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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿Dónde hay cultivos transgénicos en España?

Greenpeace activists mark a maize field with  signs showing corn with a 'question mark' indicating that 1 in 200 maize crops can be genetically contaminated if the draft EU seed directive is passed. Numerous organisations among them Greenpeace demand that the new EU Seed Directive guarantees the purity of seeds sold and planted in Europe instead of tolerating any levels of contamination in them. Symbolbild Saatgut-Verunreinigung und Gen-Mais. Maiskolben mit Fragezeichen auf jeder zweihundersten Maispflanze symbolisieren einen Anteil von 0.5 Prozent gentechnisch verunreinigten Saatguts in Deutschland.

Greenpeace ha presentado el primer mapa de los transgénicos publicado en España donde se ofrece la situación de cada comunidad autónoma respecto a este tipo de cultivos modificados genéticamente.

La organización ecologista ha constatado con sorpresa que en la mayoría de los casos los datos reconocidos por los gobiernos autonómicos distan enormemente de los ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Así, el Ministerio asegura que en 2014 (últimos datos disponibles) en toda España se cultivaban unas 132.000 hectáreas, mientras que la información ofrecida por las comunidades autónomas demuestra que se habrían cultivado un máximo de 83.000, en más de 400 municipios. ¿Quién tiene la razón? Lee el resto de la entrada »

Mapa secreto de los 63 pueblos donde se experimentan nuevos cultivos transgénicos

Amigos de la Tierra ha hecho pública la localización exacta de los campos donde se ha solicitado experimentar con cultivos transgénicos en España en 2010, unos datos hasta ahora secretos.

Son en total más de cien parcelas repartidas en 63 municipios donde multinacionales como Monsanto, Syngenta, Bayer o Pioneer tienen planeado realizar experimentos con maíz, remolacha y algodón transgénico para ver qué tal funcionan. Amigos de la Tierra considera que los agricultores, vecinos y ayuntamientos tienen derecho a conocer su localización exacta, aunque resulte imposible poder protegerse de una contaminación genética e invisible cada vez más generalizada.

Decían que iban a respetar los espacios protegidos, pero era mentira. Varios experimentos de Monsanto con maíces transgénicos se encuentran en la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda, en Daimiel, mientras que Syngenta pretende probar fortuna con remolacha transgénica en una ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) de Castilla y León.

Según la asociación ecologista, España acoge el 42% de todos los experimentos con transgénicos al aire libre realizados en la Unión Europea en los últimos años. Dicho de otra manera, nuestro país se ha convertido en el campo de pruebas favorito de las multinacionales.

Hasta ahora la localización de los campos experimentales con transgénicos era confidencial. Pero una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia ha amparado el derecho a que esta información esté a disposición pública.

A continuación puedes ver un listado y un mapa de los municipios en los que se ha solicitado experimentar, el transgénico que se quiere cultivar y los datos para localizarlo (provincia, municipio, polígono y parcela). Si quieres situar la parcela exacta en un mapa, sólo tienes que introducir estos datos en el programa de identificación de parcelas agrícolas del Ministerio (SIGPAC)

Importante: El Ministerio facilita las parcelas propuestas inicialmente por las empresas, pero advierte de que luego suelen elegirse sólo algunas de ellas. Por lo tanto, lo que se recoge en este mapa son las previstas, no las finalmente utilizadas.

¿Aparece tu pueblo en la lista?

Además de estos ensayos experimentales, España sigue cultivando 76.000 hectáreas del maíz transgénico MON 810 de forma comercial, sin que tengamos posibilidad de saber dónde se cultivan ni dónde acaban. Otra razón más para que no me gusten los transgénicos. ¿Cuántas más hacen falta para poner fin a esta irresponsabilidad?

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No quiero comer alimentos transgénicos

No quiero alimentos transgénicos, pero los tengo hasta en la sopa, hasta en el pan, hasta en la leche de soja. En mi pequeña huerta ecológica de casa ya no sé si cultivo tomates o a los hijos vegetales de Frankenstein. Nada comparable con las más de 80.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente que producimos cada año en España. Hermosos granos con genes de bacteria que les permiten generar de forma natural una sustancia insecticida, pero cuyas semillas sólo las vende en el mundo una empresa, al igual que sus exclusivos herbicidas y pesticidas. Convertidos en perplejos conejillos de Indias, aportamos dinero y salud a mayor gloria de las multinacionales.

