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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘pesticidas’

Los gorriones ya no pueden vivir en nuestras ciudades

gorrion comun - ©Jörg Prohaszka

Los biólogos las conocen por el nombre de especies «bioindicadoras«. Aquellas cuya presencia o ausencia nos señalan las condiciones, buenas o malas, de un determinado espacio natural o biotopo. Si el lugar se degrada, declinan unas, las especialistas, y aparecen otras, las oportunistas. Y no pensemos sólo en linces ibéricos o patos malvasía. El gorrión común (Passer domesticus), sin ir más lejos, es un excelente bioindicador de la salud de nuestras ciudades. Lee el resto de la entrada »

Entre gansos y avutardas por la resucitada laguna de La Nava

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Primer día de la ruta de las aves Bird Flyway. 1.700 kilómetros de norte a sur siguiendo a los ánsares escandinavos en su viaje hacia el sur de España.

Primera estación: la laguna de La Nava (Palencia). El antiguamente conocido como Mar de Campos fue una gran laguna esteparia de unas 2.500 hectáreas que en años lluviosos llegaba a doblar su superficie. Desecada en 1968 para acoger a los habitantes de los pueblos que iban a desaparecer bajo el embalse de Riaño (León), a partir de 1991 ha logrado recuperar parte de su esplendor perdido gracias al empeño de varias organizaciones conservacionistas. Es apenas un 15% de lo que fue, pero suficientes como para haberse convertido en uno de los humedales más importantes del norte español. Lee el resto de la entrada »

La agricultura ecológica nos ayudará a luchar contra el cambio climático

Son muchos los científicos y entusiastas de la ciencia que reniegan de la agricultura ecológica. La consideran una vuelta al pasado, un modelo ineficaz incapaz de dar de comer a la humanidad, caro e inútil, pues también reniegan de que este tipo de productos sean más sanos y más sabrosos.

Para estos negacionistas agrícolas, tan amigos de aplaudir los transgénicos y el uso compulsivo de pesticidas, resultará muy interesante el estudio recientemente publicado tras más de 15 años de análisis por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Científicos españoles que han demostrado cómo en ambientes semiáridos, y en términos de eficiencia energética, la agricultura ecológica es más productiva que los sistemas en los que se utilizan productos agroquímicos.

Asimismo han comprobado que la rotación del cultivo de cereales con plantas leguminosas es, frente al monocultivo, la forma más eficiente de cultivar en estas regiones. Algo que ya sabían (y hacían) nuestros abuelos. Lee el resto de la entrada »

Famoso bodeguero es perseguido judicialmente por negarse a fumigar sus viñedos

Thibault Liger-Belair

Thibault Liger-Belair es uno de los bodegueros más prestigiosos, envidiados y admirados del mundo. Rectifico. Él se considera exclusivamente viticultor, vigneron, algo que en Francia tiene puesto preferente en el Olimpo de su grandeur, del orgullo patrio.

No es fácil llegar tan alto. Decía Henri Jayer que «se nace viticultor y se muere aprendiz». El secreto de su éxito es por todos bien conocido: un respeto absoluto a la tierra, al terroir, y una veneración rayana en lo religioso hacia las viñas, delicadas sacerdotisas de sus insuperables borgoñas y beaujolais ecológicos.

Todo su vino está vendido mucho antes de salir al mercado. Se distribuye en limitados cupos y sólo las más influyentes vinotecas pueden ofrecer contadas botellas a sus clientes.

Merecería una medalla pero le han enviado una citación judicial. El próximo 19 de Mayo deberá presentarse ante el tribunal de Villefranche-sur-Saone.

¿El motivo? No haber utilizado insecticidas contra la «flavescencia dorada» en sus viñas de Beaujolais, una plaga muy peligrosa pero en nada parecida a esa filoxera que a finales del siglo XIX acabó con los viñedos de Europa.

