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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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El otoño ya está aquí

¿El otoño ya? ¿A mediados de agosto? ¿Cuando todavía cientos de miles de personas disfrutan de las vacaciones veraniegas y otros tantos esperan con impaciencia a septiembre?

Pues sí queridos amigos. Quizá no para nosotros, pero para la Naturaleza el otoño ya ha llegado.

No hace falta más que salir al campo para darse cuenta de su presencia. Miren si no los castaños de Indias (Aesculus hippocastanum). No es que estén enfermos. Su follaje mustio, cada vez más ocre y menos verde, con esas ruidosas alfombras de hojarascas bajo el ramaje, son señal inequívoca de que las sequías veraniegas han dado finalmente paso a la otoñal caída de la hoja.

Y muchas aves están en estampida postnupcial, camino de sus cuarteles de invierno. ¿Se acuerdan de los ruidosos bandos de vencejos surcando veloces los cielos en multitudinarias agrupaciones sobre nuestras cabezas? Pues búsquenlos ahora. No están. Se han ido. Salvo algunos pocos rezagados que aún se empeñan por sacar adelante a sus tardías polladas, el grueso de la población de estos increíbles pájaros de nunca parar caminan raudos hacia el sur, en busca de insectos en sus duras y lejanísimas tierras transaharianas.

Si nos pusiéramos ahora mismo en el Estrecho de Gibraltar, prismáticos en mano, veríamos cómo en este impresionante cuello de botella de las migraciones pajariles, la Operación Paso del Estrecho está en uno de sus momentos más álgidos.

Allí decenas de ornitólogos se afanan estos días para contar con la máxima precisión posible el continuo trasiego de aves hacia el sur, en un momento en el que nos encontramos con el pico migratorio de cigüeñas y milanos, así como con un paso muy importante de aguiluchos cenizos y alimoches.

No es una exageración. Según la Fundación Migres, diariamente cruzan por alguno de los observatorios ubicados entre Gibraltar y Algeciras camino de África más de 4.000 cigüeñas blancas y hasta 10.000 milanos negros.

Pero tampoco hace falta irse tan al sur para detectar esta locura viajera. Basta con salir al campo o acercarnos a un parque, donde daremos con facilidad con la presencia siempre confiada de los norteños mosquiteros musicales (Philloscopus trochilus) o los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). No son visitantes habituales. Tan sólo están de paso. Acaban de llegar y ya se van. Ellos, como las cigüeñas o los vencejos, están en migración activa.

Cuesta aceptarlo, pero la desaparición de las aves estivales, el amarilleo de los árboles, los días cada día más cortos y los rayos solares cada vez más oblícuos nos señalan lo mismo: el otoño se aproxima. Todavía nos quedarán días de sol, playa y montaña pero, no se engañen, estamos en tiempo de descuento.

Habrá que aprovecharlo al máximo ¿no les parece?

Apretado bando de cigüeñas sobrevolando el cada vez más peligroso Estrecho de Gibraltar camino de África.

Varios nidos impiden derribar un edificio en ruinas

Vamos por el buen camino en el respeto a los animales. Hace un año ya os hablé de la multa de 36.000 euros a una constructora de El Campello (Alicante) por destruir 14 nidos de una pequeña golondrina, el avión zapador (Riparia riparia).

Hoy me he llevado una nueva alegría pues ha sido la propia Policía Local de Málaga la que, tras consultarlo con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, ha paralizado el derribo de un viejo edificio de propiedad municipal. Y todo porque en sus aleros y grietas existe una pequeña colonia de aviones comunes (Delichon urbica), integrada por 43 nidos, junto con varias decenas más de parejas de vencejo (Apus sp.).

Según indicó la propia Junta en un comunicado, se recuerda que ambas especies se encuentran catalogadas como «de interés especial» por el Real Decreto 439/90 de 30 de marzo por el que se regula el Catálogo Nacional de Especies Protegidas, además de la Ley 4/89 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre del Estado, y de la Ley 8/2003 de 28 de octubre de la Flora y Fauna Silvestre de la Junta de Andalucía. La legislación establece la prohibición tanto de «dar muerte» como de «capturar, dañar, perseguir o molestar» a estos animales, así como perturbar o «quitar de forma intencionada nidos o huevos».

La reanudación de la demolición deberá solicitarse a Medio Ambiente a finales de agosto, cuando finalice la época de nidificación.

La noticia me da pie para recordar a todos precisamente esto, que no se pueden destruir los nidos de los aviones, y menos ahora que ya están con pollos. Las oscuras golondrinas cantadas por Bécquer, esas que en los balcones sus nidos ponen a colgar, también pueden mancharlos lo suyo, pero esas molestias no son nada para el beneficio que nos reportan como eficaces insecticidas naturales. Y las multas por acabar con sus casas de barro a escobazos pueden ser muy altas.

No sé tú, pero a mi me encantaría poder tener a estas preciosas aves criando en mi casa. El problema es que son siempre ellas las que eligen. Y si te eligieron a ti, no deberías rechazarlas.