. (@shoun_htx)

Delonte West, hace una semana, encontrado descalzo y desorientado en un aparcamiento de noche. (@shoun_htx)

Llegó a la NBA en 2004 y muchos veían en él un base con potencial para brillar muchos años en la liga. Delonte West tenía, sin embargo, otro reto por delante: vencer a sus demonios.

Hace una semana, un aficionado le fotografió mientras West caminaba descalzo y desorientado por un aparcamiento de Houston (Texas) alrededor de las 10 de la noche. Al preguntarle si era Delonte West, éste contestó: “Solía serlo, pero ahora ya no tengo esa vida”. A mediados de esta semana, aparecía un nuevo vídeo que confirmaba los peores temores, mostrando el errático comportamiento del deportista, que parece haber tocado fondo en lo personal.

Hace un año, The Washington Post publicaba un reportaje demoledor sobre la vida de West en el que se destapaba una dualidad en su personalidad provocada por un trastorno bipolar que le había llevado a mostrar dos caras opuestas en los equipos en los que militó. Un buen base, en el que confiaron los Celtics, los Cavs de Lebron o los Mavs de Cuban, que escondía una personalidad autodestructiva que acabó por finiquitar de forma prematura su carrera.

Delonte West, junto al aficionado que lo encontró en el aparcamiento de Houston (@shoun_htx)

Delonte West, junto al aficionado que lo encontró en el aparcamiento de Houston (@shoun_htx)

Agresividad (con rivales, compañeros y, sobre todo, consigo mismo), problemas de comportamiento repentinos, detenciones por posesión de armas, polémicos rumores sobre su vida sentimental (se le llegó a relacionar con la madre de Lebron James), demasiadas oportunidades perdidas en varios de los mejores equipos de la liga, un pasado marcado por episodios depresivos y repleto de intentos de suicidio… Todo eso acabó por tumbar a West, en lo deportivo y en lo personal.

Tras ganar 16 millones de dólares en su carrera en la NBA, West llegó a verse en la bancarrota y viviendo en la casa prestada por un familiar para no hacerlo en la calle, contaba Rick Maese en el Post. En la actualidad, según cuentan varios medios, West estaría viviendo como un vagabundo y estaría afrontando un desahucio inminente, además de arrastrar una importante deuda y necesitar de sus familiares para controlar su medicación.

Delonte West, junto a Lebron James (ARCHIVO)

Delonte West, junto a Lebron James (ARCHIVO)

“Ahora soy feliz, cometí errores hace años, intenté acabar con mi vida varias veces. Hoy, todo ha pasado y no dejaré que nadie vuelva a aprovecharse de mí como ocurrió entonces”. West estaba seguro, hace pocos meses, de que su regreso a la NBA era cuestión de tiempo. Pedía una última oportunidad. Se creía recuperado. Volvía a jugar en la D-League (liga de desarrollo, o algo así como una segunda división de la NBA). Pero sólo fue un espejismo. La pesadilla no había acabado.

La reciente y desgraciada fotografía en Houston (y el posterior vídeo) ha dejado ver una imagen preocupante.

Su hermano Dmitri ha asegurado esta semana que Delonte está sometido a medicación y que no hay que temer por él, pese a la alerta generada por las imágenes vistas. Algunos ex de la liga, como John Amaechi, han reclamado a la NBA programas para ayudar a jugadores con este tipo de trastornos psíquicos.

Una vida tormentosa

Los detalles sobre la vida de West han recorrido la prensa norteamericana estos días. Era un niño de piel muy clara y pelirrojo que durante años tuvo que soportar burlas de compañeros de clase. Creció en el seno de una familia “pobre, pero feliz”, como él definía.

Desde niño, fueron constantes sus ingresos en el hospital, junto a otros pequeños controlados con medicación para dejar de autolesionarse. En su constante batalla contra la depresión, West solía autolesionarse e incluso intentó quitarse la vida provocándose cortes en las muñecas. “Con 17 y 18 años lloraba y gritaba porque me sentía solo y buscaba atención”. Siempre se culpaba de los malos resultados de los equipos en los que militó en su etapa estudiantil y solía pedir perdón a entrenadores y compañeros en el vestuario tras una derrota.

En 2008, ya como profesional en los Cavaliers, West contó a la prensa que le habían diagnosticado trastorno bipolar y que debía dejar el equipo unas semanas para comenzar tratamiento. En aquella época, también se supo que se había divorciado de primera esposa a las pocas semanas de casarse, lo que le había afectado anímicamente.

“Estoy tratando de acabar con mi comportamiento destructivo”, dijo a la prensa en su retorno a Cleveland. Su transparencia para asumir y hacer público su problema le hizo ganarse el respeto y la simpatía de muchos aficionados. Aquella temporada promedió casi 12 puntos por partido y recuperó su mejor versión como jugador. La eliminación en playoffs esa campaña coincidió con el rumor de su supuesto romance con madre de Lebron James, algo que West no paraba de desmentir.

Poco antes de la siguiente temporada, West fue detenido por la Policía por posesión ilegal de armas y superar el límite de velocidad y fue condenado a ocho meses de arresto domiciliario y trabajo comunitario.

Había comenzado otro episodio negro en la carrera de West, que desembocaría en su última aventura en la NBA, con los Dallas Mavericks, donde fue suspendido dos veces por comportamiento inapropiado con el equipo antes de ser despedido.

“Lloraba todos los días y dejé de comer”, recordaba en 2015 un aparentemente recuperado West. En el paro y sin nuevo equipo a la vista, regresó a casa en Fort Washington junto a Caressa Madden, con quien se casó y tuvo un hijo (Cash).

El dinero había desparecido. No quedaba nada de los millones que había sumado en su época NBA y tuvo que empezar a vender valiosas pertenencias para seguir adelante con su mujer e hijo.

“Me deshice de todo lo que me recordaba a mi época como baloncestista. Estaba herido, como si hubiese dado cientos de pasos atrás”, contaba. En 2013, los Legends de Dallas (equipo de la D-League afiliado a los Mavericks) le ofrecieron un contrato. Se esforzó por recuperar la forma. “Era el momento de madurar, de salir de aquello para siempre”.

Delonte West, grabado a finales de esta semana.

Delonte West, grabado a mediados de esta semana.

Había probado con los Clippers, valorado ofertas de China, Venezuela y Puerto Rico antes de firmar con los Legends. Era el equipo perfecto para volver a ser jugador de baloncesto y regresar, pronto a la NBA. Sin embargo, todo se fue al traste cuando apenas había disputado tres partidos: una grave lesión le dejaba fuera para el resto de la temporada.

Los Legends hicieron de todo para no perder al jugador que habían recuperado. Muchos veían en él la clase de un NBA, con más experiencia e importante para aleccionar a jóvenes talentos del equipo. Sin embargo, seguía sintiendo la necesidad de explicar detalles escabrosos de su vida y de limpiar su imagen de polémicas que ya habían sido olvidadas por todos… menos por él, que incluso decidió iniciar una guerra contra Lebron James hace pocos meses a través de las redes sociales.

Mark Cuban le ayudó a aliviar sus finanzas y Caressa esperaba su segundo hijo. Parecía que, esta vez, West podría superar sus demonios rodeado de gente que se preocupaba por él y que no le permitiría caer de nuevo. Prometía, en 2015, que la gente empezaría a ver lo mejor de él a partir de esa nueva etapa. Todo parecía volver a la normalidad, a la extraña normalidad de Delonte West. Hasta que llegó la fatídica foto de Houston…