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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Un parque eólico amenaza a las aves de Monfragüe

Extremadura ha sido hasta ahora una región libre de parques eólicos. Pero el primero podría ser una realidad en 2013. El lugar elegido, la Sierra de Santa Bárbara, no podría ser peor. Se sitúa dentro de los límites de la Área Importante para las Aves (IBA) de Monfragüe, a sólo 5 km del espacio protegido como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de Monfragüe y a 12 km del límite norte del Parque Nacional de Monfragüe, joya de la corona del turismo ornitológico extremeño. Además, el recinto monumental de Plasencia, a 3 km de distancia de los aerogeneradores, está en trámites de ser también declarado ZEPA por su población de cernícalo primilla. Para complicar la situación, estos cernícalos primillas utilizan durante varios meses un dormidero dentro de la ZEPA de Monfragüe, siguiendo en sus desplazamientos diarios una ruta que atraviesa la línea de «molinos» proyectada.

Los aerogeneradores autorizados quedarían a sólo 5 km de nidos de alimoche y cigüeña negra, a 8 km de nidos de águila real y a 12 km de grandes colonias con cientos de buitres negros y leonados y de nidos de águila imperial y águila perdicera.

Monfragüe no necesita presentación, al estar considerado uno de los santuarios mundiales para las aves rapaces, con poblaciones muy destacadas, en algunos casos de importancia mundial, de buitre negro (340 parejas y la mayor densidad del mundo), buitre leonado (800 parejas), alimoche (35 parejas), águila imperial (12 parejas), águila real (6 parejas) y águila perdicera (6 parejas). El área cobija también la hermosa cigüeña negra (30 parejas) y un largo listado de otras aves. También tendría impacto sobre la numerosa población de murciélagos de la zona, orquídeas (por ejemplo Barlia robertiana) y otras especies vegetales de gran interés.

En cualquier caso, se trata de un proyecto casi surrealista, donde tampoco se han tenido en cuenta los impactos sobre la población humana (en la misma línea de aerogeneradores, entre dos de ellos y a sólo 300 metros de su base, existe una comunidad terapéutica del Proyecto Hombre), hay viviendas habitadas a 500 metros y amenaza al turismo que recibe la ciudad de Plasencia, la cuarta localidad extremeña por población. Más información se puede consultar aquí.

Tras la autorización administrativa de este parque eólico es necesario mostrar el rechazo social al proyecto. Resulta inconcebible que el primer parque eólico de Extremadura se pueda instalar a las puertas de la cuarta ciudad extremeña y de uno de los principales destinos turísticos de la región. Si deseas firmar en contra del parque eólico de la Sierra de Bárbara, pincha aquí.

La petición ha sido creada por ARBA-Extremadura, con el apoyo de las siguientes asociaciones: SEO/BidLife, ADENEX, Ecologistas en Extremadura, AMUS, Sociedad Zoológica en Extremadura, SECEMU, ANSER, PANACEX, SALVAREX, Plataforma Ciudadana de Plasencia, Plataforma contra tendidos eléctricos Malpartida, Save the Eagles.

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¿No se te alegran las pajarillas?

Les voy a hacer una confidencia: estos días se me están alegrando las pajarillas. Por si alguno se escandaliza con ello, me adelanto y le pido que no busque connotaciones eróticas ni orníticas en mi confesión, son únicamente estéticas.

Las pajarillas es el nombre antiguo que se daba al bazo guisado de los animales, pero especialmente al del cerdo. Y retrocediendo muchos siglos más hacia atrás, la medicina clásica situaba precisamente en este órgano la melancolía y los humores de donde se suponía surgen la tristeza y la amargura. Alegrarse las pajarillas, el bazo, significa por tanto estar contento, y ése es ahora mismo mi estado de ánimo y el de muchos amantes de la naturaleza. Aunque llueva y haga frío. Porque nos encontramos en el momento más bello y efímero del año, la explosión de colores del otoño, antesala de la inminente desnudez del campo.

Cada año es diferente, al menos en mi Burgos natal. Aquí unas veces apenas dura una semana, sin darte tiempo para disfrutar de esas inolvidables caminatas, pero otras se alarga durante un mes.

