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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Les cierran el coto por envenenar el campo

La Junta de Castilla y León ha prohibido cazar durante dos años en un pueblo donde esta primavera murieron envenenadas decenas de rapaces protegidas.

La decisión, ejemplarizante, silenciará las escopetas en el coto de La Unión de Campos, en la provincia de Valladolid, donde aparecieron 11 Milanos reales (Milvus milvus), un busardo ratonero (Buteo buteo), dos aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus), un milano negro (Milvus migrans) y tres cuervos (Corvus corax) envenenados, aunque los vecinos aseguran que murieron más de 30 rapaces, en su mayoría ocultadas luego por los propios envenenadores.

Los informes del Laboratorio Toxicológico concluyeron que los 18 ejemplares localizados murieron por ingestión de carbofurano, ya que este compuesto se encontraba en las muestras analizadas en concentraciones centenares de veces por encima de la dosis letal para las aves y mamíferos. Un terrible insecticida clasificado como «Muy Tóxico» en la legislación estatal y europea, cuyo empleo está prohibido en toda la Unión Europea desde junio de 2007.

Pagarán justos por pecadores, es cierto, pero es la única manera de parar los pies a tantos salvajes que irresponsablemente emponzoñan el campo, ponen en peligro a nuestra fauna y a nuestra propia salud.

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En la imagen, de Carlos Espeso, publicada por el diario El Mundo, el alcalde de La Unión señala el cadáver de un milano real envenenado. Según apuntó a este medio el regidor vallisoletano, bajo estas matanzas se ocultaría un conflicto entre la población local y un grupo de cetreros que pagaron con su vida los pobres animales.

La Guardia Civil denuncia a un ex consejero de Medio Ambiente por cazar rapaces

La noticia la ha publicada con todo detalle el Diario Palentino. De vergonzosa y vergonzante no hace falta comentarla. Tan sólo indignarse, pues quien durante una década fuera importante responsable del Partido Popular y de la protección y gestión del Medio Ambiente de la región más extensa de Europa, fue también promotor de la Ley de Caza que él mismo ha quebrantado ahora de manera tan indigna y, para más Inri, sigue formando parte del Consejo Regional de Caza:

Francisco Jambrina, denunciado por uso de un cepo de caza ilegal

La Guardia Civil de Palencia ha denunciado al ex consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y ex alcalde de Palencia, Francisco Jambrina, autor de la vigente Ley de Caza, porque supuestamente utilizó un cepo de caza, calificado de ilegal, en una finca situada en Pedraza de Campos.

Fuentes policiales y conservacionistas han informado ayer de que la denuncia fue interpuesta por agentes de la Benemérita el pasado miércoles cuando, al parecer, Jambrina fue sorprendido en el momento que liberaba del cepo a un ave rapaz, posiblemente catalogada como especie protegida, y que él mismo reconoció que era de su propiedad.

Según la información aportada, la Guardia Civil ha tipificado el hecho como una infracción grave a la vigente Ley de Caza por uso y utilización de útiles prohibidos para cazar.

Francisco Jambrina fue consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ocho años y durante su mandato se gestó la actual Ley de Caza de Castilla y León, que fue aprobada el 12 de julio de 1996.

No es la única polémica en la que se ha visto envuelto Jambrina en los últimos meses. En agosto de 2008, cuando ocupaba el puesto de jefe del Servicio Territorial de Industria de Palencia salió a la luz el hecho de que Jambrina era titular de empresas solares y adjudicatarias de plantas en las provincias de Zamora y Valladolid, por lo que podría estar involucrado en una trama de intereses empresariales en negocios de energía social.

Compatibilizaba su cargo de jefe del Servicio Territorial de Industria de Palencia con su condición de administrador único de la sociedad limitada Pago El Roto SL, domiciliada en Palencia y titular de una licencia de planta solar de 100 Kw de potencia en su municipio natal de Arcenillas (Zamora), en unos terrenos heredados de su padre.

Jambrina no dimitió, a pesar de que desde la propia Junta se le pidió que tomara esta decisión. Finalmente dejó el cargo de forma voluntaria ya con 67 años a principios de 2009.

Foto y fuente: El Diario Palentino.

