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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Hasta 1.500 euros de multa por subirse a un árbol

El ayuntamiento de Vilamarxant (Valencia) prevé sancionar con multas de hasta 1.500 euros a quien zarandee, golpee, encienda petardos o se suba a los árboles de la localidad, de acuerdo con una moderna ordenanza de protección del arbolado aprobada la pasada primavera y que ha divulgado la Agencia EFE. La reincidencia en la comisión de dos faltas graves llevará aparejada sanciones de hasta 3.000 euros.

¿Normativa exagera? Para muchos lo es, pero para mí es todo un valiente ejemplo que ya quisiéramos ver generalizado en el resto de nuestras ciudades y pueblos.

Ante la habitual falta de unas mínimas normas de urbanidad, la sanción parece ser el único lenguaje que algunos entienden; la única manera de que muchos de nuestros conciudadanos aprendan a respetar un patrimonio natural que es de todos, y abandonen definitivamente ese incivismo de poner corazones a punta de navaja en sus cortezas o arrancar ramas como gorilas en celo. Aunque esta normativa también debería de incluir fuertes multas para la propia administración municipal, pues los Ayuntamientos son los mayores maltratadores y destructores de árboles, amigos de las podas salvajes no justificadas, los arranques y las aperturas de zanjas que les dejan sin raíces. Pero ya se sabe, nadie se multa a sí mismo.

Lo mejor de esta avanzada ordenanza, inusual en un municipio de apenas 9.000 habitantes, es que el Ayuntamiento se obliga a inventariar los ejemplares monumentales del municipio y a protegerlos gracias a la creación de un Catálogo de Árboles de Interés Local. Una normativa promovida por la Diputación de Valencia y que lleva mucho tiempo solicitando la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

Seres especiales, muchas veces centenarios, y que sólo cuando los perdemos descubrimos lo mucho que los amábamos. Aquellos árboles íntimos cercanos a la inmortalidad en que quisiéramos convertirnos como los soñó Federico García Lorca, para dejar así paso a “un torrente de luceros sobre el cielo sin mancha”.

La noticia sorprende pero como amante de los árboles personalmente me agrada ¿Y a ti? ¿Te parece una medida exagerada o un ejemplo para otros ayuntamientos españoles?

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