Lo reconozco. Lo mío es ya una obsesión. No compro ningún alimento sin comprobar antes que en su producción no se han usado aceites o grasas de palma. «Grasas y aceites de origen vegetal», como subrepticiamente nos los tratan de colar casi siempre.
¿La razón? El cultivo de esta palmera en el trópico está provocando el mayor desastre ambiental y social de nuestra salvaje historia. Un gigantesco ecocidio responsable de la destrucción de selvas inmensas como las de la isla de Borneo, donde en apenas 25 años se ha destruido una superficie tan grande como toda la península Ibérica.
¿Te lo puedes imaginar? Junglas impenetrables reventadas con maquinaria pesada, eliminando santuarios de especies únicas refugio de los últimos orangutanes con el único fin de plantar palmeras.
«Ya está el ecologista exagerado«, dirá más de uno. Pues que mire, si es capaz, el vídeo que os dejo a continuación, grabado en Borneo hace un año.
Parece que ha pasado un tsunami, pero en realidad ha pasado la empresa aceitera. No les interesa ni la madera. Tan sólo quieren el suelo embarrado, al que enseguida anegarán de herbicidas y pesticidas.
Entre tan terrible devastación, los loables esfuerzos de la ONG International Animal Rescue por rescatar orangutanes rayan lo grotesco.
Toda esa destrucción es para producir aceite y grasas. Para hacer galletas baratas. Para alimentar nuestras fritangas con esos aceites «de cocina» utilizados en la mayoría de los restaurantes y comedores de España, en lugar del tradicional de oliva o girasol. Para poner en peligro nuestra salud, pues como sabes, el aceite de palma es saturado hasta en un 50%, lo que dispara nuestros niveles de colesterol y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Es verdad. Hay aceite de palma certificado, comprometido con un desarrollo sostenible de los lugares donde se produce. Pero mientras una parte proceda de tamaña destrucción, yo seguiré pensando lo mismo: El aceite de palma destruye las selvas y nuestras arterias.
Nestlé ha sido una de las multinacionales alimenticias que más han apostado por la utilización de grasas y aceites de palma. Como a la mayoría, le importaba un rábano su origen. Después de este terrible vídeo de Greenpeace claudicó y se ha comprometido a utilizar exclusivamente aceite de palma certificado sostenible en el año 2015. Algo es algo.
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