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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Una buena noticia (al fin) sobre medio ambiente en España

Llevamos meses recibiendo malas noticias medioambientales como quien recibe bofetadas en la cara, una detrás de otra. Por ejemplo los incendios. 2012 está siendo el año con más incendios forestales desde que hay estadísticas. El fuego ya ha arrasado 140.000 hectáreas, más del triple que el año pasado, destruyendo selvas únicas como Garajonay. O el nuevo anteproyecto que trata de reformar radicalmente la Ley de Costas para favorecer los intereses privados en detrimento del bien público. O la pretendida instalación de un parque eólico a las puerta de Monfragüe. O que como en los duros años de la dictadura, la propia Administración se lanza al exterminio del lobo ibérico, incluso en sus Parques Nacionales, matando hasta a los animales que estudia con GPS como el pobre Marley.

Necesitaba una buena noticia, aunque fuera pequeña. Y me ha venido hoy de la mano de mis queridos alimoches, los famosos buitres sabios. La noticia es ésta: Personal  del Gobierno de Aragón ha liberado en Ejea de los Caballeros (Zaragoza) a dos pollos de alimoche nacidos en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca (Pastriz). Procedían de dos huevos rescatados de un nido en Alfocea, donde el macho murió por envenenamiento mientras los incubaba.

Según relata la Agencia Europa Press, en apenas cinco horas desde la muerte del ejemplar adulto se rescató la puesta de dos huevos y fue trasladada a una incubadora. Una semana después nació el primer pollo de alimoche, que tuvo que ser asistido durante su nacimiento por encontrarse demasiado débil para eclosionar por sí mismo. Cuatro días después nació el segundo pollo.

Sus primeros días los pasaron en una nacedora de la sala de cría del Centro de Recuperación de La Alfranca, donde ambos fueron criados mediante marionetas que imitan a los adultos de estas rapaces y donde no mantuvieron contacto visual con sus cuidadores, salvo para comprobar el estado de salud y de crecimiento. De esta forma se evitó que se acostumbraran a la presencia humana.

Una vez que fueron capaces de ingerir alimento sin ayuda de las marionetas se les trasladó a una jaula exterior con un nidal artificial, en el que permanecieron hasta completar el crecimiento total de sus plumas de vuelo. Posteriormente fueron pasados a un parque de vuelo, donde han permanecido durante más de un mes, junto con más aves rapaces, ejercitando sus músculos antes de ser liberados.

Sí, ya lo sé. Tan sólo es una gota de alegría en un mar terriblemente revuelto. Pero demuestra que todavía se hacen las cosas bien. Que a pesar de la crisis hay profesionales y voluntarios como la copa de un pino empeñados en lograr un mundo mejor mientras otros se obcecan en quemarlo, hormigonarlo y envenenarlo. Esos dos alimoches son la esperanza. Muy pronto iniciarán su largo viaje a África. Esperemos que cuando regresen a estas tierras dentro de unos años nuestro país haya mejorado. Cruzo las plumas por ellos.

Foto: CSIC

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