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Un millón de firmas contra el herbicida más popular


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La decisión de la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS de considerar al herbicida más popular y globalmente utilizado en el mundo, el glifosato, como una substancia «probablemente cancerígena para humanos» (grupo de substancias 2A de la IARC), ha encendido todas las alarmas. Las de los ciudadanos asustados, que han empezado a recoger firmas solicitando la retirada del producto, pero también las de la famosa multinacional Monsanto, que ve peligrar su negocio más rentable y niega la existencia razones científicas convincentes para llegar a tales conclusiones.

Los primeros llevan recogidas en unos pocos días casi un millón de firmas. Evidentemente tenemos miedo, y por pura precaución debería ser una prioridad mundial realizar con urgencia estudios serios, rigurosos y determinantes con la finalidad de garantizar la salubridad del planeta y, mientras tanto, restringir al máximo la utilización de este polémico producto.

El glifosato es la base del RoundUp, la fórmula química clave del imperio transgénico de Monsanto que les reporta ganancias de 6.000 millones de dólares al año. La empresa dice que el informe de la OMS no ha tenido en cuenta otros muchos estudios donde se demuestra exactamente lo contrario, su inocuidad. Desdice las conclusiones de los 17 de los mejores expertos en oncología del mundo que revisaron a fondo estudios independientes aunque, eso sí, excluyendo aquellos realizados por las empresas que buscaban la aprobación del veneno para poder seguir vendiéndolo. A estas alturas, la independencia de algunos expertos pagados por las multinacionales está más que en entredicho.

Hace cincuenta años, el pesticida DDT se usaba en todo el mundo, hasta que el esencial libro de Rachel Carson Primavera Silenciosa demostró su peligrosidad en personas y medio ambiente. Para cuando se prohibió llevaba décadas matándonos.

El grupo de expertos de la OMS ha dictaminado ahora que existen «pruebas suficientes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)». Para esto último se basaron en estudios de exposición a glifosato de agricultores en Estados Unidos, Canadá y Suecia. Si hicieran estos mismos estudios en Sudamérica, donde se planta el mayor volumen de soja transgénica resistente a glifosato del planeta, los resultados serían aún más graves, pues allí la fumigación aérea y la falta de control está mucho más extendida.

Un excelente artículo de mi compañera de 20 Minutos Amaya Larrañeta explica con todo detalle los pros y contras del popular veneno; qué, cómo, dónde, para qué y cuáles son sus efectos y posibles alternativas. Os lo recomiendo.

Se han encontrado residuos de glifosato en aire, agua y alimentos. También en la orina de los europeos y en la leche materna de las norteamericanas. En algunas zonas agrícolas con grandes plantaciones de transgénicos donde se usa, los casos de cáncer y malformaciones congénitas se han disparado.

En realidad este herbicida es tan popular como la cocacola. Es con el que se fumigan las cunetas de carreteras en toda España para controlar las malas hierbas, pero también el que podemos comprar en cualquier tienda para eliminar los matojos del jardín. El usado en grandes plantaciones de maíz, pero también en las pequeñas huertas de los pueblos. La mayoría no tiene ni idea de su peligrosidad potencial. Pero al menos un millón de personas sí que estamos más que preocupadas. 

NOTA ACLARATORIA: He eliminado dos errores de bulto que había deslizado por error en el texto. Monsanto no fabricaba DDT ni tiene en estos momentos la exclusiva del glifosfato. Mil disculpas.

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Preparados para cazar avutardas y buitres

Avutarda

Estos días los machos de avutarda (como el de la foto) andan como locos buscando hembras. Aves polígamas, nuestras grandes pavas de la estepa son una joya ibérica, pues las 25.000 censadas en España suponen la mitad de toda la población mundial y el 80% de la europea.

Desde que en 1980 se prohibiera cazarlas su número apenas ha aumentado. La mecanización de la agricultura, el uso masivo de fertilizantes y pesticidas, junto con esos tendidos eléctricos contra los que chocan como moscas en un parabrisas no les dan respiro. Sin embargo, muchos cazadores reclaman ahora su caza como supuesto mejor sistema de protección. Para pasmo de los científicos, aseguran que eliminando a los machos viejos las hembras criarían más pollos.

