Robledo de la Guzpeña es un pequeño pueblo de León con apenas 22 habitantes, a las faldas de la colosal Peñacorada, en las estribaciones de los Picos de Europa. Allí, un puñado de valientes se han empeñado en parar la vergüenza de una tala sin sentido, la de decenas de viejas encinas centenarias. Aquellas que, debido a su gran tamaño e importancia ecológica, fueron respetadas cuando se hizo pasar por este venerable bosque una línea eléctrica de alta tensión La Robla – Velilla hace ahora más de 30 años. Las últimas supervivientes de un valioso encinar relicto de alta montaña cantábrica situado a 1.500 metros de altitud. Red Eléctrica Española (REE) está talando decenas de ellas.
La excusa para cometer tamaño arboricidio no puede ser más peregrina: tareas de mantenimiento, prevención de incendios forestales. Peregrina excusa, pues están talando viejos árboles situados a más de 200 metros por debajo del tendido eléctrico.
Este fin de semana, el alcalde pedáneo y algunos vecinos se han encadenado a las encinas. Acudieron acompañados por la Guardia Civil, que pidió la documentación a los operarios y al parecer tienen autorización de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.
Según un comunicado de prensa remitido por la Junta Vecinal, «las tareas de mantenimiento han excedido con muchísimo lo habitual, lo que viene siendo un clareo para evitar incendios». En esta ocasión se han exterminando “a matarrasa” centenares de encinas de incalculable valor ambiental, sin necesidad y sin que nadie dé una explicación al respecto. Algunos de estos árboles tenían más de tres metros de perímetro.
Desde los despachos de Valladolid la realidad se ve diferente. El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, ha defendido la tala de encinas asegurando que son labores habituales de prevención de incendios y se hacen “cumpliendo la normativa”. He incluso «duda» que algunos de los árboles cortados «puedan tener la edad que los vecinos le atribuyen». No hay más que ver las fotos para comprobar lo equivocado de su duda.
Una ciberacción en Change.org trata de impedir este destrozo. Hemos firmado 700 personas pero nos gustaría llegar al millar. ¿Nos ayudas?
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