Los pájaros también se odian

¿Creías que el odio es un sentimiento exclusivo de los humanos? Estabas equivocado. Muchos animales, por encima de meras razones alimenticias o territoriales, demuestran tener un odio terrible hacia otras especies, sin que ni nosotros, ni seguramente ellos, sepamos exactamente a qué responde.

Ocurre especialmente con rapaces nocturnas como búhos, cárabos o lechuzas. Seres de la noche, cuando asoman su ganchudo pico por el día son recibidos con una inusitada violencia por las rapaces diurnas, e incluso y especialmente por los córvidos. Muchas veces el atacante es peligrosamente más pequeño que la víctima, pero les da igual, no lo pueden remediar.

Las fotos que os incluyo a continuación son una buena prueba de ello. Recogen la pelea encarnizada de dos cernícalos (Falco tinnunculus), empeñados en expulsar de la zona a una pobre lechuza común (Tyto alba), a la que el hambre de este invierno tan duro le había obligado a salir a cazar a pleno día por los campos de Lancashire. Las ha hecho hace unos días el fotógrafo Damian Waters, y han sido publicadas en los diarios británicos Metro y Daily Mail.

La historia no tiene nada de excepcional. Los pájaros de la noche siempre se han llevado muy mal con los del día. Tanto que durante siglos fueron utilizados como peculiar técnica cinegética, hoy por suerte prohibida.

En su libro El camino (1950), el genial Miguel Delibes relata de forma prodigiosa uno de estos viejos sistemas de captura de rapaces ¿Lo recuerdas? Cuando Dani el mochuelo acompaña a su padre a cazar con un búho real y, agazapados cerca, matan a un milano que se lanzó ciego de ira contra el Gran Duque. Y que al final el niño recibió accidentalmente un perdigonazo en la cara que puso punto final al lance.

Lo leí de pequeño y siempre que me encuentro en el campo alguno de estos ataques entre rapaces me acuerdo de la historia. ¿Por qué se llevarán tan mal? En mi opinión sólo hay una razón objetiva: se odian. Y ese odio, como el amor, es algo irrefrenable. Quizá por eso, cuando los veo perseguirse con saña, les miro con condescendencia. Sus debilidades los hacen más cercanos a nosotros, homínidos siempre tan impulsivos.

El sueño de Rodríguez de la Fuente cumple 34 años

Tal día como ayer, 13 de enero de hace 34 años, se inauguraba con todo el boato de la época el sueño más querido de Félix Rodríguez de la Fuente, el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega. Un fabuloso cañón calizo entre Segovia y Burgos donde el buitre se enseñorea sobrevolando los ásperos sabinares.

El gancho del naturalista burgalés logró el milagro. En una época donde las rapaces se seguían viendo como alimañas y la naturaleza como un lastre para el progreso, su convocatoria tuvo un éxito fabuloso.

A la inauguración en un agreste lugar donde no había nada que inaugurar, sólo contemplar el paisaje y las aves, asistieron nada menos que el entonces Príncipe de Asturias Juan Carlos de Borbón, junto con el Príncipe de Holanda (presidente del Fondo Mundial para la Vida Salvaje, WWF), un ministro y un subsecretario, el director general del ICONA y altos cargos del Ministerio de Agricultura, los gobernadores civiles y los presidentes de las Diputaciones de cinco provincias, el alcalde de Segovia y las autoridades locales, miembros de la Junta Rectora de ADENA, etc., etc.

Dos meses antes se había firmado, a propuesta de Félix Rodríguez de la Fuente, entonces vicepresidente de WWF/Adena, un convenio con el pueblo de Montejo de la Vega de la Serezuela para declarar el espacio como la primera Reserva de Caza gestionada en España por una ONG ecologista, el mismo modelo elegido tiempo atrás por WWF para salvar Doñana.

El propio Félix reconoció que el proyecto “en sus comienzos parecía quimérico”. Muchas veces, soñando despierto, decía a sus colaboradores: “Y cuando hagamos la reserva de los buitres…”.

Y la hizo, vaya que si la hizo. Para cedérnosla gratuitamente a todos nosotros como el gran tesoro natural que es este formidable santuario, preservado gracias a su iniciativa de todo tipo de agresiones hasta que, 30 años después, en 2004, la Junta de Castilla y León le dio la razón y lo declaró Parque Natural de las Hoces del Riaza.