2008 está siendo un año fantástico para los otoñistas apasionados como mi amigo Elías, quien todos los días sale de paseo con su mujer “a ver el otoño”. Y me confiesa:

“Caminamos por las choperas de El Parral o La Quinta y lo hacemos como cuando éramos chiquillos, arrastrando los pies bajo la hojarasca para escuchar su sonido y aspirar su olor”.

Otros, como Raúl y Rocío de Plasencia (Cáceres), se calzan las botas y en compañía de sus dos hijos se adentran por la tarde en la dehesa para escuchar, no ya las hojas, sino a las grullas que por cientos pasan volando camino de sus dormideros. Y la luz, esa luz otoñal tan intensa, tan dorada, les ensancha misteriosamente el corazón. Ya se lo digo yo a ellos: “Se os alegran las pajarillas”. Y sonríen. ¿No os pasa a vosotros lo mismo?

¡Guerra a las cigüeñas!

El peor amigo de las cigüeñas sigue siendo el clero. Y ahora con ellos la Administración. A todos les encantan estas preciosas aves, amigas de hacer sus nidos en las iglesias porque, como reza el refrán, «no hacen caso de badajos». Pero mejor en el templo del vecino que en el propio, deben pensar los celosos presbíteros.

En mis años de campeo en pos de las patilargas siempre he acabado, como el ingenuo Don Quijote, tropezando con la Iglesia. El párroco de Villavieja de Muñó (Burgos) todavía me mira mal después de que llegáramos a un acuerdo por el cuál no le denunciábamos por tirar el nido si a cambio nos dejaba poner uno artificial. Se lo pusimos, pero para nuestra desazón, las cigüeñas no volvieron a criar allí. Otra vez en Miranda de Ebro llegamos a tiempo para impedir que el nido de los Sagrados Corazones fuera retirado por los bomberos ante las protestas del vecindario, pues cuando en las bodas los novios se hacían la típica foto, siempre había alguno que salía manchado por los detritus de las ciconidaes. Por no hablar de lo complicado que fue convencer a una monja clarisa para que dejara de dar escobazos a los pájaros cada vez que estos llegaban con un palo para colocar en la espadaña de su convento.

Pensaba que todo esto estaba ya superado, pero veo que seguimos igual o parecido.

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) acaba de protestar ante la reciente eliminación de todos los nidos de cigüeña blanca de la catedral de Plasencia, [sí TODOS, unos 25], con autorización de la Junta de Extremadura. Y denuncian la destrucción generalizada de nidos de esta simbólica especie en la región, tras detectar casos similares en otros municipios. La razón se la pueden imaginar. Posibles daños al patrimonio, suciedad, peligro para los viandantes. Y como hay muchas, pues…

SEO/BirdLife asegura que «estas acciones están injustificadas, pues existen alternativas para evitar los riesgos y daños que algunos nidos puedan estar causando y que, en todo caso, nada justifica eliminar absolutamente todos los nidos de una colonia como la que existía en la catedral de Plasencia». Y recuerdan que en este municipio se han tirado en pocos años más de 75 nidos, dos tercios de los existentes en 2004.

El problema no es tan sólo extremeño, comunidad donde cría una tercera parte de la población cigüeñil ibérica. Todas las compañías eléctricas derriban anualmente sus grandes estructuras de nidificación instaladas en tendidos y torretas del Estado, debido a las averías que pueden ocasionar. Les parecerá normal, pero en ellas crían nada menos que 4.000 de las 34.000 parejas españolas, quienes cada vez aprecian más estos peligrosos árboles artificiales.

Y todas las comunidades autónomas donde nidifica la especie están tirando nidos, como han hecho en las catedrales de León, Burgos, Huesca y hasta en Santo Domingo de La Calzada (La Rioja).

¿Qué nos pasa? ¿Ya no es la cigüeña especie beneficiosa? ¿Se acabó la secular relación que desde antiguo mantuvimos con ella, aceptando sus nidos como una bendición del cielo? Efectivamente, se acabó. Quedan pocos agricultores y tienen pesticidas, así que no hace falta que las aves nos ayuden a limpiar el campo de plagas. Ahora somos urbanitas, ya no hay animales beneficiosos, sólo molestos.