Me río por no llorar. O por no gritarles bien alto: ¡Tarugos! Por desgracia, este tipo de tancretadas no son un caso aislado.

Otros amigos del rifle, esta vez en Asturias, proponen abrir la veda del oso en cuanto sus poblaciones sean mínimamente viables. Una comunidad donde han decidido matar todos los años cientos de cormoranes, criminalizados injustamente como los responsables del descenso de la pesca en unos ríos donde cada vez hay más pescadores y menos salmones.

Los lobos, ya se sabe, de protegidos nada. Tantos ingenieros y biólogos para que al final su gestión científica vuelva a apostar por el método del palurdo, a tiro limpio.

Sambenito del que ya no se libran ni los pobres buitres leonados, carroñeros, limpiadores de basura, pero últimamente señalados como feroces atacantes de indefensos corderitos. Una próxima normativa en Extremadura (la estrategia regional contra el veneno) autorizará a acabar con ellos si así lo decide la autoridad competente, a sabiendas de la imposibilidad de separar los ejemplares sanguinarios de los bonachones, de la falsedad de la mitad de las denuncias y de la inutilidad de tal eliminación.

¿Estamos locos, tontos o es año electoral?

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La estrategia del avestruz nos ahoga en mierda

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© Wikimedia Commons

Mi tío Nemesio no necesitó censos ni análisis. Me lo dijo muy clarito un día en que me llevó, casi en volandas, a dar un paseo desde Hontoria hasta Cubillo a su ritmo incansable de guardia civil retirado, ajeno a sus 80 años:

“Ahora ya casi no quedan pájaros en el campo por culpa de todo ese sulfato que le echan a los cultivos”.

Yo jadeaba mientras trataba de imaginarme cómo serían esos casi silenciosos lugares preñados de cantarinas calandrias, terreras, mochuelos, perdices y tórtolas. Sitios donde en un par de generaciones habíamos pasado de miles de aves a unidades.

Hoy he vuelto a acordarme de él cuando he leído las conclusiones de los programas de seguimiento de aves comunes. Las conclusiones a muchos años de control y estudio son terroríficas. En los últimos 30 años hemos perdido en Europa 421 millones de pájaros, que se dice pronto, de los que el 90% proceden de las 36 especies más comunes y asociadas a los medios agrarios. A nosotros y a nuestras fábricas de alimentos.

Según datos de SEO/BirdLife, el alcaudón real (Lanius meridionalis) es el ave con declive más acusado en España, un 65%, seguido de la perdiz roja (Alectoris rufa), el 37%, y la tórtola europea (Streptopelia turtur), el 25%.

Mi tío Nemesio acertó. La principal razón para explicar tan preocupante y salvaje descenso aviar es toda esa mierda que echamos a esos campos de mierda para producir una mierda de alimentos, eso sí, en gran y rentable escala.

Cuando él era joven los sistemas agrícolas eran más respetuosos con la naturaleza y menos industrializados. Ahora todo está mecanizado, un paisaje homogeneizado sin linderos ni barbechos donde los pesticidas de última generación están acabando con los insectos, empezando por las imprescindibles abejas. Y sin ellos todo el ecosistema se ha venido abajo.

Mi tío me enseñó a moverme deprisa y observar despacio, como hace el alcaudón. Pero nuestra sociedad está optando por un ave torpe y asustadiza, el avestruz. Una peligrosa estrategia, pues ocultando la cabeza en el agujero del consumo tan sólo lograremos ahogarnos en nuestra propia mierda.

Artículo científico al que hago referencia: Richard Inger, Richard Gregory, James P. Duffy, Iain Stott, Petr Voříšek, Kevin J. Gaston. Common European birds are declining rapidly while less abundant species’ numbers are rising. Ecology Letters, 2014; DOI: 10.1111/ele.12387

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El Ministerio de Medio Ambiente ordena fumigaciones masivas

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Nido con orugas de la procesionaria del pino. © Wikimedia Commons

Estoy indignado. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) está decidido a fumigarnos. A matar orugas a cañonazos envenenados, haciendo tratos con las multinacionales químicas pero oídos sordos a los científicos.

