Pues sí, como lo oyen leen. Anoche fui a ver en concierto a Bertín Osborne y salí totalmente encandilado por su buen hacer (sin ser yo nada de eso).
Bertín Osborne me gusta, siempre me ha gustado cuando lo he visto en la tele. Creo que comunica bien (nunca me pierdo sus entrevistas), que transmite, que es un tío honesto (te guste o no) y que aunque, en ocasiones, se le haya tildado de típico machito casposo español, él sabe jugar muy bien con ello.
Anoche fui al concierto de Bertín Osborne en el, muy recomendable, Festival Internacional de Música de Cambrils, que se celebra desde hace 43 ediciones por estas fechas en uno de los sitios de playa y veraneo más geniales de nuestro país. Anoche llevé a mis tíos (grandes aficionados de la música y las rancheras) y a mis padres (que lo que escuchan de música es por mi culpa y a regañadientes). Todos salimos encantados y muy sorprendidos.
Cuando alguien como yo va a un concierto como el de Bertín Osborne, se espera encontrar a un madurito interesante que haga las delicias de las señoras dispuestas a tirarle sus bragas (que las había)… y bien, había eso y mucho más. Además de descubrir a un tipo ingenioso y a un monologuista fabuloso (gran de las dos horas y pico que estuvo de show fueron habladas, contando anécdotas tan geniales como la del finde que pasó en casa de Sinatra), me encontré con un artistazo de esos que, pese a que lee las letras de las canciones en una pantalla, destaca por tener una voz, un timbre y una técnica vocal envidiables. Es un sinvergüenza admirable. Un tío cojonudo.
Su puesta en escena, con Big Band incluída (gran trabajo el de Aarón Pozón y su banda) fue, como él mismo dijo: «un sueño hecho realidad». La dirección musical, las luces, el sonido y los mariachis… todo estuvo de sobresaliente.
De verdad, salí del concierto totalmente enamorado. Encandilado por sus micromachismos y chistes fáciles que, me gusten o no, fueron la mar de efectivos, encantado con el gusto con el que canta temas tan míticos como Fly Me To The Moon o New York, New York, y alucinado con su potencia vocal en el dificilisimo Caruso.
Porque no llevaba bragas… se las hubiese tirado.
Lo dicho, un concierto altamente recomendable, como todos los que he podido ver en el tan bien organizado Festival Internacional de Música de Cambrils. El otro día estuve disfrutando de Tom Jones (que aunque no se mueve como antes, escucharle es un auténtico delirio) y aún quedan conciertazos como el de Robe (Extremoduro) que es hoy, o la semana que viene los de Jarabe de Palo Roger Hodgson de Supertramp o Manuel Carrasco.
Si estás estas vacaciones por la costa Dorada… ni lo dudes, además el ambiente es espectacular y puedes cenar un bocata por 5 eurillos. No es de esos sitios en los que te sablan. La de anoche fue una velada de 10.