El regreso de Kesha a los escenarios después de varios escándalos, juicios públicos y un disco espiritual que pasó bastante desapercibido, es ya una realidad. La cantante norteamericana ha vuelto además con una canción que, siendo fiel a su sonido ‘popero’, aporta divertimento y mensaje.
Si bien es cierto que la canción me gusta bastante, y que el videoclip creo que es un acierto, la primera actuación en directo de Kesha con este tema ha sido un auténtico despropósito, y no por su culpa precisamente.
Kesha aparecía en el show en directo de Jimmy Kimmel para, por vez primera, actuar junto a la drag queen Big Freedia (conocida por sus temas, su activismo, sus realities o sus colaboraciones con artistas como Beyoncé), pero la actuación se les fue de las manos.
Comienza la música y Kesha hace de las suyas acompañada por un grupo de bailarines vestidos de un fabuloso color rosa. Invita al público a darlo todo con ella pero cuando no ha pasado ni un minuto desde el inicio de la actuación aparece Big Freedia y comienza a berrear a modo de acompañamiento hasta el punto de resultar más molesta que su incontrolable peluca y llegando incluso a tapar a Kesha en varios momentos.
Descontrol total.