Dicen sus defensores que somos unos ignorantes y unos alarmistas, que el futuro es transgénico. Lo dicen desde esos modernos laboratorios donde por dinero juegan a ser Dios, experimentando con genes de vaca en plantas de soja, con genes de polilla en manzanas e incluso con genes de rata en lechugas.

Nos aseguran que por ser clones no hay peligro de contaminación genética, pues prácticamente son estériles. Prácticamente. Tampoco parece que puedan afectar a nuestra salud. Resulta poco probable, dicen. Pero nos niegan el derecho al miedo, a temer por los daños colaterales de tan lucrativo negocio, a la lógica de la precaución.

El mayor peligro de los transgénicos es su invisibilidad, su irreversibilidad y su imprevisibilidad. Imposible de acotar el polen en un lugar, acabarán para siempre con la pureza genética de nuestros alimentos naturales, con la biodiversidad. Quien sea alérgico a los transgénicos no encontrará un rincón en el mundo donde poder evitarlos. Tampoco se pondrá fin al hambre, pues el problema no es la producción, es la distribución equitativa de los alimentos. Pero lo que es seguro es que acabarán con la soberanía alimentaria, el derecho de todo Estado a garantizar su independencia alimenticia.

Por todo ello y mucho más estoy en contra de los alimentos transgénicos. Y apoyo la manifestación que mañana sábado, 17 de abril, saldrá a las 11,30 horas de la Puerta de Alcalá para mostrar el rechazo de la sociedad civil a su forzada introducción en nuestra agricultura y nuestra alimentación.

Si quieres evitar consumir productos con transgénicos, la lista roja y verde elaborada por Greenpeace en beneficio de los consumidores es fundamental. Descárgatela aquí.

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¿Por qué son peligrosos los alimentos transgénicos?

Los alimentos transgénicos no son un peligro futuro. Son una amenaza presente, muy cercana y en expansión, especialmente en nuestro país.

De hecho, España incrementará este año en casi un 40% la superficie dedicada a cultivos transgénicos, que ya era la mayor de Europa, hasta llegar a las 110.000 hectáreas.

Paralelamente, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino tramita para 2009 nuevos ensayos al aire libre con estos Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) en 67 municipios de Andalucía, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Navarra, Galicia y Cataluña, variedades de maíz que según acaba de denunciar Amigos de la Tierra, «tienen efectos perjudiciales en la salud humana y en el entorno».

Según un informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recogido por Efeagro, este incremento de superficie (España cultivó 79.269 hectáreas en 2008) se debe a las ventajas productivas y económicas derivadas de un cultivo que cada año resulta «más atractivo» para los agricultores, «a pesar de las restricciones normativas y presiones políticas» en la UE.

Pero ¿por qué son peligrosos los transgénicos?

Son peligrosos para el medio ambiente: Supone aumentar el uso de productos tóxicos en la agricultura, contaminan genéticamente a las variedades tradicionales, acabando con ellas y provocando una grave pérdida de la biodiversidad. Según Greenpeace, los efectos sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles.

Son peligrosos para la salud: Los riesgos sanitarios a largo plazo debidos al consumo de transgénicos no han podido ser evaluados correctamente. Se sospecha que pueden provocarnos nuevas alergias, tumores cancerígenos o hacernos resistentes a los antibióticos. Aunque no hay datos concluyentes que despejen las dudas, ya los estamos consumiendo en grandes cantidades.

Son peligrosos para la economía: El desarrollo de los transgénicos está en manos de unas pocas empresas multinacionales que acabarán controlando todo el mercado mundial de semillas y, con ello, la producción de alimentos en el planeta. Paralelamente, los herbicidas y otros productos de síntesis son específicos para estas variedades y están igualmente en manos de estas empresas.

Frente a la irresponsabilidad de nuestro país, en Austria, Francia, Grecia, Hungría o Italia los cultivos tránsgénicos están terminantemente prohibidos. Aunque no su consumo porque, lo queramos o no, los estamos consumiendo de forma masiva. Por ejemplo en forma de soja o de maíz. De hecho, al menos el 80 por ciento de la soja importada en Europa es ya genéticamente modificada.

¿Qué por qué yo estoy en contra de los transgénicos? Porque nadie con dos dedos de frente se hincha a comer algo sin saber antes si le puede hacer mal. Porque son indistinguibles de las variedades naturales y no podemos rechazarlos si así queremos. Y porque con ellos no acabaremos con el hambre en el mundo, como pregonan sus defensores, sino todo lo contrario. De hecho, cientos de pequeños agricultores se han suicidado en la India, endeudados tras pasarse a los caros cultivos transgénicos y no obtener las producciones prometidas.