Ese Ministerio que debería velar por la biodiversidad ha autorizado el uso masivo de Diflubenzurón, un producto incluido en la lista de pesticidas altamente peligrosos, como disparatada lucha química contra la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Las avionetas ya han esparcido su ponzoña por pinares de la Comunidad de Madrid y próximamente se repetirán estos vuelos de la muerte en las comunidades autónomas de Andalucía, Islas Baleares, Extremadura y en las provincias de Álava y Bizkaia.

Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife, WWF, ARBA, GRAMA, El Soto, Sierra Oeste desarrollo S.O.S tenible e investigadores del CSIC  han difundido un comunicado de prensa con el que alzan su voz frente a estas fumigaciones generalistas y nada selectivas que solucionan poco y destrozan mucho.

Según expertos y ONG, los tratamientos autorizados no han sido sometidos a evaluación ambiental por parte de las comunidades autónomas donde se van a realizar las fumigaciones aéreas, por lo que no se han previsto sus impactos sobre el medio ambiente y la salud humana.

El Diflubenzurón está clasificado como “peligroso para el medio ambiente” por ser nocivo para los organismos acuáticos y porque puede provocar a largo plazo efectos negativos no sólo sobre en el medio acuático, sino también sobre los organismos terrestres.

Es un potente inhibidor de la síntesis de quitina que actúa de forma no selectiva sobre todos los organismos que sintetizan dicha molécula (especialmente invertebrados y hongos). Por tal motivo, resulta importante evaluar los efectos medioambientales de su aplicación masiva ya que tiene efectos severos directos sobre un amplio espectro de seres vivos acuáticos y terrestres, y efectos indirectos sobre las especies animales que consumen dichos organismos como anfibios, reptiles, aves o micromamíferos, así como sobre el ser humano.

La fumigación de este producto desde el aire en amplias áreas es un método nada selectivo e improcedente para la prevención de una plaga esperable tras un otoño húmedo y cálido. Por ello los científicos apuestan por otras medidas más específicas y eficaces, aplicadas en el momento adecuado y que minimicen los efectos secundarios.

Pero en el Ministerio de Medio Ambiente quedan todavía herederos del aborrecible ICONA que apuestan con irresponsable alegría por matar orugas a cañonazos, para desgracia de insectos, anfibios, reptiles, aves y hasta de nosotros mismos, pobres recogedores de setas o bañistas de bosque que, ¡oh desilusión!, estos cañoneros quieren convertir en actividades de riesgo químico.

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¿Quién carga con el mochuelo de la extinción de los mochuelos?

mochuelo

 

“Cada mochuelo a su olivo”.

Cuando era niño, con esta campestre frase mi padre nos señalaba a mis hermanos y a mí la hora de irse a la cama. En esa época (no hace tanto, lo juro), los pequeños búhos de cara infantil eran tan frecuentes en el paisaje rural español como los viejos olivos llenos de agujeros donde éstos se refugiaban. Pero sí. Eran otros tiempos. Seguimos teniendo muchos olivos en España, es verdad. Aunque desgraciadamente ya no son esos ejemplares centenarios que asombraran a poetas como Antonio Machado o Miguel Hernández. Son jóvenes plantones. Muy jóvenes y productivos. Demasiado jóvenes para los mochuelos.

Los olivos viejos fueron arrancados por inútiles. Los que no murieron entonces languidecen ahora en anodinas rotondas y urbanizaciones, obligados monumentos moribundos a la burbuja inmobiliaria. Los mochuelos han seguido un camino paralelo. Les quitamos los refugios de aceitunas mientras regábamos los campos con veneno, condenándoles a desaparecer.

