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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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‘Numerus clausus’ en El Rocío

“Al Rocío yo quiero volver”, repite con devoción la Salve rociera. Y este Domingo de Pentecostés, pasado mañana, es el gran día, la víspera del famoso “salto de reja” de los almonteños, de la espectacular procesión de la Blanca Paloma por entre el centenar de hermandades allí llegadas tras una larga peregrinación.

No hay duda, el Rocío, en Huelva, es una de las fiestas más importantes de España, si no la que más. Pero tiene un problema. Puede morir de éxito. No la romería, eterna, sino su entorno, sumamente frágil.

La ermita fue fundada hacia 1280 por el rey Alfonso X el Sabio, en la creencia de que la Virgen se había aparecido sobre uno de los milenarios acebuches que aún siguen vivos a su alrededor, en medio de unas tierras pantanosas ya célebres entonces por su riqueza en aves, el atractivo indiscutible de Doñana. Muy diferente a ahora, cuando la pequeña aldea recibirá este fin de semana la avalancha de más de un millón de peregrinos, 80.000 a través de los caminos tradicionales que cruzan el Parque Nacional.

Si lo hacen “como Dios manda”, en carretas y caballos engalanados, el impacto será mínimo. Pero también acuden cientos de peregrinos motorizados en quads, tractores y todo terrenos, y eso en el santuario de los linces no es de recibo. Son las propias hermandades, las primeras interesadas en preservar el entorno de la ruta rociera, quienes han comenzado a poner coto al aumento de vehículos en estos lugares únicos. Los ecologistas incluso les han pedido que pongan numerus clausus, pues el espacio natural tiene unos límites que la masificación creciente del lugar está empezando a derribar. Todos están de acuerdo en ello, pero ninguno en cómo hacerlo, con hermandades como la de Almonte que crece en 200 nuevos hermanos al año.

La solución teórica parece sencilla, es necesario impedir la entrada de vehículos de motor por los caminos de Doñana. La realidad, como siempre, resulta mucho más compleja.