Sin duda alguna es una de las artistas españolas más relevantes del mundo de la música y ¿porqué renegar de ello?, también del corazón. Su vida, sus idas y venidas, sus alegrías y sus penas han copado durante años minutos de televisión con audiencias estratosféricas y numerosas páginas de revistas que se han vendido más fácil que una piruleta a la salida de un cole.
Isabel Pantoja puede gustarte o no, pero es una gran artista, una gran voz y una tremenda influencer. El último concierto al que fui en la antigua normalidad fue al que ella ofreció en el Palacio de Deportes de Madrid y estuvo… ¡espectacular! Fue un auténtico éxito y ella estaba mejor que nunca pero… hoy, aprovechando que la Panto vuelve a estar en boca de todos después de que anoche se emitiese en Telecinco el tercer especial de Cantora: la herencia envenenada y cosechase un impresionante 23,7% de share, quiero recordar uno de los peores momentos de Isabel sobre un escenario.
Fue en Córdoba, hace ya unos cuantos años: Isabel Pantoja terminó su concierto y para acabar, se vino tan arriba que se le fue la fuerza por la boca. Olé, olé, olé. Hasta las grandes meten la pata a veces…
Se le fue de las manos pero… ¡Pantoja es lo que hay!