No son exageraciones. Según estudios de los ornitólogos de SEO/BirdLife, la agricultura intensiva, la desaparición de la ganadería extensiva y el abandono rural son los principales responsables de que el mochuelo, al igual que otras muchas aves agrarias, esté en preocupante declive. Ahora mismo hay un 40% menos que hace 10 años. Y muchísimos menos que cuando en la antigua Grecia se le consideraba animal sagrado de la diosa Atenea, símbolo de una sabiduría que, al menos en el sentido agrícola, hemos olvidado.

Aunque no todo está perdido. En el Maestrazgo, en la Sierra de Gata, aún quedan viejos olivares preñados de olivas y mochuelos. Eligiendo como consumidores concienciados esos aceites únicos, de sabores milenarios, seremos capaces de mantener un paisaje muy especial, el de nuestra historia. No nos vaya a tocar cargar con el mochuelo de su extinción.

Aquí os dejo un precioso vídeo del mochuelo. Para que lo disfrutéis y no se os despiste ni su cara ni su canto.

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¿Merece la pena conservar variedades locales de frutas y verduras?

Fuera de su precio, ¿qué más dará una variedad de manzana que otra? Hay diferencias, es verdad, pero durante años tan sólo se ha tenido en cuenta la parte más comercial de su cultivo. Qué produzcan más. Que sean más grandes. O dulces. O ácidas. Que sean más tardías o adelantadas.

Esta visión mercantilista nos ha llevado a abrazar con entusiasmo las variedades estándar, aquellas provenientes de lejanos rincones o producto de manejos de laboratorio y que podemos encontrar iguales en cualquier lugar del mundo. Y la misma visión es la que nos ha hecho arrinconar a las variedades locales de frutas y verduras, aquellas exclusivas de cada lugar, de cada valle, de cada región. Esta erosión genética se ha producido durante el último siglo, con el uso de las semillas mejoradas. Cuatro generaciones han sido suficientes para destruir el trabajo de cuatrocientas.

¿Para qué sirve proteger variedades locales si se venden peor, si el consumidor no las aprecia, si son mas caras o menos agradables a la vista? Tienen más sabor, eso es indudable. Y son más nuestras, las mismas que comieron nuestros abuelos y tatarabuelos, las propias de la tierra.

Pero quizá necesitamos alguna razón menos sentimental para justificar el mantenimiento de este viejo legado genético. Como su importancia económica. Porque la variedad también sirve para algo tan práctico como la lucha biológica contra plagas y enfermedades. No se trata de una suposición gratuita. Es un hecho científicamente demostrado en cultivos como, por ejemplo, el manzano.

Una investigación llevada a cabo durante ocho años por el Instituto de Tecnología Agroalimentaria de la Universidad de Gerona ha identificado 22 variedades de manzano autóctono de Navarra resistentes a plagas como el fuego bacteriano y el moteado del manzano, dos de las enfermedades que mayores daños y perjuicio económico producen en los cultivos de medio planeta.

A raíz de los primeros resultados, el campo de aplicaciones queda abierto. Por ejemplo, podría producirse fácilmente sidra ecológica que no necesite fungicidas, o lograrse una producción de tipo integrada en la que, al contar con variedades más resistentes, el uso de productos fitosanitarios sea menor.

Otra de las vías apunta a la mejora genética de las variedades a partir de aquellas que se han mostrado más resistentes a la enfermedad. Por no hablar de la adaptación de estas variedades a algo tan inevitable e incierto como es el cambio climático.

Por otro lado, diferenciarse en el mercado con productos únicos, de calidad y mantenedores de un paisaje cultural único permite a los productores locales obtener un precio justo por su trabajo, evitando así el imparable éxodo rural.

Resulta evidente. Conservar nuestra biodiversidad productiva sirve para mucho.

Y hablando de manzanas y de otoño, la época de esta fruta maravillosa, recuerda el dicho inglés: «An apple a day keeps the doctor away«. Que en román paladino significa: «Una manzana al día mantiene alejado al médico».

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