Eran los tiempos de El Hombre y la Tierra, el programa de TVE que le catapultó definitivamente a la fama; también el culpable de que toda una generación de españoles nos viéramos arrastrados sin remedio por el «Fenómeno Félix» hacia una defensa a ultranza de la Naturaleza. ¿Os acordáis?

Uno de ellos fue Fidel José Fernández, quien desde la creación del espacio como reserva, sin interrupción ni perder nunca el entusiasmo, promueve periódicos censos de aves en estos cañones que se conoce como la palma de su mano. Gracias a su exacerbada minuciosidad sabemos que, desde 1974, la flora y fauna del refugio ha centrado la atención de 3.147 publicaciones de todo tipo, 45 congresos científicos, 20 premios, 17 títulos o figuras de protección, 734 trabajos o informes naturalistas, cinco tesis doctorales y distintos proyectos fin de carrera, 249 charlas o conferencias, además de haber aparecido en 486 programas de radio y 187 de televisión. Casi nada. Y que allí se han citado más de 300 especies diferentes de vertebrados.

Hoy ya no quedan Félix Rodríguez de la Fuente, y así nos va. Pero al menos nos queda su hermoso legado, del que el Refugio de Rapaces de Montejo es, en mi opinión, el más bello monumento natural a su memoria.

Adiós a la silla eléctrica de las aves

Las grandes noticias para el medio ambiente suelen pasar desapercibidas. Sobre todo si son buenas noticias y no catástrofes.

Es exactamente lo que ha ocurrido con la aprobación el pasado viernes por el Consejo de Ministros de un decreto para proteger a las grandes aves de los tendidos eléctricos. Unas infraestructuras energéticas fundamentales para nuestra sociedad, pero culpables de aniquilar más de 30.000 aves al año en España, la mayoría especies protegidas. Prácticamente ningún medio de comunicación se ha hecho eco de la noticia, a pesar de que viene a poner fin a una sangría insostenible que en los últimos diez años ha segado la vida de 200 águilas perdiceras y 80 águilas imperiales, muertas directamente por electrocución. Mal aislados, peor diseñados, estos tendidos son una injusta silla eléctrica para los inocentes pájaros. Apenas tocan cables o torretas y caen fulminados.

A partir de ahora, y en un plazo inferior a cinco años, todas las instalaciones eléctricas aéreas de alta tensión de nueva construcción, así como las ampliaciones o modificaciones de las ya existentes localizadas en zonas de especial importancia para la avifauna, deberán de ser modificadas para adecuarse a diseños inocuos. Unas reformas presupuestadas en 45 millones de euros (7.500 millones de pesetas) que pagaremos todos a las compañías eléctricas, pues el Gobierno las financiará en su totalidad.

Los grupos conservacionistas españoles han saludado con alegría la nueva normativa, sin precedentes en Europa, y que a punto estuvo de quedar olvidada en el fondo de un oscuro cajón. De hecho, el borrador de tan importante herramienta legal llevaba desde 2004 paseándose por los despachos de los políticos, la mayoría reacios a su aprobación, mientras las rapaces seguían muriendo por miles en el campo. Sin embargo, los ecologistas consideran todavía incompleto el decreto, al dejar como voluntaria la instalación de elementos que eviten los accidentes por choque.

El propio gobierno ha reconocido que la electrocución y la colisión en los tendidos eléctricos son el principal problema de conservación para especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica, el águila-azor perdicera y otras grandes rapaces como águilas reales, culebreras, aguilillas calzadas, milanos negro y real, azores o búhos reales. Los cables también matan a las bellísimas grullas, las espléndidas avutardas, los gigantescos buitres negros, las amables cigüeñas, los invisibles alcaravanes, las chillonas avefrías, los inteligentes cernícalos, las veloces ortegas, los potentes halcones. Al menos en este aspecto los vamos a alejar del corredor de la muerte. Y eso es una estupenda noticia.

(En la fotografía superior, búho real electrocutado en un tendido de Albacete, tomada por Rafa Torralba)