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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Una refinería amenaza el Camino Mozárabe de Santiago

Hace casi un año os hablé aquí mismo del demencial proyecto de construir una refinería petrolífera en Badajoz, en plena Tierra de Barros, alimentada por un oleoducto de 300 kilómetros de longitud que saliendo desde el puerto de Huelva atravesará las comarcas de Doñana y Sierra Morena.

Considerado el mayor proyecto industrial de la historia de Extremadura, será también su mayor desastre ambiental. Requiere una inversión de tres mil millones de euros (que los promotores no tienen) y afectará gravemente a 14 espacios protegidos del norte de Andalucía. Paralelamente, el incremento del tráfico de petroleros elevaría significativamente el riesgo de mareas negras, que podrían tener consecuencias devastadoras para la costa de Doñana, como ocurrió en Galicia con el Prestige.

Pero a este disparate ambiental le faltaba todavía una locura más, la destrucción de patrimonio cultural. Y me acaba de escribir a La Crónica Verde Diego Muñoz para confirmármelo. Diego, en su calidad de presidente de los Amigos de la Vía de la Plata-Camino de Santiago de Zafra, rechaza el proyecto pues la gran instalación petroquímica pretende destruir dos kilómetros del trazado original de la Vía de la Plata, el también considerado como el Camino Mozárabe de Santiago.

La vieja ruta de comunicación romana que atraviesa de sur a norte parte del oeste de España, desde Mérida hasta Astorga, está en peligro. También el camino occidental de Santiago que en la Edad Media permitía a los cristianos mozárabes llegar a la tumba del Apóstol desde la musulmana Al-Ándalus. Para Diego Muñoz, y para cualquiera medianamente sensible,

la Vía de la Plata es la «avenida» más bella y visitada del occidente español, cuya conservación y planificación, del potencial de sus fuentes de riqueza y empleo, es vital para nuestro desarrollo sostenible.

Flaco favor le quieren hacer ahora a esta ruta cultural con factorías y malos humos, a cambio de un discutible e incierto desarrollo industrial.

Foto superior: Flickr

Puedes encontrar más información sobre este tema en la página web de la Plataforma Ciudadana Refinería No.

¡Salvemos Extremadura!

Extremadura, la reserva natural de Occidente, el último territorio del sur de Europa donde Naturaleza y tradición siguen aún de la mano, está en peligro.

No lo digo yo, enamorado como pocos de esa tierra mágica. Lo dicen y ratifican asustados los principales grupos conservacionistas de España (ADENEX, SEO/BirdLife, Ecologistas en Acción y WWF España), quienes han puesto en marcha una ciberacción para tratar de evitar una destrucción que se presenta imparable. ¿Son unos exagerados? Me temo que no.

Los proyectos de construcción de una refinería en Tierra de Barros, varias centrales de ciclo combinado, parques eólicos aprobados por doquier en zonas de alto riesgo para aves protegidas, o incluso en lugares de recuperación del lince ibérico, amenazan la biodiversidad de una de las regiones europeas mejor conservadas. Otros peligros que afectan a la región son las centrales termosolares autorizadas en Casas de Hitos, el corazón de la principal zona de invernada de grullas y aves acuáticas de Extremadura. También autovías de alto coste ambiental y económico como la innecesaria Cáceres-Badajoz, atravesando algunos de los últimos territorios europeos de especies protegidas como el águila imperial o el buitre negro. O el creciente e impune urbanismo ilegal en espacios naturales protegidos que ha permitido la construcción reciente de más de un millar de viviendas ilegales en estos Santa Santorum ecológicos.

Justifican los políticos extremeños que esta tierra no puede quedar marginada del desarrollo económico. Tienen razón pero ¿qué modelo eligen para progresar? Sin duda el más destructor, el más irresponsable, del que al final nuestros hijos se avergonzarán cuando de tantas riquezas sólo queden unos pocos retazos inconexos, demasiado tarde para pensar en sostenibilidad, en calidad de vida, en futuro.

Por todo eso, si amas la Naturaleza y a Extremadura, ciberactúa. Une tu firma a las cartas de protesta que se enviarán muy pronto al presidente regional y a su consejero de Industria y Medio Ambiente. Tu apoyo es importante. Súmate a la recogida de firmas clikeando en este enlace de SEO/BirdLife. ¡Salvemos Extremadura, ya!

Una refinería en Badajoz quiere machacar 14 espacios protegidos

No es una inocentada adelantada. La pretensión de construir una refinería en Badajoz, en plena Tierra de Barros, alimentada por un oleoducto de 300 kilómetros de longitud que atravesará las comarcas de Doñana y Sierra Morena, es desgraciadamente tan real como descabellada.

Representantes de las cinco organizaciones estatales de defensa del medio ambiente -Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena- están en pie de guerra contra el proyecto industrial del grupo Gallardo, al que tachan sin paliativos de «disparate medioambiental«, tanto por afectar a 14 espacios protegidos de primer orden europeo como por el impacto que, de hacerse, dichas instalaciones tendrían sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.

Tamaña charlotada cuenta, pásmense ustedes, con el apoyo de la Junta de Extremadura y el visto bueno del Ministerio de Industria, encontrándose en estos momentos en el trámite de evaluación de impacto ambiental en el Ministerio de Medio Ambiente.

Dada su localización a 150 kilómetros de la costa, el proyecto necesita la construcción de una serie de oleoductos desde Huelva a los Santos de Maimona, en el centro de la provincia de Badajoz. Serían más de 300 kilómetros de infraestructuras que, junto a la propia refinería, afectarán a 14 espacios naturales protegidos por la Unión Europea, en parte por introducir un riesgo de vertido inasumible para al menos 65 cauces, y muy en especial para el Parque Nacional de Doñana al atravesar entre otros el río Guadiamar. Además, la toma de agua necesaria para la refinería se haría en un embalse que está declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

¿Serán capaces sus promotores de sacar adelante tan descabellada iniciativa? La respuesta lógica es negativa. Pero la respuesta ilógico-realista apunta en la dirección contraria. La empresa plantea la iniciativa como «el mayor proyecto industrial de la historia de Extremadura» y recuerda que implicará una inversión cercana a los 2.500 millones de euros y una generación de empleo que afectará a 3.000 trabajadores.

En plena época de crisis económica, todo indica que el Gobierno español va a tener pocas contemplaciones con los impactos medioambientales de grandes obras donde se ofrezcan puestos de trabajo que ayuden a adelgazar las cada vez más abultadas listas del paro. Así que proyectos tan ridículos como el de esta refinería imposible pueden ponerse en marcha contra toda lógica, alimentados por potentes subvenciones estatales.

Ya se sabe, el sentido común es el menos común de los sentidos, especialmente en tiempos de crisis.

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Aclaración: La imagen que abre este artículo no es la del oleoducto pacense, todavía en fase de proyecto, sino de otro ya existente pero que nos da una idea del impacto de la obra prevista.

Lluvia de parques eólicos sobre Extremadura

Lo acabo de leer y, aunque ya os había hablado de ello, me he quedado helado. El Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura ha autorizado la instalación de 22 parques eólicos en la región. Están promovidos por 10 empresas diferentes, contarán con una potencia global de 470 megavatios, supondrán una inversión directa superior a los 500 millones de euros y crearán 1.900 puestos de trabajo. Así lo ha informado Europa Press:

Según informó en rueda de prensa el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, en los diferentes proyectos los promotores han comprometido la creación de 1.900 puestos de trabajo estables, en sectores diversos como los cultivos energéticos, centros asistenciales y turísticos, explotaciones de biomasa, granjas cinegéticas o fábricas de aderezos de aceitunas, entre otros.

No sé a vosotros, pero a mi todo esto me da mucho miedo. Las propuestas presentadas eligieron sierras emblemáticas, privilegiados refugios de una flora y una fauna única, y su desarrollo puede afectar gravemente a especies tan amenazadas como águila imperial, buitre negro, águila perdicera o cigüeña negra. Además de, por supuesto, al paisaje y al patrimonio arqueológico.

Y los casi 2.000 puestos de trabajo prometidos ¿saben de dónde salen? Pues de la obligación impuesta a los promotores eléctricos de promover de forma paralela a la construcción de los molinos iniciativas medioambientalmente respetuosas y que exijan una elevada cantidad de mano de obra.

Dicho en plata: usted se puede cargar el paisaje, la flora y la fauna extremeña, pero sólo a cambio de empleo para mis votantes. La destrucción de un patrimonio irrecuperable tiene un precio, y éste es escandalosamente bajo.

Por eso no han tenido problema en incluir una gran refinería de petróleo que Refinería Balboa pretende construir en la Sierra de San Jorge, conectada al puerto de Huelva a través de un polémico oleoducto.

Y como nuestro país de pandereta sigue aferrado a tan tradicional instrumento musical, otra de las propuestas promueve la creación de una granja de cocodrilos en el entorno de la Sierra de Montánchez, se supone que para mejorar la biodiversidad de los ecosistemas extremeños.

Perplejo me quedo. ¿Que tienen en común molinos, refinerías y cocodrilos? Muy fácil: las subvenciones.